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RITICA
Por: PACO CASADO
Esta producción inauguró la sección Una cierta mirada del Festival de cine de Cannes y posteriormente pasó por el Festival de cine europeo de Sevilla 2021 donde obtuvo un par de premios.
Cuando Japón se rinde al final de la Segunda Guerra Mundial, el teniente japonés Hiroo Onoda se retira a la jungla de la isla de Filipina de Lubang para continuar con la guerra durante otros diez mil días en compañía de algunos de sus hombres siempre creído que los refuerzos llegarán.
La historia comienza en 1974 y mediante un flash back nos desplazamos a finales de 1944 cuando está a punto de terminar la Segunda Guerra Mundial con la derrota de Japón.
El joven Hiroo Onoda tras ingresar en el ejército es destinado a una isla de Filipinas con un puñado de hombres para hostigar al enemigo.
A pesar de tener conocimiento de la finalización del conflicto bélico, Onoda cree que es una manipulación de los periódicos y medios de comunicación.
Durante este tiempo también hay otros flash backs en los que conocemos la preparación que llevó a cabo Onoda en el ejército japonés como experto en misiones especiales.
Finalmente será un periodista el que va en su busca para entrevistarlo y convencerlo de que vuelva, pero él exige que esa orden se la tiene que dar su superior el Mayor Taniguchi en persona y éste se desplaza hasta el lugar de la isla en la que está refugiado y le lee el bando del Emperador.
Onoda supone una inútil gesta quijotesca de este terco soldado contada por Arthur Harari que se fue a Japón sin conocer el idioma para ser lo más fiel posible a la realidad de esta impactante odisea de la era contemporánea, con un enfoque claramente antibelicista.
La historia nos cuenta los mil y un momentos de agobio, hambre, frío, lluvia y vicisitudes que sufre con sus hombres que poco a poco van cayendo por el camino debido a distintas circunstancias, pero él seguirá con su fe inquebrantable.
Destaca la amistad que se establece entre Onoda y Kinshichi Kozuda al que incluso le pide perdón cuando le grita que hace más llevadera la soledad de estos dos hombres.
Es una verdadera obsesión la que tiene el protagonista por el cumplimiento de su deber basado en este personaje y hecho real.
En algún momento nos recordó esta historia con un cierto parecido, salvando las diferencias, a la de Infierno en el Pacífico (1968) en la que un soldado japonés decide continuar la guerra por su cuenta contra un soldado norteamericano, también en una isla solitaria.
Ciertamente son muchas las aventuras que corre Onoda y sus hombres a lo largo de la narración de este episodio bélico, pero también es verdad que algunas de ellas se podían haber suprimido o abreviado y contarlo en una duración standard ya que le sobra bastante metraje, aunque no obstante no llega a aburrir.
La dirección de este drama antibélico corre a cargo del cineasta francés Arthur Harari, uno de los más destacados del actual panorama del cine de su país, quien también hizo el guion con Vincent Poymiro, más centrado en el aspecto humano y psicológico del personaje que en el bélico, que dada la cantidad de 29 años se ve obligado a interpretarlo dos actores.
Harari conoció personalmente a Hiroo Onoda y posiblemente le contara muchas de las cosas de primera mano, aunque hay que admitir ciertos convencionalismos a lo largo de la narración.
César al mejor guion original. Premio del gran jurado y al guion en el Festival de Sevilla. Premio del público al mejor film extranjero en el Festival de Sao Paulo.
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