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SINOPSIS
Louise en compañía de sus dos hijos circulan cuando de repente casi atropellan a un extraño. Ella se interesa por el estado de esta persona resultando que no está herido pero es un hombre con ciertos trastornos mentales...
INTÉRPRETES
VIRGINIE EFIRA, BENJAMIN LAVERNHE, LUCIE FAGEDET, LÉO LORLÉAC'H, HERVÉ PIERRE, HIAM ABBAS, LAURENT BATEAU, NATHALIE BEDER, FRANCE DARRY, VALENTIN MERLET
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INFORMACIÓN EXCLUSIVA
ENTREVISTA AL DIRECTOR...
¿Cómo tuvo la idea de este proyecto?...
.- Una película sensorial; partí de esta idea, de olvidar un poco la narración, provocar un sentimiento. Soy guionista. A menudo para los demás y algunas veces para mis propias películas. Escribo mucho, con distintos propósitos y en distintos géneros, pero siempre con la voluntad de contar una historia, de ser comprendido por aquellos que la ven. Sin embargo, en este caso, quería otra cosa. Algo menos racional. Escribí tras un duelo. Quería trabajar en la detención del tiempo. La permeabilidad emocional.
Resulta que, por motivos familiares, el autismo es un tema que conozco un poco. Mi mujer es psicóloga, por lo que ha trabajado con niños autistas. Ella me contaba anécdotas que me llamaban la atención y me puse a leer sobre el tema. Rápidamente, me pareció que un personaje que padeciera el síndrome de Asperger podría permitirme trabajar en los temas que me interesaban. Un personaje así se encuentra en un estado de hipersensibilidad hacia el mundo. Así debería ser un director de cine. Por lo tanto, si podía reflejar su mirada (o prestarle la mía), podría intentar hacer sentir lo que yo quería transmitir.
¿Escribir el guion fue especialmente complejo?...
.- En primer lugar, me dejé llevar por mi espíritu de guionista. Mientras escribía, comencé a crear una película policiaca. El personaje posee unas características tan excepcionales que exigía de forma natural una intriga complicada. Puede convertirse rápidamente en una especie de súper héroe. Sin embargo, acabé por darme cuenta de que eso no se correspondía con mi proyecto original. Entonces, volví a empezar, construyendo la película con la conciencia de crear un personaje que no evoluciona, es decir, exactamente lo contrario a lo que aconseja el «manual de jóvenes castores» para la creación de guiones. Ninguna curva evolutiva. El personaje es como es. Un bloque. Es la mirada de los demás hacia él la que cambia, en concreto, la de otro personaje con el que podría sentirse identificado el espectador. Por lo tanto, el objetivo se convirtió en hacer evolucionar el punto de vista del espectador sobre el personaje principal. Comprenderle, incluso envidiarle. La diferencia, considerada patológica al principio, se convertiría en una cualidad. Y con un poco de suerte, se transmitiría la permeabilidad del personaje a las maravillas del mundo.
Desde el momento en que mi eje para el guion pasó a ser este, era natural optar por una historia de amor.
¿Se documentó en gran medida?...
.- Leí muchos testimonios y hablé largo y tendido con psicólogos como Chantal Lheureux-Davidse, que, en mi opinión, es una de las personas más apasionantes de las que han trabajado en este campo. No tardé en plantearle las características del personaje tal como yo lo imaginaba, remarcando que, ante todo, quería interesarme por su hipersensibilidad. Le hablé sobre todo de una relación muy fuerte con la naturaleza: quería que mi protagonista fuera un genio matemático, pero que fuera capaz de dejarlo todo para contemplar un rayo de sol durante horas. Porque no hay nada más esencial que eso. Nada más bonito. Las personas que padecen el síndrome de Asperger pueden tener dificultades en sociedad y, por esta razón, desarrollan sistemas de compensación. Sin embargo, poseen algo excepcional: van a lo esencial. Las pequeñas hipocresías del día a día les resultan incomprensibles. Ellos no son hipócritas. No hay juego social. Para ellos, la mentira es imposible, solo supone una pérdida de tiempo.
