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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando un autor se pone de moda se ve forzado a acelerar su producción, ya sea de literatura, de música, de cine... y de esa manera, si se prodiga demasiado, corre el peligro de caer en la vulgaridad, restándole calidad a su trabajo al precipitarse.
Stephen King es un autor famoso de novelas de terror cuya producción suele ser bastante interesante en su género, del que a lo largo de la última década se han llevado algunas de sus obras al cine, al principio de una forma espaciada y de manera acumulada en los dos o tres últimos años.
Desconocemos en estos momentos si su producción era muy abundante o si el hecho de haberse puesto de moda le ha llevado a escribir estos argumento de manera masiva precipitadamente, o si por el contrario, los directores ya eligen hasta las peores novelas con tal de que lleven la firma de Stephen King.
En esta ocasión se cuenta la historia de dos personas sin dinero, un hombre y una mujer, Andrew y Vicky McGee que se prestan para un experimento médico científico.
Ambos, durante el mismo, adquieren la capacidad telepática, se enamoran, se casan y tienen una hija fruto de su matrimonio.
La unión de ambos hace que Charlie, la niña, debido al experimento de la pareja, tenga unos poderes especiales piroquinéticos en sus ojos hasta el punto de que con su extraordinaria mirada, puede quemar cualquier cosa e incluso persona o aumentar la temperatura de una forma muy extraña.
Este es el leve argumento de base y toda la película se lleva el Gobierno persiguiendo al padre y a la hija para su estudio, y ella quemando cosas o individuos como forma de defensa.
Lo que en un principio podía tener su interés y a pesar de que este argumento esté desarrollado a base de flash backs, no deja de despertar curiosidad en el espectador más que cualquier otra cuestión, por saber qué o quien será lo próximo a quemar, pero poco más interés tiene la historia.
Basada en la novela de Stephen King con guion de Stanley Mann y dirigida por Mark L. Lester, a quien se le debe la realización de Curso 1984 (1982), con más oficio que beneficio, corresponde el principal papel de este terrorífico relato a Drew Barrymore, la encantadora pequeña actriz de E.T. El extraterrestre (1982), que aquí pone cara de enfadada de vez en cuando para llevar a cabo cada una de sus acciones incendiarias.
Más interesante resulta la lista de buenos secundarios que respaldan a la pareja protagonista, como George C. Scott, Louise Fletcher, Martin Sheen o Art Cartney.
Tuvo dos nominaciones de la Academia de ciencia ficción, fantasía y horror.
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