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CARTAS DE LA GUERRA
INFORMACIÓN
Titulo original: Cartas Da Guerra
Año Producción: 2016
Nacionalidad: Portugal

Duración: 105 Minutos

Calificación: No recomendada para menores de 16 ños
Género: Drama
Director: Ivo Ferreira
Guión: Ivo Ferreira. Basado en la novela escrita por António Lobo Antunes, Edgar Medina

Fotografía: Joao Ribeiro

Música:
FECHAS DE ESTRENO
España: 16 Junio 2017
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Golem

SINOPSIS

El ejército recluta a António para que ejerza como médico, durante la guerra colonial en Angola. António se ve así privado de todo lo que el quiere, decidiendo escribir cartas a su esposa. Conforme pasa el tiempo António se va enamorando del continente africano...

INTÉRPRETES

MIGUEL NUNES, MARGARIDA VILA-NOVA, RICARDO PEREIRA, JOAO PEDRO VAZ, SIMAO CAYATTE, ISAC GRAÇA, FRANCISCO HESTNES, JOAO PEDRO MAMEDE, TIAGO ALDEIA, ORLANDO SÉRGIO, DAVID CARACOL, MIGUEL RAPOSO, GONÇALO CARVALHO, RAÚL ROSÁRIO, CÁNDIDO FERREIRA

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COMENTARIOS DEL DIRECTOR...
   Volví de un viaje de madrugada. Abrí la puerta, y cuando me dirigía hacia la alcoba, oí la voz de mi mujer: leía en voz alta una carta de amor a nuestro hijo que aún no había nacido.
  El texto formaba parte de un libro que contenía la transcripción de las cartas escritas por un joven médico durante su servicio militar en Angola, entre los años 1971 y 1973, en los peores momentos de la guerra colonial portuguesa. Las cartas estaban dirigidas a su joven esposa, que le esperaba en Lisboa. Las misivas rebosaban de pasión, de desorientación; sus vidas se habían visto brutalmente interrumpidas por una guerra que apenas entendían, obligándoles a abandonar el comienzo de una vida compartida como amantes apasionados y jóvenes padres.
  En las cartas también se describe a algunos de los casi quinientos hombres, la mayoría de ellos entre 18 y 20 años, que embarcaron con el autor y fueron destinados a una de las peores zonas de combate de la época.
  El libro es "Cartas de la guerra (Correspondencia desde Angola)", editado por mi amiga Maria José Lobo Antunes y su hermana Joana Lobo Antunes, las hijas de la mujer a la que iban dirigidas las misivas, que había expresado el deseo de que se publicaran en un libro después de su muerte. Y así fue en 2005.
  Mi coguionista Edgar Medina y yo mismo nos documentamos muy a fondo para escribir el guión. Entrevistamos a excombatientes que fueron "personajes" en las cartas, las novelas y las crónicas en las que António Lobo Antunes retrata su experiencia bélica. Consultamos cientos de documentos, fotografías, informes, archivos militares, etcétera. A medida que avanzaba nuestra investigación, empezamos a conocer de modo más íntimo a los miles de hombres que no habían contado su historia en la guerra colonial porque, en realidad, muy poca gente quería oírla.
  "Cartas de la guerra" se mueve entre la vida de un joven doctor y de su batallón, su odisea y dolor, y paralelamente, la lectura de las cartas que escribe a su esposa. Los dos niveles son sincrónicos y establecen una relación complementaria entre la brutalidad e inevitabilidad de la guerra y su intento por "escapar" a la vida que António tenía en Lisboa con su mujer.
  La película mezcla el universo narrativo del libro con el dramatismo que nace naturalmente de la cronología de las cartas, una realidad tan fascinante como cinematográfica. Los correos enviados a través del Servicio Postal Militar, que forman el núcleo de la película, no eran cartas normales, sino aerogramas: una hoja de papel amarillo muy fino que se doblaba para formar un sobre con sello prepagado ofrecido por TAP, la aerolínea portuguesa, con el fin de facilitar la comunicación entre los soldados y sus familias.
  Los numerosos personajes que aparecen en la película darán la sensación coral requerida para una historia colectiva. Nos hacen sentir la fraternidad, amistad y lealtad de los hombres, así como la entereza que les permitió sobrevivir en condiciones físicas y psicológicas infames. También nos dejarán ver un país agonizante en manos de un régimen fascista.
  Cada uno de esos jóvenes a los que se les amputó la vida, así como los otros 800.000 hombres que sirvieron en el ejército portugués durante los trece años que duró la guerra, dejaron atrás familias, esposas, novias, amigos, amantes. Se silenció a todo un país y, de paso, a todo un episodio de la Historia. Esta película también se hace para honrar la memoria de estos hombres y sacar a la luz la infamia a la que estuvieron expuestos durante y después de la guerra. Y en memoria de los muchos hombres inocentes en todo el mundo cuya vida fue destruida por la estupidez de la violencia organizada.
  Ya vivo con los rostros, las voces de los hombres que serán los personajes de la película, el sonido de los motores, el temblor de los tejados de zinc, las cabañas africanas, las danzas y el viento que recorre la sabana hasta la jungla. Tal como me han comunicado las descripciones del escritor y de sus camaradas, quiero que algunas de las escenas sean brutales y asombrosas, y que otras secuencias se sumerjan en un trance agónico. Pero por otra parte, la película estará impregnada de un universo romántico y universal puntuado por las canciones de las estrellas portuguesas de los sesenta y setenta.
  Una loca historia de amor, una trágica historia de guerra, una película autobiográfica acerca del autor portugués contemporáneo más internacional, tres elementos que me fascinan y entusiasman.
  Y mientras regreso a la alcoba donde mi mujer lee en voz alta las cartas al niño que lleva en su vientre, pienso que nada podría ser peor que ver nuestra vida brutalmente interrumpida, como les ocurrió al hombre y a la mujer de los que tanto deseo hablar.

