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SINOPSIS
Historia de una familia a lo largo de cuatro generaciones. Una chica logra iniciar una dinastía en los negocios, convirtiendose por derecho propio en la matriarca. La inocencia y el amor se dan la mano en un mundo implacable como es el de los negocios...
INTÉRPRETES
JENNIFER LAWRENCE, BRADLEY COOPER, DASCHA POLANCO, ELIZABETH RÖHM, ROBERT DE NIRO, VIRGINIA MADSEN, ISABELLA ROSSELLINI, EDGAR RAMIREZ, DRESNA DE NIRO, DIANE LADD
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'Joy' se une a un extenso legado de filmes que hablan sobre perseguir sueños de éxito profesional y familiar; pero lo hace con su propio estilo cómico, emocional y creativo. La historia empezó con la inverosímil pero real historia de Joy Mangano, que en los años noventa se convirtió en un nuevo tipo de estrella de la televisión y en un emporio empresarial gracias a una serie de inventos domésticos, tales como la famosa Fregona Milagrosa, dotada de un sistema automático para escurrirla, que catapultó el imperio comercial que esta madre soltera de Long Island había desarrollado.
La historia –con sus cotidianos vaivenes pero también grandes sueños– llamó la atención de David O. Russell, siempre atraído por esa muy específica mezcla. Russell vio en ella la eclosión de una mujer valiente e ingeniosa, así como una inspiradora historia de alguien que se arriesga por cumplir sueños enterrados hace tiempo aunque, en el fondo, sin perder nunca su sentido del deber para con su familia. Pero, sobre todo, Russell vio la oportunidad de contar una historia mucho más universal, una historia que habla sobre la verdaderamente caleidoscópica naturaleza del esfuerzo humano y los multicolores ingredientes y elementos que entran en juego en la creación de una vida feliz y satisfactoria en medio de la comedia y tragedia de la condición humana.
Russell afirma: “La idea que me atrajo fue cómo contar la historia de una vida a lo largo de más de 40 años, desde la magia de la infancia, pasando por matrimonio, divorcio y maternidad en solitario, hasta regresar al cumplimiento de aquellos sueños infantiles. ¿Cómo cuentas la historia del espíritu de una persona; y cómo ese espíritu está compuesto por todas las personas que amamos, las ideas que tenemos, las cosas que apreciamos? JOY une todas esas piezas. La historia tiene sufrimiento y amor. Tiene a una chica que crece entre el taller metalúrgico de su padre y el refugio de su madre, las telenovelas, repletas de fuertes mujeres. Tiene a un exmarido soñador que vive en el sótano y que todavía es amigo suyo, así como a una hermana afectuosa que también es una celosa rival. Y tiene a una cadena de televisión por cable en Lancaster, Pensilvania, que se convierte en una fábrica de sueños. En medio de todo ello, podemos ver que en Joy se va desarrollando silenciosamente una feroz determinación”.
Russell también consideró 'Joy' como la oportunidad de contar un tipo diferente de historia sobre la consecución de riqueza: la historia del surgimiento de una magnate de los negocios a partir de un mundo doméstico asociado a la clase trabajadora y, a menudo, todavía ignorado por la épica cinematográfica.
“La mitad o algo más de la película está basada en Joy Mangano, y la otra mitad se basa en otras intrépidas mujeres sobre las que a lo largo de los años he oído hablar o he leído”, explica Russell. “Eso incluye a Lillian Vernon, creadora de los primeros grandes catálogos de venta por correo para productos domésticos. Incluye también a otras muchas mujeres que he conocido, como algunas amigas de mi madre, que se atrevieron a crear empresas, que algunas tuvieron éxito y otras fracasaron. Me fascina esa clase de espíritu que conduce a alguien a iniciar una aventura empresarial fuera de su hogar e intentar abrir un nuevo camino tanto para ellas mismas como para sus familias. Por lo tanto, muchas mujeres a lo largo de la historia han creído que han llegado a un callejón sin salida y han tenido que crearse sus propias oportunidades”.
Como es habitual en el cine de Russell, la historia se expande en numerosas direcciones a medida que se va desarrollando el guión; tocando ligeramente temas que abarcan desde la naturaleza de la creatividad hasta el quimérico mundo de la televisión y cómo ganar una guerra comercial; pero el núcleo central de la historia permanece inalterable.
Russell señala: “El verdadero dilema al que Joy debe enfrentarse mientras va madurando es cómo mantenerse fiel a sí misma. ¿Cómo se mantiene alguien fiel a sí mismo cuando entra en contacto con los muchos compromisos de la vida adulta? E, igualmente importante, ¿cómo mantienes la mágica pulsión de vida y los sueños que tenías cuando eras niño?”
Aunque Russell entrelazó la vida real de Mangano con algunos retazos de ficción, Russell mantuvo una estrecha comunicación con la inventora, que continúa jugando un papel relevante en el mundo de las compras por televisión y que ahora es presidente de Ingenious Designs LLC. Mangano dice que presenciar el proceso de realización del filme fue algo extraordinario.
“Formar parte de la inspiración de David fue algo muy especial para mí y que verdaderamente me siento incapaz de describir”, señala Mangano. “Es una persona asombrosamente inteligente. Cuando empezamos a hablar, había cosas sobre mi vida que yo perfectamente habría dejado pasar, pero eso le hacía detenerse y querer indagar más. Yo podía ver realmente cómo iba elaborando su visión de la historia. El hecho de colaborar con él está entre las experiencias más increíbles de mi vida. Mis historias personales se convirtieron en un lienzo sobre el que él creó algo universal”.
Russell ha sido siempre un agudo cronista de las diversas formas de unión familiar, tan absurdamente divertidas como reconfortantes, y los excéntricos padres de Mangano y su relación con su exmarido le suscitaron una especial curiosidad. Como realizador, Russell ha explorado a menudo la vida familiar con un tono probablemente más asociado a la literatura rusa; donde la infancia y la muerte, el matrimonio y el divorcio, la felicidad y la soledad, el gozo y la traición, la riqueza y la pobreza, todo ello forma parte del mismo tapiz, entretejido de tristeza y alegría, que conforma la experiencia humana y que ninguno de nosotros puede eludir. Aunque la ambición de Joy viene provocada por sus sueños y su mente creativa, no puede separarse en absoluto de las extravagantes relaciones que la rodean; ni de su eterno deseo de cuidar de sus seres queridos, independientemente de lo imperfectos o irritantes que sean.
“Joy era respetada y amada por su familia, pero ésta, a veces, era también un obstáculo”. Russell señala, “En todas mis películas, me ha interesado el hecho de que las familias pueden estar desequilibradas y rotas y, no obstante, ser también un suelo fértil que hace florecer lo más positivo de una persona. Los miembros de la familia de Joy son afectuosos a su manera y tienen ciertas limitaciones para expresarse. Sin embargo, incluso esas limitaciones terminan haciendo a Joy una persona más fuerte. Joy tiene que afrontar desde muy temprano el reto de aferrarse a sus principios, y aprende a convertirse en la pertinaz voz de la sensatez, la persona que cuida de todos los demás. Yo creo que hay algo muy hermoso en las familias, incluso cuando son complicadas, conflictivas y, en definitiva, humanas. Y parte de la alegría (joy, en inglés) de Joy está en su naturaleza indulgente y en su habilidad para generar un sentimiento amoroso a pesar de todo”.
La fuerza motriz de cuidar de su familia a la vez que se desarrollaba plenamente como persona, se convirtió en un elemento que diferencia a 'Joy' del resto de películas que han contado historias sobre aspirantes a emprendedores y mujeres apasionadamente independientes. El viaje emprendido por Joy sólo trata parcialmente sobre encontrar la fortaleza para perseguir lo que realmente desea; la otra parte gira en torno a descubrir cómo hacer un digno ejercicio circense de equilibrio con todo lo demás que realmente le importa.
Russell afirma: “Para mí, lo extraordinario de Joy es que, aunque se ha convertido en la jefa de su familia y de su exigente y siempre activa empresa, sigue siendo una persona muy cariñosa e indulgente. Joy encuentra el modo de llevar consigo a toda su familia. Ya tenía ese espíritu a los diez años de edad. No quería abandonar a su gente, y tampoco va a abandonarla cuando tenga 45 y dirija un imperio. Ha tenido que cambiar de una manera sorprendente, pero también permanece fiel a esa parte de sí misma”.
