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INFORMACIÓN
Titulo original: 3 Coeurs
Año Producción: 2014
Nacionalidad: Francia, Alemania, Bélgica
Duración: 106 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 12 años
Género: Drama
Director: Benoit Jacquot
Guión: Julien Boivent, Benoit Jacquot
Fotografía: Julien Hirsch
Música: Bruno Coulais
FECHAS DE ESTRENO
España: 30 Octubre 2015
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Golem

SINOPSIS

Marc pierde el tren que debía conducirle a París conociendo acto seguido a una chica, Sylvie. Ambos se dedican a pasear hasta el amanecer, cuando Marc se sube al siguiente tren. El tiempo transcurre hablando de todo un poco menos de ellos mismos. Cuando Marc sube al tren se citan en la ciudad de la luz para unos días después. La chica acude a la cita pero a Marc le surgen unos imprevistos y no puede. En su afan por encontrar a Sylvie conoce a otra mujer, casándose con ella y sin saber que es la hermana de Sylvie..

INTÉRPRETES

CHARLOTTE GAINSBOURG, CATHERINE DENEUVE, BENOIT POELVOORDE, CHIARA MASTROIANNI, CAROLINE PIETTE

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- Festival de Venecia 2014: Sección Oficial

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ENTREVISTA AL DIRECTOR...
¿Cómo nació el guión de 'Tres corazones'?...

- Después de realizar varias películas de época, era importante para mí hacer una película actual, una historia que transcurriera aquí y ahora.
Y después de haber centrado mis últimas películas en personajes femeninos, también necesitaba ocuparme de un personaje masculino, aunque solo fuera para comprobar que era capaz de hacerlo. Mi cine se relaciona sobre todo con figuras femeninas y quería ponerme a prueba. 

Por no llegar a tiempo a una cita con Sylvie (Charlotte Gainsbourg), de la que se enamora, Marc (Benoît Poelvoorde) acaba casándose con Sophie (Chiara Mastroianni), sin saber que las dos son hermanas...

- Hacía tiempo que me apetecía estudiar la incidencia que podían tener dos hermanas en una intriga. Marc ama primero a una y luego a la otra de forma diferente, pero solo lo sabe el espectador, lo que crea la tensión melodramática. Con Julien Boivent, mi cómplice en el guión, hemos intentado encajar todos los elementos. Un hombre pierde el tren en una ciudad de provincias, conoce a una mujer, pero ninguno le dice al otro cómo se llama. Se citan para unos días después, y como en cualquier melodrama que se precie, no se encuentran. Es el punto de partida de la historia.

Marc no llega a tiempo a la cita porque tiene un infarto…

- 'Tres corazones' es, literalmente, una historia de corazón. La idea de que el personaje tuviera un problema cardíaco, me daba la oportunidad de mostrar el corazón como órgano.

 Los encuentros de Marc con Sylvie y luego con Sophie son magnéticos…

- Me gustan los encuentros amorosos que empiezan con una simple mirada, el instante en que surge una chispa entre los protagonistas.

Hay mucha poesía en la secuencia en que Marc le dice qué edad tiene señalando el número de una casa...

- Me pasó a mí. Todos mis guiones originales están llenos de este tipo de coincidencias, esas señales que tanto gustaban a los surrealistas y que parecen abrir una puerta a los enamorados.

Sylvie deja inmediatamente a su marido, como hace Sophie con su novio algún tiempo después. Marc entiende que no puede vivir sin Sylvie. Son comportamientos radicales...

- Tengo la sensación de que las mujeres se comportan así cuando dejan a un hombre. Personalmente, siempre me han dejado así. El amor no espera, va a su ritmo.

En 'Tres corazones' hay momentos muy rápidos, casi violentos, y otros muy apacibles, como cuando Marc se siente feliz en su matrimonio y casi consigue olvidar a la otra mujer que lleva en el corazón…

- Era necesario encajar esta historia, que ofrece momentos extraordinarios (los encuentros amorosos son los únicos que merecen este calificativo), en un entorno corriente, lo más normal posible. En este pasaje de la película insisto, con una voz en off, en la felicidad de Marc: ha optado por vivir una vida normal, sin renunciar a nada. