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SINOPSIS
Jérôme es un financiero de origen francés que trabaja en Shanghai junto a su compañera sentimental y a la vez de negocios. Tras una llamada de su madre decide visitar la ciudad donde creció para ver que es lo que ocurre, iniciándose así un cambio drástico en su vida...
INTÉRPRETES
MATHIEU ALMARIC, MARINE VACTH, GILLES LELLOUCHE, NICOLE GARCIA, KARIN VIARD, GUILLAUME DE TONQUEDEC, ANDRÉ DUSSOLLIER, GEMMA CHAN, CLAUDE PERRON
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ENTREVISTA CON EL DIRECTOR...
Han pasado diez años desde que rodaste tu última película...
.- Por lo general, me lleva cinco años hacer una película, es algo así como un lustro voluntario. Nunca voy una película por delante; siempre empiezo de cero. En esta ocasión, he dejado pasar cinco años por dos desde que rodé Bon Voyage, porque durante este tiempo ha habido una película que no he llegado a hacer, una película que me llevó mucho tiempo escribir y preparar, pero se canceló dos meses antes de empezar a rodar por falta de presupuesto.
Es la primera vez que me pasa, así que pasé por una etapa de depresión. Comprendí que la industria del cine ha cambiado, que las películas que me encantaría hacer costarían mucho dinero hoy en día y, por eso, empecé a buscar temas más sencillos. Me acordé de una historia que solía contar a menudo, pero contaba solo la primera parte. Es la historia de un hombre que viaja al sur de Francia con una mujer que podría ser su prometida, o alguien nuevo en su vida. Los dos van a la Riviera francesa y por el camino se dan cuenta de que no están muy lejos del lugar donde crecieron. Entonces, él le dice a la mujer: "Vamos allí, te llevaré a la casa donde vivía". Van y encuentra la casa, pero todo ha cambiado y ahora vive en ella una joven.
Así que ya tenías un hombre, dos mujeres y una casa. ¿Qué faltaba?...
.- La verdad es que todas las películas que he hecho empiezan con una escena que engancha. En 'Esposa ingenua', un agente secreto se oculta en un sótano para planear el Día D. En 'Gracias y desgracias de un casado
del año II', un hombre se casa en Estados Unidos, pero descubrimos que ya está casado en Francia. Las cosas avanzan rápidamente desde el primer momento.
En esta ocasión, después de la triste experiencia de ver cancelada una película pensé: "¿Por qué empezar con un big bang? ¿Por qué no empezar con algo más suave?” Quedé con Jacques Fieschi y le hablé de algunas ideas. Cuando le conté la historia de la casa, me paró en seco y dijo: "Oye, eso suena muy bien". "Sí, claro, pero ¿qué pasa después?" "Ya lo averiguarás, pero de entrada suena muy bien".
Y esa casa se convirtió en tu casa...
.- Al poco tiempo me dije a mí mismo: "Bueno, ya está bien de andarme por las ramas, ya es hora de volver a las provincias donde nací y viví durante dieciocho años hasta que me fui a estudiar a París". Pero cuando volví, la casa en la que vivía ya no existía. Había un parque, pero habían talado los árboles y en su lugar había un bloque de cemento, un monolito que parecía que había caído del cielo, como en una película de Kubrik. ¡Era un bloque de apartamentos! Y, sin embargo, los alrededores no habían cambiado; el viejo casco histórico estaba igual. Me encanta, porque la casa sigue existiendo, aunque sea solo en mi cabeza. Es como si fuera intocable. Todo está en mi memoria. Sé cuántos escalones hay que subir para llegar arriba y cuánto mide el pasillo que hay a la derecha. Y eso nos fue de mucha ayuda cuando fuimos de exploración buscando la casa.
Podía mirar un lugar y decir: "¡Es esta!"
Estaba presente la idea de volver al hogar...
.- Exacto. Es una idea que persigue a muchos directores de películas. Bertrand Tavernier en su primera película vuelve a Lyon, la ciudad donde nació. Arnaud Desplechin volvió a Roubaix con 'Trois Souvenirs De Ma Jeunesse' y Tim Burton volvió con 'Eduardo Manostijeras' a Burbanck, la ciudad de las afueras de los Ángeles donde nació. Tim dijo: "Da igual donde vayas, el lugar donde creciste nunca te abandona". Eso es justo lo que les decía a ms co- guionistas: Julian, mi hijo, y Philippe Le Guay, que se incorporó al proyecto más tarde.
