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INFORMACIÓN
Titulo original: Jason Bourne
Año Producción: 2016
Nacionalidad: EE.UU.
Duración: 123 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 12 años
Género: Acción, Thriller
Director: Paul Greengrass
Guión: Matt Damon, Paul Greengrass, Christopher Rouse. Basados en los personajes creados por Robert Ludlum
Fotografía: Barry Ackroyd
Música: David Buckley, John Powell
FECHAS DE ESTRENO
España: 29 Julio 2016
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Universal Pictures


SINOPSIS

Se ha activado un nuevo programa mucho más mejorado que los de la época en que Jason Bourne fue creado. El programa está a cargo de una peligrosa red que no tarda en descubrir el paradero de Bourne, los cuales intentan darle caza para "reacondicionarlo". Pero Bourne sabe algo que sus perseguidores no entienden...

INTÉRPRETES

MATT DAMON, ALICIA VIKANDER, JULIA STILES, TOMMY LEE JONES, VINCENT CASSEL, RIZ AHMED, ATO ESSANDOH, NEVE GACHEV, STEPHEN KUNKEN, SARAH ARMSTRONG, BILL CAMP

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icono criticasSECUELAS    El caso Bourne (2002)

    El mito de Bourne (2004)

    El ultimátum de Bourne (2007)

    El legado de Bourne (2012)

Festivales y premiosPREMIOS Y FESTIVALES

Informacion exclusivaINFORMACIÓN EXCLUSIVA

   En el mundo de la acción, de las secuencias de persecución y de complicados cambios, historias innovadoras y una estructura inesperada, las películas Bourne colocaron el listón del género. Hace casi diez años que el público reclama una nueva entrega, protagonizada por Matt Damon y dirigida por Paul Greengrass, donde la inteligencia, el espionaje y la acción se repartan a partes iguales.
  Mucho ha transcurrido en el mundo desde que el espía Jason Bourne desapareciera a finales de 2007 en El ultimátum de Bourne, y son precisamente estos cambios los que han permitido su regreso. Hacía tiempo que el realizador y los productores buscaban la conjunción perfecta de acontecimientos sociopolíticos para ofrecerle al icónico Jason Bourne el decorado ideal que apoyara su historia. Todo empezó a fraguarse en 2014.
  El productor Frank Marshall, que forma parte del equipo desde la primera película, dice: "Por fin se nos ocurrió una idea que encajaba con el regreso de Bourne. Hablábamos de posibles historias con Paul y Matt, y de pronto, una nos pareció idónea. Reconozco que no nos preocupaba realmente realizar otra película, una tercera secuela, sino que hubiese un cambio relevante en el mundo que nos inspirase para contar una nueva historia".
  "Todos estábamos de acuerdo en que el mundo había cambiado mucho y que podíamos crear un capítulo que encajase con lo que pasa hoy en día", sigue diciendo el productor. "Esta franquicia significa mucho para mí porque estuve al principio, cuando germinó la idea a partir de la primera novela de Robert Ludlum, que transcurría en la era de la Guerra Fría y la trasladamos al mundo del siglo XXI. Me entusiasma que con esta quinta entrega sigamos empeñados en que sea relevante y que los espectadores esperen con impaciencia ver adónde ira Bourne esta vez".
  El productor Gregory Goodman añade que el guión de Paul Greengrass y de su colaborador habitual, Christopher Rouse, no solo es oportuno, también puede servir de propulsor: "Creo que fue una muy buena idea esperar porque ha permitido que la película toque temas mucho más graves y ahondar en ellos. Gran parte de la paranoia y preocupaciones que aparecieron en las anteriores películas casi parecen ingenuas si las comparamos a lo que nos enfrentamos en un mundo pos-Snowden y WikiLeaks, además de la sensación de que sí, efectivamente, hay un gobierno secreto del que nada sabemos. Lo que más me convence en esta película es que incluso los malos tienen argumentos válidos. Como ciudadano, y sin referirme a la película, soy consciente de que tenemos una difícil elección a la hora de escoger entre nuestra necesidad de seguridad y nuestro deseo de intimidad. La película gira en torno a este dilema, pero dentro de un contexto lleno de acción y subidones de adrenalina".
  Hablando de la enorme popularidad del personaje al que da vida, Matt Damon dice: "También sentimos un gran afecto hacia él, y por eso mismo estábamos recelosos de poner la carreta delante de los bueyes y hacer otra película Bourne antes de estar realmente preparados con una buena historia. Solo debíamos esperar que el mundo cambiara un poco. Paul y yo hablábamos a menudo y siempre le decía que si él estaba dispuesto, contara conmigo. Barajábamos proyectos, hicimos otra película juntos entretanto, cada equis meses teníamos una conversación 'Bourne', pero hasta hace 18 meses seguíamos estancados".
  La primera pregunta a la que debían enfrentarse era dónde había estado Bourne durante todo este tiempo. Según El ultimátum de Bourne, el exagente había desaparecido a finales de 2004. "Bien, pero ¿qué había hecho durante doce años? ¿Cómo era su vida ahora?", se preguntaba Matt Damon. "Había que contestar a esas dos cuestiones. Una vez que lo conseguimos, todo empezó a encajar".
No solo había desaparecido Jason Bourne, el mundo actual es muy diferente del que dejó. Christopher Rouse, el coguionista de Paul Greengrass y su colaborador habitual, ganador del Oscar por el montaje de El ultimátum de Bourne, dice: "Ante todo, Jason Bourne es un patriota. Se presentó como voluntario para defender a la nación, y las instituciones en las que había depositado su confianza le traicionaron. Estos sentimientos siguen vigentes en el mundo de hoy. Basta con tomar el ejemplo de la crisis financiera y de lo que pasó con la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) para entender que algunos se sienten decepcionados con el gobierno".
  La idea de intentar equilibrar la intimidad individual con la seguridad estatal es un tema que fascina a Paul Greengrass y Christopher Rouse. Era importante que Jason Bourne se sintiera perseguido por lo que hizo y descubrió en la última película. "Bourne abrió la tapadera al exponer el programa Blackbriar en el final de El ultimátum de Bourne. Para él tenía sentido hacerlo", dice el guionista. "Pero con el tiempo y después de reflexionar, ya no está tan seguro. Es un hombre leal y se está castigando por haber reaccionado como lo hizo".
  El realizador y los productores reconocen que esta última entrega se debe en gran parte al constante deseo que expresaban los seguidores de la franquicia, así como a la increíble popularidad del actor protagonista y del personaje que creó. "Las películas Bourne son casi como una familia, todos regresamos", dice Paul Greengrass. "Y me encanta. Creo que la mayoría pensó que no ocurriría, pero sí, hemos hecho otra. Es un poco como un grupo de rock juntándose de nuevo para una gira, tocan unos temas nuevos y muchos clásicos".
  El productor Gregory Goodman concuerda con el director Paul Greengrass: "Matt hace que Bourne esté próximo a cualquiera. Aporta equilibrio a un personaje en medio de una situación terrible y que se debate para descubrir la verdad. También creo que la dureza y autenticidad de la película contrasta con otras del mismo género, y el espectador siente que ve algo más serio. Las películas desprenden una sensación casi documental, y eso unido a la conexión que existe entre el público y Matt las hace más interesantes".
  Sin embargo, si el personaje no tuviese una trama fascinante donde moverse, Bourne seguiría desaparecido en la gran pantalla y en cualquier otro lugar. "El concepto actual de la guerra cibernética y de los recientes avances tecnológicos están en mente de todos", comenta el actor. "Cada vez somos más conscientes de la vida digital, de las libertades civiles, de cómo se nos puede controlar, y Bourne regresa a ese nuevo mundo".
  El thriller trata temas políticos actuales, pero también refleja la desconfianza que siente el mundo al tener que entregar las riendas de ese mundo a otros. "En el tiempo que ha transcurrido desde la última entrega, vemos el mundo y el lugar que ocupamos en él de otro modo", explica Gregory Goodman. "Mucha gente está preocupada por algunas de las elecciones realizadas por la sociedad a escala global".
  A pesar de ser la continuación de la historia de Bourne y de su búsqueda de la verdad, esta entrega es perfectamente autónoma. "Se entra de lleno en el mundo de Bourne", dice el productor Frank Marshall. "Un mundo plagado de espías, de satélites, de información accesible, algo familiar para el espectador. En cuanto vea el mundo en el que vive Jason y lo que intenta hacer, enseguida se meterá en la historia, incluso si no ha visto las películas anteriores. Los que conocen a Jason Bourne estarán deseando descubrir lo que va a hacer y se subirán al tren".
  Pero ese viaje depende mucho de quién conduce la locomotora, en este caso, el director Paul Greengrass, que conoce a la perfección al personaje y a su mundo, y aporta el perfecto equilibrio de sustancia y estilo. "Hacer cine significa ser fiel a cómo se ve el mundo", explica. "Un director, entre otros cometidos, debe dirigir a la orquesta, conseguir que haya una síntesis entre sus miembros, debe infundir ritmo, y ese ritmo es doble".
  "Está el ritmo de la filmación, del rodaje", sigue diciendo. "En general, un equipo prefiere que sea un ritmo rápido, resolutivo, decidido. Pero también está el ritmo interior de la película, toma a toma, ¿y cuál es? ¿Nos movemos todos con suficiente rapidez o vamos demasiado deprisa? ¿Funciona la dinámica, la coordinación entre la cámara y el sonido, y la interpretación y la escena? Es muy importante darse cuenta de todo esto muy al principio del rodaje".
  La dinámica que acaba de describir el director atrae a grandes actores a sus proyectos. "Los intérpretes deben estar alerta. Deben saberse los diálogos y de qué va la historia porque Paul prefiere rodar secuencias largas", comenta Frank Marshall. "Son muchas páginas y es un reto para los actores, pero funciona muy bien porque les da la oportunidad de sumergirse en la escena. El metraje rodado así aporta una sensación de realismo más profunda".
  Matt Damon recalca el porqué se ha hecho una nueva entrega Bourne: "La razón principal por la que decidimos hacer esta película es el público. En cualquier aeropuerto, en cualquier calle, siempre hay alguien que me para y me pregunta si vamos a hacer otra película Bourne. Por un lado, es maravilloso, pero por otro significa mucha presión añadida porque debemos estar a la altura de las anteriores. Nos sentimos muy orgullosos de las tres primeras y queremos que esta encaje a la perfección. Estamos entusiasmados y estresados a la vez, pero también sabemos qué gusta de estas películas y nos hemos esforzado al máximo para que esta sea tan buena como las demás".
  "Estoy convencido de que, haga lo que haga, siempre se me asociara con este papel", sigue diciendo. "Es normal. Si interpretas cuatro veces al mismo personaje, te seguirá eternamente, pero no me importa que me siga. Al contrario, Jason Bourne me cae realmente bien".
  Hace una pausa antes de añadir: "La verdad, no sabíamos qué título darle cuando empezamos. Era 'el proyecto Bourne sin título', pero el estudio dijo: '¿Por qué no llamarlo sencillamente JASON BOURNE?' Me pareció una idea genial. Era un título clásico y, a la vez, inesperado".
  Toma la palabra el productor Frank Marshall: "El público responde al personaje de Jason Bourne. Despierta una gran empatía y todos desean verle salir de estas tremendas situaciones. Creen en sus principios. Además, si pudiera tener a Matt Damon en cada una de las películas que produzco, me sentiría muy complacido. Es un ser humano sincero, amable, dulce y maravilloso, además de un gran profesional y un colaborador con un gran sentido del humor".

  Bourne ha cambiado mucho en los años que desapareció. "Reencontramos a Bourne en la frontera entre Grecia y Macedonia. Tiene sentimientos encontrados, está nervioso, pero no sabemos por qué", dice Paul Greengrass. "¿Qué le ha pasado a Bourne durante los últimos diez años, por qué no ha hallado la paz que tanto anhela? La historia relata lo que debe hacer para intentar encontrarla".
  "Descubrimos que por fin es libre", añade Matt Damon. "Se ha liberado de la identidad de Jason Bourne, pero no por eso está más tranquilo. Es un ser torturado y volvemos a encontrarle en un lugar muy oscuro".
  Una de las constantes en la vida fragmentada del exagente es Nicky Parsons, una compañera profesional que consigue encaminar a Bourne hacia la salida de una vida entre sombras. La agente también desapareció desde la última vez que se vieron, pero reaparece inesperadamente en medio de la muchedumbre y le pasa una nota a Jason, indicándole dónde debe ir para verla. Ha entrado en los archivos de la CIA y se ha hecho con documentos de "Black Ops" (Operaciones encubiertas) de hace treinta años. Nicky Parsons, una de las escasas personas en las que Bourne confía, se ha dedicado sobre todo a analizar los documentos clasificados del agente.
  Julia Stiles vuelve a dar vida a Nicky Parsons y aprovecha para comentar algo que muy pocos saben acerca de su personaje: "Originalmente, al final de El caso Bourne, lanzaban a Nicky contra un muro y se rompía el cuello. Por suerte para mí, decidieron no incluir la escena y aquí estoy, quince años después".
  "Cuando me dieron el papel, no dije nada, pero recuerdo que pensé: 'Soy demasiado joven para estar en la CIA'. Tenía 19 años entonces", recuerda la actriz. "Tal como lo veo, Nicky estaba llena de entusiasmo al principio y era la perfecta ayudante. Pero con el paso del tiempo empezó a hartarse y a desconfiar, sobre todo por su relación personal con Jason Bourne. Le importa y conoce las consecuencias psicológicos del programa. Cuando la dejamos en El ultimátum de Bourne, ella también debe esconderse, su vida cambia drásticamente. Me gusta esta nueva encarnación. Nicky es una intrépida rebelde, está enfadada con la agencia y harta de huir. Nada la retiene, no tiene nada que perder. Decide sacar a la luz lo que ha hecho la organización, no le importan las consecuencias, al contrario. Solo así podrá dejar de huir".
  Christopher Rouse explica por qué Nicky Parsons es uno de los personajes clave de la historia: "Nicky decidió participar. Se ha unido a un colectivo de hackers para intentar enderezar un error. Bourne, por otra parte, no quiere involucrarse. Pero Nicky está convencido de que debe hacerlo. Bourne no puede existir sin un propósito, sin un cometido. Por eso mismo se unió al programa, para defender a su país".
  También ha habido cambios en la cúpula de la CIA. El nuevo director es Robert Dewey, un hombre complejo que sabe mucho. "Uno de los mayores retos era encontrar un antagonista fuerte y creíble para Bourne", explica Paul Greengrass. "Los personajes anteriores, interpretados por Brian Cox, Chris Cooper y David Strathairn, eran geniales. Esta vez hemos sido afortunados de poder contar con Tommy Lee Jones. Se metió de lleno en el papel y en el método de rodaje, a pesar de no estar acostumbrado a nuestra locura habitual. Pero hizo prueba de humor y tengo la impresión de que se lo pasó muy bien".
  Tommy Lee Jones no tuvo problemas en encarnar el papel escrito por Paul Greengrass y Christopher Rouse. "Siempre me divirtió ver esas películas y pensé que me divertiría aún más rodando una", dice. "Ya era hora de que volviera a trabajar y hace mucho que conozco a Matt. Resumiendo, había un montón de razones positivas para aceptar el papel, pero la principal era pasarlo bien".
  Pero el director Dewey no es un hombre que piense en pasarlo bien. "Mi personaje quiere conseguir un programa que permita a la agencia tener acceso a los archivos y correos de prácticamente todos los habitantes del mundo", explica Tommy Lee Jones. Al preguntarle si Dewey es de los buenos o de los malos, contesta sin dudar un segundo: "Claro que es malo, está empeñado en matar al bueno".
  El productor Frank Marshall no es tan categórico: "Desde la primera, estas películas exploran acciones y personajes que pertenecen más bien a una zona gris, especialmente la última. El argumento que usa Dewey es el patriotismo y la protección del país. El personaje de Tommy Lee Jones es mucho más complejo de lo que parece a primera vista".
  "Dewey escoge el camino más corto. Si hay que romper unos huevos en el camino, mala suerte", añade el productor Gregory Goodman. "Es posible que el espectador no esté de acuerdo, o que yo tampoco lo esté, pero entiendo su punto de vista".
  No cabe duda de que el mayor desarrollo en la última década ha sido la creciente importancia de la inteligencia cibernética. Frank Marshall comenta que si existía un departamento semejante en la época de El ultimátum de Bourne, no tenía nada que ver con lo que es hoy en día. "Uno de los elementos clave en la franquicia Bourne es la desconfianza mutua entre los personajes", comenta. "Los únicos dos que realmente confían el uno en el otro son Nicky y Bourne. En el lado de la CIA, nadie se fía de nadie, lo que lleva a la película a otro nivel de misterio y de suspense".
  Empeñados en una permanente actualización, Paul Greengrass y Christopher Rouse han creado un personaje esencial en el equipo de la CIA, la pirata informática Heather Lee, a la que da vida la oscarizada Alicia Vikander. Es una hacker prodigiosa capaz de analizar los medios sociales y predecir posibles conflictos en todo el mundo, influir en ellos e incluso controlarlos.
  El productor Gregory Goodman habla de la única persona que sospecha que Nicky Parsons busca a Jason Bourne: "Heather es una joven que estudió en la Universidad de Stanford y a la que ofrecieron todo tipo de puestos. Podría haber trabajado en el sector privado y ganar millones, pero es una persona inteligente que tiene muy claro lo que importa en este mundo. No solo es ambiciosa, quiere ser eficaz y cree que encontrar a Bourne será una gran baza para su carrera. Necesitábamos a una actriz con carácter para enfrentarse a Tommy. La relación entre ambos es bastante conflictiva".
  La experta en contrainsurgencia y ataques con drones a objetivos de elevado valor pide formar parte de la operación y garantiza entregar a Parsons y a Bourne. Heather Lee los persigue de Atenas a Berlín, y de Londres a Las Vegas. Cuando está casi segura de que será posible hacer que Bourne vuelva y sea reacondicionado, comete el mismo error que otros cometieron antes.
Christopher Rouse, que participa en la saga desde el principio, estaba convencido de que debían incluir a un personaje femenino fuerte y joven en esta nueva entrega. "Jason Bourne es un hombre que bucea en el pasado para intentar comprender su presente y su futuro", dice el coguionista. Necesitábamos a alguien nuevo que no estuviera unido al pasado como el director Dewey, una de las reliquias de la CIA, sino una persona con ideas modernas que pudiera planear algo nuevo para Bourne".
  Paul Greengrass dice que tanto su coguionista como él querían un personaje nuevo con mucho carácter que representara un reto difícil para Bourne: "Me refiero a las habilidades y también a los conocimientos de la nueva generación. Había visto a Alicia en Ex Machina y La chica danesa, y me pareció fantástica. Pero para ser sincero, no pensé que aceptara el papel. En mi opinión, el primer papel que se ofrece en una película significa mucho, puede ser una sacudida de realidad para el director, así que decidí invitarla a comer".
  Lo que Paul Greengrass no sabía es que esa comida también era muy importante para la actriz. "Al cabo de unos minutos le conté algo a Paul, pero estoy segura de que pensó que me lo había inventado expresamente", recuerda. "Cuando me fui a Londres, compartía un piso muy pequeño con tres chicas, no lejos de donde rodamos en Paddington. Teníamos muy poco dinero y compartíamos la ropa e incluso las camas. Los domingos, si no teníamos dinero para bajar al pub, nos quedábamos en casa a ver Bourne. Veíamos las películas una y otra vez. Cuando regresé de la comida con Paul, lo primero que hice fue llamar a mis antiguas compañeras de piso".
  Al preguntarle por qué le gustaban tanto las anteriores películas, contesta: "Vi muchas películas de espías mientras crecía y tenía una idea bastante clara de cómo era el género. De pronto, descubrí algo totalmente nuevo. Me gustó tanto que incluso llegué a plantearme la posibilidad de que Bourne podía existir, podía estar en la calle a mi lado. Quería que fuera verdad. Me gustó mucho que las películas tocaran aspectos sociales y políticos, que fueran inteligentes sin por eso dejar de ser puro entretenimiento de alto voltaje".
  Alicia Vikander no tardó en ser un miembro más del equipo de rodaje de JASON BOURNE. "Al trabajar con Paul, se tiene la sensación de que el sistema está perfectamente rodado", dice. "En el plató, la gran mayoría eran hombres. Tuve que aprender grandes cantidades de diálogo bastante técnico y me costó. Pero en cuanto conseguí controlarlo, empecé a pasarlo realmente bien".
  Matt Damon dice que Alicia Vikander y Tommy Lee Jones fueron dos grandes bazas para el equipo habitual de las anteriores películas: "Alicia aportó un elemento juvenil a la historia, y de Tommy solo puede decirse que es una auténtica leyenda. En realidad, estas historias tratan del hijo pródigo que regresa lleno de rabia y frustraciones para enfrentarse a su padre. Basta con ver la trilogía para comprenderlo. La película revela que hay una profunda conexión entre el personaje de Tommy Lee y el mío. Bourne se entera de algo totalmente inesperado que le lleva a un enfrentamiento crucial".
  Asimismo, Dewey y Heather Lee tienen una relación más antigua de lo que puede parecer. "Se intuye que Dewey ha sido el mentor de Heather en su carrera profesional", explica Tommy Lee Jones. "Y al igual que cualquier hijo, acaba desarrollando cierto resentimiento hacia la figura paterna. Hay un paralelismo entre los personajes de Jason Bourne y de Heather Lee. Los dos tienen algo en común, un papá malo".
  Si hay nuevos métodos para robar y compartir secretos, también los empresarios cambian. Una de estas nuevas figuras de los negocios en la red es Aaron Kaloor, fundador y director ejecutivo de la red social Deep Dream, conocida por ser un lugar seguro donde los usuarios pueden expresarse libremente y explorar ideas, así como intercambiar objetos materiales y servicios. Difiere de otras redes sociales al venderse como un lugar que garantiza la intimidad de los usuarios. O sea, un lugar irresistible para las mentes brillantes que observan a millones de personas convencidas de que nadie las ve.
  El actor británico Riz Ahmed, conocido por su trabajo en Nightcrawler y Four Lions, encarna a Aaron Kaloor. "Aaron es un personaje simpático, aunque tiene una faceta calculadora", explica. "Me pareció interesante que se subrayaran sus elevados objetivos, su altruismo, pero me gustó aún más que no se escondiera la posibilidad de que actúa simple y puramente para sus intereses".
  En opinión de Riz Ahmed, el guión contiene personajes realistas y complejos, y las pistas que llevan hacia el desenlace final están perfectamente orquestadas: "Cada línea de diálogo invita a profundizar un poco más, a adentrarse en la madriguera y descubrir más cosas del mundo en que vive mi personaje. Me documenté leyendo muchos artículos acerca de las empresas de Silicon Valley para entender el ambiente y los valores del personaje. Aparentemente, todos tienen motivaciones altruistas e idealistas, pero también es un lugar muy capitalista. Por lo que vi, no se fían del gobierno y prefieren hacer las cosas a su manera".
  A Vincent Cassel, que interpreta al enigmático el Activo, el papel no le atrajo tanto como la idea del rodaje y el proceso creativo de Paul Greengrass. "Todas las franquicias tienen un estilo propio. Desde luego, Jason Bourne tiene el suyo", dice. "Aunque ocurren muchas cosas en muy poco tiempo que puedan resultar poco creíbles, Paul consigue contar la historia bajo un prisma muy realista. Las imágenes parecen sacadas de la vida real".
  En varias ocasiones, las conversaciones de Vincent Cassel con Paul Greengrass sobre su personaje giraban en torno al comportamiento de este. "Solo se entienden las motivaciones de los personajes a través de sus acciones y de la evolución de la historia. Hablamos mucho de tiburones. Si hacía algo que le parecía demasiado suave, me decía que me moviera como un tiburón. Mi papel tiene muy poco diálogo, y eso me lo hizo más difícil. Siempre es más fácil interactuar con los demás actores. El Activo se centra sobre todo en ir directamente al grano en cada escena".
  Ato Essandoh, de Django desencadenado, se sintió atraído por el aspecto más visceral de la franquicia. Interpreta a Craig Jeffers, el director adjunto de la CIA. "Lo que más me gusta de la franquicia es el hecho de que plantea cómo se puede salir de situaciones realmente imposibles", dice el actor. "Y Jason siempre lo consigue. Es realista, dura y me encantan las escenas de lucha. Dan la sensación de ocurrir de verdad".
  Hablando de agentes en la vida real y de las duras elecciones a las que deben enfrentarse, dice: "Meterse en situaciones peligrosas es emocionante, pero saben controlan esas emociones y cumplir con el trabajo. Creo que cuando uno lucha por una causa - buena o mala -, se convence de que lo hace por el bien de los demás. Si se está convencido, se puede hacer casi todo".
  El personaje llamado Christian Dassault se ha convencido de que piratea a niveles mundiales por el bien de la sociedad. Sus grandes conocimientos hacen que Jason Bourne recurra a él para obtener ciertas respuestas. Vinzenz Kiefer, que encarna al hacker, había decidido pasar un mes en India (incluso se había rapado la cabeza) cuando su agente le pidió que grabara una cinta de prueba. Solo faltaba una semana para irse cuando se enteró de que tenía el papel.
  Hablando de su personaje, dice: "Puede que Dassault empezara pirateando para divertirse, para molestar a algunas personas. Pero esto es diferente, es una misión. Se toma muy en serio lo de la transparencia, la importancia de mostrar a la gente lo que se nos esconde. Piensa vivimos en una oscuridad permanente. Las masas creen a pies juntillas en la información publicada en los periódicos, en Internet, emitida por la tele, confiamos en los medios. Sin embargo, nos mienten descaradamente, nos manipulan para hacer lo que ellos desean, para que pensemos y seamos lo que ellos quieren. Todo está sumido en la oscuridad, y Christian quiere iluminarlo".
  Alicia Vikander piensa que todos los personajes, sean del bando que sean, tienen un rasgo en común: "En general, todos los personajes en las películas Bourne están muy motivados, pero también muy solos. No tienen compañía, están totalmente entregados a su cometido, como si estuvieran en un túnel y su objetivo se encontrase en la otra punta. Por eso creo que están tan solos, porque son incapaces de confiar en nadie".
  Paul Greengrass habla de los personajes y de los intérpretes: "Son papeles que, a primera vista, pueden parecer sencillos a un actor, pero no es así. Representan un auténtico reto interpretativo. Una franquicia es un mundo, y a los espectadores les encanta el mundo de Bourne. Los nuevos personajes deben aportar algo muy concreto al público. En esta película, los actores no solo deben meterse en el papel, deben crear una relación entre su personaje y Bourne. Y no olvidemos toda la historia anterior que recoge cada nueva entrega. Además, hay escenas muy físicas, auténticos retos para muchos actores. Cada papel es un desafío, pero este reparto estuvo más que a la altura".

  Ir de una localización a otra a nivel global mientras se rueda una importante película de acción requiere una planificación muy precisa. El trabajo durante las semanas previas al rodaje y durante la filmación para diseñar, organizar, construir, anticipar cualquier problema y transportar el material puede volver loco a cualquier equipo, excepto al de Paul Greengrass.
  "Si hablamos de superproducciones, JASON BOURNE no entra en la categoría de pesos pesados, más bien es un peso gallo", dice el director con gran humildad. "Pero aun así, hay que preverlo todo, y son muchos elementos al mismo tiempo: multitudes, trucos, vehículos, decorados, efectos. Todo depende de la preparación. Nos preparamos con mucho tiempo de antelación y el equipo era maravilloso. Todo cuajó. Hacer cine es una actividad llena de personas. Una película como esta mueve a unas 300 personas que deben trabajar juntas entendiendo lo que hace cada una. Si todo va bien, cada miembro se siente más seguro de sí mismo. En realidad, es como cualquier actividad, como los deportes, es lo mismo. Al principio parece que se tambalea, pero los cimientos se asientan pronto y todo va bien".
  Entre los muchos y experimentados técnicos que Paul Greengrass y los productores reunieron para el rodaje está Simon Crane, director de la segunda unidad encargada de rodar las secuencias de acción, que ha trabajado en algunas de las películas más importantes de la industria desde que empezó hace treinta años. "Me gusta el desafío de enfrentarme a algo nuevo, y eso es lo que hacen las películas de Bourne. Escogen secuencias habituales y las transforman en algo totalmente inesperado sin que pierdan realismo", explica. "No nos va el espectáculo, todo gira en torno a Bourne. Por eso, los efectos son reales, no utilizamos efectos visuales. Los coches no alcanzan alturas inconcebibles, por ejemplo. Debe ser creíble, pero mucho depende del trabajo de los actores".
  Otro factor en las exitosas entregas de Bourne son las localizaciones internacionales. En este caso, se rodó en Tenerife, Londres, Berlín, Washington DC y Las Vegas, además de interiores en platós. Pero ya lo dice el productor Frank Marshall: "Filmamos en sitios reales que los espectadores quieren ver".
  El rodaje principal de JASON BOURNE duró 85 días y otros 30 días para la segunda unidad. En su gran mayoría, la película se rodó cronológicamente. Todos los que trabajan con Paul Greengrass, tanto actores como técnicos, saben que puede haber cambios en las secuencias de peleas, escenas reescritas o completamente nuevas, lo que haga falta para que la sensación de inmediatez quede reflejada en la película. La flexibilidad siempre merece la pena, según el director.
  Riz Ahmed expresa la opinión de sus compañeros de reparto: "Paul tiene el asombroso don de pensar mientras rueda y reescribir escenas en el plató. Los cambios no le preocupan. Está abierto a sugerencias y nos pidió que colaborásemos con él aportándole ideas. En varias ocasiones rodé escenas que había cambiado la noche anterior. Rodar así solo es posible porque hay un trabajo previo muy preciso y todo está anclado en la realidad. Me había aprendido las escenas y me había documentado, por eso no era muy grave para mí tener que trabajar con una versión diferente de la escena. Paul siempre quiere pulir más". De hecho, para una de las escenas más importantes del papel de Riz Ahmed, cuando da un discurso en el simposio EXOCON, Paul Greengrass le entregó una versión totalmente nueva de dicho discurso la mañana misma del rodaje.
  Quizá sea una de las razones por las que Frank Marshall trabaja tan a menudo con el realizador. "Es un modo maravilloso de hacer una película", dice. "Nadie tiene miedo de dar su opinión porque sabe que será bien recibida. A nadie le da miedo hablar de los problemas. Hicimos cambios de última hora en algunas escenas porque nos dimos cuenta de que algo no funcionaba, de que no iba bien encaminado en opinión de Matt, por ejemplo. Se acercaba a Paul y le decía: 'No creo que Bourne dijera una cosa así'. Y tenía razón. Hicimos muchos cambios para mejorar".
  Aunque parezca una locura, Paul Greengrass dice que es método muy utilizado por él: "Sin una buena planificación, no se puede rodar una película como esta, enseguida surgen problemas. Pero no por eso debe perderse la habilidad de innovar si algo no encaja del todo. Se busca otra forma de hacerlo, se prueba con algo diferente. Al fin y al cabo, estamos para eso. Los que trabajamos en cine sabemos que la sencillez es lo mejor".
  Los intérpretes también debieron preparase en muchos aspectos. Concretamente, en el caso de Matt Damon, que había decidido no usar un doble para las escenas de pelea, significó entrenarse a fondo físicamente. "Tengo unos cuantos años más que en las anteriores películas y tardo más en ponerme en forma. Hice muchas pesas, boxeo y corrí, además de seguir un régimen muy estricto. Mi objetivo era ser creíble en el papel de Bourne, por eso debía cuidar de mi aspecto físico".
  Antes de empezar a rodar El caso Bourne en 2002, a Matt Damon le sugirieron que aprendiera a boxear porque cambiaría su forma de andar, y se entrenó cada día durante seis meses empezando desde cero. "Tenía 29 años entonces, ahora tengo 45, pero he seguido boxeando durante los pasados 16 años porque descubrí que me gustaba", dice. "Además, le viene muy bien al personaje de Bourne, es un papel muy físico. Siempre que preparo una película Bourne, vuelvo a boxear a fondo, me ayuda mucho".
  El entrenador personal Jason Walsh trabajó con Matt Damon para "tunearle", ya que siempre se mantiene en buena forma física. Se dedicó sobre todo a reforzar la musculatura, tanto del torso como de las extremidades inferiores. Dada la situación de Jason Bourne al principio de la película, todos estaban de acuerdo en que el golpe psicológico le había estresado y se decidió exagerar el entrenamiento del actor para conseguir una musculatura adecuada acorde con las escenas de boxeo a puño desnudo.
  Una vez logrado el aspecto físico, Matt Damon también se entrenó durante el rodaje para mantener el mismo aspecto. La acción de JASON BOURNE transcurre en un periodo de siete días, por lo que la apariencia externa solo podía cambiar mínimamente, dependiendo de lo que había ocurrido el día anterior.
  Asimismo, Matt Damon siguió entrenándose con el boxeador Matt Biamonte, al que conoció mientras se preparaba para los papeles en Invictus y Destino oculto. Matt Baiamonte trabajó con el legendario Angelo Dundee, preparador de estrellas de la talla de Muhammad Ali, Sugar Ray Leonard, George Foreman y Héctor Camacho. Roger Yuan guió al actor por la coreografía de las peleas, y Gary Powell, el coordinador de especialistas, supervisó todo el proceso.

  Barry Ackroyd se ha encargado de la iluminación y fotografía de JASON BOURNE. "Barry es un viejo amigo de Paul y han trabajado juntos en varias ocasiones", explica el productor Gregory Goodman. "Al igual que Paul, Barry viene del mundo del documental y se interesa por los problemas sociopolíticos que toca la película. Todo esto se nota en su trabajo. Tiene un estilo muy orgánico que se funde con el de Paul".
  En las primeras conversaciones con el director de fotografía, Paul Greengrass le comentó que prefería rodar en 35 mm, y la decisión fue mutua. Sin embargo, con un rodaje que incluía muchas escenas de noche, efectos prácticos y trabajo de especialistas, el director y los productores decidieron que las filmaciones nocturnas y las secuencias de acción de la segunda unidad se rodarían con la cámara Alexa de Arri, y el resto de las escenas con negativo de Kodak. Se realizaron pruebas para asegurarse de que no se notaría la diferencia añadiendo grano al rodaje digital y eliminándolo en el de 35 mm. Asimismo, los cineastas tenían claro que debía ser un equipo muy reducido, similar al usado en un documental, para facilitar los desplazamientos.
  Barry Ackroyd mandó una circular a los productores en la que explicaba su enfoque minimalista e incluso citaba una frase del famoso documentalista y cineasta Robert Drew, que una vez dijo: "A la mierda el travelling, a la mierda la grúa, ¡vamos a rodar, a rodar y a rodar!" Añadió que se basaría en el zoom "porque me permite acercarme como lo hace el ojo, la mente", una técnica muy apreciada por Paul Greengrass y por el guionista y montador Christopher Rouse. Tanto el director de fotografía como el realizador prefieren rodar secuencias largas, sin interrupciones. A pesar de la famosa frase de Robert Drew, en la película hay algunas tomas rodadas con grúas y travelling "para dar sensación de movimiento", dice Barry Ackroyd.
  Irónicamente, mantener la sencillez complica la toma en muchas ocasiones. "Es más complicado porque se coloca la cámara en lugares difíciles", explica el director de fotografía. "Es duro rodar una secuencia larga cámara en mano, sobre todo si se repite una y otra vez. Representa un esfuerzo físico. Siempre acabamos buscando los últimos rayos de luz. Me parece más emocionante rodar así. Incluso en las escenas largas, cada vez que se vuelven a rodar, aparece algo nuevo".
  Por experiencia sabe que cuando se filma con Paul Greengrass no debe limitarse a iluminar el centro de la escena (por ejemplo, dos personas sentadas en una mesa hablando), sino toda la habitación, los pasillos e incluso parte de la calle, permitiendo así al director que pueda rodar la escena en diferentes sitios.
  "Cuando se rueda, hay que hacer cambios", dice Paul Greengrass. "A veces es necesario rodar pegado a los actores, con la cámara casi en el suelo, incluso en medio de la escena. Otras veces hay que alejarse, incluso verlo todo desde los monitores, pero hay que poder comunicarse con el plató, sobre todo tratándose de una escena de acción con cámaras por todas partes. Pero cuando se capta el momento, es algo especial. Sientes que cualquier esfuerzo es poco para conseguirlo. Incluso si te has entregado al cien por cien, quieres entregar un poco más".
  La misma regla se aplicó al vestuario de la película, ante todo sencillez. El diseñador de vestuario Mark Bridges se encargó de que nada fuera ostentoso. "La sencillez es lo más difícil", dice. "Sobre todo cuando debe decirlo todo. Me ocupo de crear el aspecto exterior de los personajes, y el actor se ocupa del interior. Mis decisiones siempre se basan en el personaje, pero deben aportar pistas visuales, da igual el tiempo que haga. Mientras no se vea el aliento de un actor en una escena que transcurre supuestamente en pleno verano, todo va bien. Siempre que brille el sol, el público se lo creerá".
  En cuanto a ilustrar a un personaje, si tomamos a Nicky como ejemplo, nos encontramos con una mujer que lleva tiempo huyendo y que por lo tanto viaja con muy poco equipaje. Mark Bridges pensó que, por lógica, no se cambiaba a menudo de ropa, y la actriz Julia Stiles añadió que, fuese como fuese, debía sentirse cómoda en ese traje.
  Sin embargo, el vestuario de Bourne, que siempre tiene acceso a dinero, pasaportes y otras herramientas que le hacen pasar desapercibido, debía ser bastante nuevo y escogido para fundirse entre la gente. El departamento de vestuario la describía como "cómoda y eficiente". Matt Damon sugirió que Bourne llevaba una chaqueta y se escogió un modelo marrón que no llamara la atención.
  También se estudió cuidadosamente el vestuario de los antiguos y nuevos miembros de la CIA. Solo Heather Lee tuvo derecho a ciertos toques diferentes que reflejaban su pasado como pirata informática.
  Además del trabajo de cámara, de vestuario y otros aspectos del diseño de la película, Simon Crane, el director de la segunda unidad, dice que "lo más importante es que el rodaje sea seguro. Siempre que fue posible, usamos cámaras con control remoto colocadas en la carretera o en un vehículo para evitar que un operador se arriesgara. Hay escenas en que los vehículos van muy rápido y siempre puede pasar algo, por eso nos esforzamos en estar preparados para cualquier incidente. Utilizamos equipos especiales, como el brazo móvil - una grúa montada en el techo de un vehículo -, y siempre escogimos la cámara más pequeña. Había 15 ó 16 cámaras en las grandes escenas de acción y, que yo recuerde, todas acabaron intactas".
  Las múltiples cámaras permitieron que el cineasta contara con una amplia selección de tomas. "Es un poco como tener versiones múltiples de lo mismo desde perspectivas diferentes", explica Barry Ackroyd. "Cuentan lo mismo con pequeñas diferencias. Así, en la sala de montaje, Paul y Chris disponen de mucha más información y, además, también es una garantía de que no nos perdemos nada".

  Desde la primera película, el realizador y los productores han querido que el público viaje a países muy diferentes, incluso a lugares que no son tan accesibles como antaño por razones de seguridad, políticas o económicas. Puede decirse que esta es una película rodada globalmente, con secuencias que transcurren en Beirut, Atenas, Macedonia, Roma, Reikiavik y muchos otros decorados naturales.

  TENERIFE...
  Impulsados por la necesidad de rodar en lugares muy diversos, los productores  pensaron en la isla de Tenerife. "Tenerife posee la enorme ventaja de ofrecer muchas localizaciones en una única isla", explica Gregory Goodman. "Es realmente asombroso. Rodamos la secuencia de Beirut en una acera al lado de donde habíamos rodado la escena de Atenas y, sin embargo, no se parecía en nada. Teníamos la sensación de estar en Beirut, en otra parte del mundo".
  En la primera escena de JASON BOURNE descubrimos a Bourne en un punto muy bajo de su vida, metido en un combate de boxeo a puño limpio con cualquiera que quiera enfrentarse a él. Nicky escoge ese momento para reaparecer: una cara más entre los espectadores y una mano que le entrega una nota indicándole dónde quedar con ella. En esa reunión, Nicky le revela algo asombroso. A pesar de que Bourne creía haber conseguido recordar todo el pasado, descubre que "recordar" no es sinónimo de "entender".
  "Nicky es compasiva, pero hay poco lugar para la compasión en el mundo en que se mueve", explica la actriz Julia Stiles. "Es fascinante descubrir que Bourne deja que le golpeen porque se siente culpable por todo el daño que ha hecho. Es una capa más a una película que, tratada de otra forma, sería superficial".
  "En ningún momento se dice que se esconde, pero está claro que ha desaparecido", añade el productor Gregory Goodman. "Es obvio que tiene grandes dudas y aún no se ha reconciliado con lo que es. El pasado sigue torturándole y busca una respuesta".
  "Paul quería plasmar la manifestación física de la agitación interior de Bourne", dice Matt Damon. "Por eso se dedica a golpear a otros seres humanos hasta noquearlos y a que hagan lo mismo con él. Es su forma de deshacerse de las imágenes y pensamientos que no le dejan vivir".
  En principio, el primer oponente de Matt Damon solo iba a ser un figurante más mirando la pelea, pero tanto el director como el actor estaban de acuerdo en que su aspecto merecía algo más. Así fue cómo ÁNGEL RAFAEL TOSTE SUÁREZ fue "promocionado" y encarnó al enorme luchador del que Bourne se deshace con sorprendente facilidad. El segundo oponente es BRIAN NICKELS, un especialista profesional y excampeón de boxeo a puño limpio con el que Matt Damon se entrenó durante varias semanas.
  Sobre su contrincante en la gran pantalla, Matt Damon dice: "Brian es un tipo duro, muy duro. En estas películas siempre acabo enfrentándome a personas que son muy buenas en lo que hacen. Una pelea rodada se acerca casi más a la danza porque cada uno debe hacer lo previsto en el momento exacto. Brian siempre está en el punto exacto, y si me retraso ligeramente, todo sale bien porque sabe qué hacer. Siempre aviso a mi oponente: 'Seguro que se me escapa un golpe, no lo hago a propósito, pero todo es muy rápido y puede que ocurra'. Me han dado en poquísimas ocasiones, pero siempre acabo golpeando a alguien. Son profesionales, y tampoco les doy muy fuerte, no pasa nada. Han recibido golpes mucho peores que los míos, ni se inmutan".
  Nicky y Jason no quedan en un bar tranquilo, sino en la plaza Sintagma, en Atenas, donde al cabo de unos segundos hay un enfrentamiento entre la policía y unos manifestantes. "Decidimos que la reunión se celebraría en el centro de la ciudad, sumido en el caos más total", explica Paul Greengrass. Nicky llega sola a la plaza y ve a la policía frente a los manifestantes. Son escenas que representan mucho trabajo por la cantidad de personas y atrezo que requieren, figurantes, policías, coches volcados, cristales rotos, un cañón de agua, lanzamiento de piedras... Pero todo se resume en la seguridad, como siempre. El rodaje debe ser seguro, debe parecer real, y la acción debe ser dramática. Las escenas de desórdenes públicos solo funcionan si son muy específicas, si se filman detalles concretos. Eso sí, me lo paso muy bien rodándolas".
  La responsabilidad de los decorados recayó en PAUL INGLIS, el supervisor de la dirección artística en Tenerife, que se encargó de crear la plaza Sintagma a partir de la plaza de España de Santa Cruz de Tenerife. "Disponemos de un sinfín de vídeos e imágenes en Internet que describen cómo era Atenas durante las manifestaciones. Santa Cruz tiene sus limitaciones, no es ni mucho menos tan grande como Atenas. Escogimos perspectivas apropiadas en las calles e incluso rodamos dos o tres veces en la misma porque sabíamos que, según la cantidad de humo, de lo que estuviera ardiendo y de la acción, la escena parecería transcurrir en otra calle. Esperamos haber conseguido crear una versión de Santa Cruz que ningún tinerfeño sea capaz de reconocer cuando vea la película".
  El complicado decorado incluía ocultar todos los nombres de tiendas en castellano y sustituirlos por griegos, cambiar el nombre de las calles, colocar anuncios y carteles adecuados, envejecer todo lo que era demasiado nuevo, así como incrementar los destrozos y los grafiti de menos a más desde la plaza Sintagma a las calles adyacentes. Paul Inglis se hizo con los servicios de grafiteros locales, que estaban encantados de pintar legalmente por una vez.
  Quizá lo más delicado era convertir a los cientos de figurantes en manifestantes, policías, periodistas y curiosos. "Fue posible gracias a Paul, a su forma de ver el cine y a sus poderes de comunicación", dice Gregory Goodman. "Pero no hubiéramos podido hacerlo sin Chris Carreras, el primer ayudante de dirección, ni sin Gary Powell, el coordinador de especialistas, y la disposición de Matt y Julia a hablar con ellos. Entre todos consiguieron que los figurantes sintieran que eran una parte importante del proceso, y que sin ellos, la película no sería tan grande".
  A partir de imágenes de auténticas manifestaciones en Atenas, Paul Greengrass y el asesor militar Paul Biddiss dividieron los enfrentamientos en tres secciones y trabajaron cada una por separado, indicando cada detalle, desde quién y cuándo tiraba piedras o se enfrentaba a las fuerzas del orden, hasta la forma en que la policía rechazaba a los manifestantes o usaba el cañón de agua. "La preparación fue muy detallada", explica el productor Gregory Goodman. "Había muchos coches, mucha pirotecnia, mucha gente, pero lo mejor de todo fue descubrir el nivel de los figurantes. Cuando se trabaja fuera, nunca sabemos qué vamos a encontrarnos. En Tenerife, el grupo que trabajó de noche consiguió aportar una sensación de urgencia dramática a las escenas casi única".
  "Se trata de enseñar a los manifestantes cómo meterse con la policía y a la policía a reaccionar, y todo dentro de medidas de seguridad muy estrictas", añade Paul Biddis. "Creamos un auténtico equipo antidisturbios con máscaras de gas, escuadrones tácticos, perros, parecía absolutamente real. Enseñamos palabras y eslóganes en griego a los manifestantes. En realidad, dediqué el 60% de mi tiempo a documentarme, y el restante 40% a aportar mis conocimientos como miembro del ejército".
  Cuando Bourne y Nicky se dan cuenta de que los siguen, Jason se hace con la moto de un policía, obliga a Nicky a subir detrás y sale a toda velocidad delante del coche que les persigue por estrechas callejuelas e incluso unas escaleras. Toda la persecución transcurre en medio de la batalla campal entre manifestantes y policías, con lanzamiento de cócteles Molotov, balas de goma y un cañón de agua controlado por unos universitarios.
  Para esas escenas se modificó una moto Husqvarna 450 de motocross conducida por Paul Edmondson, campeón mundial de Enduro en cuatro ocasiones, y con Katy Bullock, campeona británica de trial, sentada detrás. Rob Herring, expiloto de motrocross GP, llevaba la moto en la que iba la cámara, y Alistair Whitton, finalista de los X Games, se encargó de la "bici-cámara". Finalmente, el conductor especialista Martin Ivanov, que ya trabajó en El mito de Bourne, iba al volante del coche perseguidor, un Volkswagen con el capó en llamas al ser alcanzado por un cóctel Molotov. Los planos de Matt Damon conduciendo se incorporaron posteriormente, durante el montaje.
  El actor reconoce que el trabajo del equipo de especialistas le dejó asombrado: "Se supone que Jason sabe hacerlo todo. De pronto, me veo rodeado de auténticos expertos que me ayudan a hacer cosas dentro de una medida, y si no sé hacerlo, ellos se encargan. Luego, en la posproducción, colocan mi cara en el cuerpo de Paul y todos me verán haciendo cosas escalofriantes en una moto a pesar de mi falta de conocimientos".
  Durante el rodaje se oía a Simon Crane, director de la segunda unidad, gritar a los operarios de las cámaras colocadas en las grúas: "¡No quiero que sea bonito! ¡No lo quiero perfecto, no debe ser perfecto!" Al recordarlo, Simon Crane se echa a reír y añade: "Han aprendido a componer las tomas, pero esta película no va de eso. Queremos que sea dura y realista para meter al público dentro de la secuencia".
  La escena clave de Beirut también se rodó en Tenerife. Asimismo, la isla hizo las veces de los aeropuertos de Reikiavik y de Atenas. El supervisor de dirección artística Paul Inglis dice: "Fue más de lo mismo, cambiar todos los carteles, anuncios y señalización, y asegurarse de que la megafonía hablaba primero en griego. Además, la historia indica en qué aeropuerto nos encontramos".
  Estas secuencias se rodaron de noche y supuestamente a baja temperatura. Los actores y figurantes llevaban prendas de invierno a pesar de estar en la isla de la eterna primavera. Obviamente, el diseñador de vestuario y su equipo tuvieron que vestir a todos los figurantes en las escenas de la manifestación, para lo que fueron a una tienda que vende al peso y se hicieron con unos 365 kilos de ropa. La lavaron, tiñeron y "dejamos que la propia ropa hablara", dice el diseñador.

 LONDRES Y BERLÍN...
  Los productores y el realizador estaban decididos a que las escenas londinenses se rodaran en Londres, y a hacer un buen uso de la arquitectura tan diversa en los alrededores de la dársena de Paddington. También se rodaron en esta ciudad las escenas de las oficinas de la sede de la CIA, ubicada en Langley, Virginia, así como otros interiores de Berlín, Islandia y Grecia.
  La sala central se construyó en un plató. Basada en los decorados de las anteriores películas Bourne, ahora es más grande y más moderna. Aquí se reúnen los agentes que intentan localizar a Jason Bourne. En El caso Bourne, la oficina estaba en París; en El mito de Bourne, en Berlín, y en El ultimátum de Bourne, en Nueva York, donde la sala era mayor y mucho más formal, pero aún no era la de Langley. Esta vez, el espectador estará en el centro neurálgico de la división cibernética de la CIA.
  El supervisor de dirección artística en Londres, MARK SCRUTON, y su equipo visitaron varios centros de información, incluso oficinas de la Agencia de Seguridad Nacional. Entre los actores de la sala central se encontraban varios técnicos procedentes de bases militares del Reino Unido con el fin de aportar una mayor autenticidad a las escenas.
  "Existe un ritmo entre Bourne y su mundo y el mundo del centro neurálgico", explica Gregory Goodman. "Un poco como si personajes separados por miles de millas se enfrentasen directamente a través de la tecnología. En un sentido más cinematográfico, mediante un buen trabajo de cámara y de montaje".
  "Nos documentamos mucho para crear el centro neurálgico", dice Mark Scruton. "Obviamente, no es fácil obtener imágenes de las salas de información de la CIA, como tampoco lo es enterarse de qué tecnología usan, pero visitamos centros neurálgicos de grandes empresas, así como varias torres de control de aeropuertos que usan tecnología punta en distintos países. Paul tenía muy claro que la pantalla envolvente debía crear un ambiente donde el personal se sumergiera en la información, algo totalmente opuesto a lo que se hizo en las películas anteriores. La pantalla estaba en constante evolución gracias al bombardeo de información; puede decirse que contaba la historia".
  Simon Staines, el diseñador gráfico encargado de todas las imágenes que aparecen en cualquier pantalla, creó absolutamente todo lo que aparece en la enorme pantalla de más de 35 metros de largo y se ocupó de su funcionamiento interactivo en la sala.
  El diseñador gráfico dice que a medida que se publicaba información nueva sobre los dispositivos de seguimiento de que disponen las agencias gubernamentales, se incorporaba al guión y al diseño del decorado. "Fue un proceso continuo. Paul me llamaba para contarme que había oído o leído tal y cual cosa. Mi cometido consistía en incorporarlo a la película de forma correcta y también para que ayudaran a contar la historia", explica. "Hubo ocasiones en que nuestro diseño era más pictórico que la realidad porque siempre buscábamos un equilibrio entre el relato y una buena representación de todos estos sistemas en la gran pantalla".
  Otra pieza clave en el mundo de Bourne son las imágenes de videovigilancia, que Simon Staines también se encargó de crear. Para ello debía seguir el rodaje y conseguir imágenes sin miembros del equipo ni cámaras o focos. A esas grabaciones se añadieron tomas diversas previamente sometidas a un proceso técnico para que adquirieran el aspecto de imágenes de circuito cerrado. En general, el director del EPK (imágenes de promoción que se distribuyen a los medios durante el rodaje) se encargaba de rodar las imágenes de "videovigilancia". Simon Staines también era el responsable de encontrar los mapas, las transmisiones radiofónicas o las imágenes monoculares usadas por los agentes de campo.
  Pero volviendo al centro neurálgico, Mark Scruton dice: "Visitamos varias oficinas en las que poder rodar. Finalmente, después de una búsqueda intensa, descubrimos la oficina central abandonada de una planta de hormigón en Aldermaston que ofrecía la arquitectura perfecta".
  Chris Moore, director de localizaciones en Londres, añade: "Solo disponíamos de una foto de Langley, concretamente de un pasillo, pero cuando llegamos a Aldermaston nos dimos cuenta de que las ventanas eran idénticas. Habíamos encontrado el espacio perfecto construido en hormigón".
  Para algunas de las escenas "gastasuelas" (palabra inventada por el equipo de dirección para las escenas de persecución a pie con pocos diálogos) rodadas en Londres, el decorado perfecto fue la dársena de Paddington. En esta secuencia, Bourne ha quedado con un exagente que puede entregarle un trozo clave del rompecabezas que intenta reconstruir, pero la secuencia acaba siendo un complejo juego del gato y el ratón que culmina en una doble caída desde una quinta planta. El barrio de la dársena (o canal) de Paddington está siendo totalmente remodelado.
  "La remodelación, a pesar de ser muy moderna, se realiza sin modificar la vieja estructura del barrio, dejando un auténtico laberinto formado por aparcamientos, callejones, puentes y pasadizos, un decorado perfecto para nuestra escena", dice el productor Gregory Goodman.
  El equipo aprovechó que es una zona empresarial e industrial mucho menos concurrida los fines de semana y el rodaje tuvo lugar un domingo, después de haber retocado el decorado natural. Claro está que aquel día la madre naturaleza decidió participar y liberó poderosos vientos, complicando aún más un rodaje que transcurrió en seis jurisdicciones municipales diferentes, cada una con sus normativas de filmación. "Hay zonas donde se puede rodar siete días a la semana, otras que no. Hay zonas donde se puede rodar una 'muerte', en otras está prohibido. Tuvimos que acoplarnos a toda una serie de reglas", comenta Gregory Goodman.
  El interior del apartamento del hacker Dassault en Berlín se rodó en un espacio tipo loft industrial situado en la Escuela Croydon de Arte. Vinzenz Kiefer relata una anécdota que demuestra la verosimilitud del decorado. "Llevábamos un buen rato rodando y tenía a Matt delante de mí mientras cambiaban la posición de una cámara. Se me ocurrió preguntarle algo, pero antes de hacerlo, me dijo: '¿Querías preguntarme algo?' Y contesté: 'Sí, iba a preguntarte si disfrutabas de tu estancia en Berlín'. Los dos nos echamos a reír, pero tenía la sensación de estar en Berlín. Lo único que no encajaba era la sirena que pasó, no suenan igual en Alemania".
  Después de una secuencia de persecución en el "Strip" de Las Vegas, una auténtica pesadilla logística para la producción, Jason Bourne y su némesis se enfrentan brutalmente debajo de las calles, en un laberinto de túneles creados en los años ochenta para salvar a la zona de las inundaciones intempestivas. Actualmente, muchos sintecho se refugian en estos túneles para escapar de las temperaturas extremas propias del desierto de Nevada. Con el fin de maximizar el rodaje, se decidió filmar esta parte en una zona del noroeste de Londres, en un edificio ocupado antes por la empresa electrónica Dixons, en HemelHemstead. Sin embargo, la autorización para filmar en el aparcamiento subterráneo no llegó hasta diez días antes del rodaje, lo que dejó muy poco margen a los departamentos correspondientes para añadir bocas de tormenta y tabiques, así como acolchar suelos y paredes para facilitar las caídas coreografiadas.
  Los interiores de algunas oficinas de Langley y del centro neurálgico se construyeron en los platós de Leavesden. La estación de tren de Alexandra Palace hizo las veces de la estación de Atenas; la fiesta rave de los piratas informáticos en Reikiavik y el edificio desierto donde Bourne se enfrenta al segundo boxeador se rodaron en la planta Kodak, en Harrow, una de las grandes fábricas del país que, sin embargo, está a punto de cerrarse.
  A continuación, el equipo se trasladó a Berlín, "una ciudad importante para todas las películas Bourne", en palabras de Paul Greengrass. "Todavía mantiene la atmósfera de la Guerra Fría, pero es muy contemporánea a la vez. Allí siempre nos sentimos bien. Hay algo en el personaje que pertenece a la ciudad y a toda su historia. Siempre que filmamos a Matt en las calles de Berlín, tengo la sensación de que encaja".
  En Berlín se rodó la llegada de Bourne a la nueva Estación Central, una estructura ultramoderna de vidrio y acero, el exterior del piso de Dassault, las calles colindantes, el metro aéreo y alrededores.

WASHINGTON D.C...
  Paul Greengrass tenía motivos muy concretos para rodar en Washington DC: "Mi intención era devolver a Jason Bourne a sus inicios. Para él todo empezó ahí, en Washington DC, con todo su simbolismo".
  El productor Gregory Goodman añade: "Washington es una ciudad única en Estados Unidos, ninguna otra se le parece. Se construyó para ser la capital y no ha sufrido las influencias comerciales de otras ciudades. Es muy diferente, incluso la energía es diferente. Visualmente es un auténtico icono".
  Una de las escenas clave de la película se rodó en los Jardines de la Constitución, poco conocidos del público, algo retirados, pero que ofrecen una espléndida vista del Monumento a Washington. Se escogió una imponente mansión de estilo colonial de un barrio muy exclusivo en McLean, una zona cercana a la capital, para servir de hogar a Dewey, el director de la CIA. La sede de la organización Deep Dream, de Aaron Kalloor, supuestamente en San Francisco, se rodó en el Center for Innovative Technology (CIT) situado en Herndon, Virginia. También se rodó en uno de los restaurantes con más solera de la capital, el Capitol Grille, frecuentado por políticos, donde se citan Dewey y Kalloor.

