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NOTAS DEL DIRECTOR...
Vivir en Oriente Medio es una cuestión de identidad. Todos los que somos de aquí tenemos una larga historia a nuestras espaldas, luchas por la tierra, fronteras espirituales y eligiosas, miedos, terror, momentos de gracia, esperanza y odio que han dividido a la gente y las acciones de aquí por mucho tiempo. Independientemente que te despiertes en Tel Aviv, Damasco, Jerusalén, El Cairo o Tira – la ciudad en la que nace nuestro protagonista – te tienes que enfrentar con quien eres, con lo que crees y con el lugar en el que quieres verte el día de mañana, preguntas que no son fáciles de responder y aún menos fáciles para vivir con ellas.
Eyad es palestino e israelí, es musulmán y judío, nació y creció en una típica ciudad árabe y su juventud la pasa en una escuela judío-israelí de Jerusalén: liberado u ocupado dependiendo de quién seas y de la identidad que tengas. Eyad está constantemente a la fuga de quien es, de quien se supone que es, de lo que se espera de él. Un hombre, un hombre joven que huye, que se encuentra en un viaje de autodescubrimiento que nos lleva a embarcarnos en él y explorar las aspiraciones suyas y las nuestras, nuestra identidad, nuestras luchas diarias, nuestros miedos y nuestras esperanzas.
Su alma está continuamente saltando de quien es a quien realmente quiere ser, conecta con mis miedos, con mi alma como israelí que forma parte de esta tierra y de esta gente y que aún no está seguro de cómo y dónde quiere estar. Conecta con el sentido de soledad que todos tenemos y con nuestro enorme deseo de sobrevivir cumpliendo nuestros sueños, cumpliendo los sueños de los demás, consiguiendo objetivos o no consiguiéndolos.
Esta película es como un baile lento, quizás tradicional, un baile a través de esa vida en la que todos estamos embarcados – y en la que nos encontramos en la pista de baile solos o rodeados de nuestros seres queridos. Y como en un baile lento, se rodó acorde a ello, de una manera observadora, dinámica y llena de pasión. Contada a través de los ojos de un niño pero desde la perspectiva de un adulto.