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CRITICA
Por: JOSÉ MONTESINOS
Una vez más estamos ante una nueva película que pertenece a una saga que en este caso se inició en 2002 con ‘El caso Bourne’, siguió con ‘El mito de Bourne’ (2004) y ‘El ultimátum de Bourne’ (2007). A partir de el protagonista rechazó seguir participando en dicha saga por lo que los productores se inventaron ‘El legado de Bourne’ (2012), pero esta no siguió la misma estela de comercialidad que las anteriores al cambiar su protagonista.
Y ahora se retoma el personaje central con su protagonista habitual para mostrarnos una nueva historia, que en este caso sigue girando sobre la misma historia que es resolver el enigma de la identidad de Jason Bourne mientras este intenta desenmascarar a los traidores que se encuentran al frente de la CIA.
Con estos mimbres ya tenemos nueva historia donde Bourne tras sortear varios intentos fallidos de liquidarle intenta descubrir quienes fueron los que asesinaron a su padre y de paso desenmascarar todos los programas secretos de la CIA.
Poco más hay que contar de una historia cuya mayor parte se dedica a persecuciones o peleas para dejar la historia en sí en apenas una breve anécdota.
El guion nos muestra una historia repetitiva, cambiando solo decorados, motivaciones y poco más pues el fondo es alargar más el chicle que comenzó allá por 2002. Apenas nos encontramos nada nuevo en el film, tan solo que esta vez se torna en la venganza del protagonista contra un alto mando de la CIA y su topo, lo demás sigue los mismos parámetros que las anteriores entregas.
Tras la cámara se vuelve a poner Paul Greengrass, quizás el director que mejor provecho haya sacado del personaje en anteriores films, sabiendo en todo momento colocar la cámara, aunque en muchas ocasiones no vemos nada en pantalla por los movimientos de la misma y el crispante montaje que hace que cualquier pelea o persecución que hay en el film se vea borroso, mal.
Este es un mal endémico que esta manteniendo Hollywood de unos años a esta parte y la verdad es que el sufrido espectador pierde muchos minutos de película al no poder ver claramente lo que ocurre.
Con un guion que no hace más que mostrar más de lo mismo, una dirección acertada en la recreación de secuencias, que por otra parte, nos suenan a conocidas, pero manteniendo el buen pulso en su realización y una interpretación nuevamente de Matt Damon correcta, pues ya se tiene bien aprendido el personaje, la película no da lugar a la sorpresa.
Lo que vemos aquí es lo mismo que en anteriores films de la saga pero quizás más aumentado, porque la película se convierte en una carrera contrarreloj todo el tiempo, no dando respiro al espectador en cuando a la acción.
Junto a Damon encontramos en el reparto caras conocidas como las del veterano Tommy Lee Jones, convincente en su interpretación; Vincent Cassel como el malo de turno o la incorporación de Alicia Vikander.
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