La verdad es que siempre ha habido casas en mis películas. En Esposa ingenua, la casa se convierte en una casa señorial. Y, ¿por qué rodé Mi hombre es un salvaje? Porque había una casa de madera con un embarcadero en una isla donde había ido a vivir un hombre solo. En 'Tout feu, tout flamme', imaginé un viejo casino junto al lago de Ginebra que no existía. Esta vez la idea era rodar una especie de autobiografía imaginaria, porque toda la historia que cuenta la película procede de mí, pero no hay nada de mi vida real. De hecho, si profundizas, puedes encontrar coincidencias, por supuesto, pero hay también cosas que pasan en otras familias o que se refieren a otras familias.
Entonces, ¿está inspirada, pero no está basada en...?
.- Gilles Lellouche solo vive en la película. Queríamos mostrar la Francia de hoy combinada con la Francia del pasado. Una provincia sacada de los cincuenta para sumergirla en las aguas turbulentas de la globalización. El joven que vuelve ha estado viviendo en China durante algún tiempo. Allí vive con una joven china muy brillante con raíces campesinas que se graduó como la primera de su clase en el Instituto de Tecnología de Pekín. De allí, se muda a Shanghái, donde conoce a Jérôme. Los dos fundan una startup y vienen a Europa a firmar un contrato con un importante consorcio británico. Todo eso está solamente insinuado en la película, pero es real. El mundo gira en torno a esa pequeña ciudad. Y las formas de comunicación modernas tienen también un papel importante. Cuando Bertrand Tavernier vio la película, dijo: "¡Es la primera vez que alguien usa el móvil como Georges Feydeau!" A medida que avanzábamos en la escritura del guion, estaba seguro de que la historia no despegaría tan rápido, como he dicho antes, que las situaciones cambiarían poco a poco y que esas distintas situaciones compondrían la trama. Eso era lo que me interesaba, y ahí estaba lo más difícil.
No lanzarse en seguida a una disparatada comedia, sino ir cayendo poco a poco en la tela de araña que van tejiendo los personajes. Los vamos descubriendo uno a uno, con sus vidas, sus deseos y su decadencia. Al final, musicalmente hablando, llegamos a algo que representa el clímax de la película: el festival de música con el Concierto nº 1 de Schumann. Con esta apoteosis final, estamos muy cerca de la ópera, que tanto adoro.
Empieza con música de cámara y termina con una gran orquesta...
.- Sí, el espacio se va abriendo poco a poco. Me gusta el hecho de que no sepamos realmente hacia dónde vamos, que nos quedemos esperando, en lugar de que alguien nos lo diga a gritos. De esta forma, podemos acercarnos a la vida y a las emociones e ir llegando hasta el punto en que las emociones lo inundan todo.
Todas las escenas tienen su propio color, su carácter cómico o sus preguntas, pero cuando empezamos a comprender la escena y a meternos en ella, entendemos al mismo tiempo de forma inconsciente que otra historia se está desarrollando por debajo: la historia de la película. Al final, todas las escenas son solo una pieza del puzle. Miramos cada pieza sabiendo que forman parte de un todo más grande. Y en esta película lo que me gustaba es que, por momentos, no sabemos a dónde vamos ni cómo será el puzle completo. Se trata de una película impresionista; la dirección es más musical, creo. No hay tomas de la Bastilla, ni ataques del Muro del Atlántico, sino cosas más amables y atractivas, espero.
¿Le has dado más espacio a la emoción?...
.- Cuando rodamos la película, terminó siendo más divertida y emotiva de lo que habíamos imaginado al principio. Lo que más me gusta de la historia es que estas "familias políticas" son plurales. Hay una familia, por supuesto, pero sobre todo, hay una segunda familia. Y si te digo la verdad, en la ciudad donde nací de lo que hablaba todo el mundo era de esas historias. La gente que ha visto la película y conoce la ciudad me ha dicho: "Me recuerda a esa historia sobre..." "¡Claro, es esa!" Tengo que confesar que resultó muy divertido escribir el guion porque me movía en territorio conocido. Lo conocía perfectamente, palmo a palmo. Los personajes se parecen a personas que conocí, con sus pequeñas y grandes aventuras. Sé que les pasaron a alguien concreto, a mí o a otros. No buscábamos inventar absolutamente nada.
Trabajas muchísimo en la preparación de las estructuras de las escenas antes de empezar a rodar...
.- Dirigir es, después de todo, el arte de dirigir a los personajes dentro de un espacio, y ese espacio es en primer lugar una ubicación, un decorado, y hasta que no encuentro esa ubicación, no existe la escena. Luego, cuando tengo todos los decorados, los planos y los modelos, cuando sé dónde va cada cosa y los he recorrido de arriba abajo, una vez que conozco la distancia entre las paredes, las puertas y las ventanas, me pongo a trabajar en esa maravillosa tarea que es ensamblarlos. Es entonces cuando considero que está hecha la película.
