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Titulo original: The Bye Bye Man

Año Producción: 2016

Nacionalidad: EE.UU.
Duración: 96 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 16 años
Género: Terror, Thriller
Director: Stacy Title
Guión: Jonathan Penner. Basado en una historia corta escrita por Robert Damon Schneck
Fotografía: James Kniest
Música:
FECHAS DE ESTRENO
España: 5 Mayo 2017
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Diamond


SINOPSIS

Tres estudiantes deciden mudarse fuera del campus a una destartalada casa donde habita una entidad sobrenatural denominada "El hombre del adiós". Este ente apresa a todo aquel que descubre su nombre por lo que al tiempo que intentan escapar del mismo deben preservar el secreto para que otros no corran la misma suerte...

INTÉRPRETES

DOUGLAS SMITH, LUCIEN LAVISCOUNT, CRESSIDA BONAS, DOUG JONES, MICHAEL TRUCCO, FAYE DUNAWAY, ERICA TREMBLAY, CLEO KING, MARISA ECHEVERRIA

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   Todos hemos experimentado intentar no pensar en algo: un recuerdo doloroso, un deseo intenso, una mirada rara de un compañero o amigo. A menudo parece que cuanto más tratamos de apartar esos pensamientos, más intensos se hacen. Al final, tanto si logramos apartarlos como si no, tenemos que seguir adelante. ¿Pero y si hubiera algo (un pensamiento, una imagen, un nombre) que aprovechara si bajas la guardia para grabarse en tu mente? ¿Y si de esa semilla creciera algo oscuro que poco a poco se apoderara de tu realidad, e hiciese que todos tus miedos ocultos florecieran y te llevaran a hacer lo impensable? Este es el corazón de la historia (y del horror) de “Nunca digas su nombre (Bye Bye Man)”.
  La gente comete actos inimaginables todos los días. Una y otra vez, nos esforzamos por comprender qué lleva a realizar tales atrocidades. Pero, ¿y si el error está en las preguntas? ¿Y si la causa del mal no es qué... sino quién?

LA HISTORIA...
   Inspirado en hechos reales, “Nunca digas su nombre” cuenta la historia de Elliot, Sasha y John, tres amigos que viven, la que debería ser la etapa más emocionante de sus vidas. Elliot, junto a su preciosa novia Sasha y su buen amigo John, se mudan por primera vez juntos fuera del campus. Pero pronto descubren que en la casa yacen los restos de Bye Bye Man, una fuerza sobrenatural que décadas atrás aterrorizó a varias víctimas desprevenidas.
  Las inseguridades de Elliot se convierten en paranoias, Sasha comienza a consumirse y John se vuelve agresivo y peligroso. Bye Bye Man se apodera de mentes y almas, y arrastra a amigos y familiares a una telaraña de terror. Discernir lo real de lo irreal es de vida o muerte.

