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SINOPSIS
Nos hallamos a finales del siglo XIX en Rusia. Una jovencita aristócrata no deja de soñar con su abuelo un explorador del Ártico el cual marchó para conquistar el Polo Norte. Sus padres han convenido su boda pero ella se niega y huye en busca de su abuelo...
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Animación
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PREMIOS Y FESTIVALES
- Festival de Annecy 2015: Mejor película
- Festival de Gijón 2015: Mejor película animación
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INFORMACIÓN EXCLUSIVA
NOTAS DEL DIRECTOR...
"He utilizado un método gráfico barato y con pocos dibujos, pero todos muy precisos. Los movimientos se inspiran en la animación japonesa y se sitúan en las antípodas de las producciones americanas."
“Deseaba conseguir un estilo gráfico fácil de animar que pusiera en marcha el imaginario del espectador. Un día borré algunos de los trazos de los contornos de mis dibujos. Así es como apareció el estilo del largometraje."
« El espacio es extremamente importante para mí cuando dirijo. El espacio donde el personaje se mueve y evoluciona, pero también los espacios entre los mismos personajes. Sasha, que abandona un ambiente sofisticado en que la gente vive obligada a los gestos formales, aprende a acercarse y a aproximarse a los demás a medida que viaja con sus compañeros de aventura.»
« El techo del mundo es un film subjetivo, narrado desde el punto de vista de Sasha. Eso significa que la seguimos, viajamos a su nivel, filmamos sus emociones, su debate interno y los estados de ánimo que experimenta mientras se hace mayor durante su épico viaje.
Es fascinante seguir a un personaje como Sasha porque está en cambio y movimiento continuos. Desde el primer momento de la película, está dispuesta a irse de casa y a viajar lejos, muy lejos. Solo necesitaba la chispa que le hiciera emprender el camino, una crisis que la llevara a correr rumbo al norte.
Sasha marcha abriéndose paso a través de las expectativas de una sociedad que intenta retenerla, de las restricciones que el siglo XIX imponía a una chica que quería hallar su lugar en el mundo. Estaba convencido que Sasha es un personaje plenamente moderno y que se tenía que contar su historia.»
ENTREVISTA AL DIRECTOR...
¿Cuál fue su recorrido hasta la dirección de este primer largometraje?...
.- Los cómics han sido mi pasión desde que era un niño. Aprendí a dibujar copiando a Moebius (Major fatal, El Incal, etc.). Pero, como se me daban bien las ciencias, me aconsejaron que me dedicara a la arquitectura, o al diseño. Hice un año de matemáticas y después pude ingresar en una escuela de arte en París, la Met de Penninghen. Ahí aprendíamos a dibujar a la manera antigua. Estuve solo dos años, de los cinco que duraban los cursos, porque quería trabajar cuanto antes. Empecé como roughman ystoryboarder en trabajos de publicidad y posteriormente fui ilustrador de libros didácticos. También he hecho algunas cosas como dibujante de cómic.
El trabajo de animador lo he ido aprendiendo a lo largo de los diferentes oficios que he tenido. Especialmente como cleaner de los storyboards de Bruno Le Foch, un maestro de la animación que desgraciadamente nos ha dejado.
Después estuve en La Fabrique, un estudio creado per Jean-François Laguionie en las Cevenas. Allá, con Jean-Louis Garcia, aprendí el layout. El layout es una etapa muy interesante y poco conocida de la animación que consiste a la vez en la preparación técnica y artística de cada plano, el dibujo de los decorados y la preparación de la animación. Hicimos una serie de adaptaciones de Jules Verne en 26 minutos. Dibujé los barcos para 'Le tour du monde en 80 jours'. Laguionie, que trabajaba en 'L’Île de Black Mór', los vio y me contrató para el layout de esta película. Un día, Jean-François Camus, de la escuela La Poudrière de Valence, pasó por La Fabrique y me habló de La Poudrière. Dos años después, cogí un Permiso Individual de Formación y, con treinta y seis años cumplidos, continué mis estudios en esa escuela genial para aprender a dirigir películas de animación.
Al salir de La Poudrière fue usted asistente de director de 'Brendan et le secret de Kells', el magnífico film de Tomm Moore...
.- Buscaban a un francés para equilibrar las coproducciones irlandesa y francesa. Estuve dos años en Kilkenny, Irlanda. Allá aprendí la medida de lo que es un largometraje, como se monta un equipo en diferentes países, etc. Fue una experiencia fantástica tanto desde la vertiente artística como la profesional o humana.
A continuación vino Kerity, la maison des contes de Dominique Montferry...
.- Después, Le Tableau, donde se reencontró con Jean-François Laguionie. Sí, tuve la suerte de trabajar en proyectos muy variados y directores muy diferentes. Aprendí mucho de cada uno de ellos.
¿Cómo nació el proyecto de El techo del mundo?...