ENTREVISTA AL DIRECTOR...
Creo que la idea de la película surgió cuando usted oyó a alguien cercano leer las cartas escritas a su esposa por un alférez durante la guerra de Angola. ¿Nació el largometraje de una vida paralela y, sobre todo, de una dimensión oral?...
Quería hacer algo acerca de la guerra colonial portuguesa, pero no sabía cómo ni cuándo. Un día regresé a casa de un viaje y oí a mi mujer leyendo "Cartas de la guerra", escritas por António Lobo Antunes, a su tripa, donde aún se encontraba mi hijo Martim. Me gustan los cuentacuentos y me pareció una preciosa historia que contar y convertir en una película: un amor apasionado que ya daba frutos - un embarazo -, brutalmente interrumpido por un Estado en 1971 que empujó a maridos y a hijos a una guerra en la que ya (casi) nadie creía. Sus héroes formaron su propia conciencia política y el joven médico se convirtió en escritor. Pensé en contar el sufrimiento de un pueblo y de un país que fue sumergido en una guerra estúpida, injusta y totalmente incomprensible. Así, a través de un retrato biográfico e histórico, podría atreverme a contar un episodio de la historia reciente de Portugal, algo de lo que a nadie le gusta hablar.

¿Fue también una forma de mostrar, a través de las palabras, el amor que les unía a pesar de la distancia?...
En las cartas, como en la película, vemos a un joven doctor del ejército convertirse en uno de los más grandes escritores del momento. Me refiero a António Lobo Antunes, pero el personaje invisible, su esposa Maria José, la que recibe las cartas (mejor dicho, aerogramas), está muy presente en el libro, en el guión y en la película. Este elemento ausente y, a la vez, muy presente, me pareció interesante y aprendí mucho trabajándolo durante el rodaje. El espacio entre la persona que escribe la carta y la persona que la lee - un espacio muerto -, acaba por dar a luz a un personaje intermedio (una nomenclatura que me dio el director teatral João Brites). Las imágenes que vemos de Maria José son, en realidad, las proyecciones de António: sus pensamientos, sueños, recuerdos. Pero Maria José también es un personaje de carne y hueso, aunque sea difícil tocarla, ya que parece estar conectada y desconectada de la cámara. Es la situación con la que más disfruté al descubrirla. La filmé como alguien a punto de desaparecer, alguien a quien encontramos en el recorrido de la memoria creado por las palabras de las cartas.

Puede describirse como una película de guerra porque transcurre durante una guerra, una guerra real. Pero posiblemente la corriente más fuerte sea la idea de encontrar vida. ¿Es una de las razones que le empujó a hacerla?...
En realidad, lo que más me interesó fueron las "cartas balsa". Es decir, ver cómo alguien se ve obligado a inventar un mundo, crear un vínculo para poder sobrevivir. Nadie se rinde si debe luchar por vivir de hora en hora, de día en día. No he pasado por la guerra, pero tengo la impresión de entender lo que significa. También me interesaba la evolución del soldado en este contexto, alguien que va hacia atrás y hacia delante durante dos años de guerra, pero también alguien que madura. Es la historia de un joven que se convierte en autor y hombre a la vez. Crece durante la guerra, y eso me interesaba. No solo se enfrenta a la situación y encuentra su lugar político, también está su férrea voluntad de sobrevivir y escribir en una situación desesperada. Uno de los pasos más importantes durante la preparación de la película fue aprender a trabajar dentro de la intimidad de otros, de una pareja y de sus auténticas cartas de amor.

Al realizar una adaptación, aunque sea fiel al material original, no se puede evitar aportar perspectiva propia...
La película es mi interpretación del material, desde luego. Decidimos rodar en blanco y negro para crear un filtro, para distanciar el realismo del material original y la idea de apoderarnos de su sustancia. Era necesario para hacer mía la película.

