INFORMACIÓN EXCLUSIVA
ENTREVISTA A GIUSEPPE TORNATORE..
ACERCA DE LA PELÍCULA...
La trama de la película tiene un patrón narrativo muy sencillo.
Es una historia de amor con tintes de thriller sin llegar a ser un thriller: no hay muertes, ni asesinatos, ni policías, ni investigadores.
El protagonista es un prestigioso y reconocido subastador, un conocedor del arte con una personalidad compleja.
Un día recibe la llamada de una joven que le pide que realice la venta de los muebles y los cuadros de su vieja casa.
Poco a poco la relación entre ellos se irá complicando hasta llegar a cambiar la personalidad del protagonista, su forma de ver la vida, el mundo y el resto de la gente.
El filme se origina a partir de dos ideas distintas de dos historias diferentes: la primera es una muy antigua, algo que ya tenía en la cabeza desde hace más de 20 años. La otra es más reciente, de hace unos pocos años.
Eran dos historias que me despertaban la curiosidad, pero que tampoco me convencían lo suficiente como para convertirlas en películas.
Hasta que un día, por simple diversión, traté de combinar ambas ideas y encontré la solución que buscaba. Fue entonces cuando la historia comenzó a sostenerse por sí sola.
LA MEJOR OFERTAACERCA DEL REPARTO...
Encontré a Jim Sturgess y a Sylvia Hoeks como hago siempre cuando reúno el reparto de una película. Llevé a cabo varios cástings, consideré diversas opciones, y cuando los vi supe enseguida que Jim era el Robert que necesitaba y que Sylvia era la Claire que necesitaba.
Geoffrey Rush era uno de los actores que me vinieron rápidamente a la cabeza, pensé enseguida en alguien como él. Es un actor que hace años que sigo. Al principio de todo tenía miedo de que fuera demasiado joven para el papel. Más tarde vi imágenes más recientes de él, encontré fotos de una ceremonia de entrega de unos premios, creo, y entonces le vi la cabeza afeitada. Me quedé impresionado, pues el personaje que ideé tenía que tener algo especial en el pelo.
Cuando fui a ver a Geoffrey a su casa de Melbourne me llevé en la maleta el personaje de Virgil Oldman. Yo ya lo sabía todo del personaje, así que no fui allí para acabar de darle forma, sino que fui como el sastre que va con el traje confeccionado para que se lo pruebe el cliente y sólo le tiene que hacer unas pequeñas composturas.
En este caso, realicé los cambios necesarios junto a él. Estudiamos el guión palabra a palabra. Él no solamente es actor, sino también, dentro de los límites de su personaje, un guionista. En ocasiones me pedía que le aclarara una palabra o un diálogo, o alguna reacción que podía resultarle confusa o extraña, lo que ayudaba a reafirmar todos los conceptos queLA MEJOR OFERTA ya estaban en el guión.
Aquello me dio la oportunidad de comprobar doblemente lo que ya me parecía correcto, así que lo tengo como una gran experiencia. Estuvimos cuatro días encerrados con su personaje, leyendo y releyendo, a veces ensayando los andares, cómo llevar los guantes, cómo quitárselos… Fue un trabajo muy importante que al final facilitó todo lo demás.
LA MEJOR OFERTAACERCA DEL FORMATO DIGITAL...
Me sentí cómodo con el formato digital, a pesar de que mi amor por el celuloide permanece intacto.
Por otro lado, empecé a sentir que tarde o temprano tendría que aceptar el uso del formato digital. El antiguo y añorado sistema de procesado de la película ya no da los resultados que conseguíamos en el pasado, porque los laboratorios cada vez son menos cuidadosos y porque ya no hay positivadores tan experimentados. Así que la desafección y el desuso de estas herramientas lleva inevitablemente a la búsqueda de calidad en otro sitio.
No estaba seguro de si en mi próxima película iba a realizar la transición. Pero en algún momento pensé “¿A qué estoy esperando?”. Así que me decidí y no me arrepiento. Pero la idea de que pronto nadie podrá montar un 35 mm en un proyector me entristece. A medida que desaparece el filme de celuloide, sería interesante formar a profesionales ahora para saber preservar la técnica en el futuro.
ACERCA DE LOS PRODUCTORES...
Yo suelo poner mi confianza y mi trabajo en función del amor y el interés que percibo en un productor cuando me pide que haga una película. En este caso me impresionó la determinación del joven Arturo Paglia. Su “cortejo” se prolongó durante mucho tiempo. Y sentía que él era sincero. Este entusiasmo me gusta mucho. Acepté hacer la película con él por todas estas razones y fue una experiencia de lo más interesante.