Puesto que la película está creada como un vívido ejercicio sobre la búsqueda –repleta de altibajos– de la felicidad por parte de Joy, 'Joy' también es la película visualmente más creativa de Russell. La realidad cotidiana de Joy –y el constante tira y afloja entre necesidad y logros al que se enfrenta– se enfatiza a través de ráfagas de hiper-melodramáticas secuencias de telenovela, números musicales, surrealistas ensoñaciones y hechizantes copos de nieve.
Tras conocer que la madre de Joy Mangano era fiel seguidora de las telenovelas, Russell descubrió en los culebrones un interesante mecanismo de reflexión, un fantástico espejo de la concienciación de Joy de que podía romper las barreras de su vida y optar por un camino mucho más ambicioso y audaz. “Las líneas argumentales de las telenovelas son en sí mismas dignas de la literatura rusa”, reflexiona Russell. “En el mundo de la telenovela están todos esos grandiosos elementos góticos y melodramáticos. Sus personajes hablan constantemente de deslealtad, traición, riqueza y muerte; de manera que sus tramas parecen escritas por Gogol, Tolstoi o Dostoievski. Pero las telenovelas también tratan a menudo sobre ambición y mujeres valientes, y por eso tocan la fibra sensible de la gente”.
Otro hilo argumental del tapiz que compone el filme es el crecimiento de las ventas por televisión, algo que presagiaba nuestro mundo actual, regido por la tecnología, donde todas las reglas comerciales han cambiado radicalmente con la generación Kickstarter (plataforma líder de financiación colectiva o crowdfunding). “El canal de teletienda QVC fue un precursor de Internet”, observa Russell. “Fue uno de los primeros sitios donde podías interactuar 24 horas al día ya que todo lo que tenías que hacer era simplemente marcar un número y los teléfonos siempre estaban atendidos”.
Aunque la Fregona Milagrosa de Joy se convierte en un mega-éxito de ventas de QVC y en una especie de milagro también para su propia vida, los problemas de Joy no desaparecen. Por el contrario; y esto era algo esencial para Russell. La película JOY es un vitalista relato del ascenso de una mujer, pero también es honesta acerca de los costes y limitaciones que implica tal éxito.
“Quería que el filme mirara más allá del éxito inicial de Joy, porque ahí no se termina todo”, comenta Russell. “Los problemas nunca se acaban, de manera que debes seguir manteniendo ese espíritu de superación. El hecho de reconocer los problemas del éxito no significa que no agradezcamos haberlo obtenido, pero, independientemente de quiénes seamos, yo creo que todos tenemos ese miedo a que, en cualquier momento, todavía podríamos perder lo que tenemos, y tenemos que seguir haciendo malabarismos con todo tipo de personas y situaciones complicadas para seguir adelante. Lo interesante aquí era mostrar cómo Joy desarrolla la madurez necesaria para hacer eso. Lo más difícil y más hermoso de la vida puede ser seguir manifestando esa clase de capacidad de disposición y de superación”.
Conocido por su afición al diseño y a los escenarios imaginativos, David O. Russell prepara unos efectos visuales con 'Joy' con sus tomas más estilizadas de la vida moderna hasta la fecha, que captan no sólo el salón de la familia y el apelmazado garaje, sino también un universo de telenovela intensificado, una fábrica de sueños de televisión y la salvaje imaginación de una mujer a la que le encanta pensar soluciones ingeniosas a los problemas diarios.
Desde el principio, la idea era ver la vida contemporánea a través de la lente del cine clásico, dejando que los dos colisionaran de maneras fascinantes. Para lograrlo, Russell volvió a contar por segunda vez con el director de fotografía Linus Sandgren, que también grabó La gran estafa americana. Los dos emplearon mucho tiempo observando y hablando antes de comenzar con la producción.
"Tuvimos muchas influencias: la fotografía de William Eggleston, el primer gran fotógrafo en color de América, los cuadros de Edward Hopper y Andrew Wyeth, así como las películas clásicas de George Stevens y Frank Capra", afirma Russell. "Me interesaba ese tipo de espacio, profundidad y sombreado. Hicimos gran parte de la película con siluetas, que era algo nuevo para nosotros. Hay algo muy sugerente sobre las siluetas y la sombra: pueden llevarte al interior de una persona".