¿Qué concepción del autismo se forjó usted gracias a la película?...
.- El espectro del autismo es muy amplio y, para la mayoría de las personas a las que el autismo toca de cerca, va acompañado de sufrimiento. Reclusión en uno mismo. Mi personaje padece el síndrome de Asperger, que es algo diferente. Yo me inclinaría a decir que solo hay casos particulares, pero lo que me parece esencial, es luchar contra la idea de que los autistas son insensibles. Por el contrario, son hipersensibles que crean sistemas de supervivencia para poder soportar la realidad. Esto puede conducirles a encerrarse totalmente en sí mismos. Nosotros solemos acostumbrarnos y ya no vemos la realidad como es, pero hay que reconocer que vivimos en un mundo muy agresivo.
Esto también trata de decirlo la película. La sensibilidad no es una tara, y cuanto más desarrollados están nuestros sentidos, más magnífico… y violento nos parece el mundo.
.- La singularidad del protagonista genera relaciones amorosas inusuales...
Lo que me interesaba era tener dos personajes principales que no pudieran tocarse. Y construir una relación amorosa a partir de ahí. En una comedia romántica, la naturaleza del obstáculo es el motor de la historia: clases sociales, razas, religiones… Sidney Poitier cena en casa de sus futuros suegros blancos, Gene Tierney se enamora de un fantasma, Natalie Wood canta su amor a un Jet, un joven hombre lobo ama a una joven vampiro, etc. Con esta película, tenía un obstáculo formidable. Podía inscribirme en el género de la comedia romántica aportando mi subjetividad porque la propia esencia del obstáculo generaría su estilo. Esperaba que eso pudiera provocar una erótica diferente. Mezcla de contención y sobresensualidad. No se tocarían, pero se mirarían las manos. Porque él tocaría todo lo demás. Él toca. Él acaricia. Cuando terminé el guion, me vino a la cabeza la película STARMAN de Carpenter, en la que un extraterrestre descubre el mundo y el amor, y sus reacciones son como las de un niño. Justas. Honestas. Mi personaje es honesto, franco, directo. No está interesado en el dinero y nunca miente. Es un extraterrestre…
¿Cómo definió a los personajes principales?...
.- En él, era la hipersensibilidad lo que me interesaba: es un ser permeable al mundo, en el sentido positivo y negativo. Es lo que nosotros deberíamos ser y, sin embargo, no dejamos de protegernos. Eso podía proporcionarme tanto belleza como dolor.
Frente a este hombre frágil, necesitaba una mujer fuerte. Rápidamente, me dije que iba a optar por una viuda que hubiera heredado algo que no deseara. Tiene problemas con sus hijos y su ocupación, que no le gusta. Ahora bien, a pesar de su dimensión patológica, este hombre sorprendente va a solucionar sus problemas y, poco a poco, la manera en que ella le ve a él cambia, mientras que él no se mueve un ápice: es la mirada femenina y, por lo tanto, la del espectador, la que evoluciona. Hacía falta que ella fuera como nosotros, que lidiara con la realidad. Elegí su trabajo (arboricultora) porque, puesto que quise hablar de la relación con la naturaleza y la belleza del mundo, me pareció interesante tener un personaje que vive mal la naturaleza, que la padece. Deseaba que ambos tuvieran perspectivas opuestas sobre la naturaleza desde el principio.
El héroe parece también reconectar a los niños con la tierra y el espacio donde viven...
.- El personaje de Pierre vive siempre en el presente. Los niños son muy sensibles a eso. Ellos saben si se está con ellos o se está pensando en otra cosa. Esto también ocurre en las relaciones de seducción. Vivir el momento, estar plenamente con el otro. En algún lugar leí que ese era el gran poder de Marlon Brando; siempre daba la impresión de estar al cien por cien con él o ella, de escuchar. En un género diferente, Pierre también tiene esta capacidad. Este hombre fuera de lo común reconecta a cada uno con la persona que es y con el lugar en que se encuentra. Devuelve las ganas de estar presente. Gracias a él, estemos donde estemos, podemos estar orgullosos del lugar en que estamos. Él rechaza la constante huida hacia delante.
