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EL VIEJO ROBLE
INFORMACIÓN
Titulo original: The Old Oak
Año Producción: 2023
Nacionalidad: Inglaterra
Duración: 113 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 12 años
Género: Drama
Director: Ken Loach
Guión: Paul Laverty
Fotografía: Robbie Ryan
Música: 
FECHA DE ESTRENO
España: 17 Noviembre 2023
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Vértigo Films


SINOPSIS

El Viejo Roble es un lugar especial. No sólo es el único pub que queda en pie, es el único sitio donde la gente puede encontrarse en una comunidad minera otrora próspera que ahora vive tiempos duros tras 30 años de declive. TJ Ballantyne, el dueño, está decidido a toda costa a no soltar El Viejo Roble, pero la posibilidad de aferrarse al lugar se reduce incluso más cuando el pub se convierte en territorio disputado tras la llegada de refugiados sirios asignados al pueblo. TJ conoce a una siria con una cámara y entre ambos va fraguándose una insólita amistad ¿Pueden encontrar una vía de encuentro para que ambas comunidades se entiendan? He aquí el trasfondo de un drama profundamente conmovedor sobre la pérdida, el miedo y la difi cultad de encontrar la esperanza....

INTÉRPRETES

TREVOR FOX, DEBBIE HONEYWOOD, LAURA LEE DALY, COL TAIT, REUBEN BAINBRIDGE, ANDY DAWSON, CHRIS GOTTS, EBLA MARI, CHRIS McGLADE, DAVE TURNER, ANDREA JOHNSON, JOE ARMSTRONG, LLOYD MULLINGS, JAKE JARRATT, ROB KIRTLEY, ALEX WHITE, ABIGAIL LAWSON, MAXIE PETERS, CHRIS BRAXTON

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- Festival de Cannes 2023

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NOTAS DEL GUIONISTA...
   Esta ha sido la película más dura que hemos hecho juntos; o al menos así me lo parece.
A lo largo de 4 años Ken, Rebecca y yo hablamos de la idea de intentar hacer una tercera película en el noroeste de Inglaterra.
Igual no lo parece después de ver la película, pero al principio y en muchos momentos a lo largo de todo el proceso, siempre fue un proceso mucho más frágil de lo que puede parecer desde fuera. Es una apuesta.
  Como siempre, nos hemos encontrado a lo largo del camino con gente brillante y generosa que da aliento e inspira.
Los pueblos que antes eran pueblos mineros son únicos. Durante una de mis primeras visitas, tuve la suerte de conocer a John Barron, un pastor, a la puerta de su vieja iglesia encantadora, en lo alto del pueblo, con vistas sobre las colinas ondulantes. Ese mismo día, algunas horas más tarde, hubo un entierro. Una madre joven había acompañado a su hijo, a pie, a la escuela, y cuando volvió a casa se ahorcó. Esa imagen, imaginar sus últimos días, siguió rondando por mi cabeza durante mucho tiempo. Y en la cabeza de Ken también cuando le conté la historia.
  Conocí a otra mujer, de más edad, que me dio una lista de otras mujeres jóvenes que también se habían quitado la vida.
Conforme iba deambulando por estos pueblos, me impresionaba hablar con las personas más mayores de la comunidad, que eran mineros, o familiares de mineros. Una mujer mayor, singular, de noventa y tantos años, que había sido enfermera, y que había cuidado de los heridos (uno de ellos el padre de su vecina, quien aún hoy seguía siendo vecino suyo) a raíz de la tragedia de la mina de Easington de 1951, en la que murieron 83 mineros. Escuchar a gente tan entrañable como ella y a otros que habían participado en la huelga minera de 1984, permite evocar el poderoso sentido de espíritu de comunidad, de cohesión y de claridad política que tanto dista de la falta de esperanza de muchos hoy en día.
  Quedó claro que “el pasado” tenía que ser un personaje de nuestra película.
Conforme iba rondando por estos pueblos, hablando con jóvenes y viejos, y viendo el abandono y el deterioro de las calles principales, me hacía preguntas sobre la vida interior y el espíritu de la vieja generación, comparados con la trágica historia de la joven madre que se había quitado la vida. ¿Qué había pasado para que esa noción de solidaridad comunitaria, tan presente y tan poderosamente ilustrada en los comedores comunitarios que habían marcado la época de la huelga de los mineros, se desintegrase y se convirtiese en aislamiento y desesperanza?
  Surgían otras preguntas cada vez que Ken y yo nos veíamos. ¿Qué había pasado para que una clase obrera, antaño tan bien organizada, con sindicatos militantes, acabase siendo el mundo de Ricky, protagonista de nuestra película, Sorry We Missed You (Lamentamos no haberle encontrado), que había abrazado la narrativa del mercado libre y se creía dueño de su propio destino, a pesar de vivir encadenado a una app que mide y monitoriza cada momento de su vida laboral? ¿Qué había pasado para que Daniel Blake, en otra historia nuestra, terminase solo, acosado y víctima de la brutalidad sistemática de la burocracia estatal que se cebó con los más vulnerables? La vida de Ricky, la vida de Daniel, no fueron fruto de la casualidad, sino consecuencia de una serie de decisiones políticas.
  ¿Qué podíamos hacer para que el pasado se manifestara en el presente, en esta historia?
Conforme íbamos recorriendo estas comunidades, veíamos claramente que la infraestructura se iba desintegrando: las tiendas cerraban, al igual que las piscinas, las bibliotecas, las salas de las iglesias. Pero lo que llamaba incluso más la atención era la cantidad de pubs que ya prácticamente nadie frecuentaba o que estaban siendo derribados. Todo esto, como siempre, era sólo el reflejo de cambios más amplios en la economía desde la huelga de los mineros de 1984.
  ¿Y si un viejo pub fuese un personaje, el único que quedaba en pie en el pueblo, y por los pelos? ¿El último espacio físico público todavía en pie, vinculado al pasado, pero como territorio disputado en el presente? Nos parecía que El Viejo Roble tenía raíces que se remontaban al pasado, que nos podrían ayudar a desenmarañar muchos de los confl ictos y contradicciones del presente.
  Encontré un viejo cuaderno en el que estaban garabateadas las palabras “Tommy Joe Ballantyne ha perdido la fe”. De dónde surgió este personaje imaginario no lo sé, pero me alegré mucho de conocerle. TJ pedía su lugar en El Viejo Roble. Entonces surge, evidentemente, la pregunta de por qué TJ ha perdido la fe y eso plantea la cuestión incluso más importante de si puede recuperar la esperanza.
  En uno de los pueblos, vi a un hombre sirio, mayor, andando por las calles. Iba vestido con su ropa tradicional, y parecía casi surrealista verlo cruzarse con jóvenes en las esquinas de las calles, en chándal, paseando a perros grandes. Él parecía ajeno a todo a su alrededor, y era difícil no imaginar que ese pobre hombre había quedado traumatizado por la guerra de Siria.
  Conocimos a familias sirias maravillosas tanto en el noreste como en Escocia, que compartieron generosamente sus historias con nosotros y nos dieron mucho ánimo.
  Gracias a la existencia de viviendas sumamente baratas en muchos de los pueblos que habían sido pueblos mineros, viviendas que pertenecían a caseros y caseras que las habían comprado on-line en subastas, muchas familias sirias y muchas familias del Reino Unido no oriundas del noreste, terminaron en esos pueblos que antes habían sido pueblos mineros.
  También nos hemos enterado, por activistas de las comunidades, que las autoridades locales de otras zonas del país habían hecho tratos con propietarios en los pueblos y habían trasladado a algunos de sus inquilinos, muchos de ellos con problemas muy serios, al noreste, sin informar a la correspondiente autoridad local. Tuvimos un primer indicio de esas políticas brutales cuando hicimos Yo, Daniel Blake, y fue por este motivo por el que el personaje de Katie terminó en Newcastle. Hay cada vez más autoridades locales irresponsables, haciendo lo mismo, endosando su problema a otros, en vez de crear un plan coherente para resolverlo. Hasta las cárceles anunciaban viviendas baratas en los pueblos para reos.
  No es de extrañar entones que muchos de los que residían ahí se sintieran injustamente tratados y estuvieran convencidos de que se les obligada a llevar, injustamente, la parte más pesada de la carga sin el apoyo adecuado. Este es el territorio febril que sigue aprovechando la extrema derecha para inocular su veneno. Hubiese sido fácil, y quizá más melodramático, que esto formase parte de nuestra historia, pero nos parecía que el reto de crear el personaje de Charlie era mucho más rico y revelador. ¿Qué hace que, a Charlie, un hombre decente, miembro de la comunidad, le agobien tanto las circunstancias y decida tomar esas decisiones? Esto nos lleva a preguntarnos cómo la falta de esperanza, la injusticia y la imposibilidad de decidir de verdad sobre nuestras vidas, nos hace actuar, nos hace tratar a los demás. ¿Cómo puede eso llevar al miedo y al odio?
  ¿Cómo reacciona una comunidad traumatizada cuando termina viéndose obligada a vivir codo con codo con otra? Elegimos explorar otra cuestión que nos fascinaba. Así nació el personaje de Yara y nos ayudó a ampliar la historia para abarcar más cosas. Hay que tener la curiosidad de mirar, intentar entender. Hemos conocido a personas maravillosas en las comunidades que reaccionaron así ante la llegada de los sirios, y esto nos sirvió otra vez para plantear la eterna cuestión de la esperanza: ¿Qué es lo que la alimenta realmente? ¿Cómo alimentamos ese combustible para poder fomentar el cambio?
  La esperanza es algo con la que llevamos lidiando desde nuestras primeras conversaciones allá por el año 2019. De hecho, es algo que nos ha obsesionado desde nuestras primeras colaboraciones a principios de los años 1990. Y eso me lleva al día 17 de junio de 2022, cuando rodamos la secuencia en la magnífica catedral de Durham, un día que me acompañará el resto de mi vida. También era apropiado que fuese el día del 86 cumpleaños de Ken.
  Se supone que esto no es algo que hay que decir en las notas de producción, pero ya que ésta es la última película que vamos a hacer junto a Ken, quiero dejar constancia de ello por escrito.
  Hemos hecho muchas películas juntos, en muchos lugares del mundo, y hemos asistido a muchos festivales y encuentros de todo tipo. He visto a Ken trabajar en condiciones de presión severa: le he visto enfermo en Nicaragua durante nuestra primera película juntos, sin hablar del último de rodaje de El Viejo Roble casi treinta años después, intentando rodar una secuencia de cierta magnitud en medio de una fuerte tormenta de lluvia mientras los segundos iban pasando.
  Le he visto tratar a todo el mundo, desde niños a ministros de gobierno, con amabilidad y buen humor. Tiene convicciones políticas muy profundas y se enfrenta sin problema a personas de distinta visión política, pero nunca, ni una sola vez, le he visto agotado.
  Nunca, ni una sola vez, le he visto tratar a nadie, fuese el que fuese su origen político, racial o religioso, con nada que no fuese el más absoluto respeto. Está en su ADN, y es un ejemplo extraordinario.
  Una última cosa. Dirigir una película, incluso con el mejor apoyo del mundo, es una tarea solitaria. Es peor que un escritor atascado ante el folio en blanco. Llega el momento en que decides si te metes de lleno o no. El equipo espera y todos los ojos están puestos en ti. Después del COVID, para Ken hubiese sido muy fácil decidir no hacer El Viejo Roble, que siempre iba a ser un reto gigantesco. Iba a suponer muchos meses de trabajo y de viaje incluso cuando la película era tan sólo una posibilidad. El casting llevó más de seis meses de arduo trabajo, incluso antes de la pre-producción y del inicio del rodaje. A veces, él volvía al hotel a las once de la noche y yo temía que el calendario era agotador, que supondría un reto para un joven de 30 años y que para él sería demasiado.
  Estoy convencido de que lo que le ha dado fuerzas hasta el fi nal han sido sus convicciones políticas. Igual le provocará una sonrisa si ahora cito aquí a San Agustín, que dijo hace más de mil quinientos años que ESPERANZA tenía dos hijas maravillosas.
  Una, Rabia, por cómo son las cosas. Y la otra, Valentía, para intentar cambiarlas. Esto ha sido su vida y su trabajo. Un cuerpo muy delgado, el suyo, para llevar dentro tanto coraje.

ENTREVISTA AL DIRECTOR...

¿Cómo y de dónde surge El Viejo Roble?...
Habíamos hecho dos películas en el noreste, historias de personas atrapadas en esta sociedad fracturada. Inevitablemente, ambas terminaron mal. Aun así, conocimos a muchas personas fuertes y generosas, que responden a estos tiempos oscuros con valentía y determinación. Sentíamos que teníamos que hacer una tercera película que refl ejase eso, pero que tampoco minimizara las difi cultades que la gente tiene que afrontar y lo que ha sufrido esta zona en las últimas décadas. Había otra historia, más larga, ahí para contar, y pensamos que podíamos encontrarla.
Un punto de partida fue la realidad del abandono que ha sufrido la región. Las antiguas industrias habían desparecido – la construcción naval, la siderurgia y las minas de carbón – y poco se había puesto en su lugar. Muchos de los pueblos mineros, otrora comunidades prósperas con una gran tradición de orgullo arraigada en la solidaridad, en actividades locales de índole deportiva y cultural, fueron abandonadas a su suerte por los políticos, tanto Tories como Laboristas, y condenadas a pudrirse.
Descubrimos que la gente no esperaba nada de los Tories, pero que también denunciaba la negligencia de los laboristas –“no han hecho nada por nosotros” – aunque era un bastión laborista. Tony Blair y Peter Mandelson eran diputados por la circunscripción. Eso no había contado absolutamente para nada. Las comunidades quedaron abandonadas, sin más.
Muchas familias se habían ido, muchas tiendas habían cerrado, al igual que escuelas, bibliotecas, gran parte de los espacios públicos. Y donde no había trabajo, la esperanza se había ido evaporando, dando lugar a la alienación, la frustración y la desesperanza. De modo alarmante, la extrema derecha entró en escena.
En zonas más prósperas, ayuntamientos y municipios enviaron a personas vulnerables y necesitadas, percibidas como “problemas”, que dependían de ayudas a la vivienda para poder pagar sus alquileres, a lugares donde el alojamiento era barato. Era inevitable que surgiesen confl ictos.
Luego hubo otra novedad. El gobierno fi nalmente aceptó a refugiados de la horrenda guerra de Siria. Vinieron aquí menos de los que terminaron aterrizando en otros países europeos, pero a algún sitio tuvieron que ir. Y otra vez, no fue ninguna sorpresa que el noreste acogiese a más refugiados que otras zonas de Inglaterra. ¿Por qué? Por la vivienda barata y por ser una zona del país a la que los medios apenas prestaban atención.
Paul oyó las historias de lo que había pasado cuando llegaron las primeras familias sirias y empezamos a pensar que ésta era una historia que deberíamos contar. Pero primero había que entenderla. Dos comunidades viviendo la una al lado de la otra, ambas con problemas serios, pero una con el trauma de haber escapado de una guerra de una crueldad inimaginable, ahora en duelo por los que habían perdido, y muy preocupada por los que habían dejado atrás. Se encontraron, de repente, forasteros en un país extranjero. ¿Pueden estos dos grupos convivir? Habrá respuestas contradictorias. En tiempos tan oscuros, ¿dónde está la esperanza?
Parecía una pregunta difícil, y a Paul, a Rebecca y a mí nos parecía que debíamos buscar una respuesta. 

