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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por la Seminci de Valladolid llega a las carteleras 'Que nadie duerma' (2023), dirigida por Antonio Méndez Esparza.
La vida de una mujer, Lucía, da un giro definitivo en el momento en que pierde su trabajo como programadora informática, porque un día en el que acude al trabajo se encuentra que su empresa ha quebrado y ha echado el cierre, tras el desfalco que ha llevado a cabo su presidente, debiendo el sueldo de seis meses a sus empleados, entre ellos también a ella.
Toma un taxis y en su charla con la taxista le explica las ventajas y virtudes de ese oficio y ni corta ni perezosa se saca una licencia de taxis en cuanto puede y comienza a ejercer como tal.
La primera cliente que toma es Roberta, una productora de teatro, con la que termina haciendo una cierta amistad y a la que le cuenta que está enamorada de su vecino de piso, Braulio Botas, que es actor, aficionado a la ópera, que escucha Turandot, de Puccini, que ha desaparecido de la noche a la mañana de su apartamento y no le sigue la pista.
Entre otro de los pasajeros que se montan en su taxis está Ricardo, un escritor y periodista.
Ella vive con Juanjo, su padre, que es un hombre ya muy mayor, enfermo, que no puede valerse por sí solo, por lo que le tiene puesto una chica que le ayuda durante su ausencia en el trabajo.
El guion, escrito por Clara Roquet y Antonio Méndez Esparza, se basa en la novela de igual título de Juan José Millás.
Lo que comienza como un drama al quedarse Lucía sin trabajo, a lo largo de la narración se va convirtiendo, poco a poco, en una divertida comedia en la relación que se establece entre ella y los pasajeros que se montan en su taxi que la mayoría de las veces provocan momentos simpáticos y graciosos.
Ello da pie a que una excepcional Malena Alterio posiblemente consiga uno de los mejores personajes femeninos de su vida, del que hace una estupenda e inolvidable actuación con gran naturalidad, en la que se mezcla el amor y el trabajo cotidiano.
Le da respuesta en varias ocasiones Aitana Sánchez Gijón en el papel de la productora teatral, mientras que el veterano Manuel de Blas encarna el achacoso personaje del padre de Lucía.
La dirección corre a cargo del madrileño Antonio Méndez Esparza, que tras realizar un corto debutó en el largometraje con 'Aquí y allá' (2012) al que siguieron 'La vida y nada más' (2017) que son dos películas sobre la inmigración, el documental 'Courtroom 3H' (2020) y ahora este 'Que nadie duerma' (2023), primero que rueda en España, que lleva a cabo con buen pulso y al ritmo adecuado, tratando de que no decaiga su interés en ningún momento a pesar de que su metraje supera brevemente las dos horas.
Lo que no tiene mucha justificación es el giro violento que este film da en los metros finales en los que Lucía trata de vengarse de aquellos que le han robado su propia historia, convirtiéndose poco menos que en una cinta de terror y dejando el desenlace en el aire.
La melodramática partitura de Zeltia Montes se hace un tanto reiterativa y machacona.
Tampoco le vemos muy acertado al título a esta película.
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