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NOTAS DEL DIRECTOR...
En 2019 se viralizó un vídeo de pocos segundos donde unos jóvenes muy emocionados chillaban piropos a la Virgen de su barrio. ¡Dolores, guapa! ¡La Reina del Martes Santo! ¡El barrio entero pa ti! No fueron pocas las reacciones en redes sociales que ridiculizaban el comportamiento de los protagonistas de estas imágenes con comentarios donde homofobia, plumofobia y clasismo se ponían de manifiesto.
Lo cierto es que, históricamente, ha sido habitual encontrar escenas así en las expresiones de religiosidad popular de toda Andalucía. En muchos casos, funciones simbólico-rituales como estas han quedado relegadas a los mariquitas de los pueblos y los barrios, al mariquita andaluz. Con esta película, Antonio Bonilla y yo pretendemos rastrear a nuevas generaciones de personas que quizá podrían haber cabido en esas palabras.
El hilo conductor lo marca el relato de Antonio, la Palomita de San Gil, alguien que desde luego cupo en ellas y que, con 88 años, las sigue utilizando para definirse. En su vida se mezclan con total naturalidad paseos travestido por el barrio, fiestas de Nochevieja con las amigas, piropos de albañiles, coplas de Juanita Reina, encuentros furtivos con los maridos de las vecinas y saetas a la Macarena en la puerta de El Vizcaíno.
Fuera de la norma, las temporalidades son distintas: resulta esencial darnos la mano a través de las edades, encontrarnos en un gesto, un ritual, un fetiche, un álbum de fotos, un abanico batiéndose contra el pecho, un movimiento de muñeca; reconocernos a través de ellos en todas las que estuvieron primero y que en ellos siguen todavía vivas.