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CRITICA
Por: PACO CASADO
En la década de los años cincuenta ya hubo una producción con este mismo título 'Alta costura' (1954), esta vez española, dirigida por Luis Marquina, interpretada por Lyla Rocc, María Martín, Margarita Lozano y Laura Valenzuela, entre otras, que nada tiene que ver con este argumento, lo decimos a título de información.
Esta es la historia de Esther, una mujer solitaria, que está al final de su carrera como jefa de costura en el taller de Christian Dior en la Avenue Montaigne y no ha encontrado a nadie en la que depositar sus conocimientos y continuadora de su labor.
Ella es la responsable de la última colección de Alta Costura antes de jubilarse, tras más de treinta años de trabajo.
Un día, Jade, una chica de 20 años, con problemas de integración social, en el París actual, le roba el bolso en el metro en colaboración con una amiga, pero la joven, arrepentida, se lo devuelve.
A pesar del incidente a Ester le intriga su comportamiento y en lugar de llamar a la policía, decide ayudarle porque ve en ella que tiene talento y unas manos adecuadas para la costura y le da la oportunidad de transmitir sus habilidades al oficio de la confección, su única riqueza, en el frenético mundo de la Alta Costura y le ofrece entrar como aprendiz en la Maison Dior, como agradecimiento y debido a la belleza de su gesto que ha tenido para con ella.
Una de las costureras más veteranas, Andrée, se apuesta los croissants de la semana a que no volverá al día siguiente, pero pierde la apuesta y a partir de ahí hará lo posible para ponerle zancadillas en su aprendizaje, convirtiéndose así en la mala de la película.
Esta historia resalta lo que es tener una verdadera vocación de lo que se ha querido ser en la vida y por otra parte la generosidad de transmitir esos conocimientos a otra perona con posibilidades, cosa que Esther no ha podido hacer con su hija de la que está distanciada hace tanto tiempo, por motivos que desconocemos.
Jade es una auténtica rebelde, mal hablada en ocasiones, un ejemplo de la juventud actual, junto con su amiga, que también tiene su problema en la persona de su propia madre y ahora le ha salido otra adoptiva que la trata como si fuera su hija a la que tiene lejos.
El film enseña algunas cosas en torno a esta bella profesión, y cómo las mujeres son solidarias a la hora de ayudarse entre ellas, con el que estamos seguros disfrutarán mucho más las féminas que conozcan este oficio por los datos que se dan acerca de los tejidos que se manejan y otros detalles profesionales, así como alguna que otra curiosidad.
La cinta cuenta con la presencia de la veterana actriz francesa Nathalie Baye, con más de cien títulos en su haber, en el personaje de Esther, y de la joven promesa Lyna Khoudri como Jade, que a pesar de su juventud ya tiene en su poder el César del cine francés por Papicha, sueños de libertad (2019) y el premio Horizonte ganado en la Mostra de cine de Venecia.
En la dirección figura la cineasta francesa Sylvie Ohayon, que cuenta con este su segundo largometraje tras las cámaras y lo hace con sensibilidad y delicadeza, en una cuidadosa puesta en imagen en torno al tema y colaborando también en la confección del guion, en el que aporta sus propias experiencias, junto con Sylvie Verheyde, como no podía ser de otra manera, tratándose de un tema tan femenino.
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