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SINOPSIS
Elena es madre soltera y depende de los servicios sociales. Su hijo Tom, tiene dificultades de comportamiento y es estigmatizado en la escuela como “un niño problemático”. Tom es diagnosticado con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) pero su madre iniciará una cruzada contra la medicación psiquiátrica que le han recetado a Tom. Su negativa a seguir dándole fármacos provocará que los servicios sociales amenacen con retirarle la custodia...
INTÉRPRETES
LEAH MILLER, JORGE CASTRO, ALEJANDRA DOZAL, JOSEPH DE LA RIVA, JEANELLE CARDEN, CRISTOPHER JONES, FRANK RICO, JULIA CHAVEZ, SAMANTHA JASSO, JACO RODRIGUEZ, RIGO ZAMARRON, ISRAEL RODRIGUEZ, GIGI CHAIRES, ABBY ALONZO, MICHELLE FLORES, SOFÍA PRIETO
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PREMIERE
PREMIOS Y FESTIVALES
- Festival Iberoamericano de Huelva 2021: Colón de Oro Mejor película
- Festival de Palm Springs 2021
- Festival de Toronto 2021
- Fetival de Berlín 2021
INFORMACIÓN EXCLUSIVA
NOTA DE LOS DIRECTORES...
El Otro Tom es un proyecto que nace como reacción a la "epidemia" de niños con múltiples síndromes y trastornos mentales, diagnosticados a partir de la observación de su comportamiento. Estamos asistiendo a una época en la que los comportamientos típicos de la infancia se consideran patologías. Cada día hay más niños que toman medicación psiquiátrica, más profesores que piden esta medicación, más médicos y psiquiatras que recetan psicofármacos, como si fueran aspirinas, pero cada vez más padres toman la decisión de solucionar los problemas de comportamiento de sus hijos dentro de esta configuración.
De las muchas cosas que podrían cuestionarse sobre el diagnóstico de TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), nos interesa especialmente observar el enfoque de los niños implícito en este diagnóstico, y la abrumadora simplificación de lo que es un ser humano; el niño es reducido a su comportamiento inmediato, desprovisto de toda historia personal, desvinculado de sus acciones de sus realidades sociales, emocionales y familiares.Con todo esto en mente construimos El otro Tom para cuestionar y preguntarnos qué está pasando. Lo hacemos centrándonos en una familia concreta, formada por Tom, un niño "difícil" de nueve años, y su madre Elena, una joven soltera, dando vida a su drama personal, porque creemos que es precisamente desde la observación del individuo desde donde podemos intentar asumir algo más grande. Con plena conciencia de que se trata de un punto de vista; uno entre muchos.En el proceso de escritura, tomamos la decisión de que nuestra historia, aunque termine en México, se desarrolle principalmente en Estados Unidos. Esto se debe a dos razones que consideramos importantes. La primera es que Estados Unidos es la cuna de este método de evaluación y medicación. El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, en sus diferentes ediciones, ha resultado ser como una Biblia en gran parte del mundo (México incluido), en la que muchos especialistas se apoyan para legitimar como indiscutibles tanto el padecimiento como el tratamiento. Por otro lado y en atención a otro de los elementos sustantivos de nuestra anécdota, (la posibilidad de que la madre pierda la custodia de su hijo), la existencia de una fuerte presencia de los servicios sociales estatales es fundamental para poder contar la historia en toda su dimensión. La tensión en torno a los límites de lo que es público y lo que es privado, en lo que respecta a las decisiones familiares, forman parte de la esencia de la película.
¿Qué ocurre cuando un diagnóstico se convierte en un estigma? ¿Hasta qué punto puede y debe intervenir el Estado? ¿Y qué sentido tiene una medicación que controla, que calma, pero que finalmente no cura?
ENTREVISTA A LOS DIRECTORES...
¿De dónde surgió la idea de hacer esta película?...