¿Cómo se desarrolló la colaboración con António Lobo Antunes y su familia?...
Es algo que vivimos juntos y que seguimos viviendo. Todos estábamos de acuerdo en que era la única forma de hacerlo. Solo podía hacer la película con el consentimiento de Maria José y de Joana, las hijas de António Lobo Antunes. Jamás se me habría ocurrido hacerla de otra forma. Los productores, mi coguionista y yo siempre tuvimos en cuenta esa premisa y éramos conscientes de la importancia y delicadeza del tema. Nos comprometimos a trabajar con elegancia y empatía. Incluimos detalles cotidianos, por ejemplo, la forma en que António organiza sus cigarrillos cuando escribe. Por otra parte, tampoco se trataba de cartas secretas, habían sido publicadas en un libro.

¿Cuánto duró el rodaje en Angola?...
Realizamos una preparación de unas cuatro semanas y el rodaje en sí duró cuatro semanas. Fue muy duro. Ocurrió casi todo lo que podía pasar durante el rodaje.

El cine "bélico" es un género establecido. ¿Se preparó viendo otras películas de este tipo para saber cómo deseaba enfocarla? Hay una gran belleza en la película, algo que me parece que buscó conscientemente en medio de una situación de guerra. Pero también entraña cierto peligro. ¿Hasta qué punto se alejó del esteticismo?...
No creo en el esteticismo. La belleza de la que habla aparece cuando uno se compromete con un tema de forma elegante, cuando se decide cómo rodar dicho tema, cuando uno está enamorado de lo que hace y de la vida misma. Hay que tener cuidado con ciertas cosas, como la dirección artística, rodar situaciones rápidas y más fragmentadas, o mostrar elementos históricos y visuales que sean fácilmente identificables. Es necesario alejarse de los tópicos. Quería hacer una película de guerra, pero sin las habituales escenas en las que unos tiran de un lado y los otros, del lado contrario. Mis referencias fueron bastante universales. Terrence Malick, desde luego, y el uso de la voz en off; Tabu, de Miguel Gomes, por cómo retrata África y su uso del blanco y negro; documentales de la guerra colonial portuguesa, Apocalypse Now... Todos estos títulos tienen cosas en común con nuestra película, sobre todo en cuanto al recorrido interior de sus protagonistas. Pero nunca quise imitar a nadie ni a nada, no me gustan los ejercicios estilísticos. En cuanto empiezo con un proyecto, no creo en otra cosa. Cada día rodé esta película como si fuera la última.

Las cartas son el motor de la película...
Desde luego, pero también las conversaciones, las entrevistas con las personas que estaban en ese batallón, y la documentación en los archivos militares.

También trabajó la idea de la distancia, y no me refiero solo a la distancia palpable en las cartas de amor, sino porque un soldado nunca está solo, siempre está rodeado de otros hombres. Cada soldado tiene una distancia suya, o bien desde el ser amado o desde la imagen de un país que ya no existe tal como lo recuerda...
Efectivamente. He querido enseñar la agonía y el drama colectivo de todo un país. La película también se inspira en personas que estuvieron realmente allí, hombres que no habían visto un vehículo motorizado antes de ser reclutas y que, de golpe, se encontraban en medio de una guerra. ¿Cómo puede sacarse a alguien de su vida y depositarle en una situación semejante? Oímos a Marcelo Caetano (el último primer ministro del régimen Estado Novo, 1968-1974) arengar a los hombres para que defiendan a la patria contra el enemigo. Pero ya era muy difícil defender esa idea en 1971. Es muy probable que mucha gente ya pensase que el país era una vergüenza. Creo que muchas cosas pueden trasponerse al presente. Tengo cuarenta años.
Estas cartas fueron escritas tres años antes de que yo naciera. Ya es hora de enfrentarse a este tema, reflexionar y pensar acerca de lo que ocurrió.

En todas sus películas consigue que miremos la historia de un país a través de los sentimientos de los personajes...
Así es. El personaje que escribió las cartas debía mezclarse con sus compañeros. Poco a poco, acaban pareciéndose. Todos están en la misma situación, como la población de un país. Pero la película nos lleva a una situación que puede pertenecer al pasado o al futuro, una situación que juega con lo que vivieron en el pasado, el momento presente y lo que desean para el futuro.

A pesar de la sensación de despedida, de soledad y distancia de estos hombres, también hay esperanza. ¿Qué acaba salvándoles?...
Las ganas de sobrevivir, la esperanza.

¿Y el amor?...
Sí. El único vínculo con la vida está en esas cartas de amor, como si fueran lo único vivo en toda la tierra. Cuando nos enfrentamos a una situación desesperada, y todos hemos pasado por eso, nos defendemos, luchamos. Cuando uno se agarra desesperadamente a la vida para sobrevivir, espera volver a ver a sus seres amados.

