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A lo largo de más de 160 años, ‘Jane Eyre’, la novela de Charlotte Brontë, ha devenido uno de los libros más populares del mundo. Texto fundamental en todas las listas de lecturas escolares, ha sido traducido prácticamente a todos los idiomas.
El poder de la historia y la popularidad de la novela de 1847 ha generado una ingente cantidad de adaptaciones del libro; ha habido 18 largos previos, siendo el primero de 1910, y el más reciente, el de 1996, además de nueve versiones televisivas. El equipo tras lo que sería la versión de 2011 de ‘Jane Eyre’ se motivó con el objetivo de alcanzar un film que llegara a todo el público cinéfilo del globo, sin por ello dejar de honrar la novela.
Tan pronto como el guión estuvo listo, el productor buscó a un director que estuviera en la misma longitud de onda. El oscarizado estudiante Cary Joji Fukunaga acababa de hacerse conocer con su debut en la dirección, ‘Sin nombre’, que le significó el alabo de la crítica y algunos premios, como el de su estreno internacional en el Festival de Cine de Sundance de 2009, para continuar con su distribución en todo el mundo.
Fukunaga admite haber flirteado antes con la idea de realizar una adaptación de ‘Jane Eyre’, y hace notar que “hace algunos años, tras escribir ‘Sin Nombre’, y antes de rodarla, estuve buscando material que adaptar que fuera de dominio público. ‘Jane Eyre’ fue una de las primeras novelas que primero vinieron a mi mente. Siempre me ha gustado explorar la idea de ‘familia’ o de ausencia de la misma, y me acordaba particularmente de los muchos retos y dificultades que la protagonista tenía que superar en su juventud para encontrar amor y una auténtica familia.
Habiendo ejercido previamente como guionista y director, Fukunaga admite que la perspectiva de colaborar con un guionista inicialmente le inspiraba reparos. Lo que me parece que viabilizó la cooperación era que la adaptación de Moira se fundamentaba en una estructura que tenía un feeling inmediato, contemporáneo, al tiempo que no por ello dejaba de ser fiel a la historia. Podía imaginar la película que quería hacer a partir de lo escrito, de tal modo que se trataba de un punto de partida tan irresistible como convincente. Al final de mi primer encuentro con Alison y Moira, dije: ‘Me gustaría hacer esta película;’ y, para mi sorpresa, respondieron: ‘Nos encantaría que usted la hiciera.’ Así que había luz verde y una gran excitación.”