SEMBRANDO LA SEMILLA...
   Cuando el autor e historiador de ocultismo Robert Damon Schneck decidió documentar lo que sucedió a tres estudiantes universitarios en Sun Prairie (Wisconsin) en 1990, el resultado fue una historia demasiado perturbadora para que algunos la puedan leer. “Lo que en principio me atrajo de la historia fue que venía con una advertencia”, recuerda el productor Trevor Macy. “No sólo se basaba en hechos reales, sino que indicaba explícitamente que cualquiera que tenga pensamientos obsesivos o no se pueda sacar de la cabeza ideas siniestras no debería leerla”. Cressida Bonas, entiende la sensación. “Todos tenemos preocupaciones, y tenemos ideas en la cabeza que no desaparecen. Normalmente al final se van”, dice, “pero imagínate que no lo hacen”.
  Esa es la fuente de poder de 'Bye Bye Man': nuestra tendencia a la obsesión. “No puedes dejar de pensar en él. Le das más y más vueltas, y empiezas a ver cosas que no existen. Y dejas de ver las que sí que existen”, dice la directora Stacy Title. “Tiene poder sobre ti. Puede conseguir que hagas cosas como dañarte a ti mismo y a los demás”.
  “Se trata de tres buenos amigos cuyos pequeños defectos se hacen más y más grandes”, explica el guionista Jonathan Penner. “Y luego los utilizan contra los demás”. “Conozco a Penner desde hace mucho tiempo”, dice Macy. “Escribió un libro sobre cine clásico de terror, por lo que su conocimiento del género es amplio y profundo”. Macy se refiere a “Horror Cinema”, un magnífico manual que Taschen publicó en 2012. “Son grandes perspectivas, porque siempre buscas algo nuevo que no se haya hecho antes”.
  “A mí me parece que la mayoría de películas de terror en realidad no dan miedo. Quieren que pegues saltos, pero en realidad no están lidiando con lo que da verdad da miedo”, afirma Penner, que durante tres años desarrolló el guión junto a Title, su esposa desde hace casi 25 años. Basándose en su experiencia y en su amor por el género, Penner se propuso basar en algo real el origen del mal sobrenatural de la película.
  ““Nunca digas su nombre" es una entidad debilitadora, de la misma forma que puede serlo una adicción, un amante, o una enfermedad”, dice. “Te conviertes en la peor versión de ti mismo”.
  Por eso el equipo de “Nunca digas su nombre (Bye Bye Man)” cree que esta película va mucho más allá que cualquier película de terror tradicional. “Es toda una tragedia”, dice Bonas. Title añade: “Es como una tragedia griega, porque los personajes no se dan cuenta de que están condenados”. Douglas Smith, que interpreta a Elliot, el chico de la pareja que Bye Bye Man amenaza con destruir, también señala el lado trágico de la película. “Un aspecto muy importante de esta historia es el amor y el afecto de dos personajes, y cómo intentan por todos los medios sobrevivir. El hecho de que no sepan cómo hacerlo es absolutamente desgarrador”.
  Doug Jones, que interpreta a Bye Bye Man, también habla de la complejidad del guión, especialmente este personaje. “Me ofrecen muchas películas de terror”, dice el actor. “Pero éste tenía muchas capas psicológicas. Mi mente no paraba de trabajar mientras lo leía”. Jones, que ha trabajado con Guillermo del Toro en “El laberinto del Fauno” y en “La cumbre escarlata”, y que recientemente interpretó al Conde Orlok en una versión de la película original de vampiros “Nosferatu”, ha tenido varias oportunidades para profundizar sobre el mal. “No creo que nadie se despierte por la mañana y diga: 'Voy a ser malo hoy'. Creo que hasta los personajes malvados están tratando de encontrar una forma de sobrevivir como cualquier otra persona.
  “Soy bastante asustadizo”, comenta Lucien Laviscount, que interpreta a John, el tercer miembro del trío que Bye Bye Man trata de destrozar. “Pero cuando leí el guión, me quedé impresionado por los personajes, por el hecho de que no hay malos de pacotilla. Todos los personajes tienen fundamento”.
  La opinión de Laviscount la ratifica Carrie Anne Moss, que interpreta a la detective Shaw. “Cuando leí el guión, tuve que parar varias veces porque da mucho miedo. Al final, me aterraba un poco incluso hablar de ello con mi representante”, dice la actriz, y añade que, aunque se asusta con facilidad, le encanta aparecer en películas que tienen cierta oscuridad. Sin embargo, el interés de Moss en un proyecto no sólo se basa en el tono o el género. “Para mí, en principio, todo se reduce al guión. Y después el resto de piezas tienen que encajar”.
  La reacción de Smith al leer el guión también fue intensa. “Recuerdo que cuando hice la audición, estaba durmiendo solo en casa de un amigo. Empecé a leer el guión y terminé encerrándome en la habitación de invitados, de la que no salí hasta que amaneció”, recuerda el actor. “Yo no sobreviviría a Bye Bye Man”, reflexiona Smith. “No creo que nadie pueda sobrevivirle, y creo que los personajes se dan cuenta de eso”, dice. “Creo que esta película toca todas mis neurosis”.