Como la escena en que un soldado empieza a cantar "Un bel di vedremo", de Puccini...
Exacto. El ser humano tiene una enorme capacidad de supervivencia. Existen muchas cosas que no he visto y muchas otras de las que ni siquiera soy consciente. Esta escena surgió a partir de algo que me contó un miembro del batallón. La esencia de la película depende de muchas cosas, las cartas, las novelas de Lobo Antunes, sus crónicas, las historias de sus compañeros. La guerra fue diferente para cada uno de ellos, los recuerdos no son los mismos. Nadie habló de la guerra mientras se libraba. La política resuelve las cosas así, sin debates. Lo vi como una oportunidad para enfrentarme al tema y hacer una película portuguesa, además de una película mía. Es una película realista.

Las cartas de amor siempre tienen un toque atemporal y romántico, pero aquí nacen de una situación muy especial. Creo que filmar la guerra de forma realista, tal como lo ha hecho, es un homenaje al material original...
Trabajé con los actores y me empeñé en que mantuvieran algunos contactos con oficiales, con situaciones de combate, o que al menos supieran cómo sostener un arma. Les pedí que escribieran aerogramas a sus seres queridos y que redactasen las respuestas. Quería que construyeran un mundo y que conocieran el mundo en el que nos sumíamos. Todos se sintieron atraídos por la historia y el contexto histórico. El rodaje empezó con la voluntad férrea de seguir adelante en situaciones muy duras. Disfruté con la sensación de querer seguir y no tener miedo. Y me alegro de que la película pudiera conservar esa energía productiva, que encontrara el tema y la historia, y que haya desarrollado su propio impacto actual.

Solo así vive el cine...
Exacto.

LA FUENTE: INTRODUCCIÓN AL LIBRO por Maria José y Joanna Lobo Antunes...
  Las cartas de este libro fueron escritas por un hombre de 28 años en la intimidad de su relación con su esposa, mientras se encontraba aislado de todo y de todos durante la guerra colonial de Angola, y nunca pensó que nadie más las leería algún día. No describiremos aquí qué representan estas cartas, cada uno las leerá de un modo diferente que probablemente nada tenga que ver con el nuestro. Pero sea cual sea el enfoque, literario, biográfico, como un documento bélico o una historia de amor, sabemos que es extraordinario en todos sus aspectos.
  La decisión de publicarlas no es nuestra, sino la voluntad expresa de nuestra madre, la mujer a la que iban dirigidas. Siempre nos dijo que una vez muerta ella, debíamos leerlas y publicarlas. Ha llegado el momento.
  Nuestros padres se conocieron y empezaron a salir en el verano de 1966 en Praia das Maçãs. En 1969, nuestro padre se licenció en Medicina y fue reclutado por el ejército antes de mandarle a la guerra colonial. Se casaron el 8 de agosto de 1970. Nuestra madre se quedó embarazada al mes siguiente y nuestro padre zarpó para Angola el 6 de enero de 1971.
  El flujo casi diario de cartas se interrumpe en tres ocasiones: durante un permiso de 35 días en Lisboa en septiembre de 1971; entre abril y julio de 1972, cuando la familia llegó a Marimba, hasta que madre enfermó de hepatitis e ingresó en el hospital de Luanda, y entre agosto de 1972 y enero de 1973, cuando madre regresó a Marimba. La última carta es del 30 de enero de 1973.
  "D'ester viver aqui neste papel descripto" es el título que padre había escogido para la que sería su primera novela publicada, pero el editor lo rechazó y acabó siendo "Memoria de elefante". La frase es una cita de una carta de Ângelo de Lima (1872-1921) al profesor Miguel Bombarda. El poeta pasó varios años en los hospitales psiquiátricos Conde de Ferreira, en Oporto, y Rilhafoles, en Lisboa, donde fue paciente de Bombarda y donde falleció. Sus "Poemas completos" se publicaron en 1971. Era un autor muy querido por nuestro padre, aparte de que también le estudió desde un punto de vista clínico. En 1974 ganó el Premio Sandoz de Psiquiatría con "La locura y la creación artística: Ângelo de Lima, poeta Orfeo", un trabajo que presentó ante la Sociedad Portuguesa de Neurología y Psiquiatría.
  Las cartas contenidas en el libro son transcripciones fieles de los originales, si exceptuamos algunas correcciones ortográficas. Decidimos reemplazar ciertos nombres por simples letras para evitar herir u ofender a cualquiera.
  Este es el libro de amor de nuestros padres, el libro que nos dio a luz y del que nos enorgullecemos profundamente. Nacimos de dos personas inusuales en todos los sentidos de la palabra, a las que solo revelamos en parte a través de estas cartas. El resto nos pertenece.

  

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