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CRITICA
Por: PACO CASADO
En estos tiempos en los que parece que se ha perdido la técnica del dibujo animado, puesto que casi todas las producciones de este estilo se hacen ya de manera electrónica por ordenador, es grato encontrar que aún hay países como los que se encuentran unidos en esta coproducción, Francia y Bélgica, que todavía producen realizaciones de esta clase y con bastante personalidad en cuanto al diseño de los mismos, para contar una historia de aventuras realmente emocionante como es ésta.
La acción se desarrolla en 1882 en San Petersburgo y se inicia cuando Sasha, una jovencita aristócrata rusa de 14 años, que quería con locura a su abuelo Olukin, un gran explorador de renombre, que construyó un barco rompehielos con el que quiso conquistar el Polo Norte, pero nunca volvió la expedición a su punto de partida, encuentra unos planos de la ruta que siguió.
El Zar ofrece un millón de rublos a quien dé con el paradero del barco, aunque hasta ahora nadie lo ha logrado. Pero Sasha con los documentos de su abuelo le pondrían en la ruta verdadera que éste hizo, con lo que se podría conseguir su hallazgo.
Ni corta ni perezosa se pone en camino de esta gran aventura hacia el Polo Norte para recuperar la nave de su abuelo y de esa forma salvar su reputación y la de su familia, ya que a ella no le mueve la ambición del dinero ofrecido como recompensa.
Este film se iba a distribuir con el título de 'El gran viaje de Sasha al Polo Norte', pero finalmente ha sido sustituido por éste que se ajusta perfectamente a la traducción del original.
Una cinta modesta realizada con apenas seis millones de euros, con una animación fluida y un estilo muy personal, casi abstracto en los sencillos dibujos, muy lejos de parecerse a la animación tradicional norteamericana, con bellos encuadres, perfecta de iluminación, para sacar un buen partido a una historia simple, sencilla, contada por derecho, pero que obtiene un estupendo resultado de los giros que da el guion a la narración, que logra enganchar no sólo a los pequeños espectadores, a los que le da una lección ejemplar del tesón de Sasha por conseguir lo que se ha propuesto, sino también a los espectadores adultos que amen el cine de aventuras que en este caso está arropado por una buena partitura musical.
El logro de esta película tiene más mérito si se tiene en cuenta que es la ópera prima de su director, Rémy Chayé, tras pasar por los departamentos de arte, de animación y hacer de ayudante de segunda unidad de un par de títulos, entre ellos 'The secret of Kells' (2009).
El realizador compone un film hermoso de aventuras épicas, con una animación minimalista que se fija en los detalles, con espectaculares paisajes helados y bellos decorados para encuadrar a esta jovencita rebelde que huye de un posible matrimonio de conveniencia para en su lugar salvar el honor de su abuelo en una historia sencilla y bien contada, desarrollo de personajes interesante y un sutil sentido poético.
Premio del público en el Festival de Annecy. Gran premio en el Festival de cine de animación de Tokio.
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