La presencia de la naturaleza, y sobre todo de los árboles, es esencial...
.- Hace algunos años, escribí un guion titulado 'L’arbre et l’épée' (el árbol y la espada) que trataba de la relación entre un hombre y un árbol en el siglo XIII. Esta película sigue siendo mi santo grial. No sé si algún día la rodaré, pero recoge una dimensión seminal. Me interesa mucho la figura del árbol en sus múltiples dimensiones mitológicas. En esta historia, simboliza principalmente las raíces. Me gustaba esta gran escena de arranque. Me parece muy significativa.
El árbol también permite evocar la situación de los huertos y agricultores. Creo que un arboricultor tiene una dimensión patrimonial. Un árbol frutal esculpe el paisaje, pero están desapareciendo de nuestros campos a causa de la globalización y la rentabilidad. El árbol es salvaje, nutritivo y gráfico. Destruirlo es atacar a la belleza del mundo.
¿Creó a los dos protagonistas con los actores en mente?...
.- No. Dicho esto, yo adapto los personajes a la realidad de mis intérpretes. Vuelvo a escribir mi guion varias veces y lógicamente tendría que haberlo reescrito más veces si no hubiera contado con actores que se integrasen tan bien.
Para el personaje principal masculino hice numerosas pruebas, pero cuando encontré a Benjamin Lavernhe, no hubo ninguna duda. Tenía que trabajar con él, a pesar de ser desconocido. Defendí la idea ante mis productores, que confiaron en mí. Estaba convencido (y sigo estándolo) de que era mejor que el actor no fuera conocido. El papel era susceptible de atraer a una estrella, pero me daba miedo que costara olvidarla. Mantuve varias conversaciones con Benjamin y le expliqué que, sobre todo, no quería ir en la dirección de RAIN MAN. Le mostré BIENVENIDO MISTER CHANCE para enseñarle que había otras direcciones de trabajo, y le propuse otra: la permeabilidad. El personaje es permeable a todo lo que le rodea: ruidos, luces, tonos de voz… Benjamin es una verdadera esponja emocional. A partir de ahí, mi trabajo consistía en asegurarme de que siguiera en dicho estado del primer al último día de rodaje.
¿Por qué eligió rodar en la Drôme provenzal?...
.- El guion evocaba árboles frutales, lavanda, campos de trigo y girasoles. En otras palabras, necesitaba una región solar. También hacía falta que yo pudiera materializar la luz, ya que el personaje principal es sensible a ella. A fuerza de buscar localizaciones, descubrí la Drôme provenzal.
¿Cuáles eran sus elecciones de luz y entorno?...
.- No quería salirme de los colores de la naturaleza y quería conservar una paleta sencilla, rechazando los efectos de publicidad o saturación. Rápidamente, decidí que el protagonista iba a ver el mundo a través de unas gafas de sol polarizadas, que aumentan los contrastes de colores sin desnaturalizarlos. Por este motivo, hacía falta que la imagen fuera un poco más definida que en la realidad. Más precisa. Por otro lado, quería intentar materializar la luz. Por eso trabajamos en equipos reducidos. No es nada caro tratar de obtener el plano correcto a hora correcta, pero para lograrlo hay que poder ser reactivo y, por lo tanto, ser pocos. Por último, trabajamos mucho a contraluz, frente al sol.
¿Cuál era su intención con respecto a la música?...
.- Es mi tercera película con el mismo músico, Christophe Julien. Hemos probado nuevas experiencias cada vez. Me gusta esta colaboración en el tiempo porque permite plantearse retos diferentes. Creo que él estaba entusiasmado con la idea de hacer algo que nunca había probado. En teoría, yo quería un Philip Glass para hacer que, de alguna manera, la música fuera un himno a la naturaleza y que se percibiera la composición matemática de la música, como en las fugas de Bach. No tardamos en inclinarnos por el esbozo de un piano en suspensión: conservé la idea original a lo Philip Glass, vertiginosa, sobre las peregrinaciones del héroe. Conservé el poder del mundo para esos momentos.