CAPTURANDO LA MAGIA...
  Hacer una película de terror tan emotiva y compleja como “Nunca digas su nombre (Bye Bye Man)” supone unir mucho talento y colaboración tanto detrás, como delante de la cámara. Macy asegura que Title fue la responsable de establecer la perspectiva y el tono. “Conocía a Stacy Title desde hacía años, y llevaba tiempo queriendo trabajar con ella detrás de la cámara. Pensé que este material era perfecto para ella porque tiene mucha sensibilidad a la hora de fundamentar una historia”, recuerda Macy. “Y Stacy aportó un punto de vista muy claro tanto para el desarrollo del guión como para la ejecución de la película”.
  Macy considera que Title es una directora de actores, algo que comparte el reparto de la película. “Sólo con que me dijese dos palabras yo entendería lo que me quiere decir y la emoción que quería transmitirme”, dice Jones. Y Laviscount, que es tiene menos experiencia que Jones, añade: “Ella es como una figura maternal para mí”.
  Para Michael Trucco, que interpreta al hermano mayor de Elliot, Virgil, uno de las cualidades más destacables de Title como directora es su energía. “Stacy tiene una energía ilimitada, y la transmite al equipo, porque sabe realmente qué tiene entre manos. Además, es muy buena en lo que hace. Y se nota”.
  A Soros también le sorprendió la energía de Title. “Por la mañana hablaba a toda prisa, y catorce horas después, todavía seguía hablando a toda prisa”, dice. “Me recuerda a Martin Scorsese porque, como él, habla muy rápido y te da la impresión de que hay muchas ideas en su cabeza que se están acumulando, y tiene que sacar”.
  Soros también destaca la capacidad de liderazgo de Title. “No es de esos directores que se pasa mucho tiempo en su caravana pensando y meditando. Ella siempre está fuera, al pie del cañón”.
  “Durante el rodaje, si la buscas en seguida la encuentras”, dice la productora. El supervisor de efectos visuales Brett Culp está de acuerdo. “Lo que más me gustó en la reunión de producción fue cuando Stacy dijo: 'No quiero que nadie dude en venir a hablar conmigo, porque todo el mundo tiene algo que aportar'”.
  “Es una persona que cree, como yo, que las buenas ideas pueden venir de cualquier parte”, reflexiona Macy. “Si el supervisor de guiones o un asistente aportan algo, se les escucha. Fomentó un gran ambiente de equipo, y consiguió resultados creativos de los que estoy muy orgulloso”.
  Otra cineasta de la que se valoró su espíritu colaborativo durante el rodaje fue Macy. “Es muy práctico y muy sensible a las necesidades y desafíos de todo el mundo. Es muy empático”, dice el director de fotografía de la película, Jimmy Kniest. “Tiene la maravillosa capacidad de mantenerse tranquilo y bien. Normalmente, es el que más calma muestra cuando surgen problemas”.
  “Es capaz de ver los problemas antes de que sucedan. Y tiene muy buen gusto. Es todo un placer trabajar a su lado”, dice Title de Macy, su amigo y colega. “Siempre invita a los vinos; me encanta trabajar con Trevor”.
  Jones comenta algo más serio: “El cine es un arte totalmente colaborativo. Un pintor coge su pincel hace un cuadro. Un músico se sienta al piano y canta una canción. En una película, sin embargo, hay muchos departamentos y muchas secciones que tienen que trabajar juntas. Y un productor creativo como Trevor Macy ayuda a reunir lo mejor, lo más selecto, de todos los departamentos”.
  Para Kniest, el espíritu colaborativo es fundamental. “Uno de los aspectos más importantes en el cine es entablar relaciones con todos los departamentos, porque estamos constantemente solucionando problemas. Además, una de las cosas más divertidas de la producción cinematográfica es la construcción de relaciones de trabajo y amistad entre la gente”, dice. “Como ya no puedo participar en deportes de equipo, ahora éste es mi deporte. Y el cine es de hecho un deporte, en cierto modo. Tenemos un objetivo y desafíos, y trabajamos juntos en equipo para que todo salga bien”.
  Con “Nunca digas su nombre (Bye Bye Man)”, Kniest no sólo tuvo la oportunidad de entablar nuevas amistades, sino también de reavivar las viejas. Cuando su agente le dio el guión, lo primero que le llamó la atención fueron los nombres de la portada. Muchos años antes, Kniest había trabajado con Title y Penner en la película “El diablo viste de negro”, en la que versionaron “Hamlet” de William Shakespeare, convirtiéndola en un thriller policial moderno. En aquel entonces, Kniest era técnico de iluminación. En efecto, algunas cosas habían cambiado en estos años (por ejemplo, Kniest se había convertido en un cineasta completo), pero otras no.
  “Cuando nos reunimos para hablar del guión, fue toda una sorpresa. Estábamos en un punto similar al de veinte años atrás”, recuerda Kniest con cariño.

DANDO VIDA A LA ILUSIÓN...
  “El guión me enganchó porque tenía muchas posibilidades en cuanto a los efectos visuales”, dice Kniest. “También me intrigaba mucho el catálogo de Stacy”, añade, refiriéndose al conjunto de imágenes que Title había recopilado como guía, para que el resto entendiese cómo imaginaba el estilo visual de “Nunca digas su nombre (Bye Bye Man)”. “Tenía referencias muy interesantes a paisajes invernales y sombríos, y una paleta de colores gris muy desoladora que me atraía visualmente. Me entusiasmaba la idea de trabajar con Stacy. Su forma de trabajar es muy visual, y tenía una idea muy sutil de lo que quería que fuera la película y a qué quería que se pareciese”.
  Kniest revela algunos de sus trucos técnicos para conseguirlo: “Hay que tener cuidado con no iluminar demasiado, la iluminación debe ser natural, tendiendo a la oscuridad, y aunque todo el rato quieras ver lo que está pasando, hay que mantener un halo de misterio para que dé cada vez más miedo. Cuando se deteriora la mente de los chicos, también lo han de hacer las imágenes”, explica el director de fotografía. “Hay un elemento de la historia que tiene que ver con las alucinaciones”, continúa Kniest. “y es complicado que se identifiquen esas alucinaciones sin ningún tipo de truco. Pero en esta película no queríamos hacer algo así. Queríamos que la gente se preguntara qué es real y qué no lo es”.
  El supervisor de efectos visuales de la película, Bret Culp, opina lo mismo. “Para mí, los mejores efectos visuales son los que no se notan. En última instancia, lo que me interesa no es crear un efecto visual genial, sino contar la historia de la forma más dramática posible”, dice Culp.
  Para Culp, contar la historia de “Nunca digas su nombre (Bye Bye Man)” con su planteamiento en cuanto a los efectos visuales implicaba: “hacer fuego, humo, simulaciones de agua, fogonazos; gente ardiendo, con nieve que cae; añadir aliento o quitarlo, dependiendo de si la persona estuviera viva o muerta”, comenta riendo.
  “Trabajar con Bret y tenerlo en el rodaje a diario era fantástico”, dice Kniest. “Es muy listo. Mediante el retoque digital de las respiraciones, y nevadas, Culp ayudó a resolver un problema en particular: conseguir que fuera invierno en una zona de Cleveland donde, incluso a finales de otoño, las temperaturas alcanzan los 25 grados.
  Para Culp, esta película implicaba muchos desafíos y también oportunidades, pero cuando leyó por primera vez el guión, hubo uno que le llamó la atención por encima de todos: el Gloomsinger, la criatura canina demoníaca.
  Como explica Penner, “el Gloomsinger es el compañero de Bye Bye Man, su familiar, su mascota. Es su voz y sus ojos. Es como un perro visionario que ve a los no-muertos”. Es fácil suponer por qué el supervisor de efectos visuales encontró esta criatura tan interesante. “Nunca he visto nada parecido al Gloomsinger. No creo que nadie lo haya hecho”, dice Culp.
  “Podríamos haber planteado al Gloomsinger de muchas formas. Una habría sido hacerlo completamente en digital. Pero desde el principio sugerí que usáramos un animal de verdad, añadiéndole prótesis y luego aumentando lo que fuera necesario”, recuerda Culp. “Y el resultado es una sutileza en la respiración, en los movimientos, en los músculos. Cuando ves una película no sueles darte cuenta de esto, pero desde luego sí te das cuenta cuando no está”.
  Al Gloomsinger lo interpreta Nico, un mastín italiano de 70 kilos. Según el American Kennel Club (o AKC), los mastines italianos son perros inteligentes y majestuosos, de origen italiano, y fueron criados como perros guardianes durante siglos. “Es parecido a un mastín normal”, dice Jones, “pero su cabeza es más grande que un pavo”. Nico fue criado por Tony Scandy, un criador profesional de mastines italianos, y Jody Riley lo entrenó. “Esta es la primera vez de Nico en el mundo del cine. Era un perro de exposición, y de hecho ganó un campeonato de la AKC. Lo hizo muy bien en el escenario. Y después decidió empezar una carrera en el cine”, explica Riley.
  Jones afirma que su mayor temor con “Nunca digas su nombre (Bye Bye Man)” era trabajar con Nico. “Hay un factor impredecible. Nunca sabes cómo va a reaccionar. Y cuando trabajas junto a un perro que pesa 5 kilos más que tú...”. Pero los temores de Jones resultaron estar infundados. “Es un perro muy social. Le encantan las atenciones, las manos acariciándole. Le gustaba saludarnos a todos cada mañana”, dice Riley.
  Soros también imagina cómo “Nunca digas su nombre (Bye Bye Man)” podría tomar su lugar en la historia del género. “En cine, hace tiempo que no tenemos un verdadero malvado, y Bye Bye Man lo es para los millenials y para este nuevo milenio. Creo que les estamos ofreciendo algo que no han visto antes”.