Esas reflexiones iniciales, ¿cómo fueron evolucionado hacia convertirse en los personajes y la historia de El Viejo
Roble?...
Paul y yo hablamos mucho de la situación general. Y llegó un momento en que Paul sugirió centrar la historia alrededor de un pub, que se llamaría El Viejo Roble. El propietario, TJ, encarnaría la lucha, con una trayectoria de persona activa en la comunidad, que ahora está superado por muchos problemas. Las historias siempre son sobre relaciones, y luego Paul escribió sobre una mujer siria que aprendió inglés en un campo de refugiados mientras trabajaba con voluntarios internacionales y además aprendió, sola, a ser fotógrafa. Esas experiencias sirven para ampliar su perspectiva sobre el mundo que les rodea.
Su amistad con TJ es el núcleo de la historia.

¿Cómo decidiste fundamentar los personajes que viven en el pueblo, los que rechazan a los recién llegados?...

Como siempre, escuchamos y aprendimos. Después de años siguiendo luchas y confl ictos sociales, sabemos a qué atenernos, pero la manera precisa en que se desarrollan los acontecimientos y reacciona la gente siempre es reveladora. Lo que quedó claro es que en la posición de cada uno hay una verdad. El problema es, ¿qué aprende la gente de sus verdades? Hay que esperar mucho tiempo para ver a un médico. ¿Quién tiene la culpa? Las aulas están demasiado llenas. ¿Quién es responsable?
Aquí no hay villanos de primera fi la. El sentimiento de agravio puede llevar a la gente a tomar medidas extremas, pero siempre hay una lógica en su forma de comportarse. No ver eso es rebajar el drama.
El pueblo forma parte de una comunidad más amplia. Tiene una larga tradición de enfrentarse a la explotación y a los ataques, inicialmente por parte de los primeros dueños de las minas y más recientemente por Margaret Thatcher y el cierre forzoso de las minas. Esas luchas mostraron la solidaridad y el valor del apoyo internacional. Pero el debilitamiento del poder de los sindicatos dejó a los individuos solos y obligados a defenderse. Velar por lo primero, “la sociedad no existe”, la veneración del emprendedor, son cambios fundamentales de conciencia que pueden dar al traste con los viejos valores. Y todo eso afecta a si las familias sirias son bien recibidas o no. Así que escuchamos, observamos, y Paul escribió el guion.

¿Cómo has querido retratar a las familias sirias que llegan al pueblo?...

El principio siempre es el mismo. Escuchar, observar y permitir que la gente sea fi el a sí misma. El casting es crítico. Estaba claro que los sirios en la película tenían que ser los que se han afi ncado en la zona. El guion de Paul les dio libertad para contribuir a que la historia fuese un fi el refl ejo de sus experiencias.
Los detalles eran importantes y todos aprendimos mucho. Como en todos los colectivos, las personas son diferentes. Algunas familias eran tradicionales, algunas lo eran menos. Algunas habían aprendido inglés. Para algunas eso había sido difícil. Y yo empatizo con eso. Todos han sido generosos con su tiempo, muchos se volcaron plenamente con el proyecto. ¡Y los pasteles que traían al set se hicieron legendarios!
Tuvimos la suerte de dar con dos personas que nos guiaron a la hora de poder desarrollar una relación con las familias sirias.
Yasmeen Ghrawi fue de un valor incalculable durante el casting y también de vez en cuando durante el rodaje. Sham Ziad se convirtió en nuestro vínculo con las familias, mostrándose muy sensible a todas las cuestiones que surgían a diario.
A veces nos veíamos obligados a modifi car ciertos detalles a medida que avanzábamos. Algunas madres sirias no se sentían cómodas ante la idea de ser vistas entrando en un pub y les parecía importante que su cabeza permaneciera cubierta. Siempre se encontraba una respuesta a lo que fuera y era importante que todo el mundo se sintiera respetado y a gusto. Nos reímos mucho e hicimos muchos amigos.

¿Y el resto del casting?...

Después del guion, el casting es el elemento más importante de cualquier película. En El Viejo Roble queríamos que todos, salvo los sirios, fuesen de la comunidad local. Todas las distintas respuestas a la presencia de los sirios vinieron de personas que vivían en las mismas calles, compartían la misma historia y sabían que había habido tiempos buenos anteriormente a los malos. Por lo tanto, es evidente que la misma experiencia puede ser interpretada de maneras distintas. Los confl ictos del drama surgen desde la misma fuente.
Entonces era crucial que encontráramos a gente que pareciera formar parte del mismo paisaje del pueblo. Nadie adoptaba un acento que no fuese el suyo. Podían entrar en cualquiera de los pubs reales y ser tomados por gente del pueblo. Esto puede parecer una limitación, pero resultó ser todo lo contrario. Dimos con tanta gente con talento, desde actores establecidos hasta gente que hacía algo así por primera vez y personas cuya experiencia, lo vivido, hizo que se produjera un impacto inmediato.
Kahleen Crawford ha sido nuestra directora de casting en muchas películas y ella, Carla y Eliza trabajaron duramente para asegurar que pudiésemos dar con cualquiera que pudiese responder al perfi l necesario. Después de tantas películas, no debería sorprenderme la capacidad de tantas personas para hacer que situaciones de fi cción parezcan reales. Todas las personas a las que íbamos conociendo tenían algo que ofrecer, y algunas veces nos quedábamos lamentando que un reparto ya de por sí numeroso no fuera aún mayor.
Además de TJ, Yara y Charlie, a quienes mencionamos a continuación, había muchos papeles críticos para los que había que hacer un casting. Dos de los más difíciles eran Vic y Gary, que adoptan una actitud muy dura ante la llegada de los sirios.
Chris McGlade y Jordan Louis entendieron qué motivaba esa hostilidad. Se comprometieron a presentarlo sin disculparse y sin sobreactuación en las escenas. Es importante para la historia que el público entienda a Vic y Gary, que sean creíbles. Yo creo que Chris y Jordan consiguieron hacerlo sin transigir. Todo un logro.
Otros dos papeles clave eran Laura, uno de los pocos lugareños que acogen bien a los nuevos desde el principio, y Fátima, la madre de Yara, y tres niños más jóvenes. La positividad de Clare Rodgerson, su amabilidad y su optimismo, eran ingredientes vitales para la historia. Si conoces a Clare no pueden sino impresionarte su energía y su entendimiento claro de las verdaderas tensiones de la región, parecidas a las de la película. Amna, que interpretó el papel de Fátima, como todas las madres sirias, tenía muchas ganas de expresar su gratitud por haberle sido concedida una casa y por la amabilidad de gente desconocida. Las historias de guerra, crueldad, tortura y pérdida eran devastadoras, y nos asombraba la fuerza del espíritu humano que permite a la gente conservar su humanidad. La de
Amna tenía la cualidad esencial de credibilidad. Ella hacía que la fi cción pareciese real.
Acudía a Amna si surgía alguna cuestión difícil para que funcionara una escena. A lo mejor había detalles culturales donde
yo necesitaba orientación. La ayuda de Aman fue de gran valor.

¿Quién es TJ?...

