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SINOPSIS
El padre de Arthur es asesinado cuando este apenas es un niño por lo que la corona recae en su tío. Ahora Arthur se ha visto relegado, sin ningún derecho a la corona y sin saber exactamente quien es. Empujado por una misteriosa fuerza logra sacar la espada Excalibur de la piedra y a partir de ese momento es obligado a reclamar lo que por derecho propio le pertenece...
INTÉRPRETES
CHARLIE HUNNAM, ANNABELLE WALLIS, AIDAN GILLEN, JUDE LAW, KATIE McGRATH, ERIC BANA, DJIMON HOUNSOU, ASTRID BERGÉS-FRISBEY, TOM WU, POPPY DELEVINGNE, DAVID BECKHAM, ELINE POWELL, MICHAEL McELHATTON, MIKAEL PERSBRANDT
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DE LA NADA SURGE UN REY...
Todos conocemos la fábula del rey Arturo, o al menos eso creemos. Sin embargo, en las manos del director Guy Ritchie el cuento cobra un carácter indudablemente crudo y moderno, y el propio Arturo, que aún no es rey, es un rufián, un héroe totalmente reacio abocado a descubrir su verdadero destino, incluso cuando lucha contra la misma monarquía que está destinado a gobernar.
“Creo que las mejores narrativas siguen a un hombre en un viaje que trasciende sus limitaciones y le permite evolucionar desde su naturaleza más primaria a alguien que merece una vida más importante”, señala Ritchie, que también colaboró en el guion y la producción de la película. “En nuestra versión, la historia de Arturo empieza cuando es pequeño: un niño en un burdel, recorriendo las calles, aprendiendo a pelear y esquivando la ley con sus compañeros. Luego, las acciones de otras personas, algunas con buenas intenciones y otras no tanto, le obligan a ampliar su visión de quién podría llegar a ser”.
“Guy ha cogido la clásica historia del héroe y lo ha convertido en una historia con un Arturo muy accesible para las nuevas generaciones”, explica Charlie Hunnam, el protagonista. “Nuestro Arturo ha crecido valiéndose por sí mismo, de forma tosca, creando un pequeño mundo en el que es el príncipe de los ladrones. No obstante, él no es un alma noble que busca una causa”.
Sin embargo, esa causa sí le está buscando a él, y tan pronto como Arturo toca a Excalibur, esa extraordinaria pieza de hierro firmemente encajada en granito, su vida cambiará para siempre, tanto si le gusta como si no.
“No es el rey Arturo de nuestros padres”, señala el productor Akiva Goldsman. “No se trata de un hombre que intenta sacar la espada de la roca y que se pregunta nervioso si él será el elegido. Es un hombre que no sabe qué narices está haciendo ahí, que no quiere ser él. De hecho, no tiene ni idea de lo que significará para él lograr esa proeza, pero sospecha que no tendrá un resultado apetecible, y no se equivoca”.
Mientras que la presencia del famoso Camelot era indispensable, fue el productor y guionista Lionel Wigram quien sugirió que la mayor parte de la acción transcurriese lejos del castillo, en un ambiente más urbano, y ambos hombres recurrieron a una versión antigua de la capital de Inglaterra: la Londres romana, que en aquella época se llamaba Londinium.
“Ha habido muchas versiones independientes y diferentes de la historia del rey Arturo, en las que ha sido de todo: desde un guerrero celta a un centurión romano. El mito ha perdurado y ha ido cambiando para adaptarse a los requisitos de las distintas épocas en las que se ha contado. Gracias a esta rica tradición de interpretaciones, nos pareció que, mientras mantuviésemos los elementos temáticos esenciales, teníamos licencia para crear nuestra propia versión de la historia, para divertirnos con los detalles de una forma que esperamos que conecte con el público actual”, cuenta Wigram.
Naturalmente, ninguna historia sobre el rey Arturo estaría completa sin un poco de magia. No obstante, en vez de dragones, los cineastas querían crear un mundo mitológico nuevo y singular, con “elefantes tan descomunales como un campo de fútbol y serpientes tan grandes como vagones de metro”, señala el guionista y productor Joby Harold.
Harold, que se sintió libre para eludir el rigor histórico (a fin de cuentas, la historia está basada en una leyenda), imaginó una forma diferente de contrarrestar los elementos originales. “No es la típica película de fantasía. La fantasía suele ser más lírica, mientras que esta es más texturizada, más áspera, y para mí eso es lo que la hace interesante como un escenario de fantasía. Exploramos cómo sería crecer de una forma y acabar descubriendo que tu origen es totalmente distinto. Le damos al público tiempo para meterse en la piel de Arturo, pero contrarrestamos esa sensación de realidad con abundantes elementos de fantasía”.
“Joby se lanzó a la yugular, combinando magia, espectáculo, criaturas enormes y cosas de ese estilo para ofrecer al público una aventura visual emocionante e inesperada en la que acompañamos a Arturo”, comenta Wigram.
Otro elemento poco convencional es el hecho de que el mago más famoso de la época, Merlín, apenas aparece. La productora Tory Tunnell explica cómo influye el personaje en la historia a pesar de su ausencia casi total: “Merlín siempre ha aportado la magia en la leyenda del rey Arturo, pero queríamos profundizar en el concepto de magia de una forma que no hemos visto antes; imaginar una historia de fondo en el amplio mundo de Merlín, cómo los magos podrían haber interactuado con la esfera mortal, incluido el lado amenazante de sus esfuerzos. Al fin y al cabo, se trata del periodo medieval a través de la mirada de Guy Ritchie, así que puedes esperarte sorpresas, y eso siempre es emocionante”.
Uno de los aficionados a las artes oscuras en esta historia es Vortigern, tío de Arturo y rey que se empeña en mantener su lugar en el trono, cueste lo que cueste. Para dotar a este gran villano de la seriedad necesaria, Ritchie acudió al protagonista de Sherlock Holmes, Jude Law, que interpretó al afable doctor Watson.
