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Esta nueva película sigue profundizando en la estructura de Panem y en las emociones más intensas de la historia, mientras Katniss y todo el país viven unos momentos angustiosos pero transformadores. Según explica el director Francis Lawrence, que vuelve a dirigir esta nueva entrega: “Emocionalmente, Katniss es como una forastera en tierra extraña al empezar esta historia. En este momento, es cuando se da cuenta de que no puede permanecer al margen sin hacer nada. Ha habido demasiados engaños y los seres queridos de Katniss corren peligro. Hará cuanto haga falta para mantenerlos a salvo”. Lawrence sigue comentando sobre Katniss: “Casi parecía un personaje completamente distinto, porque se ve reducida a lo más básico y se siente muy vacía. La verdad es que se trata de algo por lo que pasa mucha gente después de pasar por acontecimientos traumáticos como los que ha vivido ella”.
Para Francis, uno de los aspectos más destacados de toda la serie de ¡Los juegos del hambre¡ ha sido ver a Jennifer llevar a Katniss por una amplia variedad de experiencias, cada una de ellas interiorizadas en un personaje que ahora posee una gran cantidad de facetas.
El film muestra por primera vez el lugar más secreto de toda Panem: el hermético Distrito 13, donde los rebeldes de Panem se las han apañado para establecer a kilómetros de profundidad su propia sociedad con un orden muy estricto.
Francis afirma que la historia del Distrito 13 lo hace único incluso en el futuro distópico de Panem. “Lo que descubrimos es que el Distrito 13 fue bombardeado hace 75 años, en los Días Oscuros. Era una mina de grafito con unas viejas instalaciones nucleares. Hubo supervivientes y, en vez de rendirse, se trasladaron bajo tierra y crearon una civilización alternativa ajena al Capitolio, apartada de la vista. Han creado una civilización muy ordenada y militarizada, en la que la gente recibe instrucción militar desde muy pronta edad. Llevan todo este tiempo esperando a que empiece la rebelión para poder tomar el Capitolio”.
Diseñar este choque entre dos culturas (y visiones enfrentadas del futuro de Panem) fue una de las labores más importantes y estimulante de la película. Dar vida al Distrito 13 y ofrecer a los espectadores retazos de la agitación que se va extendiendo como un reguero de pólvora por Panem fue una de las tareas más interesantes que tuvieron que afrontar Francis y su equipo de diseño, con el diseñador de producción Phil Messina al frente. Los dos tenían la idea de llevar la escala de la tercera película más allá de lo que habían hecho en las anteriores, aunque empleando principalmente escenarios reales en lugar de digitales. Además de filmar en platós de Atlanta, el equipo de rodaje se desplazó mucho más lejos, hasta lujosos palacetes y complejos de apartamentos de París. Messina empezó por convertir el producto de la imaginación de Suzanne Collins en una visión con todo lujo de detalles del Distrito 13. Ilustró una serie de sets estilo búnker, oscuros y claustrofóbicos, para este nuevo mundo entre los escombros. Una combinación de localizaciones de fábricas y complejos sets en platós cerrados permitieron obtener el resultado final que puede verse en la película.
“Nos inspiramos para el diseño en las instalaciones nucleares de las décadas de 1960 y 1970”, explica. Los diseños de decorados para el Distrito 13 eran tan espartanos y lúgubres como fastuosos eran los del Capitolio, lo que sirvió para transportar a los actores a esta realidad tan cruda y austera.
La ciudad subterránea está distribuida como una especie de laberinto de varios pisos que culmina en el centro de mando de la presidenta Coin. “El centro de mando es el cerebro de toda la operación, desde donde se controlan todos los sistemas, como el agua, el oxígeno y la electricidad. Lo organizamos como una jerarquía militar en la que, por encima de todo, se encuentra Coin en su puesto, como si lo dominara todo desde allí”, explica Messina.
Otro elemento destacado del diseño del Distrito 13 eran los aerodeslizadores robados. “Nos gustaba la idea de que los aerodeslizadores rebeldes fueran de una generación anterior de los aerodeslizadores del Capitolio, tal vez algo que hubieran sustraído antes. Ya habíamos visto antes un aerodeslizador del Capitolio, así que fue divertido crear algo que fuera como su precursor y tuviera mucha más textura”, prosigue Messina.
Los aerodeslizadores se suspendían de enormes grúas para simular que volaban. “Cuando empezamos a diseñar piezas para el aerodeslizador, pensamos en lo divertido que sería hacerlo volar. Hicieron falta muchos cálculos para cerciorarse de que la grúa fuera segura. El departamento de efectos especiales de Atlanta construyó una estructura de acero en la que confiaba. Hubo que volver a colgarla en varios sitios distintos y fue un verdadero engorro”, recuerda Messina riendo, “pero mereció la pena, ya que nos permitió grabar unas escenas fantásticas en las que se ve desde el interior como una nave de verdad aterrizando”.
La idea era usar tantas localizaciones reales como fuera posible. “Nuestras localizaciones físicas dotan a la película de una sensación de grandiosidad y, al mismo tiempo, de verosimilitud, de modo que parece que podría tratarse fácilmente de nuestro futuro”, opina Nina Jacobson.
Al igual que la atmósfera del Distrito 13 supone un giro completo, también lo es la moda. Para alentar un espíritu comunitario, todo el mundo tiene que seguir unas normas muy estrictas en el Distrito 13: nada de colores, pelucas, ni ningún otro detalle que sirva para marcar estilo, lo que da como resultado un aspecto que no podría chocar más con el Capitolio. Para crear ese contraste, junto con el vestuario de los demás distritos, se fichó a los recién llegados Kurt y Bart. La pareja tenía el pedigrí adecuado, al haberse dado a conocer por su trabajo con iconos de la música y la moda, y dejar su huella en películas como “Dallas Buyers Club” y “Stoker”. Estuvieron encantados de incorporarse a la franquicia, pero sabían que esta entrega sería muy distinta. “Esta vez no hay toda la fanfarria de los juegos”, observa Kurt, “pero lo que nos pareció emocionante era que esta vez todos los personajes se veían reducidos a su nivel más básico y el reto era conseguir hacer eso al tiempo que dejabas brillar sus personalidades”.
Los uniformes grises del Distrito 13 tienen una monotonía característica propia, que recuerda a los monos de la década de 1940. “Nos documentamos mucho”, recuerda Bart.
Las dramáticas emociones y los volátiles humores de ‘Los juegos del hambre: Sinsajo parte 1' se suscitan no sólo con las interpretaciones y los diseños visuales, sino también con la música, que una vez más gira en torno a una partitura orquestal original del candidato al Óscar en ocho ocasiones James Newton Howard. La música abarca todo el espectro de experiencias, desde escenas de acción épica a momentos de dolor épico e íntima aflicción. “James nos ha dado otra banda sonora fantástica y llena de sensibilidad que realza cada elemento de la película”, proclama Francis.