Russell continúa: "Linus y yo compartimos un montón de imágenes e incluso poesía. Me encantó su disposición a colaborar y el corazón que le puso para tratar de hacer que cada toma fuera maravillosa y viva".
Sandgren recuerda sus primeras conversaciones: “David tenía muchas inspiraciones que iban más allá de la vida de Joy Mangano. Hablamos mucho sobre lo que hay en ese sentido de la belleza clásica y la destreza genuina de las películas de Hollywood. De alguna manera hablamos sobre cómo hacer una película en blanco y negro que no fuera en blanco y negro. Vimos un montón de películas diferentes; desde ¡Qué bello es vivir!, de Capra hasta Alicia ya no vive aquí, de Scorsese y Luna de papel, de Bogdanovich".
Para que recordara a la sensibilidad del blanco y negro en una película moderna, Russell y Sandgren hablaron de utilizar una paleta monocromática que se extendiera luego con las ambiciones de Joy. "Para mí hay algo mágico en esa apariencia monocromática", comenta Russell. "Me gustan las películas que te transportan a un mundo que parece tanto real como un poco encantado. Así que quería que la paleta de esta película tuviera la elegancia y el estilo adecuado, de manera que puedas sentirlo, pero también de un modo que no te saque de las emociones de la historia de Joy".
Trabajar con el color y la luz de un modo tan específico significaba que Sandgren iba a tener que realizar mucha planificación, aun cuando Russell siempre se esfuerza por que las cosas salgan espontáneas en el escenario. Era un ejercicio de equilibrio.
"Grabábamos en 360, así que teníamos que planificar las tomas con mucho cuidado para que la luz funcionara al grabar en diferentes direcciones", explica. "Hasta tuvimos que poner las luces con interruptores con regulador de intensidad para poder cambiar la iluminación al instante. Así que la planificación era esencial, aunque cuando los actores y David están en el escenario juntos, tienes que cambiar los mecanismos y ser muy flexible porque David siempre viene con nuevas ideas y hace que tengas que sacar nuevas ideas también".
Aunque el estilo fluido de Russell es claramente contemporáneo, es un director moderno que permanece fiel al grano tradicional de película de 35 mm. "A David le encanta la textura del cine y la magia orgánica que aporta el cine; y una película es mejor si tiene una piel y a David le encantan esos tonos de carne", apunta Sandgren.
Para Sandgren, colaborar con Russell es estimulante en su imprevisibilidad. "Es un artista que está continuamente trabando en la película como un escultor, como si estuviera esculpiendo una obra de arte con arcilla, poniendo toda su habilidad en ello pero permitiendo también que se convierta en algo orgánico por sí misma", describe Sandgrem. "Es una manera distinta de trabajar, pero David es también muy valiente y no tiene miedo a seguir probando ideas. Y por supuesto, eso es de lo que trata la película: ser lo bastante valiente para cumplir tus sueños".
Al igual que la fotografía, el diseño de producción de JOY no sólo abarca décadas sino mundos que son alternativamente reales, teatrales y llenos de sueños. Para conseguir todo eso, Russell contó con su colaboradora Judy Becker, que recibió una nominación al Oscar por su trabajo en La gran estafa americana.
Para ella, 'Joy' fue algo diferente de cualquier cosa que haya hecho con Russell. "Es una historia épica de varias generaciones, pero para mí es también más como una fábula comparada con las otras películas de David", observa. "Es una fábula sobre el poder de la mujer y la familia; y eso es lo que tratamos de expresar visualmente con un diseño atemporal. Va desde los años 60 hasta la década del 2000, pero no queríamos que pareciera una película periódica. Optamos por lo que es todavía una apariencia bastante natural, pero un poco más estilizada de lo normal para darle un toque de cuento de hadas".
Al trabajar en sincronización con Sandgren, Becker exploró una paleta de colores cambiante. "Para el mundo de la infancia de Joy y el taller de Rudy, las cosas son bastante monocromáticas, así que apenas usamos colores o usamos colores desteñidos en nuestros escenarios", explica. "En la primera parte de la película, los colores deslumbrantes sólo vienen a través de los escenarios de televisión y la brillante fantasía del mundo de las telenovelas. Después, cuando Joy llega por fin a QVC, es un poco como la ciudad esmeralda. Queríamos establecer un color fuerte por primera vez en la película, así que la protagonista entra en un vestíbulo oscuro y, de repente, empiezas a ver todo el brillo y el color. Es como una revelación para Joy. Es muy diferente del mundo descolorido en el que ha estado viviendo".
Uno de los escenarios más elaborados que diseñó Becker fue un escenario de un escenario para la telenovela ficticia que ve la madre de Joy y que, de vez en cuando, aparece en la pantalla y en los sueños de Joy. "Los escenarios de esta película son mucho más grandes que cualesquiera que hayamos hecho antes y el de la telenovela fue probablemente el más complicado y divertido de construir", asegura. "Se basaba más en una telenovela prime time de los años 80. Cuando empecé en la industria del cine, trabajé en algunas telenovelas en Nueva York, así que sé de primera mano cómo son los escenarios. Éste lo hicimos muy muy estilizado con un suelo de mármol falso en blanco y negro y unas paredes de falso grano de madera. Cuanto más llamativos los detalles, tanto mejor".
Becker también se vio a sí misma recreando los mundos internos y externos de QVC de los 90. Formado en 1986, el inexperto canal de cable era todavía un concepto nuevo cuando Joy Mangano llegó con su idea de la fregona milagrosa, pero ya estaba creciendo rápidamente para convertirse en una enorme empresa con ventas que superan los 8.000 millones de dólares. Su estudio ubicado en Pensilvania, aunque era bastante desconocido en Los Ángeles, era su propia fusión de ventas y entretenimiento, repleto escenarios de cocinas perfectas y salones, laboratorios de pruebas y equipos trabajando tras las cámaras para mantener el funcionamiento 24/7. (Como extra emotivo, en la película también aparece Melissa Rivers haciendo de su madre Joan, una de las presentadoras más queridas y con mayores ventas de QVC, con más de 1.000 millones de dólares).
"Construimos nuestro propio mundo continuo y completo de QVC desde cero, incluidas las oficinas, las salas de conferencias, las cocinas de pruebas y un increíble escenario rotatorio", explica Judy Becker. "Fue una tarea increíble".
Mientras tanto, la casa de Joy, que es en gran parte su origen y lo que siempre será, se montó en Dallas, Texas. "La casa que encontramos era genial, pero al final tuvimos que construir el sótano en el que viven Édgar Ramírez y Robert De Niro para ajustarnos al guión", explica Becker.
Fuera cual fuera el escenario, Becker, al igual que Sangren, apunta que al trabajar con Russell, hay dos lemas opuestos: 1) estar siempre preparado y 2) estar preparado para pensar algo nuevo en cualquier momento.
" David es muy creativo en el escenario y en cada momento. Había veces que estábamos grabando una escena en el salón y, de repente se le ocurría una idea que iba en otra habitación, por lo que tenías que estar preparado para eso", resume. "Es muy emocionante, porque sabes que, sea lo que sea que estés haciendo con David, va a ser una película que nadie ha visto antes. Sus películas son únicas en el mejor de los sentidos. No se ajustan a ningún género y aunque leas una breve descripción de las películas, no son lo que te puedes imaginar. David es como Joy en el sentido en que es un gran soñador y persigue sus sueños".
El diseñador de vestuario Michael Wilkinson, que fue nominado al Oscar® por su trabajo en el mundo de los 70 de La gran estafa americana, también estaba deseando volver a trabajar con Russell. "En La gran estafa americana, descubrí que David era un espíritu fraternal que comparte la misma pasión por los personajes que yo. Los dos sentimos fascinación por las infinitas maneras expresivas en las que la gente se presenta a sí misma al mundo: su ropa, comportamientos y singularidades. David crea personajes valientes, complejos y originales y le gusta trabajar con actores sin miedo y con mucho talento, así que me sentí inspirado para encajar estos talentos con vestidos impactantes y expresivos", explica Wilkinson.
Al igual que Sandgren y Butler, para Wilkinson la cualidad atemporal de la película también suponía un desafío emocionante, a pesar de los 40 años que abarca en el tiempo. "Creo que todos concebimos JOY como una fábula atemporal", explica. "Es una alegoría sobre el viaje de una mujer para descubrirse a sí misma; así que aunque abarque cuatro décadas, queríamos que el tiempo se percibiera más ambiguamente. Podría casi tener lugar en cualquier momento del siglo XX".
