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NOTAS DEL DIRECTOR...
Aunque mi carrera profesional, hasta ahora, ha estado ligada a la actuación, mi sueño, desde niño, siempre ha sido dirigir. En todos estos años, cada trabajo como actor ha sido para mí un aprendizaje hacia la dirección. Con esta película, por fin, cumplo ese sueño.
TARDE PARA LA IRA es un thriller-dramático que nace de las tripas. El odio, el rencor, la rabia, la ira enquistada son temas que siempre me han removido e interesado.
Uno de los retos era retratar todo con el máximo realismo posible. Contar mi punto de vista sobre la violencia: una violencia seca, cruda, áspera, como en la vida misma. Y hacerlo a través de un argumento y una estructura llenos de intriga, que combine esta búsqueda de realismo y credibilidad con la espectacularidad y el ritmo propios de una cinta de género, que enganche al espectador en cada momento.
Mi deseo, el deseo de todos aquellos que se han embarcado en este proyecto, es el de construir la mejor película posible. Ha sido un gran trabajo en equipo en el que cada departamento ha puesto todo lo necesario y más para transmitir en cada plano, en cada detalle, la vida y la frescura que la película necesitaba, siempre a favor de la historia. Nunca estaré suficientemente agradecido a mi equipo por su entrega y cariño, y a mi productora, Beatriz Bodegas, que ha sido fundamental para que este proyecto salga adelante, apoyándome, acompañándome y asesorándome en cada una de las decisiones.
Creo que el cine debe tener identidad y por ello decidí situar la historia en ambientes absolutamente familiares para mí, en los que me he criado y he respirado desde pequeño: barrios de periferia, pueblos de Castilla, bares de serrín en el suelo en los que se juega al mus, hostales de carretera... Localizaciones muy reconocibles, con una estética, unos colores, y unas atmósferas que apoyan con fuerza la historia y los personajes. Una historia muy nuestra, con códigos muy nuestros. Porque creo que hay que hablar de lo que sabemos, de lo que nos toca, ir a lo más profundo de nuestras raíces, para contar una historia que al final, si habla de seres humanos, es universal.