TJ es un hombre de 50 y tantos años, nacido y criado en el pueblo. Empezó a trabajar en la mina justo antes de la huelga de 1984. Esa experiencia le convirtió en militante y llegó a ser un líder en la comunidad, además de organizador de actividades de fútbol para los jóvenes locales.
Cuando cerró la mina, se vio obligado a desempeñar distintos trabajos. Luego murió su padre y con la indemnización su madre pudo comprar un pub, El Viejo Roble. Las cosas iban bien en el pueblo y para el pub también. Más tarde, cuando TJ lo heredó, la mina ya había cerrado, y, sin trabajo, la economía local se desplomó y TJ ha ido haciendo lo que ha podido para mantener abierto El Viejo Roble. Es el último pub del pueblo.
Pero TJ está pasando por muchas difi cultades. Su matrimonio ha fracasado, su único hijo vive a cierta distancia, deja sus actividades comunitarias. Mantener vivo al Viejo Roble se convierte en su única preocupación. Entiende muy bien las consecuencias políticas y sociales de lo que ha pasado, pero ya no tiene ganas ni fuerzas para luchar. Como muchos, sabe quién es responsable de la dura situación que ve y padece y también sabe que han sido traicionados por quienes dicen hablar en su nombre. Tiene un solo amigo de confi anza, su perrita Marra. Ella no pide nada y siempre está ahí para hacerle sonreír.
Y llegan los sirios. Su llegada representa una nueva serie de exigencias para él y ahora está en el punto de mira. La película es, en parte, la historia de cómo él responde a este reto. Ninguna de las opciones ante él son fáciles. Momentos de desesperanza personal sólo vienen a minar aún más lo que queda de su optimismo. Conoce a Yara y le conmueven su situación y la de los sirios y la historia que cuentan, pero ¿tiene la fuerza necesaria para intervenir a favor de ellos dentro de esta comunidad pequeña y dividida?
Trabajar con Dave fue un verdadero placer. Conocía la historia como la palma de su mano. Él ha llevado un pub, pero, lo que es más importante, vivió la historia con total autenticidad mientras la rodábamos, día tras día. No podíamos imaginar a otro como TJ.

¿Quién es Yara?...

Yara es la mayor de los hijos de Fátima. Tiene veinte y pocos años. Tras escapar de la guerra, vivieron en un campo de refugiados, probablemente en el Líbano. Fue una experiencia transformadora para ella. Los voluntarios internacionales la acogieron, aprendió idiomas, sobre todo el inglés, trabajó codo a codo con organizadores, profesores y médicos, y comprendió cómo comunicarse con personas de todo tipo de origen. Eso le dio una perspectiva más cosmopolita, lo que probablemente provocó desavenencias con su madre. Desavenencias ahora afortunadamente resueltas.
El padre de Yara es una presencia muy importante en su mundo. Es sastre, habilidoso con las manos, considerado y cariñoso.
Ha visto desde muy pronto el talento de Yara y hace todo lo que puede por ella, como por todos sus hijos. Entre él y la madre hay mucha cercanía y complicidad. Eran, son, una familia muy segura. Pero el padre traspasa ciertas líneas ante las autoridades y ahora está en la cárcel.
Yara entiende rápidamente su situación actual. Terminan siendo asignados a este pueblo en Inglaterra, en la costa noreste, donde la playa está contaminada con residuos industriales y el primer encuentro con los lugareños es hostil. Es natural que Yara, que habla el idioma, sea la primera en posibilitar cierto contacto, pero hacen falta agallas y la seguridad de la juventud para meterse de lleno dentro de una multitud de extranjeros desconocidos. Pero lo hace. Y a TJ sólo le puede impresionar su valentía. Es el principio de su amistad. Que esa amistad se pueda sostener es otra cuestión.
Encontrar a alguien para interpretar el papel de Yara nos llevó a gente de aquí y de Siria. Directores de cine, amigos de la
zona nos hacían sugerencias, vimos a mucha gente por Zoom, y tres vinieron a Newcastle. Las tres eran brillantes, pero, por supuesto, diferentes. Ebla era la que más se aproximaba al personaje que Paul había escrito. Al igual que Dave Turner y TJ,
Ebla se convirtió en Yara desde el primer día. Su manera simple y directa de comunicar, añadida a su amabilidad personal y empatía, fueron tales que se convirtió en una parte integral del equipo inmediatamente. A veces Ebla no sabía que la cámara la había encontrado, pero yo sabía que sus ojos siempre brillaban de concentración, y que su entrega iba a ser tan intensa como siempre.

¿Quién es Charlie?...

Charlie es un buen hombre. Amigo de TJ desde la infancia, crecieron juntos, sus familias estaban muy unidas, y sus vidas adultas han sido muy parecidas. Mientras TJ estaba muy activo en la comunidad, Charlie era un hombre más tranquilo y familiar, probablemente padre de un par de hijos, uno de los cuales, una hija, vive cerca.
Él y su mujer Mary compraron la vivienda adosada que habían alquilado cuando se les ofreció a un precio razonable.
Siempre la han visto como una inversión segura, como su hogar permanente. Pero han tenido mala suerte. Mary tiene una enfermedad crónica que la confi na a una silla de ruedas. Otras familias se han ido, las casas ahora son más baratas, nuevos vecinos llenan las calles, algunos traen problemas, y aquella comunidad de buenos vecinos ya no existe. Charlie y Marie están estancados. La jubilación serena y segura que imaginaban no se hará realidad.
Charlie, como otros muchos, se siente defraudado. El Viejo Roble es su lugar favorito, que siempre ha frecuentado, donde puede tomarse una cerveza tranquilamente con los amigos, y eso le ayuda a cuidar a Mary y los dos se enorgullecen de su casa bien cuidada y de sus hijos que les apoyan. Pero son las únicas riendas, ya muy débiles, que les quedan para agarrarse a lo que les queda de sus esperanzas. Otro pequeño problema más para él y para Mary. Y Charlie puede derrumbarse. Por muy buen hombre que sea, sólo es capaz de aguantar hasta cierto punto.
Trevor Fox, que interpreta el papel de Charlie, fue el baluarte, tranquilo, robusto e incondicional, del equipo. Trevor no sólo es un excelente actor con mucha experiencia, también es de la zona, vive allí, y está plenamente integrado en la vida cotidiana de los personajes que Paul describe. Entendía la decepción, que nunca llega a expresarse, que ahora es la vida de Charlie y su necesidad de aferrarse a lo que es familiar y reconfortante. La otra cara de Charlie es que él también recuerda la solidaridad de los mineros durante la huelga, los principios que encarnaban y cómo esos valores parecen cada vez menos relevantes en el mundo de hoy, donde el individualismo triunfa sobre lo colectivo. Charlie no lo diría así, pero lo sentiría igual, sin lugar a dudas. Trevor captó eso, un elemento crucial en la historia.

La película está ambientada en el año 2016 y no dices específi camente en qué pueblo del noreste de Inglaterra. ¿Por qué?...