“En las dos películas de Sherlock hicimos un trabajo increíble”, recuerda Law, “así que cuando Guy me propuso dar vida a Vortigern, me pareció interesante. Describió la historia como una forma de centrarse en el folclore británico en vez de en la historia, y este personaje es un hombre que lucha contra sus circunstancias, su propio ego, el demonio de su alma. Eso me pareció muy interesante y de inmediato me fascinó el proceso y la idea de volver a trabajar con Guy”.
El productor Steve Clark-Hall, que ha colaborado con Ritchie en sus últimas cinco películas, confiesa que para él una de las cualidades más cautivadoras del director es cómo enfoca sus personajes. “A Guy se le da muy bien hacer que los personajes de sus películas tengan una apariencia real, tanto si son héroes como villanos. Para él es tan importante que el público empatice con Vortigern como con Arturo, porque más allá de toda esta acción épica y de los monstruos gigantescos, lo primordial es la dinámica entre ellos dos y hasta dónde son capaces de ir para derrotar al otro, lo que determinará su destino y el del resto de la gente. Eso es lo que hace esta historia tan convincente”.
Irónicamente, Vortigern no estaría en este apuro si su ego y su insaciable ambición no le hubiesen llevado a buscar al “rey legítimo”. Si simplemente hubiese dejado las cosas como estaban, ¿habría sabido alguna vez su sobrino quién era realmente? Tal y como explica el propio Arturo, él nunca había tenido poder ni deseo alguno de tenerlo. De esta forma, cuando le dice a su tío “aquí estoy, porque tú me has creado”, Arturo no sabe cómo actuará el rey, y Vortigern no puede confiar en que él deje las cosas como están, a pesar de sus demandas.
“Este es un Arturo que no aspira a la grandeza; el destino se la impone”, explica Ritchie, “y él lucha contra eso, y prácticamente contra todas las personas que lo rodean, en todo momento”.
Él, sobre todo, lucha: en escenas de acción viscerales que incluyen exhibiciones espectaculares de arcos y flechas, batallas de espadas, carreras dementes a través de los mugrientos callejones de la ciudad y una mezcla de artes marciales y peleas a puñetazo limpio. Todo ello se grabó en localizaciones increíbles en Reino Unido, a lo largo de Gales y Escocia, y en los enormes platós insonorizados de Warner Bros. en Leavesden, y a eso se añade una palpitante banda sonora.
Todo suma en 'Rey Arturo: La Leyenda de Excalibur', en la que la espada se revela a sí misma y desvela la verdadera vocación de un hombre.
¡HE AQUÍ EL HOMBRE QUE SACÓ LA ESPADA DE LA ROCA!...
Coge a un astuto ladrón callejero con irreverencia hacia la autoridad, arráncalo de su limitada existencia y rodéalo de criaturas mágicas y gigantescas de otro mundo, y luego cuéntale que en realidad es un rey que debe pelear por su vida. Ese es Arturo, nacido como Pendragon, un hombre destinado a ser un héroe que lucha contra su propia identidad, incluso cuando intenta mantenerse con vida.
'Rey Arturo: La Leyenda de Excalibur' presenta a un Arturo criado en un burdel en lo que sin duda podría considerarse un mal barrio de la ciudad. Ahora recorre las calles con su panda de amigos, sin tener ni idea de su verdadero origen. No obstante, la mala suerte hace que envíen a Arturo a Camelot, donde, como todo hombre de cierta edad, le someten a una prueba: arrancar una espada de una roca; un esfuerzo inútil para la mayoría, ya que solo uno de ellos puede conseguirlo. Encontrarlo es la verdadera prueba; pasar esa prueba es una sentencia de muerte. Al darse prisa por hacerlo para poder volver a su vida actual, Arturo de repente se enfrenta a lo único que puede mostrarle la verdad acerca de su pasado y las posibilidades de su futuro.
Ojalá quisiera conocerlas.
“Por lo que respecta a Arturo, él siempre ha sido pobre; ha tenido que luchar por lo que quería, nunca le han regalado nada”, explica Hunnam. “Cuando saca a Excalibur, le abruma en todos los sentidos, y él rechaza la espada y todo lo que la rodea. Ni siquiera se lo toma en serio. No quiere esa responsabilidad”.
Según confiesa Ritchie, para Hunnam fue todo lo contrario. “Te voy a decir lo mejor de Charlie: todo. Trabajó muy duro y no se quejó ni una sola vez, aunque le pedimos que hiciese cosas muy difíciles. Es una persona cordial, amable, atenta y con un gran talento. Me gustó al principio del proceso, me fue gustando más cada día y al final lo adoraba”.
La admiración fue mutua. “Ha sido la mejor experiencia de rodaje que he vivido hasta ahora, y eso se lo debo a Guy”, explica el actor. “Me lo pasé genial, y para mí fue una gran experiencia de aprendizaje y una etapa de crecimiento real. Guy toma decisiones en el momento, encuentra de inmediato una solución si algo no funciona. El ambiente cobra vida con él y trabaja con los actores de forma muy instintiva. Si algún día yo me quedaba en blanco, a él se le ocurrían diez ideas”.
Bastante parecido al propio Arturo. Un líder nato (mucho más de lo que él creía, tal y como descubrirá a lo largo de la película), el personaje es a la vez encantador y traidor, protector y matón, y por necesidad, gracias a su precaria existencia, un rápido estratega.
“Para que la historia tuviese impacto, Arturo tenía que caer bien desde el primer momento”, señala Wigram, “y Charlie es un buen tío, centrado y con mucho carisma, y por eso nos vino a la cabeza de inmediato. Irradiaba el aplomo y la confianza características del personaje, con la combinación adecuada de chulería callejera y vulnerabilidad, y llegaba al estudio todos los días con una energía insaciable y dispuesto a probarlo todo, y eso fue genial”.
Al igual que Excalibur desempeña un papel importante a la hora de conducir a Arturo hacia su destino, también influyó en Hunnam. “Fue fundamental para reafirmar mi sueño de convertirme en actor. Vi todas las películas sobre la leyenda del rey Arturo una y otra vez cuando tenía seis o siete años. De hecho, tenía una Excalibur que tallé en madera para poder imitarlo. Por eso, estar en un estudio ambientado como Londinium interpretando al rey Arturo fue extraordinario”.
Después de diez años viviendo en Estados Unidos, el actor, oriundo de Newcastle, se encontró con un reto inesperado pero estimulante: actuar sin acento estadounidense, además de definir la forma adecuada de hablar para el personaje. “Hablamos mucho de cómo debería ser el acento de Arturo y decidimos que una pronunciación en inglés estándar, ya fuese contemporáneo o histórico, no sería lo correcto. Luego probamos con un acento cockney que por suerte también acabamos descartando”, comenta entre risas.
“Como Arturo tiene sangre real y tuvo que haber escuchado esa elocución cuando era pequeño, aunque luego se queda solo y aprende el lenguaje de la calle, pusimos su acento entre un extremo y el otro”, explica Hunnam, “entre la manera de hablar sofisticada de Vortigern y el lenguaje cockney del grupo de Arturo”.
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Cuando Vortigern descubre que el rey legítimo sobrevivió, uno de sus consejeros más allegados le advierte: “¿Querías una profecía? ¡Esta es tu profecía!”. ¿En otras palabras? Cuidado con lo que deseas; buscas al auténtico heredero al trono, y puede que acabes encontrándolo.
Vortigern, interpretado con dignidad y desesperación a partes iguales por Jude Law, es un aspirante al trono que ha tenido que regatear su poder todos estos años. Casi puede saborear la victoria ahora que la tiene tan cerca, ahora que por fin tiene a Arturo controlado.
“Vortigern reina mediante el miedo”, cuenta Law. “Está deshaciéndose de todos los magos y de las antiguas costumbres del país para poder hacerse con el control absoluto. Sin embargo, la forma en la que llegó al poder le corroe la conciencia, el alma. Es muy oscuro y retorcido. Con el tiempo, casi ha desarrollado una adicción al control, a la supremacía, así que es un hombre que lucha contra su demonio interior, un demonio que es su propio ego. No importa que Arturo no sea consciente de quién es; para Vortigern, es una amenaza para el poder que tanto ansía”.
“Queríamos que Vortigern fuese más que un simple villano, y Jude no es una opción predecible para este papel”, explica Ritchie. “Tenía fe total en él y nos dio a un tipo malvado muy bien trabajado que os encantará”.
“Ver a Jude desmigajando a Vortigern muy despacio es algo increíble. Hay una tensión constante entre lo que quiere el personaje y lo que necesita, y vive en una culpa permanente, pero no puede parar. Ha sacrificado lo que ama y lo volvería a hacer, porque lo que quiere ahora es más importante”, señala Harold.
“Vortigern cree que es el rey legítimo, y considera que Arturo, ese mocoso campesino, no puede aportar nada al trono”, añade Law. “Dentro de la reinterpretación de esta mitología, los guionistas sin duda se interesaban por las capas de este personaje, y para un actor esos son debates muy entretenidos. Eso, además de ir por ahí en armadura con cientos de soldados, perros y hombres montados en caballos negros, convirtió esta película en un proyecto realmente divertido”.
Law ya había trabajado con Hunnam varios años antes, en la película Cold Mountain. “En esa película, Charlie interpretaba al villano y yo era el bueno”, recuerda Law. “Es un gran actor, muy colaborador y con una ética de trabajo muy sólida”.
Durante el rodaje de Rey Arturo, Hunnam se hizo aún más admirador de su compañero. “Creo que Jude es increíble, y que su actuación en esta película es una de las mejores hasta la fecha. Hizo un trabajo extraordinario”.
Advertencias a Vortigern aparte, hará falta mucho más que una profecía para llevar a Arturo a su lugar legítimo en el trono. Aunque se ha organizado una Resistencia para apoyar su ascenso, será el papel de una increíble joven, La Maga, el que ayude al rey legítimo a visualizar su futuro obligándole a mirar al pasado.
Ella, una hechicera que practica artes antiguas, es una de las pocas supervivientes de su clase, ya que la mayoría se han exterminado o escondido por la sed de poder de Vortigern y su profana alianza con el malvado mago Mordred. Las hechiceras, que tienen una conexión profunda con la naturaleza, cuentan con habilidades especiales que les permiten ejercer el control sobre otros seres vivos, incluidos caballos, aves rapaces y serpientes.
“La Maga considera a Arturo muy inmaduro y egocéntrico, pero ella está dedicada y centrada en el trabajo que debe hacer para que él se convierta en el rey que necesita ser”, explica la actriz francesa Astrid Bergès-Frisbey, que interpreta a La Maga. “La evolución es suya, él no puede conseguirlo solo, y ella es la clave en su camino de aceptación de su destino”.
Bergès-Frisbey investigó mucho para preparar el papel, estudió la leyenda y contó con la ayuda de la preparadora Julia Wilson-Dickson para trabajar en el dialecto. “Sabía gaélico, que era la base de los encantamientos de La Maga, y me ayudó a desarrollar esa forma de hablar tan singular. Le debo mucho a Julia”, afirma la actriz.
“Astrid le da a La Maga una cualidad etérea fantástica que realmente evoca la naturaleza mística del personaje, al mismo tiempo que le confiere una naturalidad que refleja su conexión con los animales”, señala Tunnell.
Como La Maga viaja principalmente en caballo, la actriz pasó horas practicando bajo la dirección del experto en equitación Daniel Naprous y de su hermana Camilla Naprous. “Yo ya tenía experiencia en equitación, así que Camilla me dejó montar su caballo en la película. El animal era increíble, pero necesité mucha práctica. Como mi personaje tiene una relación especial con los animales, disfruté mucho de la equitación para crear una conexión más profunda con ellos”.
Una de las tareas más importantes de La Maga es hacer que Arturo entienda las vívidas imágenes que ve en sus sueños y cuando sujeta a Excalibur. Entre ellas, está la de un niño en los brazos de su padre. No obstante, ¿cómo va a saber que él es ese crío y que ese es, o era, su padre, sin tener un contexto?
Eric Bana interpretó el decisivo papel del padre de Arturo, el valiente y justo rey Uther Pendragon. “Conozco a Guy desde hace mucho tiempo y tenía curiosidad por ver cómo sería su enfoque de este mundo de fantasía y mitología”, confiesa el actor. “Se le da fenomenal la acción y mi personaje se mete de lleno en ella. La primera vez que lo vemos es como si llegásemos en medio de algo que está pasando, y no tiene tiempo que perder; tiene que meterse en la batalla para defender a su gente”.
En cuanto al increíble trono diseñado para el rey, “lo vi al fondo cuando rodamos una escena importante en el salón del trono el primer día, pero ni siquiera pude sentarme en él”, recuerda Bana. No obstante, Uther sí blande la espada Excalibur. “Eso fue genial, y por suerte he hecho escenas de lucha con espada antes, así que saber las reglas básicas y un poco de entrenamiento adicional me sirvieron de gran ayuda”.
Uno de los consejeros en los que más confía Uther es Bedivere, que ha estado escondiéndose desde la muerte del rey hace 25 años. Djimon Hounsou da vida al líder de la Resistencia, que ansía volver a tiempos mejores. “La camaradería, la solidaridad y el sentido de la responsabilidad son temas importantes en la película”, afirma Hounsou. “Mi personaje, Bedivere, es capaz de ver con mayor perspectiva. Ha estado esperando pacientemente a que llegase el momento adecuado para la rebelión, confiando en que el rey legítimo apareciese antes de que fuese demasiado tarde”.
Bedivere, además de servir al padre de Arturo fielmente, es una especie de consejero para Arturo en la película. Hunnam y Hounsou también forjaron una estrecha relación. “Me encanta Djimon como actor. Tiene una presencia increíble y tuvimos conexión en cuanto nos conocimos. Es el mentor de Arturo en la película, pero también es un mentor excelente en la vida real”.
“Adoro a Djimon, es un tío espectacular”, afirma Ritchie. “Lo conozco desde hace bastante, pero me alegré mucho de tener la oportunidad de trabajar con él al fin”.
El actor Aidan Gillen, familiarizado con la época medieval gracias a la serie Juego de tronos, interpreta a Bill el Escurridizo, un tirador de larga distancia con arco y flechas que le convierten en el asesino ideal, y otro valioso miembro de la Resistencia. Al igual que Bedivere, ha estado condenado a vivir a medias mientras espera para derrocar el reinado de Vortigern.
“Bill forma parte de la pandilla, pero no viene de la calle. Es un caballero, pero está viviendo como un fugitivo, así que sabe cuidar de sí mismo”, cuenta Gillen. “A Guy se le da muy bien retratar la camaradería entre hombres, y en esta película hay mucho de eso, además de humor, aventura, misticismo y magia”.
“Siempre creo que los hombres entienden esa sintonía de otros hombres, da igual de dónde sean”, opina Ritchie. “La cultura, la clase, la religión o la raza son irrelevantes; entienden las bromas de los otros y hacen piña. Imagino que es lo que intentamos hacer en esta película: presentar una amalgama de tíos como si hubiesen crecido todos juntos y ver cómo se relacionarían cuando tuviesen que unirse un poco a la fuerza. Tienen que llevarse bien porque tienen un objetivo común”.
Gillen trabajó con Hunnam en una de sus primeras actuaciones. “Entonces tenía 17 o 18 años, y me encantó volver a trabajar con él y verlo ahora hecho todo un adulto. Charlie es un gran Arturo porque tiene ese descaro juvenil que se complementa con una presencia física imponente”.
Entre los miembros de la Resistencia también se incluyen Freddie Fox como Rubio y Craig McGinlay como Percival. Kingsley Ben-Adir es Largo y Neil Maskell es Blando, estafadores y hombres de confianza de Arturo en Londinium; Bleu Landau es el hijo de Blando, Blue; Tom Wu es el maestro de lucha de Arturo, George; y Michael McElhatton interpreta a Jack el Ojo, el sargento local Hierros Negros con el que Arturo tiene un acuerdo “amistoso”.
En Camelot, Annabelle Wallis da vida a la sirvienta Maggie, y Peter Ferdinando interpreta al consejero de Vortigern, el Conde de Mercia. Mikael Persbrandt es el líder de los vikingos, Greybeard, que se enfrenta a Arturo. Además, un David Beckham lleno de cicatrices y con la nariz rota aparece haciendo un cameo como uno de los Hierros Negros de Vortigern que custodian la espada Excalibur.
¿POR QUÉ SE MANIFIESTA AHORA LA ESPADA?...
Tal y como se cuenta en las primeras escenas de la película, durante siglos los hombres y los magos convivieron en armonía, hasta que apareció el hechicero Mordred. Él, que pone su oscura ambición en contra de los hombres, se dirige hacia el último bastión: Camelot.
Con el castillo y sus alrededores asediados, el heredero al trono, que aún es un niño, se aleja flotando hacia la ciudad, escondido en un pequeño bote como Moisés, a salvo de la tiranía... por el momento.
Para Guy Ritchie, el destino del muchacho fue lo que más le atrajo como telón de fondo para Rey Arturo: La Leyenda de Excalibur. La historia original precisaba de un escenario insólito, uno alejado de todo aspecto de realeza.
“Siempre me ha fascinado el Londres romano y la falta de vestigios arqueológicos que quedan”, explica Ritchie. “Aunque probablemente haya sido la capital del mundo durante dos mil años, quizá aparte de Constantinopla y Roma, Londres es una víctima de su propio éxito y ha borrado mucha de su historia. Muy poca gente sabe que Londres fue en el pasado Londinium, una próspera ciudad romana, parte de la cual se halla ahora a cinco o seis metros bajo tierra gracias a la tremenda cantidad de edificios que se han construido encima. Por ese motivo creamos nuestra propia versión de ella”.
El director de fotografía de 'Operación U.N.C.L.E.', John Mathieson, fue el encargado de grabar la película, y James Herbert se ocupó de la edición en el que ha sido su sexto proyecto con el director. Rey Arturo: La Leyenda de Excalibur ha sido la primera colaboración de la diseñadora de producción Gemma Jackson con Ritchie, que inició con una exhaustiva investigación y dibujando numerosos bocetos conceptuales. Creó gradualmente un mundo inspirado por la historia, pero aun así muy propio y que pudiese satisfacer las demandas de la historia: un mundo en el que lo ordinario se combinase perfectamente con lo fantástico. “Tienes que construir una realidad, la realidad de la película, que tiene unas normas básicas por las que se rigen la arquitectura y el diseño”, afirma la diseñadora. “Tiene que ser un mundo consistente que el público se crea, y también un mundo que incluya elefantes de 100 metros y serpientes gigantes”.
En los estudios de Leavesden de Warner Bros. se construyeron tres decorados principales, que al final sirvieron para nueve usos diferentes y que supusieron para Jackson los mayores retos creativos y la mayor satisfacción personal: Londinium, Camelot y la cueva de las Sirenas. “Guy y Lionel querían una especie de Londres romano postapocalíptico”, explica Jackson. “Quizá es el siglo VIII, y los romanos se han ido y los sajones están viviendo allí. El lugar se está derrumbando”.
“El decorado de Londinium es el más grande que he visto, con un puerto precioso por detrás e interiores alucinantes que hacen justicia al mundo antiguo”, detalla Steven Clark-Hall.
Ritchie está de acuerdo. “Gemma es una de esas personas que me fascinan. Tiene ideas increíbles y las pone en práctica de forma impecable, y cuando cambio de parecer en el último minuto, ella sonríe con un gran entusiasmo y lo arregla de la mejor manera posible”.
En contraste con las destartaladas calles de Londinium se encuentra la imponente grandeza de Camelot, una de las principales preocupaciones en cuanto al diseño para Jackson por su naturaleza mitológica. “Significa muchas cosas para mucha gente, así que ¿cómo manifestar el mito?”, declara. “La idea era que el palacio entero estuviese asentado sobre una roca. Lo construimos sobre una ladera que ya había en Leavesden, y que inmediatamente le dio una sensación de dimensión y geografía. Solo podíamos construir hasta una cierta altura, pero el castillo se diseñó para que el departamento de efectos visuales pudiese completarlo. En el guion había un montón de escenas de acción en las que se entraba y salía del castillo, así que construimos un puente de sesenta metros de largo, y así los caballos podían ir rápido de verdad”.
Jackson decidió que el salón del trono en Camelot estuviese repleto de historia, y se inspiró en el antiguo palacio de Sigiriya en Sri Lanka, cuyas ruinas se alzan sobre una cumbre de granito. En la roca hay cavadas una serie de escaleras y galerías que emergen de un enorme león hecho con ladrillos y yeso que da acceso al lugar, y las paredes del palacio están adornadas con unos preciosos frescos.
Para evocar toda esa imaginería, Jackson diseñó un enorme espacio interior de piedra con imponentes columnas. El decorado se adornó profusamente, e incluyó dos murales pintados con amplios cielos de hojas doradas y ventanas hechas de intrincadas celosías de piedra. “Los colores le conferían a la luz un brillo etéreo, porque se colaba a través de la celosía”, explica Jackson. “La celosía se creó por ordenador, se cortó con láser y se revistió de poliestireno en el taller de escultura para darle profundidad, y finalmente se enyesó para que pareciese piedra. El elaborado trono estaba situado dentro de una cúpula azul oscuro”. Todo el decorado tenía un toque bizantino, una de las fuentes de inspiración más apreciadas por Jackson.
Otro de los decorados principales en Leavesden fue la cueva de las Sirenas, una roca misteriosa y escalofriante que se esconde en las profundidades bajo el castillo de Camelot, donde las fuerzas mágicas son omnipotentes. Una cámara excavada en la roca y a la que se accede a través de una escalera que lleva a una piscina natural, iluminada por una apertura en lo alto, que era el pozo del castillo. Acechando en las profundidades de la serpenteante red de ríos subterráneos se encuentra las Sirenas, criaturas que se transforman en tres partes distintas: dos de ellas, bellas, y una, horrenda. Son los espíritus malvados que prometen a Vortigern su poder, pero únicamente después de su sacrificio.
“Las Sirenas viven de la sangre del amor”, explica Ritchie. “Le darán poder en el mundo material a una persona de forma proporcional al amor que esa persona está dispuesta a sacrificar por ellos”.
La cueva de casi veinte metros de profundidad que se construyó para las Sirenas se transformó después en un lugar remoto en el que vive Bedivere hasta que él y sus camaradas rescatan a Arturo y se unen a su lucha por el poder. “Construimos un resplandeciente lago subterráneo”, cuenta Jackson, “y cuando acabamos de rodar la escena, vaciamos el tanque. Luego, utilizando el decorado de piedra de encima, convertimos el espacio en una gruta de techos altos ubicada en las profundidades de los acantilados, donde se escondían Bedivere y sus camaradas. En ese espacio construimos una estructura de madera a partir de árboles y ramas, para establecer divisiones en ese lugar donde vivían juntos”.
“A Gemma y a mí nos pareció que el paisaje debería tener unas vistas espectaculares e inhóspitas que no hubiesen cambiado durante siglos, así que el reto fue encontrar algo así en el campo actual, que ha sufrido décadas de divisiones y agricultura”, explica la directora de localización Amanda Stevens sobre los terrenos que rodean Camelot.
Stevens pasó varias semanas recorriendo el país hasta que recaló en una zona de Gales llamada Snowdonia, que ofrecía diferentes localizaciones dentro de un campo base de unos quince kilómetros de radio. El lugar tiene la designación de sitio de especial interés científico (SSI) por parte de The National Trust, la fundación para la conservación de Reino Unido. A Stevens y a su equipo les llevó seis meses obtener la autorización del consejero regional de medio ambiente, National Resources Wales, para poder construir el cementerio que requería la historia en Gwern Gof Isaf.
En marcado contraste con Snowdonia, el Bosque de Dean, que bordea Gales e Inglaterra, sirvió como un perfecto telón de fondo para algunas de las escenas en las Tierras Oscuras, a donde La Maga envía a Arturo para que descubra su verdadera procedencia en una prueba de fuego, así como decorado para el exterior de la morada de Bedivere, que irónicamente se llama la Cueva del Rey Arturo. La región, una mezcla de bosque frondoso, rocas, colinas y árboles, también es la cuna del río Wye. El río se utilizó para el final de una secuencia en la que Arturo y sus amigos saltan desde la cima de una montaña al Vivian Quarry (realizado en Snowdonia) y salen en el Wye. Otras escenas en las Tierras Oscuras se rodaron en otra localización de Escocia y en la vecina isla de Skye.
“El nivel de detalle, de cariño, de atención y de técnica que se ha empleado en esos decorados es impresionante”, opina Hunnam. “A mí, entrar en esos ambientes me transmitía una sensación de obligación total y absoluta de mejorar mi trabajo y asegurarme de que lo hacía lo mejor posible, para hacer justicia al esfuerzo que supuso crearlos”.
“El mundo que construyeron tanto en Leavesden como fuera era espectacular, familiar pero también totalmente nuevo”, explica Law. “Es poco común estar en un decorado con ese tipo de construcciones; tenía que adaptarse la escala. Fue un privilegio formar parte de algo así”.
También se empleó mucha dedicación en el vestuario de los actores y de los numerosos extras. Para vestir a Hunnam, Law y el resto del reparto, la diseñadora de vestuario Annie Symons explica que empezó con referencias, pinturas y tallas históricas, y luego “le di un poco de energía, un toque sexy. No queríamos que tuviesen el típico aspecto de arpillera. Quería diseñar ropa que no resultase demasiado extraña para el público joven, sino más bien conocida. Tienes que creerte a la gente que ves, y lo que llevan puesto forma parte de eso. Además, Guy me dijo que vistiese a los personajes de manera informal, que les diese algo de flow, y que los buenos pareciesen tan interesantes como los malos. ¡Un buen consejo!”.
Con ese fin fue a Camden y a Spitalfields, dos famosos mercadillos de Londres, para fotografiar a jóvenes en sus atuendos de juventud tribal. “Imprimí las fotos en blanco y negro para que no me distrajesen los colores, y empecé a analizar las formas. Luego volví a la ropa medieval e intenté sintetizar las dos”.
La imaginería del decorado también la guio. “El Londinium de la película es multirracial, multicultural, multitodo, básicamente como el Londres actual, que está bañado en gris, negro y contaminación. Quería crear un mundo que no fuese completamente medieval”, explica. “Teníamos que encontrar un lenguaje visual que se adaptase a la historia, así que también me inspiré en prendas japonesas, chinas, turcas y africanas, sobre todo en los patrones, y extraje un camuflaje de ciudad geométrico.
Incluso fui al gimnasio para ver cómo se movía la gente que estaba entrenando”, continúa. “Arturo tenía que poder moverse fácilmente porque está rodeado de acción, y yo quería que tuviese una apariencia sencilla, un equivalente medieval de los vaqueros y la camiseta. Todo eso se integró bastante bien. Empezó como boxeador y todavía quedan vestigios de ello en sus botas, que son una mezcla entre botas de boxeo y sandalias de gladiador”.
Los colores que utilizó Symons también se ajustaron a los personajes. Para Arturo, optó por una gama de colores neutros con camisas blancas. “Los jóvenes trabajadores en Londres siempre llevan camisas bonitas, siempre limpias, siempre planchadas”, advierte. Sus prendas estaban hechas de lino natural y cuero con un abrigo de piel de oveja. Para el chaleco de Arturo (una chaqueta ligera que lleva puesta toda la película), Symons encargó a su sastre un justillo de lino acolchado y con capas, al que luego añadió agujeros y detalles cosidos a mano, así como un cierre de metal para darle un toque. A medida que avanza la historia, Arturo se pone una chaqueta de camuflaje de color caqui, que lleva cuando recorre las Tierras Oscuras.
Los colores naturales de Arturo contrarrestan el atuendo de su padre, Uther, que refleja al estilo de Camelot la enorme riqueza de la corona, con abundantes dorados, colores inspirados en vidrieras y piedras preciosas, como esmeraldas y rubíes. Para Vortigern, hermano de Uther y hombre desesperado por mantener la corona, Symons escogió una paleta fría de verdes, azules y plateados que combinó con cuero negro. “Vortigern lleva túnicas sin cuello de cuero negro, con pantalones negros y una impresionante capa blanca de pelo con botas de piel altas y estampadas. Las aplicaciones de color estaño de su corona, las hebillas y la armadura son más sofisticadas y desarrolladas a nivel técnico que la artesanía antigua de Camelot y Londinium. También lleva un imponente abrigo largo azul oscuro con cuello mao”.
Los diseños para el ejército de Vortigern, los Hierros Negros, se inspiraron en las cucarachas, “esos escarabajos duros, brillantes e indestructibles que recorren las calles, y ocultamos sus caras con siniestras máscaras de cuero”, explica Symons.
El atuendo de La Maga es sencillo y elegante, en colores oscuros que reflejan su misteriosa belleza. Symons diseñó diferentes vestidos en tonos azules, verdes y burdeos de líneas trapezoidales con dobladillos marcados y un cinturón de ante trenzado, todo bajo un abrigo azul con capucha. El guardarropa de La Maga estaba basado en un camuflaje especialmente diseñado e incorporaba bordados de flores e insectos del bosque.
La diseñadora y su equipo buscaron proveedores de telas y vendedores de vestuario por toda Europa, e importaron telas de Nueva York, Italia, Francia y Turquía. La lana tejida que utilizaron se trajo en concreto de Escocia y Yorkshire.
El departamento de vestuario realizó todos los bordados, piezas de piel, armaduras y joyas; todo excepto los zapatos, que corrieron a cargo de un zapatero inglés independiente e incorporaban suelas especiales para el agua para las escenas de acción.
“El departamento de vestuario era como un poblado antiguo lleno de cabañas de artesanos, de especialistas en piel, metal, sombreros, tintes, estampado, bordado, herrería, costura...”, recuerda Symons. “Casi todo era original al cien por cien, y es algo excepcional. En horas de trabajo, nos llevó dos semanas decidir el modelo de chaqueta, ya fuese el chaleco con mangas de Arturo o el bolero de piel grabado y cosido a mano de la sirvienta Maggie”.
Bastante más tiempo les llevó hacer a mano las coronas, los tocados del ejército de los magos y los superfemeninos hábitos de las mujeres del castillo. “Horas y horas, metros y metros de cintas plateadas”, recuerda Symons con cariño.
FUE UN MAGO, MERLÍN, QUIEN TE DIO LA GRAN ESPADA...
Al igual que con Jackson y Symons, Ritchie dio al armero supervisor, Tim Wildgoose, una breve charla sobre realismo histórico, y le animó a inspirarse en la época actual y a crear algo nuevo y singular.
“Las armas de esa época tienen un aspecto diferente a nivel histórico, pero como en esta película se trata la mitología, pudimos darles un toque diferente. Intentamos ajustarnos a las metodologías que podía haber en esa época; por ejemplo, los escudos no son precisos en cuanto a la forma, pero podrían haberlos construido. Moldeamos un poco la realidad y conseguimos algo más interesante que lo propio de esa etapa.
Sin duda es más fácil fabricar una espada hoy en día que en aquellos tiempos, porque entonces se habría hecho en una forja”, continúa. “Se habría calentado el acero hasta que estuviese rojo y luego se habría trabajado. Llevaría días y días hacer una única hoja de espada doblando, martilleando, dando forma y afilando. Ahora diseñamos un modelo en 3D, lo introducimos en una máquina de control numérico por computadora (CNC) y fabrica una hoja en un par de horas”.
El diseño de Excalibur no fue fácil porque tenía que destacar entre el resto. Ritchie, que buscaba que la hoja pareciese delicada y realista en cuanto a belleza, en vez de elaborada y con incrustaciones, también quería que la espada tuviese una hoja de acero de Damasco, para las que se interponen capas de acero carbonizado y de acero normal; de esta forma, la hoja queda dura y afilada, pero también muy flexible. La pieza final que creó Wildgoose llevaba grabada en la hoja la frase “Sácame, tírame” en alfabeto rúnico.
Para Arturo, Excalibur no es simplemente una bonita arma. “Uno de los conceptos más interesantes en cuanto a la espada es que crea un vínculo cuando la coges con las dos manos”, opina Hunnam. “La energía corre por las venas de Arturo, pero el trauma emocional de su pasado bloquea esa energía, así que tiene que utilizar la espada para experimentar una catarsis, para desechar el trauma emocional de su sistema y poder alcanzar el equilibrio necesario para controlar la espada. Eso convierte a Excalibur en un instrumento muy interesante, pero también contribuye a la narrativa del personaje”.
El equipo de armería también fabricó una vaina con una cara abierta para que se viese la hoja siempre que Hunnam la llevase. “La creación de Excalibur fue sin duda un trabajo en equipo”, señala Wildgoose. “Ocho o nueve personas se encargaron de las distintas partes: un artesano hizo la hoja; otro la grabó; otra persona hizo la empuñadura, otra se encargó del mango; otro, de la vaina; un especialista en pieles se ocupó de los acabados de cuero y otra persona fabricó el cristal que va al final. Tuvimos la espada lista cuatro días antes de empezar el rodaje, y resultó muy gratificante saber que tantas manos habían participado en el proceso”.
Se hicieron cuarenta copias de la espada, diez de metal y treinta versiones de goma. En total, el equipo creó más de 2000 armas entre espadas, escudos, lanzas y ballestas. Estas últimas no eran precisamente pequeñas. “Las cuatro ballestas que construimos medían cuatro metros de alto y cuatro de ancho, y pesaban casi una tonelada cada una”, explica Wildgoose. “Estaban hechas de madera y acero, más o menos como habrían sido en aquella época. Eran totalmente operativas”.
Los Hierros Negros (los guardias de Vortigern que protegen el castillo y patrullan las calles de Londinium) llevaban porras inspiradas en los antidisturbios actuales. “Los Hierros Negros llevan una porra o un palo para mantener a la población a raya, porque una espada es algo más serio. Una porra es en cierto modo más amenazadora, porque están más dispuestos a utilizarla”, señala Wildgoose.
Para blandir correctamente a Excalibur y el resto de armas utilizadas en las espectaculares batallas de la película, de diverso tamaño y estilo, los miembros del reparto contaron con instrucción por parte de la coordinadora de escenas peligrosas Eunice Huthart y el coordinador de lucha Mike Lambert.
Naturalmente, existe una gran diferencia entre el trabajo de cualquiera de los miembros del reparto y el de un coordinador de escenas peligrosas, y Huthart valoró mucho a los actores con los que trabajó en esta película. “Para un coordinador de los nuestros, Charlie Hunnam probablemente sea el hombre ideal”, confiesa. “Hace de todo, es intrépido y muy creativo. Lo mismo pasa con Jude Law. Cuando leo un guion siempre intento entender a los personajes, porque quiero que cualquier escena de acción que dirija esté relacionada con el personaje, y Jude interpretó a Vortigern justo como yo lo había imaginado”.
“Había montado a caballo anteriormente”, cuenta Hunnam, “pero no había hecho nada de lucha. Es increíble poder pasar el día aprendiendo nuevas técnicas y nuevos talentos como parte de tu trabajo, así que todo lo que tuvimos que hacer para Arturo fue emocionante”.
En cuanto al físico de Arturo, Hunnam aumentó nueve kilos de músculo para el papel. “Guy y yo hablamos mucho sobre él como un crío asilvestrado de la calle, hambriento, con la idea de que había crecido luchando y de que tenía muchas carencias, pero también una nobleza innata. Me tomé muy en serio el encontrar una manera física de mostrarlo. He practicado artes marciales y lucha antes, y es verdad que te da algo de confianza, así que pasé mucho tiempo en el gimnasio, no solo para conseguir el físico sino por el efecto emocional que conlleva pegar mil puñetazos al día”.
Mientras que las peleas en la calle reflejan el realismo crudo de la historia, la película capta al público desde el primer minuto con una impresionante batalla que enfrenta al rey Uther y a aquellos leales a él contra los magos capitaneados por el infame Mordred. Esta guerra estalla tras el final de un largo periodo de paz entre los dos reinos.
“La batalla del Mago tiene unas dimensiones descomunales”, explica el supervisor de efectos visuales Nick Davis. “Aparecen elefantes de noventa metros, que no existen, atacando un castillo que no existe, así que ahí se juntan muchos elementos. Fue un gran desafío crear ese componente de fantasía al mismo tiempo que lo manteníamos dentro del mundo fotorrealista y crudo en el que viven los personajes”.
Además de crear elementos que no eran reales, el equipo de Davis tenía que mejorar aquellos que sí lo eran, como la ciudad de Londinium, que ampliaron más allá de los decorados diseñados por Jackson.
No obstante, uno de los aspectos más importantes del trabajo de Davis en esta película fue ayudar a crear los efectos que rodean a la famosa espada. “La relación entre Arturo y Excalibur era crucial”, afirma. “La espada tenía que ayudar en la narrativa, además de tener impacto visual, y el desafío radicaba en equilibrar esos dos elementos. ¿Es la espada la que manda, o es Arturo? A medida que él empieza a controlarla su relación cambia, así que los efectos deberían reflejarlo. Por eso en cada escena estos efectos cambian de verdad, cuanto mayor es la conexión de Arturo con Excalibur y consigo mismo”.
EL REY LEGÍTIMO VENDRÁ. ES INEVITABLE...
Como en todas las películas de Guy Ritchie, la banda sonora desempeña un papel crucial, y el director recurrió una vez más al compositor Daniel Pemberton, su colaborador en 'Operación U.N.C.L.E.' Aunque sin duda hay un toque moderno en Rey Arturo: La Leyenda de Excalibur, la música tenía que ser distinta.
“Lo que nos importa a Guy y a mí es hacer una banda sonora que suene diferente; ese era el objetivo. Queríamos reescribir las convenciones para una película de estas dimensiones. Es como sacar la espada de la roca; incluso más difícil”, comenta Pemberton sonriendo.
“Para Rey Arturo queríamos que la música fuese visceral”, continúa. “Hay mucha riqueza de imágenes en el mundo de la serie: la suciedad, la mugre, el metal, el cuero, la madera, la piedra. Quería reflejar todo eso en la banda sonora, tanto como fuese posible, y capturarlo todo, desde la lucha de un huérfano criado en las calles hasta la nobleza de un líder que podría cambiar la historia. Además, con Guy las normas habituales no se tienen en cuenta. De hecho, ¡no hay normas!”.
Para adaptarse a ese periodo, Pemberton indagó en el mundo de los aficionados a la música antigua, que coleccionan, fabrican y tocan instrumentos de época. “Si sonaba como si hubiese podido existir hace 500 años, intentábamos utilizarlo”, explica el compositor. Entre estos singulares instrumentos descubrió la “increíblemente horrible Tromba Marina, una bestia enorme de cuerda del siglo XV”; una “zanfona imposible de afinar”; una Nyckelharpa sueca; un violín Hardanger; una viola de arco y un instrumento que se ganó el apodo de “el cuerno del baño” entre el equipo, así como piedras y un par de palillos.
A Pemberton y sus intrépidos músicos se les unió el vocalista Sam Lee, así como una amplia amalgama de instrumentos antiguos y nuevos. El compositor utilizó incluso su propio cuerpo, desde palmadas con la mano o en la cara a gritos y respiraciones, para intentar crear una banda sonora especial, diferente a cualquiera que el público hubiese escuchado antes.
“Para mí, y espero que para todos mis compañeros tanto del reparto como del equipo técnico, hacer una película es como verla: todo se reduce a querer pasárselo bien”, opina Ritchie. “Hay ciertos géneros que nos encantaban de niños, y los cineastas creemos que los podemos recrear para el público actual de una forma que no era posible cuando nosotros los veíamos. Espero que sacar la espada de la roca y viajar con un auténtico héroe como este rey Arturo pueda darles a los cinéfilos la misma satisfacción que experimentamos nosotros en las salas cuando éramos críos, pero de una forma nueva, fresca y emocionante”.