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CRITICA
Por: PACO CASADO
No siempre los actores que deciden pasarse a estar detrás de la cámara aciertan a la primera, sin embargo Raúl Arévalo lo ha hecho sin tener ni siquiera la experiencia de haber rodado un sólo corto, únicamente la de haber sido actor de más de medio centenar de títulos entre largometrajes, cortos y series de televisión.
Ha aprendido de los directores que le han tenido a su servicio, aunque siempre quiso dirigir y a la menor oportunidad que ha tenido lo ha hecho y le ha salido francamente bien.
Cuenta una historia acerca de la naturaleza de la persona humana y de cómo en algunas ocasiones el hombre se toma la justicia por su mano sin tener en cuenta las leyes, dejándose guiar por la fiera que todos llevamos dentro cuando somos atacados y tratamos de defendernos o obtener lo que creemos que nos pertenece por derecho propio.
Así le ocurre a Jose quien tras el atraco a una joyería es víctima indirecta del mismo y de los cuatro hombres que lo llevan a cabo tan sólo Curro es atrapado y cumple ocho años de cárcel, tiempo en el que Ana su novia, ha tenido un hijo suyo.
Jose es un hombre taciturno y reservado que esperará todo ese tiempo hasta que salga en libertad para emprender el camino de la violencia, el odio y la venganza que no es más a lo que le lleva esa ira que tiene encerrada en su interior a la que hace alusión el título de esta película.
El estupendo guion de dos novatos como Raúl Arévalo y David Pulido, combina perfectamente un argumento en el que se da cita la intriga propia de un thriller, pero al mismo tiempo las características de un film realista en el que se nos cuenta la vida cotidiana de este ser solitario, que apenas tiene amigos, aunque se deje querer por las gentes del barrio y los que acuden al bar que él suele frecuentar, entre los que están Julio y su hermana Ana, los dueños, y en el que ella encuentra un cierto refugio ante su obligada soledad.
Por parte de la dirección está llevado a cabo con el ritmo adecuado, de una forma sobria, situando la acción en los lugares que mejor conoce, desgranando los datos que interesan al espectador con cuentagotas, en los momentos precisos para no mostrar todo el interés de golpe, lo que le mete en la trama atrapándolo y en donde la cruel violencia, mostrada con sequedad, tan sólo hace presencia en el tercio final.
Y lo mejor es que no se nota ni parece una ópera prima, sino la obra de un avezado director.
Únicamente le pondríamos la pequeña pega de un sonido no demasiado limpio en algunos momentos sobre todo en los más íntimos en los que los actores apenas susurran los diálogos.
Fruto de ello o aportando su granito de arena está el buen reparto al que saca un gran partido, principalmente de ese actor andaluz que cada vez está más maduro que es Antonio de la Torre en el lacónico personaje de Jose, al que presta una gran ayuda y colaboración en el tercio final Luis Callejo como Curro, esa breve pero memorable aportación que hace Manolo Solo como El Triana y el aporte de Ruth Díaz en el personaje de Ana, una actriz que a partir de ahora se hará más conocida ya que tan sólo ha hecho media docena de largometrajes, abundantes cortos y varias series de televisión, que está muy bien en su papel.
No es de extrañar el entusiasmo y gran aplauso cosechado en la Mostra de cine de Venecia sorprendiendo y agradando a toda la crítica y donde Ruth Díaz ha visto compensado su buen trabajo con el premio a la mejor actriz en la sección Horizontes.
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