2016 fue el primer año en el que llegaron refugiados de Siria. Estaba claro que no había habido sufi ciente preparación ya que fue en el año 2016 cuando ocurrió la historia que despertó el interés de Paul. Un autobús que traía a refugiados fue recibido con hostilidad, y costó mucho trabajo establecer buenas relaciones.
Cuando preparamos y rodamos la película, el Concejo Municipal del Condado de Durham fue de gran ayuda, y las familias sirias apreciaron mucho la acogida que se les brindó. Todavía se oían historias aisladas de actos de agresión, pero poco a poco han ido a menos. Pero las decisiones tomadas por el gobierno central han suscitado problemas. ¿Por qué asignar refugiados a zonas deprimidas donde la gente tiene muy poco, donde la infraestructura social ya está bajo presión, y el abandono general ya está tan arraigado que ya no es noticia? Pues, el simple hecho de formular la pregunta así ya nos da la respuesta.
El pueblo en la película no es ningún pueblo en concreto en la vida real. Ya conocíamos Easington, algunos de nosotros habíamos trabajado ahí. Paul había convertido el mar en una parte importante de la historia, y aunque la playa de Easington ya no está negra por culpa del carbón de mar, todavía está manchada de residuos industriales. El pueblo vecino de Horden tiene una colección visualmente impresionante de calles con casas adosadas, un ejemplo clásico de casas de mineros tradicionales, construidas en torno a la mina. Y Murton tenía un pub vacío, un edifi cio precioso, con un propietario encantador que nos ayudó enormemente. Pero, aunque estos pueblos eran lugares buenos para trabajar, eran típicos, como otros muchos pueblos, y esta historia podría estar ambientada en cualquiera de ellos.
En resumidas cuentas, hacer tres películas en el noreste ha sido una experiencia extraordinaria. Los tópicos son ciertos: gente amable y generosa, un paisaje impresionante, y una cultura construida sobre la adversidad, la lucha y la solidaridad.
Aunque cambian los detalles, eso es verdad también para muchas zonas obreras donde hemos tenido la suerte de trabajar: Glasgow y Clydeside, Liverpool y su rival Manchester, el sur de Yorkshire y más allá. No fueron lugares elegidos aleatoriamente. Son las regiones donde los escritores han escrito sus historias. Hay otras zonas, por supuesto, de las que se puede decir que poseen las mismas cualidades: la adversidad, la lucha, la solidaridad. Esta última es nuestra fuerza. Un día, tenemos que estar tan organizados, tan decididos, que nuestra solidaridad colectiva acabará con la adversidad y la necesidad de luchar. Ya hemos esperado sufi ciente.

ENTREVISTA A DAVE TURNER...

¿Cómo llegaste al reparto?...
Es una historia muy larga, pero, para resumir, antes de jubilarme como bombero en 2014, yo había sido representante sindical a tiempo completo. Cuando Sweet Sixteen Films vino al noreste para hacer Yo, Daniel Blake, se pusieron en contacto con sindicatos de la zona y un amigo de un amigo me propuso a mí. Yo era un ingenuo. Ni siquiera me daba cuenta de en qué me metía.
Literalmente me tropecé con Ken Loach al entrar en un club laborista de Newcastle. Tuve una conversación con él y me volvieron a llamar tres o cuatro veces más, pero nunca supe que me estaban probando, de verdad. Me dio un papel precioso en Yo, Daniel Blake, pero un papel pequeño. Luego, cuando volvieron al noreste para hacer Sorry, We Missed You, se pusieron en contacto conmigo y me dieron un papel pequeño en esa película, otro papel precioso. Luego hubo un período de silencio, aunque Paul (Laverty) seguía en contacto conmigo.
Sería probablemente a principios de 2019 cuando él dijo: “¿Te gustaría quedar para tomar un café?” Charlamos un poco, sobre el pub donde yo trabajaba en aquel momento y de los problemas en el condado de Durham con los pueblos mineros, que habían quedado abandonados y estaban pudriéndose. Llevé a Paul en coche a algunos de esos pueblos y él vio lo mal que estaban las cosas.
Eso sería febrero de 2019. Vino al pub en el que trabajaba yo y pasó bastantes horas allí porque estaba lleno de personajes. El pub se llamaba, de hecho, The Oak Tree (El Roble). Y creo que fue en junio de 2019 cuando recibí una llamada telefónica. Querían saber si me importaría llevar a Ken Loach en coche, por los alrededores, durante unas horas. ¡Que si me importaría! ¡Menudo sufrimiento!
Así que llevé a Paul y a Ken por muchos de los pueblos y estaba claro que algo tenían en mente. Luego vino el COVID, pero Paul y Ken siguieron en contacto.
Ya para el año 2021 estaba claro que algo se estaba cociendo en cuanto a una película y me pidieron que me acercara a verlos. Hice muchas pruebas, mucho más difíciles, más serias, con temas más difíciles: violencia doméstica, racismo, drogodependencia. Me di cuenta de que me iba a tocar la parte menos heavy. Y luego, la última prueba que hice fue en diciembre y creo que hice unas siete escenas en una tarde. La mayor parte de ellas fueron con gente que, irónicamente, terminaron teniendo papeles en la película, pero recuerdo haber salido del County Hotel de Newcastle absolutamente agotado. Crucé la calle y me dirigí al pub, para tomar una cerveza simplemente para ordenar los pensamientos. La semana antes de Navidad, Ken me llamo y me dijo, “Me gustaría ofrecerte el papel”.
No me di cuenta hasta algunas semanas más tarde de que se trataba del papel protagonista. Y desde entonces, ha sido cuestión simplemente de intentar hacerme a la idea y entenderlo.

No te dieron un guion completo al principio. ¿Qué sabías de TJ y su trasfondo e historia personal cuando empezaste a rodar?...

Sabía su nombre, sabía que era dueño de un pub que le había dejado su difunta madre. Sabía que su padre había muerto. Sabía que su matrimonio se había roto – yo ya no vivía con mi mujer y mi hijo. Yo estaba en un pub que estaba en un pueblo y aquel pub estaba al borde de la quiebra. Fue básicamente eso.

¿Quién es TJ? ¿Cuál es su historia?...

Es un buen hombre, exminero, su padre perdió la vida en un accidente de mina y como consecuencia de eso su madre compró El Viejo Roble. Hace veintitantos años que ha muerto ella y él había querido ayudar a su madre, pero su matrimonio se ha roto, él vive en la zona pobre y el pub va muy mal, como la mayoría de los pubs de los pueblos de la zona. Es el único espacio público que queda en el pueblo. TJ está perdido, por lo que le ha pasado. Había sido un importante organizador en el pueblo. Antes, llevaba los equipos de fútbol, todo el mundo conocía a TJ. Pero por lo que le ha pasado, está abatido, encerrado en sí mismo. Luego, un día llegan al pueblo unas familias sirias, para instalarse. Y es allí donde empieza la historia de TJ en esta película.

¿Cuál es la respuesta de TJ a la llegada de las familias sirias?...

Yo lo interpreté de la siguiente manera: no quería implicarse. No quería volver a ser una persona activa otra vez, y al mismo tiempo le daba igual. Yo me puedo identifi car con eso. Yo había sido representante sindical y cuando me jubilé estaba realmente agotado.
Cuando llegas a cierta edad y llevas haciendo algo durante tanto tiempo, y luego llega alguien que tiene 30 años menos que tú, lleno de entusiasmo, miras hacia atrás y piensas, “Eso era yo, pero ahora me importa un rábano”. Así concebí yo el personaje de TJ: está de vuelta de todo, está hasta las narices. Pero luego crece una relación entre él y esas dos mujeres: Ebla (Mari) que interpreta a Lara y que es una joven extraordinaria, y Laura, que interpreta Claire (Rodgerson), con quien hice el casting en un par de ocasiones el año pasado, y a quien adoro. Y esas dos mujeres jóvenes le han dado la patada en el culo que necesita. Empieza a hacer lo que puede. Pero luego, justo cuando está saliendo de su desidia, tiene un par de reveses personales, que no son culpa suya. Y vuelve a
 errumbarse, vuelve a donde estaba antes.

El mejor amigo de TJ es su adorada perra, Marra. ¿Cómo te llevaste con Lola, la Marra real?...
Recorrí más de 1,600 kilómetros para llegar a conocer a la perra porque cada viaje, cada vez que iba a verla, era un viaje de 80 kilómetros ida y vuelta. Empecé a ir en febrero, e iba una o dos veces por semana, cada semana. Fue gracias simplemente a la generosidad de los dueños de la perra, Steve y Michelle, que siempre me daban la bienvenida a su casa, diciendo, “Toma una taza de café y luego puedes llevar a Lola a dar un paseo”. Hice eso durante cuatro meses. Creó la tranquilidad necesaria. La perra simplemente iba andando a mi lado, sin correa, respondía a “Marra”, y era encantadora.

