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CRITICA
Por: PACO CASADO
Después de recibir el terrible diagnóstico de enfermedad causada por un tumor cerebral que según los médicos que la han visitado, al parecer es de un diagnóstico incurable.
A partir de ese momento Claudia decide emprender su último viaje a Suiza, al que le acompaña Flavio, su marido, que no se ha apartado de su lado a lo largo de más de cuarenta años, que no quiere dejarla sola en ese tránsito y que tampoco desea quedarse solo sin ella, por lo que decide tomar la misma decisión y acompañarla en ese viaje sin retorno.
Ambos, que han dedicado toda su vida al teatro, y que en los últimos tiempos han sido cuidados por su hija Violeta, acuden a una asociación de muerte voluntaria asistida en Suiza.
Allí podrán decidir cómo y cuando poner fin a su vida gracias a la ayuda de los empleados de la asociación, que le reservan una estancia en la que permanecer hasta que decidan el momento, el día y la hora de la terrible decisión final.
Hasta llegar a ese trágico momento deciden casarse lo que sirve de excusa para reunirse con sus hijos, Violeta, Lea y Manuel, para comunicarles su decisión.
A lo largo de este encuentro conocemos las relaciones que existen entre ellos, no siempre de cariño y alguna discordancia con alguno.
La película trata sobre la sublime decisión de quitarse la vida y sus consecuencias, al mismo tiempo que se desarrolla una historia de amor de la pareja protagonista.
La trama no está presentada como una tragedia, sino más bien con algunos momentos de comedia dramática en la que también intervienen algunas canciones y escenas de danza al principio con unas coreografías algo pobre pero conforma avanza la narración van creciendo en número de intervinientes y en calidad de las mismas con algunos números ciertamente espectaculares que nos da la sensación de hallarnos en un musical, que de alguna forma, animan un poco el discurrir de la acción que se nos antoja que está un tanto alargada, dando a veces la sensación de haber sido extraída de una obra de teatro.
El director catalán tras realizar siete cortos debutó en la realización de un largometraje con '10.000 km' (2014), al que siguieron 'Tierra firme' (2017), 'Los días que vendrán' (2019) y ahora el cuarto 'Polvo serán' (2024).
El guion de este último lo ha escrito en colaboración con Clara Roquet y Coral Cruz que apuntan el punto de vista femenino en esta historia, en la que se cuenta las relaciones de la pareja protagonista con sus hijos ante tal trascendental paso.
Personalmente no nos convence su realización un tanto fría y plana, reiterativa en ocasiones ya que en ningún momento nos toca la fibra sensible ni nos llega a emocionar.
Nos parece correcto el trabajo de dos actores tan veteranos como los que componen la pareja protagonista, la española Ángela Molina y el sudamericano Alfredo Castro que en ningún momento caen en el sentimentalismo.
Premio Plataforma en el Festival de Toronto. Premio al mejor film y Mención especial para Ángela Molina y Alfredo Castro en la Semana de cine de Valladolid.
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