Wilkinson se sumergió en dramas de los años 40 y 50, con sus vestuarios estructurados, y también se fijó en iconoclastas femeninas de diferentes épocas. "Nos inspiramos en una gran variedad de mujeres valientes", afirma Wilkinson. "Los personajes de David tienen vidas apasionadas e importantes: son altamente imaginativos y totalmente únicos, así que su vestuario tiene que ser igual de imaginativo y único.
En la práctica, confeccionar el vestuario para la película fue una enorme tarea. No sólo hay un largo listado de personajes distintos, sino que, según Wilkinson, "vemos evolucionar el estilo de cada personaje a lo largo de 40 años, así que había que definir y estudiar. Además, hay muchos mundos visuales diferentes en la película".
Uno de estos mundos es el ruidoso, mugriento y taller de duro trabajo de Rudy. "Ésa es la parte grumosa y enternecedora de la familia de clase trabajadora de Joy", observa Wilkinson. "Vi a Rudy como alguien con un estilo personal fuerte que evoluciona a lo largo de la película, como cuando cambia su chaqueta de cuero por un look más elegante marcado por su obsesión con Polo By Ralph Lauren".
Otro de los favoritos de Wilkinson es el todo el mundo QVC, encabezado por el elegante personaje de Bradley Cooper, Neil Walker. "Es casi un productor del estilo Cecil B. De Mille", opina Wilkinson. "Neil presenta su canal de televisión por cable con un compromiso total, como si estuviera presentando en MGM durante su época dorada; y realiza actuaciones dramáticas con sus invitados, como la que intenta con Joy, para descubrir las versiones más potentes y atractivas de ellos. Los colores del vestuario cambian de neutros a tecnicolor cuando vamos conociendo a los personajes de este mundo mágico de Oz".
También fue un verdadero placer para Wilkinson tener la libertad creativa para saltarse las normas con el vestuario del mundo de la telenovela existente tanto en los sueños de Joy como en el escenario de televisión constante de su madre. "Fue increíble poder explorar el tipo de vestuario extremo de este género, con agradecimiento y sin ninguna ironía o condescendencia", comenta. "Me encanta que el argumento y los personajes de telenovelas se mantenga en la historia principal de la película de un modo alegórico, con los dos mundos reflejándose en el otro de una manera misteriosa y evocativa".
En el centro de todo está la propia Joy, cuyo vestuario se expande con las curvas de su vida. "Creo que Joy es el personaje más fascinante y complejo que ha creado David nunca", afirma Wilkinson. En cuanto a su apariencia, el público tiene que ver cómo su transformación completa desde que es una joven colegiala de buen corazón hasta que se convierte en una dura y resuelta mujer de negocios y matriarca. Esa evolución se ve a través de 45 cambios de vestuario. Encuentra diferentes maneras de usar su ropa para expresar su determinación. Su diseño de vestuario incluye unos vaqueros levemente rebeldes y camisetas, un vestido de novia elegido por su madre, varios trajes caros hechos a medida y una chaqueta de piel dura e intimidante y unas gafas de sol. Tenemos la oportunidad de ver muchas personalidades de Joy, así como su mundo interior de preocupación, sueños y aspiraciones.
Russell se sintió agradecido por la manera en la que Wilkinson transformó su narración en tela, textura y color. "El diseño de Michael es impecable, hermoso y captura algo especial para cada personaje", asegura el director.
Para todos los maestros artistas y artesanos que trabajaron en la película, Russell subraya que la clave siempre fue mantenerse fiel a la historia. Y aun así, la historia se reduce a una sola imagen: la de Joy y los copos de nieve que parecen definir algo indescriptible sobre su viaje.
"La nieve puede ser bastante mágica", concluye Russell. La nieve es algo de lo que te enamoras cuando eres un niño, pero que 20 años después, esa misma nieve puede ser una pesadilla porque no te deja ir a trabajar y no puedes pagar tu hipoteca; eso es parte de la realidad de la vida adulta. No obstante, sigue teniendo esa magia que sale en los momentos en los que vuelves a ver la vida como una apasionante aventura.