BUSCANDO A LOS ACTORES...
  El productor, Jeffrey Soros, comenta que "lo que realmente me atrajo del guión fue la importancia de los personajes. Como Bye Bye Man altera los defectos que todos tenemos y aumenta la tensión en relaciones personales comunes, es mucho más fácil identificarse con estos personajes, que con los de una película de terror típica donde solo son leña para el fuego”.
  Para que el público se implicara, los cineastas sabían que necesitaban contar con actores que pudieran dotar de matices a los personajes y a su relación. Y esto lo podía conseguir Douglas Smith (Elliot).
  “Elliot es un personaje maravilloso porque es alegre y divertido, ligeramente inseguro pero brillante”, dice Title. “Estudia de matemáticas y es escéptico para todo lo oculto: no cree que haya nada más que lo que está justo ante él. Hasta que Bye Bye Man empieza poseer su mente”.
  “El papel de Elliot requiere un equilibrio”, dice Macy. “Tienes que llegar a quererle, pero a la vez tiene que resultar maníaco”. Para Title, Smith logró ese equilibrio. “Es divertido y dramáticamente interesante”, dice. “Toma las decisiones correctas. Es vulnerable, está abierto”.
  Para Bonas, que interpreta a la novia de Elliot, la atmósfera que Smith ayudó a crear durante el rodaje fue clave para la autenticidad de la relación entre sus personajes. “Es muy generoso y siempre está dispuesto a echar una mano. Si algo te preocupa, él está ahí. Siempre está dando y siempre está presente”.  
  Cressida Bonas también habló de la complejidad de su personaje, Sasha. En particular, sobre la combinación de fuerza y vulnerabilidad.
 Como explica Title, “Sasha es una chica brillante y preciosa a la que le interesa la justicia social. Cree en la vida más allá de la muerte y en las energías ocultas. Por tanto, su conflicto como pareja surge si ella cree y él no”.
  Durante el proceso de casting, a Title le sorprendió la primera audición de Bonas. “Estaba tan disponible y hermosa, y su trabajo era tan sencillo y claro”, recuerda. “Al principio de mi carrera trabajé con Cameron Diaz, y yo diría que Cressida es la primera persona que me recuerda a Cameron. Tienen la misma dedicación absoluta. Cuando la miras a los ojos lo ves”.
  Macy está de acuerdo: “Su interpretación es profunda y no puedes quitarle los ojos de encima cuando aparece en la pantalla. Y no es sólo por su belleza”, enfatiza la productora. “Su personaje tiene un enorme recorrido en la película, y ella vino cargada de sutilezas que ofreció durante el rodaje”.
  El tercer miembro del trío es John, interpretado por Lucien Laviscount. “No puedes estar cerca de Lucien y no adorarle”, dice Title. “Crea desafíos, y gana. Hurgó en las profundidades de su alma”. A Penner también le impresionó cómo Laviscount dotó de profundidad a un personaje que el guionista había imaginado originalmente como un simple pinchadiscos. “Añadió matices estupendos. Él nunca escoge el camino fácil. Nunca interpretaría de una manera unidimensional”.
