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ENTREVISTA AL DIRECTOR...
EL REPOSTERO DE BERLÍN es una historia muy íntima pero con un gran mensaje político ¿Por dónde empezaste cuando te proponías escribir el guion?...
Las ideas para las películas, normalmente, me vienen de un enfado o una frustración personal respecto a un tema polítco, religioso o social. EL REPOSTERO DE BERLÍN fue para mí una historia muy personal sobre gente corriente en una realidad en la que el aspecto polítco no les afecta directamente en su día a día pero sí está presente y de alguna manera les acaba salpicando. Esto es algo que conozco por mi propia experiencia: mi padre es muy religioso pero mi madre no, así que crecí en medio de estas dos identdades y están muy presentes en mi vida hasta el día de hoy. Pero no quería que esto fuera por delante ya que lo que realmente es importante en la historia es la tragedia íntma y personal de estas tres personas.
Esta realidad religiosa y polítca es algo esencial en la vida. Ser judío o secular en Jerusalén o ser alemán en Israel, ser gay o ser gay en una familia religiosa… siempre quise contar una historia sobre gente que no quiere que la defnan por su identdad polítca, sexual o nacional. A esta gente le gustaría decir: “me da igual esta identdad; soy quien soy. Quiero amar a alguien porque necesito estar cerca de esa persona y no porque sea homosexual o heterosexual”.
¿Cómo encontraste a los actores?...
Hace seis años ya supe que quería trabajar con Sarah Adler y con Zohar Strauss y Sandra Sade, todos ellos actores muy conocidos en Israel. Tenía sus fotos en mi escritorio como inspiración.
Me llevó casi ocho años terminar la película y cuando ellos aceptaron partcipar en ella fue como un sueño hecho realidad. Para el papel de Thomas estuve buscando actores mucho tempo e incluso tuve dos que encajaban con el papel pero no se senían cómodos interpretándolo. Hasta que por casualidad, a través de internet, di con Tim Kalkhof, hicimos dos audiciones y se decidió. Tenía buenas vibraciones con él. Era evidente que tenía mucho talento. No es una gran estrella pero seguro que lo va a ser. Verdaderamente comprendió lo que yo estaba buscando.
Las partes rodadas en Berlín son muy distintas a las que suceden en Jerusalén desde un punto de vista estilístico y emocional ¿cómo lo hiciste?...
Cuando Thomas llega a Jerusalén viene de un lugar muy triste y melancólico. Pero al colarse en la vida de Anat es como si ella le diera una nueva oportunidad ya que encuentra un lugar y una familia en la que es bienvenido y en la que le permiten ser creatvo y elaborar sus dulces. Es una alternatva a la fría y cuadriculada vida alemana. Además, la forma en que rodamos la película en Alemania estaba mucho más estructurada y utlizamos cámaras y lentes distntas a las utlizadas en Israel, donde todo era mucho más alocado e improvisado.
Un aspecto muy interesante en tu película son los planos largos. Podemos incluso intuir cuando la mayor parte de diirctores cortarían pero tu mantienes el plano uno o dos segundos más, lo que es crucial para la forma en que percibimos a los personajes en su soledad ¿Por qué lo hiciste así?...
Me gusta planear las cosas y que los personajes se muevan por donde yo les digo. Pero también me gusta mucho el aspecto documental. Siempre tenía la lucha entre si lo que quería obtener debía ser más comercial o más de autor. Para mí estos planos ofrecían la posibilidad de acercarnos a los personajes de una manera documental aunque estuviesen colocados en un escenario en el que todo estuviera planeado. Era una estrategia para convencerme de no pensar en la película en términos comerciales o de autor. Lo mejor era hacerlo según mi propio instnto. Ese instnto me decía que todo estaba listo así que mejor no parar ni cortar sino tomarnos el tempo que fuera necesario. En el montaje me encontré con que también teníamos la opción de cortar pero quedaba bien tal y como yo lo tenía en mente. Me siento orgulloso de haber conseguido pelearlo y mantenerlo.
Respecto a la paleta de colores utlizada en la película, hay un equilibrio entre un uso realista y un uso estético ¿Cómo fue el trabajo con el director de fotografía?...
Conocí a Omri Aloni, mi director de fotografa, en la escuela de cine. Hicimos dos cortos juntos y trabajamos en la misma dirección. Quise crear a través de los colores y de otros recursos un cambio en el punto de vista de la película, comenzando con colores que mostraran el romantcismo de la historia de amor del protagonista para después hacer un cambio brusco con su llegada a Jerusalén. Allí todo es frío, abrupto y granulado. Pero Jerusalén poco a poco empieza a ser parte de la vida de Thomas y la realidad también empieza a cambiar para el personaje de Amat, cuya vida se vuelve más agradable, colorida y vibrante aunque permanezcan algunos recuerdos oscuros. En los fashbacks que nos llevan de vuelta a Alemania aparecen colores cálidos y eso me encanta. He tenido la suerte de poder rodar con diferentes cámaras en Berlín y en Jerusalén con lo cual ha sido perfecto para conseguir los distntos efectos del montaje fnal.
También haces un uso del zoom que en los primeros 20 minutos se centra en el protagonista para luego detenerse. Media hora después aparece de nuevo ese zoom ¿por qué?...
Para mí el zoom es una de las herramientas más sorprendentes en el cine. Es puramente cinematográfco. No lo tenes en ningún otro arte, únicamente en el cine, sobre todo en los clásicos italianos de la década de los 70. En la época dorada del cine italiano, los grandes cineastas allí utlizaban el zoom contnuamente y creo que nunca volveremos a ver películas como aquellas. El zoom llega desde lejos para meterse en los personajes, en sus ojos y en su alma en una única toma. Siempre que hay un momento en el que el personaje está saliendo de su zona de confort aparece un zoom. Son momentos en los que el personaje muestra una cierta comprensión de la realidad. Esto es para mí el momento más sorprendente en el que poder utlizar esta preciosa herramienta. Me encanta.