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CRITICA
Por: PACO CASADO
Dentro del cine de acción, que es el que está más de moda, destaca el de los psicópatas o asesinos en serie, que se están prodigando últimamente.
También es frecuente el mestizaje de géneros, como ocurre aquí con el thriller y el film de carretera.
Frank Lacrosse es un agente del FBI cuya misión es encontrar a un peligroso asesino en serie
El criminal de turno en esta ocasión ha cometido varios asesinatos y para alejar de él al agente del FBI que le persigue, secuestra a su hijo, con lo cual es retirado de esta misión, aunque hace caso omiso ya que como padre no ceja en el empeño de encontrar a su pequeño por lo que su labor a partir de ese momento se convierte en una cuestión personal.
El guionista de cintas como El fugitivo (1993) y Jungla de cristal (1988), uno de los más cotizados de su generación, como ya lo había demostrado en los títulos citados, debuta en la dirección con este antiguo guion suyo tras haber tenido diversos problemas de producción.
Pero la verdad es que deja poco margen al suspense, ya que tan sólo hay dos sospechosos desde el comienzo: un ex empleado de ferrocarriles y un misterioso autostopista recogido por el primero en la carretera.
Esto hace que desemboque irremediablemente en un final muy previsible.
Por otra parte cae en los tópicos de las películas de esta clase, donde no faltan las persecuciones, los crímenes sin sentido, los cabos sueltos en el argumento y las peleas emocionantes, salpicadas a lo largo del metraje.
Menos mal que el asesino va dejando una serie de claves para llevar al agente al lugar previsto por él, lo que mantiene el interés por descubrirlas.
Uno de los aciertos fue la elección de los actores que conforman el reparto que aun no siendo grandes estrella cumplen con sus respectivos papeles.
Otro de los aspectos remarcables son los paisajes de las Montañas Rocosas, ya que de hecho algunas de las escenas fueron rodadas a una gran altitud.
La dirección saca partido al paisaje y, dentro de lo que puede, a la actuación de los actores, entre ellos el casi debutante y atractivo Jared Leto, intérprete de Donde reside el amor (1995), su primera actuación en el cine.
El film no aburre y tiene cosas que no están mal resueltas.
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