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Mientras se documentaba para un proyecto sobre historia de Australia, el autor y guionista Andrew Anastasios se topó con una carta de un individuo llamado Cyril Hughes, un teniente coronel que fue parte fundamental de la Comisión Imperial de Tumbas de Guerra, que llevó el orden al abandonado campo de batalla de Galípoli en los años inmediatamente posteriores a la Primera Guerra Mundial.
En esa carta encontró una frase sumamente interesante: “Un tipo logró llegar aquí desde Australia, en busca de la tumba de su hijo”.
Esa línea fue toda la inspiración que necesitó para incitar la creación de una increíble historia de pérdida abrumadora y amor incontenible.
Galípoli se ha representado con frecuencia en las pantallas australianas (e internacionales). A las pocas semanas de los desembarcos de 1915, ya se habían realizado dos recreaciones por parte de compañías cinematográficas australianas.
Ha hecho falta mucho tiempo para que se produjera en Australia una película sobre la leyenda de los ANZAC (acrónimo de los Cuerpos de Ejército de Australia y Nueva Zelanda, por sus siglas en inglés) que no se centrara en la naturaleza icónica de la batalla, sino que pretendiera recoger la intimidad y el patetismo de la búsqueda de un hijo que emprende un padre. ‘El maestro del agua’ toma esa búsqueda como punto de partida y, lo que también es importante, muestra la batalla y sus consecuencias desde el punto de vista de ambos bandos y en un contexto más amplio.
De hecho, la película no empieza con los ANZAC, sino con los turcos que, como los Aliados, son una mezcla de soldados veteranos y “chicos aterrados”. La experiencia supuso un trauma devastador, para ambos bandos.
Aunque apenas una quinta parte de la historia del film se desarrolle en Australia, fue la base de casi tres cuartas partes de la filmación de la película.
El rodaje empezó en diciembre de 2013 con tres semanas en Sídney, sobre todo en platós de estudio, para las escenas ambientadas en un hotel de Estambul, y con un par de días en lugares cuidadosamente seleccionados y decorados de las partes más antiguas de la ciudad.
Después continuaría en enero y febrero de 2014, con cinco semanas en Australia Meridional, tanto para las escenas de la campiña australiana, como con la costa sur haciendo las veces de Galípoli y ciertas localizaciones casi desérticas haciendo de la Turquía rural. Se encontraron con un entorno complicado, a veces brutal, en el calor del verano, con condiciones meteorológicas impredecibles. Sin embargo, esa experiencia sólo sirvió para reforzar la determinación del reparto y del equipo de ser, en palabras de Russell Crowe, infatigables.
El productor Keith Rodger comenta: “Sabíamos que íbamos a rodar en mitad del verano, pero no creo que nadie se esperara el calor tan extraordinariamente intenso que nos encontramos en esa zona de Australia Meridional”.
“Un día estábamos a 49,5 ºC en el set, mientras rodábamos una emboscada a un tren en un remoto paraje campestre. Eso ya es algo difícil de manejar en un buen día, se sale totalmente de lo normal y, evidentemente, la seguridad es lo primero. Luego, en el set del campo de batalla y las trincheras, en el Valle McLaren, nos pilló el otro extremo: unas lluvias torrenciales que obligaron a detener el rodaje”.
El productor Andrew Mason explica: “Los equipos de rodaje son duros, pero cuando ves a sus miembros claramente afectados por el calor, no queda más remedio que renunciar al resto del trabajo de ese día... y lo mismo sucede cuando llueve en una cantera y el set del campo de batalla queda hecho un desastre en el que es imposible trabajar. Ninguna de estas cosas son buenas; pero aportan cierta dureza al proceso de filmación”.
Miembros clave del reparto y del equipo australianos se trasladaron entonces a Turquía para otras tres semanas de rodaje, tanto en puntos emblemáticos de Estambul, como en lugares antiguos de la costa mediterránea.
Las autoridades turcas se mostraron absolutamente colaboradoras y permitieron al equipo de rodaje filmar en el palacio de Topkapi, en las atestadas calles del barrio de Balat de Estambul, e incluso en la emblemática y maravillosa Mezquita Azul.
La posproducción se realizó en Sídney, con un equipo de montaje al que se unieron un equipo de primera de artistas de efectos visuales, compositores, un equipo de sonido y especialistas en color.