Este proyecto tuvo un largo recorrido. El interés surgió de nuestra conmoción ante el enorme número de niños diagnosticados con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) que reciben medicación psiquiátrica. Como padres, eso nos impactó. En ese momento empezamos a leer e investigar. Encontramos dos cuestiones relevantes: una es la forma de llegar al diagnóstico, que tiende a simplificar, porque reduce a los niños a su comportamiento. Preguntas como "¿se distrae a menudo o deja las cosas sin terminar?" transmiten muy poco sobre un estado emocional más amplio o sobre la historia y los vínculos familiares del niño.
La segunda fue la facilidad con la que se prescriben fármacos psicoactivos como primera opción para tratar esta condición. Ese fue el comienzo, pero luego había que convertir esas ideas en una historia. Y así llegamos a inventar el nudo que conforma a Tom: un niño "problemático", Elena, una madre trabajadora, una escuela con poca paciencia y un accidente.
¿No cree en la existencia del TDAH?...
Creemos que hay sufrimiento en algunos niños, por supuesto, hay preocupación y angustia en muchos padres, hay dificultades en el aula, hay síntomas reales en los que algunos niños no pueden concentrarse o mantenerse quietos. Lo que debemos seguir pensando es si este conjunto de síntomas se debe a una única causa, un trastorno químico, o si estamos ante una cuestión más compleja, en la que intervienen la biología y también las experiencias y el desarrollo social del niño. Ahí radica la controversia de este tema, en el que los especialistas no parecen ponerse de acuerdo. Nosotros pensamos que cada trayectoria vital es única y relevante, y por tanto cada niño debe ser tratado con mayor precisión. Evidentemente, no somos especialistas, somos narradores. Pero el sufrimiento de los niños es importante para nosotros y mantener la conversación abierta sobre este tema es una de las razones por las que hicimos la película.
Y, sin embargo, este diagnóstico figura en el DSM-V, (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) de la Asociación Norteamericana de Psiquiatría...
De hecho, el manual es una guía muy importante para muchas personas. Pero precisamente por eso, para aclarar, conviene recordar que la homosexualidad también figuraba como enfermedad en el manual hasta los años 70. Ahora nadie se cree esa tontería, obviamente. Pero lo cierto es que lo que cada sociedad considera como trastorno o salud mental evoluciona con el tiempo, cambia y se atiene en gran medida a los prejuicios y valores de cada época. En este sentido, teniendo en cuenta que vivimos en una época en la que el éxito, la eficiencia y el rendimiento parecen ser los grandes valores a perseguir, no es de extrañar que las personas que no se ajustan a ese molde o no son capaces de seguir el ritmo, acaben siendo percibidas como problemáticas o enfermas.
Es la primera vez que dirigen juntos, ¿cómo fue el proceso?...
Este ha sido quizás nuestro proyecto de mayor colaboración. Tanto el guión como la dirección han sido pensados y decididos entre los dos, y aunque cada uno de nosotros sigue conservando su propia área de conocimiento, o mayor experiencia por decirlo de alguna manera, sentimos que el trabajo se hizo en conjunto. Y también, por supuesto, con el maravilloso equipo creativo que se unió a nosotros, Odei Zabaleta en Cinematografía, Ana Bellido en Arte, Malena de la Riva en Vestuario, Miguel Schverfinger en Edición, Anuar Yahya en Sonido, María Alejandra Rojas y Chema Ramos Roa en Diseño de Sonido y por supuesto los productores Alejandro De Icaza y Gabriela Maldonado, que se sumaron al proyecto con toda su energía y dedicación.
¿Cómo y por qué decidió hacer la película en El Paso y Ciudad Juárez?...
Esa decisión fue quizás una de las más complicadas. Durante mucho tiempo nos preocupó la idea del Estado ausente en nuestras películas: las instituciones del Estado que no intervienen cuando deben hacerlo. Pero esta vez nos interesaba lo contrario: un Estado demasiado presente que interviene en la vida privada de los ciudadanos. Eso nos llevó a elegir un país con instituciones fuertes y ordenadas, por lo que elegimos Estados Unidos.