.- En 2005, en La Poudrière, conocí a Claire Paoletti, que participaba en los guiones de la escuela. Ella tenía un proyecto de largometraje. En esa época, solo constaba de una página: una jovencita, hija de la aristocracia rusa, marcha a buscar a su abuelo, perdido en la banquisa. Un tiempo antes yo había leído el diario de navegación de Ernest Shakleton y otros libros sobre esta epopeya extraordinaria. Shakelton había organizado una expedición para cruzar la Antártida de un extremo a otro. Pero el barco quedó atascado en el hielo durante un invierno precoz. Sobrevivieron 22 meses en condiciones extremas. Una historia humana increíble. Por eso, cuando Claire me habló de un barco atrapado en el hielo, la idea me cautivó. También me atraía mucho hacer una película que transcurre en el siglo XIX. Me interesa mucho la historia de ese siglo, las películas de época, las novelas de Jules Verne, los grabados de Gustave Dorée o las litografías de Daumier. Me gusta mucho la pintura de la escuela de Barbizon. Pero también los pintores rusos del XIX, Repin, por ejemplo, que pinta como los dioses. En Moscú hay una galería – la galería estatal Tretiakov – que he tenido el placer de visitar en diversas ocasiones y donde se puede admirar la magnífica pintura de aquella época. En definitiva, el proyecto tenía todos los elementos para que yo me lanzara de cabeza a él. Empezamos intercambiando ideas.
Nos mandábamos films, libros. Yo le mandaba imágenes, ella me mandaba sus textos.
Para montar el proyecto, encontrar un productor y financiación, tuvimos que hacer unos 40 o 50 dossiers diferentes, compaginando textos, dibujos de los personajes, ilustraciones de escenas o ambientes de la película.
¿Habían tomado ya las decisiones gráficas sobre el film?...
.- En realidad, con eso fuimos dando muy lentamente. Yo no tenía una escritura gráfica muy marcada, muy definida. Mi manera de dibujar es bastante realista, pero en animación hay que simplificar. Y hubo que darse tiempo para esta búsqueda de la simplificación. Al principio me influía mucho el estilo de Brendan pero luego me fui alejando. Un día, empecé a eliminar el trazo del contorno de mis dibujos para quedarme solo con las tintas planas de colores. Y tuve claro, por la reacción de la gente a quienes lo mostraba, que iba en la buena dirección.
¿Cómo se montó la producción?...
.- En el 2008, Claire y yo nos encontramos con Ron Dyens, de Sacrebleu Productions, en el Festival de Annecy y nos pusimos a trabajar con él para encontrar financiación.
Henri Magalon, de Maybe Movies (Ernest & Célestine) llegó después, para la reescritura del guión. En el Cartoon Movie de 2012, con un piloto de tres minutos, conseguimos convencer a France 3 y aCanal +. Norlum, el estudio danés, se sumó en 2013 en el marco de una coproducción franco-danesa. Cabe decir que se trata de una producción 100% europea y 90% francesa. Normalmente, con un presupuesto de 6 millones de euros hay que subcontratar con Asia, como en el caso de 'L’Île de Black Mór', por ejemplo. ¡Baste con decir que, en Corea, el minuto de animación es 10 veces más barato que en Francia! Pero, junto con los productores, insistimos especialmente en que se hiciera aquí, en Francia. El proceso de fabricación se hizo con 2minutes.
Montamos el estudio en París, en la rue Charonne. 15 dibujantes delayout, 20 animadores, 20 dibujantes de animación. Nos organizamos según la paridad hombre/mujer en cargos iguales o equivalentes. Yo también insistí en ello.
El estilo gráfico de la película es muy particular. Todo es en tintas planas, que a ratos rozan la abstracción. ¿Plantea algunos problemas determinados, trabajar de esta manera?...
.- Naturalmente. Esta elección complica bastante las cosas: una mano o un rostro hecho solo con una mancha de color precisa de un dibujo distinto. Los animadores trabajan como siempre con el trazo del dibujo. Pero los dibujantes de animación, los que acaban los dibujos dándoles el aspecto final, el que vemos en la pantalla, tenían que reinterpretar el dibujo de los animadores y conservar solo las tintas planas. Creamos dúos animador/dibujante de animación que intentamos mantener en la medida de lo posible para que se pusieran de acuerdo, discutieran y encontraran la mejor manera de trabajar. Contamos con un equipo con mucho talento y muy motivado. Era realmente euforizante.
Pero el barco sí que se hizo con 3-D...
.- Sí. En L’Île de Black Mór había descubierto animaciones del barco de la película completamente erróneas, trazadas a mano según el criterio 01 y con una precisión increíble por pequeñas manos coreanas que les habían dedicado una semana. No faltaba nada, ni un obenque, ni una polea… Pero el movimiento no era bueno. Así que, con todo el dolor de nuestro corazón, ¡tuvimos que tirar centenares de dibujos a la papelera! ¡Qué desperdicio de energía! Lo que busco es la emoción. Quiero que los animadores se esfuercen en conseguir las emociones del personaje. No quiero que dediquen horas a trazar detalles o poleas. Por eso el estilo gráfico es tan simple. No hay botones, ni lacitos ni pliegues, en la ropa. De modo que, para el barco, el tren, los trineos y las calesas, construimos objetos 3-D.
¿Cómo se concibió el barco?...
.- En un principio me inspiré en el Endurance, el magníficas fotografías de Frank Hurley, el fotógrafo de la expedición El problema es que es un “barco de tres palos” que funciona significaba animar a un montón de gente. Pero, en Valence, había conocido a un animador apasionado por los barcos, Sébastien Godard. Alterna entre per trabaja haciendo films de animación y periodos en que aprende el oficio de cade ribera. Le pedí que hiciera una nave que pudiera navegar con una docena de personas. Partiendo de unos planos encontrados en Suecia, en las atarazanas de Briggen The Kronor, donde trabajamos, creó un en el Norge, adaptándolo a la problemática puesta en escena y añadiéndole propulsión a vapor. Le puso todo su talento, siendo como es un verdadero apasionado del tema , barco de Shakleton, gracias a las expedición.