  “Lucien Laviscount tiene un nombre difícil de pronunciar, pero es muy fácil de quererle”, añade Doug Jones, al que le impresionó la autenticidad del actor tanto detrás, como delante de la cámara. “Si interpreta al amigo de alguien, entabla una amistad en la vida real”.
  Otro papel fundamental es el personaje de Kim, a la que da vida JENNA KANELL.
Kim es médium, fue su compañera de clase y es el catalizador que acelera la llegada de Bye Bye Man. Title recuerda que Kanell apareció de pronto “como caída del cielo”, y Laviscount recalca su alto nivel de preparación y su respeto por el trabajo. “Jenna es probablemente una de las actrices más preparadas”, dice. “Sabe perfectamente lo que quiere y cómo conseguirlo”.
  Por descontado, uno de los aspectos más importantes a la hora de hacer un casting para una película de terror es encontrar al antagonista. Los cineastas vieron en DOUG JONES a un actor que podía encarnar toda la maldad de su personaje, aunque no se parecieran en nada. “Doug Jones es una de las personas más brillantes y agradables que he conocido en mi vida”, dice Title. “Es encantador, y muy cariñoso. El hecho de que tenga esa capacidad de canalizar el mal no deja de ser fascinante. Es casi como si Dios y el Diablo estuvieran en la misma persona. ¿Cómo lo consigue?” Title añade: “Se transforma. Se mete en la situación. En la película no habla. Todo lo hace sólo con su rostro”.
  Los compañeros de reparto de Jones también admiraron la agilidad de su interpretación, sobre todo teniendo en cuenta la complicación de trabajar con ese peculiar maquillaje. “Incluso cuando llevaba todas esas prótesis, seguía transmitiendo muchísimo a través de los ojos y el cuerpo”, señala Bonas. Smith opina igual: “Tengo algo de experiencia con maquillaje especial y prótesis, y sé lo complicado que es. Y admiro mucho su paciencia y su capacidad de evitar que el maquillaje estropee su interpretación”.
  Las prótesis fueron todo un reto para Jones, pero a la vez un recurso muy valioso. “Cuando me miré en el espejo no vi a Doug Jones por ninguna parte”. Las prótesis fueron diseñadas por el maestro de efectos especiales y maquillaje Robert Kurtzman. Jones llevaba años con la esperanza de trabajar con Kurtzman, y cuando finalmente se reunieron en el set de rodaje, sintió que la espera había merecido la pena.    “El personaje ideado por Kurtzman es guapo, aterrador, y fantasmagórico al mismo tiempo”.  Para conseguir los efectos de Kurtzman, los maquilladores tardaban tres horas. “Y no es mucho, teniendo en cuenta que están transformando completamente tu cabeza y tus manos”, asegura Jones, y comenta que Kurtzman le alargó los dedos y le transformó el dorso de la mano con una aplicación de silicona. “No es un guante. Es como si fuera parte de mí. Hace que parezca más venosa, con más tendones, más basta”, dice el actor. “Las manos constituyen una parte fundamental de la comunicación no verbal del personaje. Era importantísimo que el maquillaje fuera excelente”.