Luego nos ofrecieron la posibilidad de filmar en la frontera, y esa fue una decisión clave. El Paso y Ciudad Juárez fueron un gran hallazgo, que añadió una capa de significado a la película; la idea de la frontera, del borde, de lo que no es fácil de definir, y ahora son una parte crucial de la historia.
¿Cómo fue el proceso de selección del casting y el trabajo con los actores?...
Al principio, pensamos en elegir actores profesionales de la Ciudad de México, pero después de investigar, tuvimos la oportunidad de retratar la frontera con mayor precisión, con acentos y rasgos humanos, y esa fue la idea que finalmente prevaleció. Y así comenzó la búsqueda en ámbitos muy diversos, porque los actores son locales, generalmente sin experiencia previa en la actuación, pero que, por lo demás, tenían vidas no muy alejadas de las experiencias de sus personajes. Julia Chávez fue elegida como Elena, entre muchas aspirantes, por su naturalidad y su capacidad de aprendizaje. Los niños asistieron a divertidos talleres de interpretación, que consistían en actividades gratuitas en El Paso. Allí encontramos al protagonista Israel Rodríguez Bertorelli, que resultó ser un magnífico actor, y también hicimos el casting del resto de los niños. Los talleres fueron una forma amistosa de conocerse entre sí y con la comunidad, a la vez que ofrecían una primera formación a los actores.
¿Cómo eligieron el estilo narrativo para esta película?...
Creemos que cada historia tiene que encontrar su propia manera de ser contada. En este caso, aunque hay momentos muy intensos, en general todo se construye sobre gestos, sobre pequeños cambios que forjan el vínculo entre madre e hijo. Queríamos trabajar desde la ambigüedad y la sutileza. Por eso las escenas no son rápidas ni directas, dejando un espacio para que el espectador encuentre lo que le parece importante. También hay varios momentos en los que jugamos con la idea de que las cosas no son lo que parecen, por ejemplo cuando el coche parece moverse en la carretera, pero luego descubrimos que en realidad se ha averiado y no van a ninguna parte. Toda la película cabalga sobre la misma idea de romper los moldes, de destruir la idea de que hay una caja para encerrar la vida de cada persona. Ella es una madre imperfecta, como lo son las madres de verdad, y él es un niño complejo, como lo somos todos los seres humanos. Como la vida misma.
Las dos primeras escenas -en el ascensor y en la oficina de la beneficencia- nos dicen mucho sobre Elena y Tom y su relación. ¿Puede contarnos un poco por qué decidió abrir la película con estas dos escenas?...
Por lo general, nos gusta abrir nuestras películas con una escena que contenga un elemento clave, una escena que revele cosas que están por venir. Tanto en el ascensor como cuando la madre presenta su queja a los servicios sociales, nos pareció que este niño inquieto, que podría parecer incluso molesto, pero que al final sigue comportándose como un niño, está jugando. Estamos asistiendo a una época en la que buena parte de los comportamientos infantiles se consideran patologías y queríamos cuestionarlo.
Mientras investigábamos, dimos con un artículo de Anne Applebaum, que utilizaba el personaje de Tom Sawyer como ejemplo de un niño que, si fuera real y viviera en el mundo actual, estaría sin duda diagnosticado y medicado. Nos gustó mucho esa idea, y nos quedamos con el nombre de Tom para nuestro personaje. Para honrar al gran Tom Sawyer, que podía ser rebelde e insoportable, pero también astuto y brillante. Muy parecido a nuestro propio Tom en la película.
GALERÍA DE FOTOS
https://cineymax.es/estrenos/fichas/104-e/155471-el-otro-tom-2021#sigProId9569807c64