Ese es un trabajo que hago con el supervisor de script. Durante muchos años fue mi hermana Elisabeth; ahora trabajo con Chantal Pernecker, una técnico de cine inigualable. Nos encerramos durante varias semanas en mi despacho y trabajamos en el ensamblaje. Para mí, consiste en inventar e imaginar los movimientos en esos espacios que conozco perfectamente, hasta el último centímetro.
Luego, interpreto las escenas enfrente de Chantal; entro, me muevo por el escenario y hablo. Ella es la primera espectadora de la película. "Pero, ¿cómo puedes ver el...? ¿Tal vez hay un espejo?” “Ah, sí...espera...¡un espejo!” Y hago un boceto del rodaje con el espejo. Poco a poco, la película va tomando forma, imagen tras imagen, con los movimientos de los personajes también. Recuerdo a mi hermana Elisabeth cuando estábamos trabajando en la estructura de Cyrano. Estaba tirada en la alfombra y decía: "¡Estoy harta de hacer de Cyrano muerto!" Entonces le decía: "Espera un poco más, estoy viendo si necesito un plano-secuencia". Y ella decía: "Vale, pero tengo la espalda hecha polvo".
Trabajar en la estructura de una escena te permite ver si los movimientos parecen reales, porque cuando llega el momento, estás trabajando con los actores y son los actores los que hacen la película, los que le dan vida. Y para que puedan hacer un trabajo magnífico y sentirse cómodos, tienen que sentirse reales. Y los movimientos expresan los sentimientos mejor que las palabras.
Por ejemplo, en la película, Marine Vacth usa una entrada secreta para que Mathieu Almaric entre en la casa que fue el hogar de los dos cuando eran niños, aunque en distintas épocas. Todo está abandonado, es una casa desoladora. Entonces él se vuelve hacia ella y le tiende los brazos y ella también los tiende hacia él. Están expresando la nostalgia que les provocan los recuerdos allí, sin decir una palabra.
Esta es la primera vez que tu hijo, Martin, compone la música de una película tuya...
.- La música es el único departamento en el que un tipo como yo, que soy una especie de película andante, un tipo que se preocupa por todo, incluso del tamaño de las velas y de cómo colocar los panecillos en la mesa, en el que le doy las llaves a otro artista: ¡el músico! Para mí, como para muchos otros, el suspense es increíble: ¿con qué nos va a sorprender?
Esta vez, le pedí a Martin, que tiene un don extraordinario para la melodía, que compusiera la música. Me pidió que lleváramos un piano a mi despacho y todas las semanas venía y me tocaba los temas que había compuesto. Algunos me gustaban y otros no tanto. Enseguida los abandonaba y se ponía a trabajar en los que me habían gustado y los mejoraba conmigo delante, sin guerras de egos ni egocentrismos. Siempre hemos estado en la misma onda y avanzamos juntos, lo cual es algo poco frecuente. La sesión de grabación en Londres fue un momento de enorme alegría, ¡para el padre y para el hijo!
¿Es verdad que te encanta la fase de edición?...
.- Es una fase que me hace feliz. Ya se han terminado los riesgos, ya no tienes que ir contrarreloj; si no lo acabas hoy, lo puedes retomar mañana. Sin embargo, cuando estás rodando, estás mirando el reloj continuamente.
Aunque las decisiones que tomé después de dejar de trabajar en la película que nunca rodé me motivaron a elegir un tema que fuera más fácil rodar y menos estresante, estaba decidido a hacer una cosa: quería que el mundo y la globalización actuales estuvieran presentes en la pantalla. Los productores lo entendieron y gracias a ellos, Shanghái, Londres y Zanzíbar están presentes en la película. ¡Y rodamos allí!
Véronique Lange hizo el trabajo de edición inicial según el plan estructural de las escenas. Cuando terminé el rodaje, me puse a trabajar con ella. Es entonces cuando podemos cambiar el orden de las escenas, bueno, en realidad solo un poco. Véronique era la editora de mi amigo Claude Miller y nos llevamos fenomenal. Tiene una enorme sensibilidad y delicadeza, y una risa contagiosa.
Cuando ves la película terminada, ¿te enseña algo de ti?...
.- Tengo que pensarlo, es muy pronto para decirlo. Llevaba mucho tiempo queriendo rodar una historia de amor que se desarrollara de forma extraña, pero por pudor no la había hecho. Y ahora está aquí, acaba de aparecer y me hace feliz.