  El reparto lo completan dos estrellas que interpretan personajes secundarios, pero que son muy significativos para la película. Carrie-Anne Moss, conocida por “Matrix” y “Jessica Jones” de Netflix, interpreta a la detective encargada de investigar una horrible muerte de la que Elliot parece ser responsable. Pero mientras esa parece ser la evidencia, Shaw se fía de su intuición, que le indica que las cosas no son lo que parecen.
  “Todos somos fans de Carrie-Anne Moss, yo incluida”, dice Macy. “Dota a la película de un nivel extra de profundidad en los momentos decisivos. Lo aportó día tras día, y fue un gran ejemplo para todos los demás ".
  "Es como un yogui”, afirma Title. “Tiene un lado muy poderoso que tiene que ver con el mundo en armonía, y tiene una personalidad fantástica. Si la conoces profundamente, hay otro nivel por debajo de su fuerza”. Según Moss, ella disfruta muchísimo infundiendo a los personajes ese tipo de presencia, independientemente del género. “Es lo que más me gusta hacer”, dice. “Shaw tiene una energía que es fundamental en esta película. Es una detective muy fuerte y hábil, y además es de naturaleza intuitiva. Y se compadece de este chico. ¿Le ayuda o le duele? No lo sabemos”.
  En el corazón del misterio está la viuda Redmon, en cuyo pasado puede estar la clave para frenar a Bye Bye Man. La interpreta memorablemente Faye Dunaway, una de las actrices más laureadas de la gran pantalla. “Faye Dunaway es un eje en la trama porque es alguien que conoce la historia de Bye Bye Man desde hace años, pero nunca ha sabido cuál es su nombre, y por eso no se ha visto afectada por él”, explica Title. Para interpretar a la viuda Redmon, los cineastas necesitaban a alguien que pudiera plasmar sus principales cualidades: fuerte, pero también evasiva y misteriosa. “Pensamos en qué actrices podrían lograr ese gran impacto en tan poco tiempo”, recuerda Soros. “Faye Dunaway es una leyenda. Y hemos descubierto que lo es con razón”.
  Para Title, dirigir a Dunaway fue una gran experiencia, no sólo por su maravillosa interpretación, sino también por la forma en que trabajó con el equipo durante todo el proceso. “Es complicada y fantástica. Tiene una presencia profunda”, dice Title. “Trabajar en el guión con ella fue intenso”, y añade que Dunaway estudiaba cada línea. “Y era muy clara y precisa. Le importaba mucho dónde iba a estar la cámara, y dónde las luces”.
  Ese fue una de las ventajas que aportó la larga y célebre carrera de Dunaway a “Nunca digas su nombre (Bye Bye Man)”, pero no fue la única. Según Macy, “de muchas formas, la película es una vuelta a películas como “El Exorcista” o “Al final de la escalera”. Y contar con alguien como Faye Dunaway, cuyo trabajo tuvo gran relevancia en aquella época, encaja muy bien con esta película y lo que pretendemos lograr con ella. Así que tuvimos mucha suerte de contar con ella”.

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