¿Cómo de cerca te sientes de TJ?...

El problema que tengo es que lo he tomado muy a pecho. Me he convertido en TJ y eso es algo que tengo que entender. Te seré sincero: el primer día no fue tan difícil, porque se trataba tan sólo de mí y la perra, rodando en la playa. Luego el segundo día de rodaje completo fue una escena en un pub con muchos actores. Me pareció increíblemente difícil. Durante las dos primeras semanas sufrí un ataque de síndrome del impostor. Estás allí sentado, hablando con gente que lleva años y años siendo actores. Y son muy buenos. Y yo entro desde la calle sin más, y soy el protagonista de una película de Ken Loach. Me doy cuenta ahora de que sentía mucha culpabilidad.
Sentía que no debería estar ahí. Tardé las tres primeras semanas en superar eso. Nos ha agotado física y emocionalmente y nunca hubiese creído que eso fuera posible. Pero, como he dicho, nunca había estado en una situación así antes. Empecé a disfrutarlo cuandoKen nos dijo, “No es fácil disfrutarlo en el momento, pero después lo recordaréis con alegría”. Y tenía razón.

ENTREVISTA A EBLA MARI...

¿Cómo llegaste al reparto de El Viejo Roble?...
En noviembre de 2021, una directora palestina, Annemarie Jacir, se puso en contacto conmigo y me dijo que estaba ayudando al equipo de producción de aquí a encontrar a una actriz siria. Ella conocía a un actor de mi pueblo natal, Majdal Shams, en los Altos del Golan, un lugar sirio ocupado por Israel en 1967. Le di un vídeo de una obra de teatro que estaba haciendo y luego tuve una reunión con Ken Loach y la directora de casting, Kahleen Crawford, vía Zoom. Duró sólo 15 minutos, pero hablamos de dónde era yo; una charla general. Después hice una prueba vía Zoom, y lo hice muy mal.
Luego vine y lo hice de manera presencial en marzo de 2022. Fue sólo improvisación, parte en árabe, parte en árabe/inglés, y parte sólo en inglés. No dijeron nada ni sobre el personaje ni sobre la historia. Sólo sabía que el personaje era una fotógrafa y una refugiada. Cuatro días más tarde, Ken me llamó y me preguntó si me gustaría estar en la película.

¿Qué te dijeron sobre Yara al principio?...

¡No mucho! Pero conocía su situación porque fui a visitar a familias de refugiados sirios aquí en el Reino Unido. Pero nada más. Sé lo que ha pasado en Siria. Sé de las horribles, horribles historias que han sucedido y siguen sucediendo. Yo estaba en contra del régimen. Pero también vi muchos documentales, para prepararme para este papel, sobre la revolución en Siria y lo que sucedió después, lo que está pasando a detenidos sirios y lo que están padeciendo allí. Investigué sobre el lugar de donde procede Yara y sobre lo que le pasó a ella. Investigué sobre los campos de refugiados, pero no sobre quién es Yara.
Porque a lo mejor Ken quería que yo fuese yo misma, pero distinta.

¿Es lo que se ve en la película un fi el retrato de lo que han padecido algunas familias sirias?...

Sí, por supuesto. En la producción se nota el esfuerzo que han hecho Ken y Paul y Rebecca para retratar la realidad. En una reunión aquí con muchos sirios les pidieron hablar sobre su experiencia personal. Muchos de ellos habían sido detenidos en prisiones sirias y sin haber hecho nada fueron torturados. Tras oír sus historias, Ken les dijo que era consciente de lo grave que eso había sido para ellos. Pero en la historia de la película, no ponen el foco en lo que pasó en Siria. Esta es una historia de dos comunidades.

¿Quién es Yara?...

Es una refugiada que vino aquí con su familia. No sabe dónde está su padre porque fue llevado a la cárcel y es lo último que ha sabido de él. Y conozco a gente en la vida real que todavía no sabe nada de su padre, ni dónde está. Nada. Así que mi padre, el padre de Yara, me dio una cámara porque me encanta sacar fotos. Es lo único que tengo de él y es algo muy emocional para mí porque él creía en mí, creía que yo quería ser fotógrafa. Tras huir de la guerra, mi familia vivió en un campo de refugiados en Zaatari, en Jordania. Imaginen eso. Fuimos allí, a un lugar hostil y duro, no porque la gente allí sea mala, sino porque ellos también son víctimas, por lo que les está pasando a ellos. No tienen nada y su vida es dura. Así que vinimos aquí, y somos todos víctimas. Yara tiene que lidiar con mucha hostilidad, pero luego conoce a TJ y surge una amistad. Yara quiere hacer lo necesario para que su vida aquí sea más fácil, más agradable, y para fomentar una amistad entre las dos comunidades. Es muy parecido al papel de TJ: tender puentes. Sientes empatía hacia Yara porque tiene que enfrentarse a mucho racismo. Lo verás.

¿Cómo es Yara?...

Me parece valiente. Sabe defenderse. También es sociable. Y a veces yo no soy así, yo no soy tan sociable como ella. Sé defenderme, pero yo siento que ella es más fuerte que yo, cosa que me gusta. Siento que a veces aprendo de su valentía, su seguridad en sí misma socialmente hablando: en términos de cómo es capaz de salir a intentar decir lo que hay que decir, o intentar hacer algo bueno. Yo no sería tan activa como ella. No pide disculpas por eso. Cree en lo que piensa. Las reglas no vienen de arriba y ella tiene que obedecerlas. Quiere decir, ella es respetuosa, pero tiene personalidad propia, cosa que me gusta. Es una mujer más moderna, así que decidió no llevar el hiyab. En el campo de refugiados era voluntaria y conoció a mucha gente del mundo entero. Vio muchas versiones distintas de la vida con las que se podía identifi car, que quería experimentar o descubrir.

¿Qué significa la fotografía para Yara?...

En primer lugar, es algo que le encanta. Pero, además, como su padre le dio una cámara, es una manera de ver la vida a través de sus ojos y los de su padre. Está intentando ver algo de esperanza a través de la fealdad y la injusticia del mundo. La cámara le da esperanza. Ken y yo hablamos de esperanza. Ella está intentando ver los momentos buenos y bellos y captarlos como una manera de buscar esperanza. Además, sacar fotos es un modo de resistencia para ella. Está esperando el regreso de su padre para poder enseñarle sus mejores fotos. La fotografía para ella signifi ca tres cosas: una manera de documentar, resistencia, y esperanza. Esas tres cosas también son importantes para mí.

¿Cómo aprendiste a ser fotógrafa?...
Pasé dos días con Joss (Barratt, fotógrafo), yendo por ahí, y sacando fotos de la gente. Me enseñó a sujetar la cámara y a encontrar la luz. Esa parte no es difícil. Pero sacar las fotos adecuadas, sacar fotos buenas, eso sí es difícil. Yo estudié teatro y me encanta lo visual. Mi sueño es hacer películas. Así que creo que puedo ver qué es bonito. Pero captar algo real, notar las cosas en las que otras personas no caen, realmente ver…eso es difícil.

ENTREVISTA A CLAIRE RODGERSON...
¿Quién es Laura?...
Laura es una amiga de toda la vida de la familia de TJ. En los viejos tiempos habían sido activistas juntos, probablemente haciendo cosas contra las medidas de austeridad. Luego, TJ se ha perdido un poco, pero Laura ha seguido luchando por la comunidad mientras intenta tener una familia y asegurarse un trabajo. Cuando llegan las familias sirias, ella quiere ser una fuerza positiva para acercar a las dos comunidades.

¿Cuál es su historia?...

Una portentosa fuerza de la naturaleza. Así se le ha descrito en el guion. No se anda con tonterías y sólo cree que la comunidad puede ser un lugar mejor. Es una luchadora. Y a diferencia de TJ, no se ha rendido. Así soy yo en la vida real. Uno no puede rendirse así tan fácilmente y aceptar las migajas que las autoridades den a uno. Yo soy de esta zona, soy de Sunderland. Supongo que Laura y muchas personas como Laura – y como yo – estamos hartas de estar lamentando el pasado. Y de que nadie nos hable nunca, de que nadie intente apoyarnos para construir un futuro, de cómo se ha ido estrangulando lentamente a estas comunidades. Alguien tiene que luchar contra eso. En el caso de Laura, su madre tuvo un papel activo en la huelga, al frente de los comedores comunitarios y demás. Así que cuando uno proviene de una familia activista, muy metida en política, hay una especie de osmosis que surge también. De ahí le viene su motivación.

¿Cómo llegaste al reparto de El Viejo Roble?...

Trabajo con una organización benéfi ca llamada Citizens UK y tenemos 17 delegaciones locales, una de las cuales es Tyne and Wear Citizens. Soy una de las organizadoras dentro de esa delegación. Llevamos cierto tiempo en el entorno de las películas que han hecho Ken (Loach) y Paul (Laverty) en el noreste de Inglaterra. Cuando se estrenó Sorry We Missed You, por ejemplo, organizamos, después, un taller de campaña para que la gente no se fuera pensando que no tenemos ningún poder para hacer nada, que estamos condenados. Conocí a Paul (Laverty) cuando estaba investigando para la película. Vino a Sunderland, se encontró con algunas de las personas que trabajaban con nosotros y me le presentaron, porque parte de lo que hago desde que he vuelto al noreste es trabajar con jóvenes que se han sentido atraídos hacia la política de la extrema derecha. Tuvimos una buena charla y yo seguí con mi vida. Luego, cuando estaban haciendo el casting para la película, alguien se dirigió a nuestro sindicato, buscando a mujeres activas en la comunidad. Yo pensé, “Muy bien, voy a ir a conocer a Ken Loach, eso sería muy agradable”. La primera vez que yo actuaba en mi vida fue cuando hice esa improvisación para la primera prueba del casting. Luego, siguieron pidiéndome que regresara, y al fi nal me dijeron que les gustaría ofrecerme este papel.

¿Hasta qué punto la historia de El Viejo Roble habla de tu vida laboral y de tu experiencia?...
Hay elementos de la película que yo he visto en mi vida. He visto el racismo. He visto a la gente luchando contra el racismo. He visto a gente que cree que somos más fuertes si actuamos juntos en lugar de pelearnos por divisiones arbitrarias que las clases dominantes han determinado para nosotros. He visto todo eso. El noreste, en particular, es un lugar realmente segregado. Hay pequeñas parcelas de integración y momentos de belleza, pero no llevo mucho tiempo viviendo en el noreste y todavía me cuesta entender lo dividido que está. Existe esa idea, procedente de la era Blair, de “comunidades problemáticas”. No se trata de comunidades problemáticas, sino de sistemas problemáticos, chivos expiatorios, y dumping. Eso es lo realmente problemático.

Un componente importante de la historia de El Viejo Roble es la tendencia a ignorar estas cuestiones…

Sí, precisamente. Creo que por eso me he involucrado en este proyecto. Para que podamos contar esta historia. Si esto fuera una historia de amor cualquiera no sería para mí. Estoy en esta película porque es una historia de resiliencia, que demuestra que podemos luchar, que no tenemos que resignarnos a la suerte determinada para nosotros por políticos a quienes les importamos una mierda. Nigel Farage apareció por esta parte de la costa hace unos años, pavoneándose, diciendo que le importaba mucho la gente de la clase obrera del noreste. ¡Que le den! Esto es todo lo contrario. En estas comunidades la gente está realmente esforzándose.
Y poder contar esa historia es un absoluto honor, y poder contar una historia de inmigrantes y de personas que no son blancas trabajando codo con codo para intentar que las cosas sean mejores es realmente importante para mí. Somos más fuertes cuando actuamos juntos, y a lo mejor no somos tan distintos. Eso es mi trabajo en el noreste y la razón por la que estoy aquí.

ENTREVISTA A TREVOR FOX,,,
¿Quién es Charlie?...

Charlie es un tipo que vive en el pueblo y que va a tomar sus cervezas en El Viejo Roble. Es un viejo amigo de TJ (Dave Turner), el dueño. Han pasado por mucho juntos.
Fueron al colegio juntos, sus padres trabajaron juntos en la mina. TJ dio un discurso en su boda y hace muchos, muchos años que son amigos. La mujer de Charlie, Mary, tiene una discapacidad, y tienen una hija. Son dueños de su casa, son muy orgullosos de ser del pueblo, pero las cosas se les han torcido últimamente. Todas las viviendas alrededor de la suya se están vendiendo y lo que antes era un lugar próspero, agradable para vivir, se ha convertido en una pesadilla. Y Charlie no tiene salida.
Su casa ahora vale la cuarta parte de lo que en su día les costó. Así que están jodidos. Están atrapados allí. Él no puede hacer nada. Se siente impotente.

¿Qué quiere Charlie?...

Quiere que el pueblo vuelva a ser lo que antes era. Pero eso no va a ocurrir, así que quiere marcharse. Le gustaría poder vender la casa e ir a vivir en algún sitio agradable. Querían mudarse a cerca de donde vive la hermana de su mujer. Habían pensado eso algún tiempo atrás, pero eso es imposible ahora porque están atrapados en esa casa, con una hipoteca. Está viviendo una pesadilla total.
El vecino de al lado está loco, y asusta a su mujer, y la calle está llena de basura. Es un auténtico infi erno.

¿Qué significa El Viejo Roble para Charlie?...

El pub es el último lugar en el pueblo al que puede acudir para olvidar sus problemas. Hubo una época cuando existía un Club Social para Mineros, cuando existían centros comunitarios, pero nada de eso existe ahora. Sólo les queda el pub. Puedes ir allí y olvidar las cosas durante un rato. No quiero decir que se ahogue en el alcohol. No es alcohólico ni nada por el estilo. Simplemente puede reunirse allí con los chicos, reírse un poco, pasar unas horas alejado de la miseria que es el resto de su vida.

¿Cuál es la reacción de Charlie cuando llegan los sirios?...

Charlie no está en contra de la inmigración. No está en contra de los refugiados. Pero, ¿por qué resulta que siempre son sus pueblos, o pueblos como los suyos, los que tienen que acogerlos? Le oirás decir que nunca son asignados a Londres, al lado de toda la gente rica y pija. Les mandan a vivir junto a nosotros, que no tenemos nada. Y lo poco que tenemos lo tenemos que compartir con otra gente. Se trata simplemente de otro grupo de gente que ha sido enviada al pueblo, que no contará con los medios adecuados y la gente del pueblo tendrá que pagar los platos rotos. Pues, no pueden más. Todo ha ido demasiado lejos.

¿Cuál es el dilema de Charlie?...

Realmente no sabe qué hacer, pero siente como que tiene que hacer algo. Así que toma decisiones equivocadas. Eso nos pasa en la vida, ¿no?

¿Cómo llegaste a formar parte del reparto?...

