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CRITICA
Por: PACO CASADO
Las cosas resultan mal para un pequeño equipo cinematográfico que rueda una producción de zombis de escaso presupuesto cuando son atacados por zombis de verdad.
El francés Michel Hazanvicius es un director que comenzó haciendo series de televisión y después se paso al cine al comienzo de este siglo rodando películas de espías y agentes secretos protagonizadas por 'OSS 117', con un cine vulgar, sin relieve.
Tuvo que esperar a realizar 'The Artist' (2011), con la que dio la campanada al ganar cinco premios Oscar, tres Globos de oro y hasta un total de más de ciento cincuenta trofoes en festivales internacionales, para darse a conocer mundialmente.
Ahora parece que ha olvidado los conocimientos que le llevaron al éxito y ha uuelto a los comienzos al filmar 'Corten!' (2022), su octavo largometraje, con la que hace un remake de un film japonés dirigido oor Shinichiro Ueda, 'Kamera o tomeru na!' (titulada en inglés One cut of the dead) (2017), que se rodó en seis días con 25 000 dólares y produjo más de 50 millones, que tuvo mucho éxito en su país, pero que no se estrenó en España.
Aquí se trata de Rémi Bouillon, un director que rueda una cinta de serie B sobre zombis, de escaso presupuesto, cuando antes de terminarla, en la secuencia final, resulta que ha liberado una leyenda japonesa en la que es capaz de resucitar a los muertos con lo que aparecen zombis reales que se confunden con los actores de la ficción.
Esta parte ocupa la media hora del principio, pero a continuación hay un flash back que nos lleva a tres meses atrás para contarnos cómo se originó el rodaje de esta producción de terror y se nos vuelve a mostrar otra vez la misma historia, con una perspectiva algo distinta y un prólogo de comienzo en el que la productora japonesa contrata a Rémi, el director, y le impone el hacerla en directo para la televisión y en un único plano secuencia, lo que supone un auténtico reto para el realizador que se ve obligado a introducir en el raparto a su esposa Nadia, una actriz retirada, ante la ausencia de la protagonista, de tener que asumir el papel de uno de los actores, cambiar los nombres y ponerles otros japoneses y de improvisar la toma final para adaptarse rigurosamente al guion o de lo contrario la histori no tendría sentido, sin interrumplir el plano secuencia.
Es una especie de comedia paródica sobre el género de terror, con escenas desagradables y diálogos de tono elevado con algo de mensaje social, pero con una puesta en imágenes horrenda, que se hace reiterativa al repetir de nuevo las imágenes del principio, con unos actores sobrepasados en sus papeles por mucho que quiera imitar a las películas de serie B baratas.
De entre los actores del reparto tan sólo se salva la actriz Bérénice Bejo, esposa del director, y en el lado contrario citar a Romain Duris en el papel del desatado director, sobrepasado en gestos y actitudes. Tambén incluye en el reparto a su hija en la vida real Simone Hazanavicius.
Por último no entendemos cómo fue elegida para la inauguración del prestigioso Festival de cine de Cannes en la señalada fecha del 75 aniversario.
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