|
CRITICA
Por: PACO CASADO
En el tema de las relaciones de parejas en el cine y en la vida se dan muchas combinaciones posibles, de matrimonios muy duraderos, de otros que a pesar de los años llegan a romperse y también los que duran poco, debido a una mala elección de los cónyuges, la infidelidad, el tener poco aguante a la hora de sobrellevarse, faltarles la confianza o apagarse el amor.
La historia que nos cuenta esta película es la del primer ejemplo. Kate está sumida en la preparación de su 45 aniversario de boda, no tienen hijos, y su marido Geoffrey Mercer recibe una carta desde Suiza con una noticia que le recuerda el pasado.
Hace 50 años sufrió un accidente con Katya, su novia de entonces, en los Alpes suizos, al caer ella en una grieta de un glaciar durante una excursión en 1962. Ahora acaban de descubrir el cuerpo de la chica, conservado en el hielo durante todo ese tiempo.
Geoff se mete en sus recuerdos y Kate sigue con los preparativos de la fiesta pero intenta controlar un absurdo ataque de celos. Por fuera todo parece normal, pero la convivencia ha cambiado.
A medida que la fiesta se acerca ambos se sumergen cada vez más en el pasado. Kate tiene la sensación de ser una extraña en su propia vida, al conocer un secreto de aquella relación.
El film cuenta lo que sucede día a día, alternando las cosas cotidianas con la dudas que surgen hasta la fecha de la celebración del aniversario que, al verse enfrentados a unas emociones inesperadas, no acaban de convivir con los sentimientos desconocidos que surgen.
A lo largo de la narración se tocan temas como la vejez, las relaciones matrimoniales, los celos, la soledad, la desconfianza, el perdón.
Tras 45 años juntos algo puede romper esa relación, ya que ella empieza a pensar que convive con una persona a la que no conoce.
El guion, que modifica bastante el original en cuanto a la época y edad de los protagonistas, podía haber añadido algo de suspense a lo que sucedió en aquel hecho de la muerte de Katya que habría cambiado el rumbo de esta historia y convertirla en algo distinta, sin embargo prefiere permanecer fiel a lo que se marca en el relato original, con un enfado absurdo de Kate por algo que ocurrió cuando aún no se habían conocido y empezado su relación, como ella misma reconoce.
Uno de los aciertos es que se va desvelando ese pasado de Geoff poco a poco lo que mantiene el interés del espectador en el transcurrir del tiempo en el que apenas pasa nada que sea extraordinario y con una cierta lentitud, como pasan los días y los años cuando se llega a la senectud.
Los personajes están muy bien dibujados, con honestidad y sinceridad y tanto Tom Courtenay como Charlotte Rampling hacen un gran trabajo incorporando con notable naturalidad los caracteres que les han tocado en suerte, sin máscara por parte de él, sin maquillaje en el caso de ella.
Fue la cinta más valorada en el Festival de cine de Berlín y supone el tercer largometraje del director británico Andrew Haigh, que tiene bastante correlación con su película anterior 'Weekend' (2011), que también trataba de una relación de pareja pero esa vez joven y de dos hombres de temática gay.
Haigh realiza con una gran sutileza, con honestidad este drama intimista que nos invita a reflexionar sobre el amor.
Oso de plata al mejor actor Tom Courtenay, a la mejor actriz Charlotte Rampling en Berlín. Mejor actriz en la Seminci de Valladolid. Premio a la mejor actriz Charlotte Rampling y Premio Michael Powell en el Festival de Edimburgo. Premio mejor actriz Charlotte Rampling de los críticos de Boston.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BSO
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE