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SINOPSIS
Después del trágico fallecimiento de su hijo, George Blackledge, un sheriff jubilado, y su esposa Margaret dejan su rancho en Montana con la idea de rescatar a su pequeño nieto de las garras de una peligrosa familia en Dakota dominada por la matriarca Blanche Weboy. Al descubrir que los Weboy no tienen la menor intención de entregarles el niño, a George y a Margaret no les queda más remedio que luchar por su familia...
INTÉRPRETES
DIANE LANE, KEVIN COSTNER, JEFFREY DONOVAN, BOOBOO STEWART, LESLEY MANVILLE, KAYLI CARTER, WILL BRITTAIN, BRADLEY STRYKER, GREG LAWSON, RYAN NORTHCOTT, WILL HOCHMAN, AIDAN MORENO, RYAN BRUCE, CAILLOU PETTIS, ADAM STAFFORD
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La desesperada búsqueda de George y Margaret para rescatar a su nieto es el tema central de la inolvidable novela Let Him Go, publicada en 2013, del aclamado autor Larry Watson. El guionista y director Thomas Bezucha, un admirador de las obras del escritor, reconoce que el relato le cautivó desde el primer momento. El cineasta, que ya tenía en su haber Monte Carlo (2011), La joya de la familia (2005) y Big Eden (2000), supo inmediatamente que quería adaptar la novela a la gran pantalla.
“Lo que más me tocó de Let Him Go es el impulso que nace de la idea de rescatar al niño”, explica Thomas Bezucha. “Habla de la familia, y eso siempre me gusta. Pero también me atrajo la oportunidad de retratar el matrimonio de Margaret y George, de seguir su recorrido por el dolor mientras se esfuerzan en reunir a la familia. Por muy aterradora, trágica y violenta que pueda parecer la película, nunca se rompe el vínculo de autenticidad y afecto entre esas dos personas que llevan tantos años juntas”.
Pero no fue nada fácil pasar la historia de la página a la pantalla. Transcurre bajo los inmensos cielos del Oeste americano, en vastos parajes abiertos donde reina el silencio y nada se mueve. Los personajes hablan poco, revelando aún menos, y cada palabra pesa. “No hablan mucho, y cuando lo hacen, tienen cuidado con lo que dicen”, explica el director. “Es un libro muy preciso, fue un verdadero reto escribir el guion”.
Thomas Bezucha decidió que la historia transcurriría en los años sesenta y no en 1951 como ocurre en el libro. “El año 1963 me atraía porque me parece que es una encrucijada de la cultura estadounidense del siglo XX”, dice. “Es Camelot y Kennedy a la vez. Hubo un antes y un después; experimentamos una caída, una pérdida de la inocencia colectiva. Quería que Lorna y Donnie se casaran en un juzgado con el retrato de John Kennedy porque así todos sabrían que esto acabaría mal”.
UNO DE NOSOTROS enseguida encontró apoyo. Thomas Bezucha y la productora Paula Mazur ya habían trabajado juntos para llevar a la pantalla La sociedad literaria y el pastel de patata. Con la intención de repetir la colaboración, la productora le preguntó al cineasta si no tenía otro proyecto en mente. Thomas Bezucha no dudó ni un instante en compartir su pasión por la novela de Larry Watson y explicar su visión para llevar a la gran pantalla una historia de gran fuerza.
“Una de las cosas que más me enganchó de la historia, cuando Tom me habló de ella, fue la sensación de que rompía el molde del género”, comenta Paula Mazur. “Es un thriller, pero también mucho más. Es la historia de un matrimonio. Tiene toques de humor. Lo que me interesó fue la idea de un thriller aterrador con una gran humanidad. La mayoría de thrillers se basan en tomas y trucos para asustar, pero aquí había una increíble historia de amor y unas personas que sienten un profundo cariño las unas por las otras”.
Thomas Bezucha añade: “Está dentro del estilo de películas con las que crecí en los setenta y los ochenta, Gente corriente, Kramer contra Kramer, historias de familias y parejas. En realidad, es imposible separar a los personajes de George y Margaret, llevan muchos años casados. Creo que Margaret se aleja de su marido para hundirse en el dolor. George intenta acercarse a ella de nuevo y acepta acompañarla en el viaje. No me parece que George esté muy convencido de que Margaret consiga recuperar al nieto de ambos; solo quiere que Margaret tenga la oportunidad de despedirse del niño para que pueda aceptar su pérdida. El viaje vuelve a juntarlos”.
Bastó con una reunión con Focus Features para dar el pistoletazo de salida a UNO DE NOSOTROS y empezar a reunir un asombroso reparto encabezado por dos talentos sin par, Diane Lane y Kevin Costner.
PREPARANDO EL ESCENARIO...
UNO DE NOSOTROS se rodó en Calgary, Alberta, en abril y mayo de 2019 con el paisaje canadiense haciendo las veces de las vastas extensiones de Montana y Dakota del Norte en los años sesenta.
Para este drama con tintes de western, el guionista y director Thomas Bezucha quería evocar la sensación de una época desaparecida. “Mi idea era rodar la película como se hubiera hecho en 1978; soy un apasionado del cine de entonces”, dice. “La historia de Margaret y George, dos personas honradas y dignas, debía tener un aura de autenticidad con un ligero toque de leyenda. Me gustaba la idea de que el espectador pensara que Jimmy cuenta la historia de cómo le salvaron sus abuelos y, claro, sus recuerdos magnifican lo que realmente ocurrió. También debía ser nostálgica”.
Thomas Bezucha y el director de fotografía Guy Godfree (Maudie, el color de la vida) se inspiraron en las obras del fotógrafo y pintor estadounidense Saul Leiter para la estética de la película. “El enfoque de Guy se basa en mostrar el mundo dentro de un contexto”, dice Thomas Bezucha. “Siempre hay un marco de una puerta, el cabecero de una cama o alguien en el encuadre. Las personas no flotan en un espacio vacío. Deja claro el entorno en que se encuentran y la relación que tienen entre sí. Ve las cosas con una especie de magia, lo que encajaba a la perfección con mi idea de plasmar la América de 1963”.
Saul Leiter, así como los artistas Todd Hito y William Eggleston, también ocuparon un lugar importante en las primeras conversaciones que el director mantuvo con Trevor Smith, el director de producción, que tiene en su haber como director artístico las aclamadas series “Fargo” y “Wynonna Earp”. “Nuestra idea era que en la textura de la película se notara el polvo, el cansancio, la vida”, dice Trevor Smith.
“Transcurre un poco antes del asesinato de JFK”, sigue diciendo el diseñador, “en un momento en que se abre una ventana hacia un sueño para los estadounidenses. Pero también es un periodo complicado para no caer en el sentimentalismo. Sin embargo, teníamos una ventaja. Al ser un entorno rural podíamos permitirnos ciertas inexactitudes y libertades para deambular entre finales de los años cincuenta y principios de los sesenta. Pero creo que su legitimidad se basaba en palpar la historia del momento”.
Según el diseñador, UNO DE NOSOTROS tiene mucho que ver con una road movie, ya que la historia de George y Margaret acaba en un lugar muy diferente de donde empieza. El reto para el diseñador y su equipo era que los dos protagonistas pasaban de la relativa comodidad de su hogar en Montana a las peligrosas tierras yermas donde habitan los Weboy.
“El rancho de los Blackledge es perfecto”, explica Trevor Smith. “Debía comunicar una sensación de bienestar, por lo que usamos el verde como color base. Hay un ligero cambio de tonalidad después del fallecimiento de James; añadimos toques melancólicos en el papel de las paredes de las estancias más íntimas en la casa, y nos esforzamos en hacer lo mismo con los objetos. Al cabo de unos años, ya no viven cinco ni cuatro en la casa, sino solo dos. De pronto, hay más orden, no se usan tantas habitaciones”.
A medida que avanza la historia, los marrones y los tostados se convierten en colores dominantes hasta que los Blackledge entran en el territorio de los Weboy, donde se verterá sangre. “La estética cambia al llegar al rancho de los Weboy”, sigue diciendo el diseñador. “Cuando hablamos de los interiores, inmediatamente nos vinieron a la mente tonos rojos oscuros, verdes oliva, y Tom nos dijo que lo veía como un moretón, como un ojo morado al cabo de un par de días. La casa de Blackledge es un lugar verde, saludable, pero la de los Weboy se asemeja a un sueño victoriano cansado, pasado de moda. Todos los interiores son rojos oscuros, amoratados, ajados, como si les doliese. Cuando se cruza el umbral, se entra en el vientre del dragón”.
Trevor Smith también tuvo mucho que ver con el aspecto del coche de George y Margaret para su viaje, un Chevrolet familiar de 1968. De hecho, se usaron dos modelos de vehículo: uno era el modelo Brookwood, de gama media, y el otro, un Nomad, de la gama más alta. “Teníamos claro desde el principio que debía ser un modelo familiar, no recién comprado, pero tampoco muy viejo”, dice Trevor Smith. “George acaba de jubilarse, el vehículo debía implicar a la familia. No podía ser muy llamativo, y nada de Cadillac. Un coche sencillo, cómodo y práctico. Siempre lo describíamos como ‘el caballo’”.
Curiosamente, dos caballos inspiraron al equipo para escoger el vehículo perfecto. “Muy al principio, después de haber encontrado el decorado para el rancho de los Blackledge, nos fijamos en que dos caballos se acercaban a la valla cada vez que aparecíamos”, recuerda el diseñador. “Parecían encantados de vernos y nosotros a ellos. Esos dos caballos nos dieron la respuesta para el color del vehículo familiar. Tom y yo nos basamos en las fotos que hicimos a esos preciosos animales para dar la sensación de que el coche es el caballo de ambos, un animal color crema y marrón con el que se desplazan muy al estilo western”.
En cuanto al vestuario de Margaret y de George para el viaje, la diseñadora Carol Case (las series Fargo e Infierno sobre ruedas) se inspiró en fotos de la época y en otras imágenes que remontaban a la Gran Depresión con la intención de evocar el corazón de la América rural. El entorno en que transcurre UNO DE NOSOTROS le era familiar y no le fue difícil imaginar qué clase de personas son Margaret y George. Diseñar un vestuario que diera a entender la auténtica identidad y la relación de los personajes se convirtió en una gran oportunidad creadora para ella.
“Crecí en una zona muy parecida y enseguida lo entendí”, dice Carol Case. “La película transcurre en 1963, pero en las zonas en que se desarrolla la historia, la gente sigue anclada en los años cincuenta. No se compra ropa, se arregla la que se tiene. No se tira nada. George y Margaret son del campo, trabajadores, pragmáticos. Debían dar la sensación de ser dos personas reales que llevan mucho tiempo juntas”.
Durante la preproducción, el guionista y director Thomas Bezucha y la diseñadora de vestuario estudiaron cómo podían conseguir que el vestuario encajara a la perfección con el diseño de producción. “Tom y yo hablamos mucho de colores”, recuerda Carol Case. “Ninguna prenda es azul. Los vaqueros no son azules, no hay camisas a cuadros azules, dos lugares comunes muy habituales. Excepto el cielo azul, en los paisajes nos hay ningún tono azul; los tonos siempre son marrones, dorados, verdes y grises. Eso nos aleja del momento actual y nos lleva al recuerdo, como cuando se miran viejas fotos de la época. Incluso las Polaroid tienen ese tono amarillento”.
Para la diseñadora, Margaret era la que planteaba el mayor reto, dado que estaba a años luz de la típica ama de casa de los años sesenta. Carol Case vive en Canadá y se desplazó a Los Ángeles para conocer a Diane Lane. Durante dos días probaron con diversas prendas, entre las que había algunas de época, hasta encontrar las adecuadas para una mujer inteligente y práctica. “Lo que realmente destaca son las botas vaqueras que usa”, dice la diseñadora. “Da igual lo que esté haciendo, lleva botas vaqueras. Es un toque especial, da a entender que acaba lo que empieza”.
De igual modo, George también tiene una prenda especial, el sombrero. “En los cincuenta y los sesenta, el sombrero formaba parte del vestuario”, explica Carol Case. “Fuese un sombrero vaquero o de fieltro, un hombre llevaba sombrero, no salía a la calle sin sombrero. Pero encontrar el adecuado nunca es fácil. Kevin Costner y la diseñadora acabaron escogiendo un sombrero vaquero gris con borde más oscuro hecho a medida en Calgary. “Nada que ver con el típico sombrero vaquero de ala ancha para un rodeo, este es mucho más sutil”, explica.
“Sutil” no es exactamente la palabra que pueda aplicarse a Blanche Weboy. Sin embargo, para la escena en que Margaret y George conocen a la rubia teñida que controla el clan, la diseñadora decidió que emergería de las sombras llevando un vestido negro con estampados que auguraría el clímax del enfrentamiento final. “El estampado se basa en una caja de cerillas art déco que nos encantó”, explica. “Es una cerilla encendida”.
Para subrayar el tono evocador de la película mediante la música, Thomas Bezucha contó con el oscarizado compositor Michael Giacchino (Up), que ya se había encargado de la partitura de La joya de la familia y Monte Carlo, y con quien siempre ha disfrutado de una magnífica relación creativa.
“El vínculo fue inmediato”, dice Michael Giacchino. “Es una de las personas más abiertas, cálidas y simpáticas con las que he trabajado, y me alegré mucho cuando me llamó para UNO DE NOSOTROS. Tenía muchas ganas de ver cómo había enfocado la novela de Larry Watson. La narración de Tom siempre es muy comedida y tiene un don especial para construir personajes complejos que encajan perfectamente con la historia”.
El prolijo compositor estaba entusiasmado con la idea de escribir música para una historia que transcurría en el Oeste. “UNO DE NOSOTROS me dio la oportunidad de componer mi primera partitura para un western”, dice. “Da la casualidad de que es uno de mis géneros preferidos. Todos sabemos que el legado musical de los westerns impone, pero tenía muchas ganas de aportar algo al género”.
Empezó grabando solos de piano porque “me daba una sensación de intimidad, pero también me permitía evocar las grandes llanuras en que se desarrolla la historia. Luego, con una pequeña orquesta compuesta por cuerdas, piano, guitarra, bajo y percusión, espero haber captado los temas de la historia en torno a los vínculos familiares con el icónico paisaje americano como telón de fondo”.
UNA CENA Y UN ENFRENTAMIENTO...
En cuanto ocurre el explosivo encuentro entre los Blackledge y los Weboy, aproximadamente a mitad de la película, queda muy claro que George y Margaret no imaginaban que su viaje les llevaría a un lugar tan peligroso. La secuencia en que llegan a casa de los Weboy, el amenazante edificio donde ahora viven Lorna y el pequeño Jimmy, es un punto de no retorno, y después de este primer contacto, la historia acelera rápidamente hacia el devastador desenlace. “La película cambia rotundamente, George y Margaret se dan cuenta de lo que tienen delante”, dice Thomas Bezucha.
Los Blackledge llegan esperando al menos el simulacro de una cordial bienvenida y no están preparados para la hostilidad que Blanche no se esfuerza en esconder. Hace uso de todas las tácticas posibles para afirmar su control, hasta el punto de que solo le permite a Margaret estar un momento con su nieto antes de ordenar a Lorna que le acueste. La tensión sigue creciendo mientras los imponentes Elton y Marvin intentan intimidar a los invitados, bajo la preocupada mirada de Donnie. Bill nunca deja de sonreír, a pesar de dejar caer indirectas como si fueran navajas.
“Blanche Weboy nos ve como a unos intrusos”, explica Diane Lane. “Nos hemos colado en su hogar porque ella ha heredado a nuestro nieto por el matrimonio de su hijo con Lorna. En cierto modo, es lo contrario de Margaret. Esta no entiende la postura de Blanche y se palpa el conflicto. Es interesante ver el enfrentamiento entre dos mujeres, algo que no suele ocurrir en la pantalla. Me parece refrescante”.
Todos sabían que la escena era crucial para la historia, y no debía escaparse ningún detalle. El director Thomas Bezucha, el director de fotografía Guy Godfree y el diseñador de producción Trevor Smith planificaron cuidadosamente la secuencia de principio a fin. “Hablamos mucho del momento en que se ve a Blanche por primera vez”, dice Trevor Smith. “George y Margaret entran por el porche trasero, lleno de objetos y muebles dispares, y acaban en la cocina. Tom y yo estábamos obsesionados con una imagen de Al este del Edén donde una única lámpara cenital ilumina la habitación. Blanche está inmóvil entre las sombras, casi escondida por la luz que tiene delante. Durante un momento, nadie se da cuenta de que la diablesa está en su guarida hasta que se mueve y se presenta”.
En vez de limitarse a coreografiar la escena, el cineasta supervisó un ensayo bastante largo para que los actores vivieran la escena antes de rodar. “Lo interesante aquí es que varios intérpretes tienen experiencia en escenarios”, dice. “Diane viene del teatro, Lesley Manville también. Jeffrey Donovan es un increíble actor de teatro, y el primer papel de Kayli fue en los escenarios londinenses. Me gusta ensayar, y a ellos también. Permite encontrar la autenticidad del momento. Y para dos estrellas como Diane Lane y Kevin fue provechoso disponer de tiempo sin cámaras para encontrar la cadencia perfecta”.
Kevin Costner reconoce que Thomas Bezucha se esfuerza en crear un ambiente de colaboración donde los actores pueden dar lo mejor de sí mismos. “Tom tiene un carácter maravilloso en el plató, y también muy buen ojo”, dice el actor. “Posee el ojo del director artístico, pero también cree en los ensayos, algo que se va perdiendo más y más. Ahora, los directores prefieren indicar las marcas y rodar sin más. Pero Tom prefiere trabajar la interpretación, es de agradecer”.
Sin duda alguna, esta secuencia es el momento cumbre para la actriz Lesley Manville, que lanza un largo monólogo a los dos invitados. Estos no tardan en sentir que de invitados han pasado a rehenes.
“Muy pronto, Blanche se convierte en el centro de la escena”, explica Lesley Manville. “Nada más sentarse a la mesa, decide contarles una versión de su vida. Su comportamiento es peculiar. Es un personaje que se impone a todos. No hay nada que hacer, la escucharán les guste o no. Y no ha tenido un pasado corriente. Habla de cada persona a la que ha conocido en su vida y ha muerto, pero lo cuenta con una idea en mente. En realidad está diciendo: ‘No os metáis conmigo porque lo he superado todo en esta vida, y he sobrevivido’”.
El momento clave, según Thomas Bezucha, llega cuando Donnie entra en la cocina con Lorna e inclina ligeramente la cabeza ante George. “Blanche ve que Donnie saluda respetuosamente a George y entiende que algo le une a los Blackledge. Debe recuperarle como sea. Es curioso, pero ese pequeño saludo, una ligera inclinación de la cabeza, es el comienzo de un terrible enfrentamiento”.
UN WESTERN DIFERENTE...
UNO DE NOSOTROS, que podría describirse como una mezcla única de thriller pausado y de profundo drama familiar, utiliza los mejores elementos del western para contar una historia que sorprende por su actualidad, a pesar de ser, en principio, atemporal. La historia de una tragedia y de una pérdida, pero también de redención y liberación.
“Es un thriller y un western de la escuela de John Wayne”, explica Thomas Bezucha. “Tiene esa dureza muy del estilo de Cormac McCarthy. También es una película de género. Pero, en realidad, es una historia sobre la familia. Entra en un terreno emocional que debería calar en mucha gente. Explora los límites de la familia, del cariño y de todo por lo que estamos dispuestos a luchar. ¿Qué debe hacerse en una situación semejante? Me siento profundamente atraído por esa idea, la elección de George, la elección de Margaret, la elección de Blanche. Es una experiencia humana”.
“Esta película es un viaje hacia el pasado”, dice Jeffrey Donovan, que encarna a Bill Weboy. “Es un western dramático con un guion maravilloso y evocador. Consigue que uno se sienta en otro mundo, un mundo que ya no existe, pero que sigue siendo tangible y peligroso”.
Una vez que Margaret y George entran en el peligroso círculo de los Weboy, su vida jamás volverá a ser la misma. El clan hará pagar un terrible precio a la pareja por haber tenido la temeridad de querer llevarse a su nieto. Pero esa actitud hace que George decida llevarse al niño, da igual a qué precio, sobre todo porque sabe que Margaret, la mujer a la que ama profundamente, nunca volverá a sentirse bien si Jimmy no forma parte de su vida.
La decisión de George tendrá graves consecuencias. Margaret pagará un precio incalculable por recuperar a su nieto. Diane Lane cree que esa es la moraleja de la historia.
“Espero que esta película consiga que las personas den más importancia al cariño que comparten con los que están en sus vidas”, dice. “Es una historia admonitoria acerca de ir demasiado lejos. Puede que funcione, pero también puede que implique una pérdida irreemplazable”.
Kevin Costner concluye diciendo: “Es una película dura y fuerte”.
EL CASTING...
UNO DE NOSOTROS no solo es un thriller en torno a un niño desaparecido y un drama acerca de una pareja que intenta superar la tragedia, también es un relato de madres e hijos. La vida de Margaret transcurre sin rumbo cuando pierde a su hijo James. Lorna vuelve a casarse y Margaret teme por el futuro de su nieto. Blanche, la madre de Donnie, es una matriarca de pesadilla, una mujer posesiva que controla a sus tres hijos sin un atisbo de compasión y que no está dispuesta a entregar a su nuevo nieto.
Margaret es quien pone en marcha los acontecimientos que la llevarán, junto a George, hacia un cataclismo. La productora y el director sabían que necesitaban a una actriz sensible y carismática para encarnar a un personaje semejante. No cabía duda de que Diane Lane, nominada al Oscar en 2002 por su interpretación en Infiel, era perfecta. “Tenía una idea muy clara de Margaret y del estado emocional de Margaret”, dice Thomas Bezucha. “Su gama interpretativa es increíble. En mi opinión irradia honradez y todos se identifican con ella. Margaret es una mujer fuerte, decidida. Diane también es fuerte, y fue maravilloso verla meterse en el papel”.
El título fue lo que más sorprendió a Diane Lane al recibir el guion. “Me pareció curioso y osado porque es una orden y no suele haber muchos títulos que ordenen”, recuerda. “Durante esa primera lectura me fijé en quien debía dejar ir a quién porque hay diversos puntos de vista en la pérdida y entre las personas que se enfrentan a una pérdida. La orden podía referirse a diversos personajes del guion, pero nadie pronuncia esa frase. Permite al público tener diferentes perspectivas en cuanto a quién debe dejar ir a quién”.
Otro de los puntos que atrajo a la veterana actriz fue la complejidad del personaje de Margaret tal como lo describía Thomas Bezucha. “Margaret está ante un muro de dolor que no puede superar”, explica la actriz. “Intenta rodearlo, pero no reconoce a lo que se enfrenta. Si empieza a llorar, quizá nunca deje de llorar. Es lo que les pasa a las personas que no consiguen sentir su dolor. Y ella está llena de dolor, pero no lo quiere ver. Me pareció un punto de partida muy bueno para construir el personaje”.
También le gustó la relación entre Margaret y George, que se ha hecho cada vez más profunda con los años. “Me conmovió la dinámica de la pareja”, reconoce Diane Lane. “Treinta años de matrimonio equivale a viajar por varios universos. Se crece, se cambia, se madura en algunos aspectos y en otros no. Las debilidades de cada uno salen al descubierto en una relación tan larga, no pueden esconderse y se acaba dejando de intentarlo. Pero están en un punto en que su relación ha cambiado de tal forma que ha caído en su versión más débil”.
El director y la productora también sabían que necesitaban a un actor de mucho peso para interpretar a George Blackledge frente a una Margaret encarnada por Diane Lane. El más apropiado les pareció Kevin Costner. En el transcurso de una carrera como pocas, el oscarizado actor y director ha demostrado tener un don especial para interpretar a héroes cautelosos y lacónicos. El ejemplo más reciente es la serie “Yellowstone”. Para Paula Mazur era imposible imaginar a otro en el papel de George. “Kevin Costner representa lo mejor de la cultura norteamericana, le rodea una aureola del Lejano Oeste. Además, adora el Oeste, lo vive de verdad y creo que se nota: el rostro cincelado, la mandíbula, los increíbles ojos azules, el estilo directo. Hay algo sincero e inmediato en él, da la impresión de ser un hombre sabio, como debe ser George”.
Thomas Bezucha visitó a Kevin Costner en su casa de Los Ángeles para hablarle del papel. “Hablamos largo y tendido del guion”, recuerda. “Pero su primera pregunta fue: ‘¿George lleva sombrero?’ Kevin está muy asociado a un cierto tipo de hombre del Oeste y queríamos que George fuera diferente. Para mí, George tiene algo de Spencer Tracy o del personaje de Atticus Finch. Es el peso moral de la historia. En mi opinión, los héroes son los que se mantienen honrados aunque nadie esté mirando”.
Al actor le impresionó el guion, y Thomas Bezucha no tardó en convencerle de que debía protagonizar UNO DE NOSOTROS: “No ha habido más de dos o tres guiones en toda mi vida en los que no cambiáramos ni una coma”, dice Kevin Costner. “En otros, seguimos cambiando cosas hasta la noche anterior al principio del rodaje, y no me gusta nada trabajar así. Pero este estaba a la altura de Los búfalos de Durham, Bailando con lobos y Silverado, unas películas maravillosamente bien escritas. La palabra lo es todo”.
También se alegró de volver a trabajar con Diane Lane, con quien había coincidido en El hombre de acero y Batman v Superman: El amanecer de la justicia, en la que encarnaban a Jonathan y Martha Kent, la pareja de Kansas que adopta a Superman. “El hecho de que Diane ya estuviera en la película sirvió para inclinar aún más la balanza a favor de este proyecto”, dice Kevin Costner. “Me gusta trabajar con mis compañeros en las circunstancias adecuadas, y pensé que era una gran oportunidad para participar en una buena película. Diane fue el gancho. Y la mano segura de Tom me ayudó a firmar el contrato”.
Diane Lane también se alegró de volver a trabajar con Kevin Costner. “Kevin aporta una gran integridad a todos sus papeles”, comenta la actriz. “Queremos que sea un héroe. Da la impresión de entender lo que ocurre a su alrededor, esté donde esté y sea el personaje que sea. Da claridad a lo que hace. Y con el personaje de George, aún más. Vio inmediatamente la belleza de la historia, su sencillez y su autenticidad. Le conmovió”.
En la granja con ellos dos vive Lorna, la mujer de James, que se quedó sola con un niño de meses después de la muerte accidental de su marido. Una joven viuda sin estudios a principios de los sesenta tenía pocas opciones, y ella acaba casándose con un hombre violento, sin saber que su matrimonio pondrá en peligro su integridad física y la de su hijo. El papel recayó en Kayli Carter, muy aclamada por su interpretación en Vida privada, de Tamara Jenkins, y a la que hemos visto más recientemente en la miniserie “Mrs. America”, nominada a los Emmy, con Cate Blanchett y Rose Byrne.
“Leí el guion y me enamoré de mi personaje”, dice la intérprete. “Luego, cuando hablé con Tom, me di cuenta de que estaba decidido a que las mujeres ocuparan el centro de la historia y hablasen por sí mismas, lo que acabó de convencerme. La relación entre Lorna y Margaret fue lo que más me sedujo porque creo que las dos tienen muchos aspectos en común. A menudo, Lorna desea decir lo que piensa, pero no se atreve”.
“El hilo conductor de la historia es la familia, el matriarcado, el linaje, la descendencia”, sigue diciendo Kayli Carter. “Aquí, la violencia y el trauma se repiten como en un bucle, pero la pareja formada por George y Margaret tienen una fe inquebrantable y los dos están decididos a salvar a su familia. Y esto es lo que más sobresale en la película”.
El segundo marido de Lorna es Will Britain, que describe al personaje de Donnie Weboy como alguien de “una naturaleza animal” que “responde con violencia, rabia y agresividad”. Sobre todo le saca de quicio la presencia de George y de Margaret. Quiere que le acepten, pero es incapaz de ganarse el afecto de la pareja. “Creo que representan a los padres que él nunca tuvo”, explica el actor. “George y Margaret simbolizan el sueño americano, una familia estable, una relación feliz y sana, todo lo que Donnie quiso tener de niño y no encontró. Entra en la familia, pero no se siente bienvenido, y su resentimiento crece”.
Margaret quiere que Jimmy y Lorna vuelvan al rancho de los Blackledge por lo que presencia un día en el pueblo. La joven familia parece estar disfrutando de un helado hasta que Donnie abofetea a su mujer y a su hijastro. En ese momento, las peores sospechas de Margaret se confirman. Al día siguiente se presenta en la casa de los recién casados y descubre que Donnie se ha llevado a Lorna y a Jimmy a vivir a Dakota del Norte, donde está su familia. Se han ido en plena noche sin avisar a nadie.
“Pasa muy poco tiempo desde que Margaret es testigo de la escena violenta hasta su decisión de ir a rescatarlos”, explica Diane Lane. “Su marido es un sheriff jubilado con experiencia en seguir el rastro de personas desaparecidas y ella siempre ha estado a su lado. Convence a su marido para que intente recuperar sus habilidades”.
“El personaje no está equivocado respecto a lo que quiere hacer”, dice Kevin Costner hablando de Margaret. “Moralmente hablando, tiene razón, éticamente también, pero no es legal. Aunque la situación ya no depende de ellos, Margaret no puede aceptarlo. George no tiene más remedio que apoyar a su mujer porque sabe que correrá mucho más peligro si no la acompaña. Creo que sabe desde el principio que esto acabará mal, y así es. Pero se trata de una historia sincera, y eso la hace magnífica”.
Siguiendo a Lorna, Jimmy y Donnie, la pareja llega a la oficina del sheriff de Bentrock, donde un agente les habla de una rama del clan Weboy que vive en Forsyth, Montana. Al día siguiente, Margaret y George se dirigen a Frontier Saddlery. Margaret intenta sonsacar información de un joven desgarbado (Will Hockman), pero él insiste en que no conoce a la joven pareja. Es un Tucker, un primo de los Weboy, y les manda a Gladstone, Dakota del Norte. Mientras se frota una larga cicatriz en el cuello, añade que bastará con preguntar por los Weboy para que uno aparezca.
Camino de Gladstone se cruzan con un alma atormentada en las tierras baldías de Dakota. Se trata de un joven indígena llamado Peter Dragswolf, al que da vida Booboo Stewart. Margaret se interesa por Peter, le preocupa su bienestar al enterarse de que vive en la más absoluta soledad. “En cierto modo, Peter es el fantasma de su hijo”, explica Thomas Bezucha. “Es una especie de espectro, esa fue mi idea. Es un chico joven al que apartaron de su familia y ahora vive solo en una especie de limbo”.
El personaje hace referencia a un vergonzoso capítulo de la historia de Estados Unidos en el que los hijos de nativos americanos de varias tribus fueron arrebatados de sus familias y metidos en terribles internados donde les obligaron a olvidar su lengua materna y sus costumbres para “civilizarse”. “Se ha alejado de su familia y de su pueblo”, dice Booboo Stewart, conocido por su trabajo en la saga Crepúsculo y en la franquicia Los descendientes. “Sobrevivió al internado, pero los horrores que vivió allí le obligaron a escapar. Ahora vive en las afueras de Gladstone, en un edificio abandonado que ha convertido en su casa”.
Decidido a ayudar a Margaret y a George a encontrar a su nieto, Peter les sirve de guía en el diminuto pueblo y les lleva hasta la casa de Bill Weboy, encarnado por Jeffrey Donovan. “George y Margaret no sabían lo que les esperaba cuando llegaran a Gladstone”, comenta el actor. “El clan Weboy controla toda la zona y tienen a la policía en el bolsillo. De pronto aparecen unos extraños que quieren imponer su voluntad y decirles cómo se deben hacer las cosas. No es algo que le siente muy bien a Bill”.
George se da cuenta rápidamente de que los Weboy son una grave amenaza; no les teme, pero decide ser prudente. “Me crié con chicos duros, o al menos tenían la reputación de serlo”, dice Kevin Costner. “Mi hermano y yo acabamos peleándonos con todos y dándoles palizas, pero sabían cómo dar miedo. Sin embargo, los Weboy se han ganado la reputación a pulso. Son peligrosos, parecen unos perros Doberman a los que su madre ata cortos. Pero en realidad no son más peligrosos que George. La única diferencia consiste en que George es civilizado”.
Forzando una sonrisa, Bill Weboy invita a los Blackledge a cenar al rancho familiar, donde viven Donnie, Lorna y Jimmy. La casa está alejada del pueblo y es el castillo de la matriarca Blanche Weboy, que ejerce un control férreo sobre sus hijos. Su palabra es ley en Gladstone”.
A pesar de la dureza del personaje, Thomas Bezucha siempre tuvo claro que no debía caer en la caricatura, por lo que era primordial encontrar a una actriz que le dotara de sutileza y de matices. “No quería que Blanche se limitara a ser un personaje al estilo de Ma Barker con puro y boina”, explica el director. “En el universo que habita Blanche y donde ella es la heroína, los Blackledge son los malos. Ellos le quitaron a su hijo antes, y piensa vengarse. El nieto de Margaret y George está en su terreno y no tiene la menor intención de entregárselo. Aquí tratamos el tema del tribalismo, y me parece que tocará la fibra sensible del espectador actual”.
Desde el primer momento, el director de casting Avy Kaufman pensó que Lesley Manville, una admirada veterana de los escenarios británicos nominada a un Oscar por su interpretación junto a Daniel Day Lewis en El hilo invisible, de Paul Thomas Anderson, era la candidata ideal. Además, Diane Lane estaba encantada de trabajar con una actriz del calibre de Lesley Manville.
“Fue un alivio ver cómo encajaba esa pieza del rompecabezas porque al leer el guion desde el punto de vista de Margaret, se convirtió en un personaje mítico”, explica Diane Lane. “¿De dónde viene Donnie Weboy? ¿Por qué se comporta así? Hay que conocer a su madre. Fue maravilloso que Lesley se apuntara y compartiera su amor por su profesión. Además, se lo pasó realmente bien con el personaje, y eso era contagioso”.
“Leí el guion y me pareció asombroso. Aparte de todo lo demás, era un thriller apasionante”, dice Lesley Manville. “También hay elementos típicos del western, pero llega a un punto oscuro y gótico con la familia Weboy. Me encantó el idioma y la forma de expresarse y hablar de Blanche. El equivalente de una madre en la tierra de bandas del East End londinense con una familia no del todo legal. Me sentí muy halagada de que Thomas y Paula pensaran que una actriz británica pudiera encarnar a una madre excéntrica, sin límites y bastante loca del Medio Oeste americano armada con una escopeta”.
Lesley Manville comenta que para meterse en el papel recurrió a las grandes verdades sobre la maternidad. “Hay madres de todo tipo”, dice, “pero todas tienen una cosa en común, y es una conexión con sus hijos. Nada puede inmiscuirse entre ella y sus chicos. Para ella, el vínculo madre-hijo es sagrado, eterno, y no tiene la menor intención de rendirse. Ha hecho un mundo a su medida. Ella preside la mesa y sus hijos la respetan”.
El resto del reparto incluye a Bradley Stryker en el papel del sheriff Nelevson, que ayuda a Margaret y a George a encontrar a Lorna, Jimmy y Donnie; Adam Stafford y Connor Mackay como Marvin y Elton Weboy respectivamente, los otros dos hijos de Blanche. “Marvin y Elton son los dos perros guardianes de la madre y el perfecto ejemplo de que si no te educan como se debe, puedes acabar yendo por el mal camino”, explica Adam Stafford. “Somos los fortachones de la familia, pero no tan tontos como parecemos”.
“Diane y Kevin aportan estoicismo y fuerza a sus personajes, mientras que Lesley, Jeffrey y el resto de nosotros somos los brutos de los Weboy”, dice Connor Mackay. “Son dos grupos de personas con ideas muy diferentes sobre la familia, pero a la vez muy parecidas. Están dispuestos a luchar por los suyos, dar su sangre por los suyos, y duele ver lo mal que lo pasan”.
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