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CRITICA
Por: PACO CASADO
Después de arrancar estupendamente en la taquilla americana llega a las salas españolas este nuevo superhéroe de Marvel, primero de este año, que combina el humor provocativo con la acción, dirigida por el debutante Tim Miller y realizado gracias a una apuesta por este personaje que hizo Ryan Reynolds, su protagonista, que ya lo había incorporado en otra entrega de superhéroes.
Es un mercenario inestable, un antihéroe más gamberro, grosero y diferente de lo habitual, incluso en lo sexual, ya que se siente atraído por cualquier persona sin tener en cuenta el sexo, a los que llaman pansexual, a diferencia de los bisexuales.
Wade Wilson, conocido como Deadpool, es un exmiembro de las fuerzas armadas, charlatán y bocazas, pero en la película sólo mantiene una relación monógama con Vanessa Carlysle.
Era un antiguo villano que se unió al proyecto Arma X para curar el cáncer de pulmón que le estaba consumiendo, tras lo cual obtuvo un poder sobrehumano e intentará vengarse de quien casi le mata.
El proyecto logró darle un factor curativo artificial que le salvó la vida pero le dejó desfigurado y decidió vestir un uniforme parecido al de Spiderman que le cubriese su cuerpo y comenzar a vender sus servicios al mejor postor, sobreviviendo en sus misiones con una mezcla de locura, ironía y explosiones mientras trata de vengarse de quien le estropeó el rostro.
El guion se basa en el cómic de Rob Liefeld y Fabian Nicieza cuyo número uno apareció en el verano de 1991 vendiendo tres millones de ejemplares, personaje al que en España se le llamó en su día Masacre.
Un antihéroe atípico, deslenguado y socarrón, de segunda fila de Marvel, pero que ha arrasado en la taquilla americana mejor que los de primera, y lo mejor es que el film se ríe de sí mismo, con chistes cinéfilos, parodias de otros superhéroes, entre ellos los 'X-Men' y recuerda en su aspecto cómico a 'Kiss Ass' (2010).
El resultado es muy irregular, divierte como cualquier comedia grosera americana actual a las que se asemeja, con un argumento bastante débil y como cinta de acción es poca cosa, ya que únicamente sirve para reír un rato, a aquellos que les haga gracia esta clase de gamberradas soeces, porque personalmente no movimos ni un solo músculo de nuestro rostro que pudiera hacer pensar en ello.
Producción modesta de presupuesto (50 millones de dólares) en cuyo reparto el único conocido es el protagonista y la verdad es que su actuación no dice mucho en su favor, por lo que más bien añade un punto negativo en su filmografía con este nuevo título en el que encarna a este elemento transgresor que no tiene inconveniente en dirigirse a los espectadores y va siempre a su aire, riéndose hasta de su propia sombra.
La película respeta todas las característica del comic con su humor mordaz y sus diálogos malsonantes, por lo que resulta más bien para un público adulto.
Nos da la impresión de que el mercado comienza a saturarse de tantos superhéroes trasladados de los tebeos a la pantalla grande y que el público empieza ya a hartarse de tantos títulos de este género, por lo que creemos que con él se ha pretendido darle la vuelta al género como es frecuente, haciendo la parodia y tomándolo a broma.
El que nos visita en esta ocasión pretende ser un film distinto a todos las anteriores y al menos en lo comercial lo ha logrado ya que se prepara una segunda entrega, no así en lo artístico.
Con 'Deadpool' Tim Miller debuta en la dirección de un largometraje tras venir del campo de los efectos visuales con esta cinta al haber abandonado la misma David S. Goyer, director de 'Blade: Trinity' (2004).
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