LAS VEGAS...
  Con el cambio de año, de 2015 a 2016, el rodaje se trasladó a Las Vegas para enfrentarse a la escena más complicada de toda la película. Muy al principio de JASON BOURNE vemos a nuestro protagonista en medio de una violenta y realista manifestación en Atenas, y más adelante se desplaza a Las Vegas, donde se celebra una convención a nivel nacional. No olvidemos que Las Vegas es la ciudad de las convenciones por excelencia.
  El productor Gregory Goodman, que ya había colaborado con Paul Greengrass en Capitán Phillips, se sirvió de su experiencia para encontrar un hotel en la famosa The Strip de Las Vegas. "Rodamos Capitán Phillips a bordo de un barco de la marina mercante y otro de la Marina", dice. "Rodar en barcos auténticos fue una decisión crucial para la película. Es muy posible que otros cineastas se conformaran con reconstruir parte del barco o, al menos, con un rodaje mixto. Pero escogimos vivir en un barco auténtico. Después de leer el guión de JASON BOURNE me planteé rodar en el hotel ARIA como si fuera un barco enorme, y llegué a Las Vegas con las ideas muy claras, sabía exactamente qué estaba buscando. Por suerte, los directivos del hotel no pusieron inconvenientes".
  En el guión, la acción y los personajes se dirigen hacia Exocon, una convención internacional inventada dirigida a las industrias de vigilancia y seguridad. Caty Maxey, supervisora del departamento artístico en Las Vegas, se encargó de diseñar la convención, desde los puestos y las mercancías, pasando por el grafismo, hasta los folletos y todo lo demás.
  "Paul me dejó claro que quería un ambiente festivo", recuerda Caty Maxey. "Me documenté sobre Def Con y Black Hat, dos convenciones que se celebraron en Las Vegas, y debo reconocer que son algo más tranquilas que la nuestra. Muchos de los vendedores presentes en esas dos convenciones también estaban en la nuestra, pero incluimos empresas que ofrecían dispositivos y no solo folletos o paquetes informativos".
  Cat Maxey y el departamento artístico del Reino Unido recopilaron una lista de 170 vendedores cuyos productos encajaban con lo que imaginaban para Exocon. Para contar con la presencia de gigantes internacionales como Microsoft o Facebook - que no suelen poner puestos en ferias -, se obtuvo su permiso para colocar el logotipo de las empresas en enormes carteles en el lobby. Asimismo, en la entrada también había enormes pantallas electrónicas con un plano en directo de los puestos mucho más completo que la realidad y que realzaba la importancia de la convención.
  De todas las empresas, unas 40 trajeron sus grafismos y carteles. El departamento de arte se dedicó a crear grafismos y carteles de entidades ficticias para rellenar los huecos. Según Caty Maxey, aproximadamente el 99% de lo que se ve en la pantalla, vendedores, visitantes y productos, es real. Para aprovechar el espacio al máximo, los puestos no medían más de 3 x 4 metros, comparados a los 10 x 10 metros de una feria real. A pesar de eso, solo un puñado de empresas se echó atrás cuando se les avisó del tamaño reducido de los stands.
  La compañía Deep Dream está en Exocon, así como su director general Aaron Kalloor. El diseño del logotipo de la empresa está inspirado en los edificios de City, en Inglaterra, donde se rodó la sede de Deep Dream. Caty Maxey escogió una imagen potente y directa, un cubo, en clara referencia a la estructura del edificio.
  Gregory Goodman elogia al departamento de diseño: "Hicieron un trabajo excelente creando la imagen de la convención. A pesar de ser ficticia, reproduce con absoluta exactitud las auténticas convenciones de este tipo. El hotel ARIA cerró gran parte del espacio dedicado a las convenciones para que pudiéramos instalar nuestra feria, además de dejarnos acceder al casino y al hotel propiamente dicho, incluido el uso de una suite Sky en la planta 58, lo que nos fue muy útil".
  "Es verdad que Exocon es totalmente ficticia, pero hay ferias y conferencias para los piratas y la comunidad informática en general, y todas las grandes empresas se reúnen en Las Vegas", dice Matt Damon. "Hay conferencias, debates, vendedores, puestos, de todo. Existen de verdad. Por eso, aunque pueda parecer que Las Vegas tiene poco que ver con las películas Bourne, es el sitio perfecto para la culminación de esta historia".
  "Volvemos a tener un caso del arte imitando a la vida", explica el productor  Frank Marshall. "Mientras rodábamos en el casino con la mayor discreción posible, ahí estaba Matt con una gorra de béisbol, fundiéndose en el paisaje como hace Bourne, escondido a la vista de todos. Casi nadie se percató de su presencia, ni siquiera cuando estaba al lado de alguien. Desapareció entre la ruidosa y colorida multitud".
  "En unas pocas ocasiones le reconocieron", añade Gregory Goodman. "Hubo que vivir con eso, pero ocurrió muy poco, mucho menos de lo que pensábamos. La gente que va allí de vacaciones o a una convención no se fija mucho en lo que pasa a su alrededor. Intentan abrirse camino entre la multitud, algo que aprovechamos al máximo".
  La mayoría del tiempo que el equipo estuvo en las Vegas se rodó las 24 horas del día. "La primera unidad empezaba a las 7 de la mañana y acababa a las 7 de la tarde, mientras que la segunda unidad hacía exactamente lo opuesto", recuerda Frank Marshall. "Fue tremendo para Matt y Vincent, que no paraban un momento, pasando de una unidad a otra".
  El gigantesco hotel ARIA ofrecía numerosos espacios idóneos para la acostumbrada acción de las películas Bourne, gracias a una inmensa red de pasillos, numerosos ascensores, aparcamientos, muelles de carga, escaleras, pasarelas, alas reservadas al personal.
  Además de ocupar un espacio importante en el lujoso hotel y sus dependencias, también estaba planeado rodar una enorme secuencia de acción con una persecución en la que participaban unos 200 vehículos (150 coches con figurantes y 50 con especialistas) en el mismo Strip. La preparación empezó con meses de antelación, cuando el director de la segunda unidad Simon Crane y el coordinador de especialistas Gary Powell "intercambiaban ideas" mientras buscaban localizaciones en Las Vegas.
  En el guión, un vehículo robado perteneciente a un equipo táctico policial se lanza por la avenida Strip en hora punta. Con las largas filas de coches esperando a que los semáforos pasen a verde, el vehículo blindado, en vez de subir a la acera y poner en peligro a los transeúntes, se abre paso entre los coches parados empujándolos hacia Bourne, que huye en otro coche en el carril opuesto.
  Con la ayuda de las autoridades del condado Clark, que controlan el Strip, pero no la ciudad de Las Vegas, el equipo de producción negoció con los directores de los casinos y hoteles, además de los departamentos de policía y de bomberos. Era imposible cerrar completamente el Strip al tráfico. Había que dejar abierto un carril en cada sentido, no solo por seguridad, sino para que no cerrar el acceso a los casinos y tiendas abiertas las 24 horas en una ciudad que nunca duerme. No tardaron en ponerse de acuerdo en el horario de rodaje. "Estaban dispuestos a cooperar y nos concedieron las horas suficientes para rodar", dice Frank Marshall.
  Los vehículos blindados de la policía son demasiado pesados para alcanzar la velocidad requerida en tan poco espacio y Denny Caira, el coordinador de vehículos, se encargó de construir una versión especial. Escogió un BearCat de Lenco, un modelo usado por las fuerzas del orden lo suficientemente compacto como para entrar en un aparcamiento hacia el final de la persecución. Denny Caira empezó con un chasis procedente de un F550 y después de contratar a la empresa Cinema Vehicles, dirigió la remodelación del vehículo. Se utilizaron planchas de acero de 60 milímetros para todo el blindado, excepto el techo, donde se usaron planchas de 1,20 centímetros. Se modificó el motor para que fuera más rápido y se añadieron todo tipo de refuerzos.
  El resultado fue un vehículo bastante más ligero - unos 1.800 kilos menos que el original - y mucho más rápido y manejable.
   Los departamentos que debían participar en la persecución dedicaron cuatro semanas a ensayar la secuencia en el aparcamiento de un parque temático a las afueras de Los Ángeles. "El guión especificaba que un vehículo se lanzaba a toda velocidad por el Strip, a unos 80 ó 90 kilómetros por hora. Parte de la persecución tenía lugar en sentido contrario al tráfico", explica Simon Crane. "Necesitábamos a mucha gente, tiempo y una detallada planificación para sacarlo adelante. En este caso, la segunda unidad era mucho mayor que la primera. Usamos 45 coches conducidos por especialistas, más otros 150 coches para la figuración. Rodamos de noche y solo disponíamos de seis horas cada noche. Cuando ya teníamos los 45 vehículos instalados en los carriles correspondientes, casi no nos quedaba tiempo para nada más".
  Lo más complicado fue el momento en que el coche blindado echa a los otros coches al carril paralelo. El departamento de efectos especiales construyó una especie de plataforma que lanzaba los coches en la dirección correcta, "pero creo que rodamos esos planos unas quince veces", añade el director.
  El coche de Bourne era un Charger que el fabricante Chrysler ofreció a la película como parte de su acuerdo de promoción, pero hubo que reforzarlo y trucarlo para conseguir un vehículo rápido y seguro para Matt Damon y el especialista. "El departamento de efectos realizó un trabajo asombroso con estos vehículos para que los especialistas estuviesen a salvo", reconoce Denny Caira.
  Simon Crane habla de otro peligro durante esas noches de rodaje en el Strip: "Mientras preparábamos la escena, miles de personas pasaban por las aceras. Muchas se paraban para ver qué hacíamos, pero a medida que avanzaba la noche, el alcohol hacía mella en los curiosos y el ambiente empezaba a cambiar".
  "Todo iba bien hasta las dos de la mañana", explica Gary Powell. "A partir de las tres ya no controlaban lo que hacían, y era cuando debíamos tener mucho cuidado. No siempre se daban cuenta de que había coches volando por los aires. Cerrábamos los pasos de peatones, y los de seguridad les explicaban por qué, pero algunos se lanzaban a cruzar igualmente. Cuando eso ocurría, debíamos detener el rodaje y volver a empezar desde cero".
  Al final de la persecución, los dos vehículos acaban estrellándose contra la puerta de un casino. La suerte quiso que el viejo Riviera Hotel, que iba a ser demolido, estuviera disponible para la escena.
  "Tenía fotos del hotel justo antes de que cerrara sus puertas en mayo de 2015", dice Caty Maxey. "Después lo usaron para entrenar a las fuerzas del orden, era un desastre. Faltaban enormes trozos de mármol, de barandilla, había vidrio y escombros por todas partes. No quedaba ni una sola mesa de juego, ni una máquina. Se había convertido en un espacio fantasmal e intimidante".
  Para no salirse del presupuesto, Caty Maxey habló con Simon Crane con el fin de saber exactamente qué se vería en las tomas y qué partes del casino debía resucitar. La suerte volvió a hacer su aparición en la persona del ingeniero de mantenimiento del Riviera, que llevaba dos décadas trabajando en el hotel. Puso a disposición del equipo artístico materiales que quizá no hubieran podido encontrar y les ayudó a volver a transformar parte del famoso hotel en lo que había sido en sus días de gloria para el rodaje de la persecución. "Quedó realmente bien... y volvimos a destruirlo todo", termina diciendo Simon Crane.
  Pero la persecución no acaba aquí. Bourne y el agente bajan de sus vehículos y acaban enfrentándose en el lugar más inesperado de Las Vegas... los túneles que sirven para recoger las aguas durante las tormentas.

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