Hice por primera vez una prueba para una película de Ken Loach en 1988, Riff-Raff. He coincidido con él en varias ocasiones a lo largo de los años, he hecho algunas voces en off en un documental sobre el estado del bienestar (El espíritu del ‘45). Luego le vi otra vez para Yo, Daniel Blake. He coincidido con él en varias ocasiones a lo largo de los años, pero nunca terminamos trabajando juntos. Pero, vamos a ver: se trata de Ken Loach. Siempre he querido trabajar con él. Y luego, resulta que, para esta película, yo estaba trabajando en algo en Londres y estaban haciendo el casting en Newcastle. Así que, aunque vivo en Newcastle tuve que volver a casa, desde el trabajo en Londres. Me encontré con él, al fi nal tuve que hacer varias pruebas, improvisé con Dave Turner (TJ) y con algunos de los otros chicos que estaban en el pub, y luego, después de tres o cuatro pruebas, dijeron, “Sí, nos gustaría que lo hicieses”. Creo que Ken me eligió porque no quería que lo hiciese George Clooney. Vio algo en mí que estaba muy cerca de lo que es Charlie.

¿Cuál es tu conexión con el noreste?

Soy de un pueblo llamado Wallsend, que antes era un pueblo minero y de construcción naval. Se cerró la mina cuando yo era niño, luego se cerraron los astilleros cuando estaba en el colegio. Como actor, he hecho muchos trabajos en el teatro comunitario y político. He hecho giras por estos pueblos, he hecho espectáculos aquí, he actuado en centros comunitarios, he trabajado en Clubs Sociales de Mineros. Parte de mi familia vive aquí, en los pueblos de la periferia de Newcastle en los antiguos pueblos mineros. Es cosa de familia. Está en la sangre. En mi ADN.

NOTAS DE LA PRODUCTORA...
  Tras hacer Yo, Daniel Blake y Sorry We Missed You, teníamos la sensación de que había otra historia por contar en el noreste. En parte porque gracias a las historias que Paul (Laverty) iba captando mientras investigaba para esas otras dos películas, él sentía que había otro nivel de historia que contar.
Lo habríamos hecho hace un par de años. Paul estaba listo para hacer más investigaciones y empezar a escribir, pero vino la pandemia y eso nos bloqueó. Las investigaciones son muy detalladas, y llevan meses, no sólo para Paul, sino también para Ken, que le acompaña. Se encontraron con mucha gente de la antigua comunidad minera en el condado de Durham, y gente como Dave Turner, que interpreta el papel de TJ, les enseñó el lugar (y siempre ambos tenían en mente que éste podía estar en la película.)
  Luego a Paul se le ocurrió la idea de que hubiera un pub y de contemplar las comunidades desde un punto de vista local. Contemplar una situación en que los refugiados han sido asignados a estas zonas relativamente pobres, que han ido perdiendo valor desde que se fuera la industria principal. Terminamos con la sensación de que sería interesante contar la historia desde el punto de vista local.

ENTREVISTA A REBECCA O'BRIEN (Productora)...
¿Cuándo empezaste a ver El Viejo Roble como la tercera parte de una trilogía?...

Yo creo que Ken sentía que había una simetría – o una asimetría – en la idea de tener tres historias ambientadas en un entorno parecido. Habíamos tenido tan buenas experiencias trabajando sobre Yo, Daniel Blake y Sorry We Missed You que parecía la zona donde había que contar la historia. Y hay algo equilibrado en la idea de una tercera historia. La intención no era para nada que fuese una trilogía, pero supongo que la gente la califi caría así.

Y con un guion ya escrito, ¿qué hicisteis después?...
Con un guion ya escrito, empiezo a mandarlo a los que normalmente nos pueden aportar apoyo. En este caso, tenía sentido dirigirnos a la gente que nos apoyó en Yo, Daniel Blake y Sorry We Missed You, para ver si querían involucrarse. La verdad, en la post-pandemia, estábamos de los nervios, por saber si lo íbamos a hacer o no. Nuestros socios franceses, Why Not, la productora, y Goodfellas (antes Wild Bunch), la compañía de ventas, han sido un apoyo increíble durante los últimos 15 años, así que no dudaba de que nos fuesen a apoyar. También necesitamos un espaldarazo británico así que nos volvimos a dirigir a BBC Films, que también había apoyado las otras dos películas, y dijeron que sí, por supuesto. A continuación, me dirigí a BFI para ver si ayudarían
en la fi nanciación de la película, y también a Studiocanal para completar un trío de fi nanciación británica. Y luego estamos en coproducción con nuestros socios belgas habituales, Les Films du Fleuve. Como antes, estamos gastando dinero en Bélgica y trayendo aquí a técnicos belgas para trabajar con nosotros, cosa que nos encanta hacer. Pero con el Brexit, hay que contemplar el tema de los visados, y los carnets, lo cual signifi ca que ha sido más difícil hacer una coproducción europea. Afortunadamente,nuestros socios han decidido seguir con nosotros. Simplemente dijeron, “No, eso no nos preocupa. Lo seguiremos haciendo”. Así que, aunque hay que hacer más trámites administrativos, ha sido posible.

¿Y el casting?...

El casting llevó más tiempo, más de lo normal, porque aquí se trata de un reparto más grande, pero también porque queríamos encontrar a una mujer joven que fuese siria y durante la pandemia eso era muy difícil. Tenemos dos amigos cineastas en Oriente Medio que nos ayudaron y nos mandaron una lista de actrices que consideraban podían ser de nuestro interés. Y así fue. Elegimos a Ebla Mari para interpretar el papel de Yara, que brilló con luz propia. Una vez que la elegimos, normalmente se tardaría un máximo de tres semanas para todos los trámites para conseguirle un visado. Pero aquí no sabíamos lo que se iba a tardar porque por la situación de Ucrania ya no existían lo que se suele llamar visados prioritarios, y el Ministerio del Interior no ayudaba para nada. No daba ningún tipo de información en cuanto a dónde estabas en la lista. Afortunadamente, como acababan de concederle un visado para venir a hacer la prueba del casting, no podían negarle un visado para venir a hacer la película. Sólo signifi có que tuvimos que aplazar el inicio de la película unas dos semanas porque no teníamos ninguna garantía de que fuéramos a conseguir que llegase antes. Eso cuesta dinero, pero valió la pena ese breve aplazamiento.
También era importante para nosotros que las familias sirias fuesen auténticas. La gente en la película que interpreta a los sirios son familias sirias y refugiados que llegaron aquí hace cuatro o cinco años y se han asentado aquí. Algunas de las situaciones en la película les son muy familiares. Son cosas que han vivido.

¿Qué diferencias hay entre esta película y las dos anteriores hechas en el noreste en cuanto a la forma de hacerla?...

Es una película mucho más compleja, porque normalmente en nuestras películas abordamos, quizá, una sola comunidad. Aquí, tenemos dos comunidades. Tuvimos que retratar a las familias locales y a los que van al pub, y luego, dentro de los que van al pub, hay personas que están a favor de que los refugiados estén aquí y los que están en contra. Es un mosaico complejo de personajes, personas y familias. Los sirios necesitaban más apoyo en cuanto a explicaciones, en cuanto a lo que se espera de ellos, en cuanto a cómo se les paga…Todos esos elementos son bastante complicados. Y con ese reparto más grande, hay bastantes escenas muy grandes con mucha gente, en las que se ve a ambas comunidades celebrando, o tristes. Es una estructura compleja. Quiero decir que habría sido mucho más fácil para nosotros haber hecho ésta antes de Yo, Daniel Blake y Sorry We Missed You.

Si Yo, Daniel Blake y Sorry We Missed You, eran, en líneas generales, trágicas, ¿es El Viejo Roble un intento de terminar
la trilogía con una nota más positiva?...

No hay respuesta fácil a eso. La gente hace lo mejor que puede en circunstancias difíciles, que no ha provocado. Hemos intentado desenredar unos cuantos nudos, compartir las experiencias de personas atrapadas por la guerra y un confl icto social. Esperamos que el público vea su situación con más claridad ahora. ¿Quién sabe?

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