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El primer libro autobiográfico, ‘El Príncipe, La Corista y yo’, recopila las experiencias de Colin Clark como tercer ayudante de dirección en el set de ‘El principe y la corista’, la primera película en la que Marilyn fue productora ejecutiva y protagonista con Sir Laurence Olivier, que también dirigía. El libro relata la multitud de problemas de la producción, consecuencia en su mayoría de la falta de comunicación y entendimiento entre las dos estrellas: Monroe tenía un comportamiento errático e impuntual (exacerbado por culpa de su adicción al alcohol y a los barbitúricos); Olivier, tradicionalista acérrimo, rehusaba acomodarse a la idiosincrasia interpretativa de Marilyn, devota del Método que había practicado con Paula Strasberg.
Mientras que el primer libro de Clark es un relato aceptable y relativamente poco conocido de las tensas relaciones entre Olivier y Monroe, su siguiente autobiografía, ‘Mi semana con Marilyn’, es una confesión íntima. En ella Clark rememora con afecto una semana mágica que pasó en compañía de Marilyn durante un viaje por la campiña británica. También ofrece un retrato fugaz de la mujer que había bajo esa imagen de estrella que la industria había creado.
Con los derechos del libro asegurados, el equipo contactó con Adrian Hodges, con quien Curtis había trabajado en la adaptación de ‘David Copperfield’, para intentar que se encargase de desarrollar el guión. Hodges, sin embargo, manifestó sus dudas sobre el tratamiento de Marilyn como persona.
“Como a todo el mundo, Marilyn me había cautivado desde que la había visto en ‘Con faldas y a lo loco’. Jamás había visto nada tan sexy” dice el guionista. “Pero todas las historias que se han contado sobre Marilyn son más de lo mismo. A lo largo de los años se ha convertido en un objeto, un poster, una imagen reproducida miles y miles, y copiada por multitud de artistas, desde Madonna hasta Lady Gaga”
Pero tras leer los dos libros de memorias de Clark, Hodges cambió de opinión. “Pensé que los libros ofrecían una visión fascinante de la verdadera Marilyn, la Marilyn que era exactamente como todos pensaban que era – asustadiza, insegura, neurótica y, a veces, imposible, pero al mismo tiempo vulnerable, dulce, entrañable- una mujer joven, en definitiva. Así que pensé que este guión podría “humanizarla” de nuevo.
Veterano en los escenarios y en la pequeña pantalla, Curtis ha esperado mucho tiempo para hacer su debut en la gran pantalla. “Hubo muchos proyectos que estuve a punto de rodar pero, la verdad, estoy encantado de que mi debut sea con un proyecto como este, algo por lo que he apasionado, no algo en lo que me he visto involucrado. Es aquello con lo que siempre soñé, así que me parece un fantástico punto de partida”.
Gran parte de ‘Mi semana con Marilyn’ se rodó en los Estudios Pinewood, el mismo estudio en donde se rodó ‘El principe y la corista’, así como en Hatfield House, el Castillo de Windsor Castle, Eton y en los bancos del Támesis. También se rodaron escenas en Parkside House, la misma casa en la que Marilyn estuvo mientras rodaba ‘El principe y la corista’.
Cuando ‘Mi semana con Marilyn’ entró en post-producción, el productor Harvey Weinsten contactó con su buen amigo y colega, el compositor Alexandre Desplat, para encargarle la música de la película.
Weinstein estaba tan impresionado con el Tema de Marilyn compuesto por Desplat que sintió el impulso de encargar a uno de los mejores músicos del mundo que interpretase una versión para Piano. El reconocido concertista de piano Lang Lang se unió enseguida al proyecto.
Curtis explica que quería que la película fuese lo más leal posible a 1956 “a pesar de ofrecerle un aire moderno”. Una parte muy importante de la película son las secuencias en las que Olivier y su equipo están rodando escenas de la película. “Es como una película dentro de otra película” explica el productor David Parfitt.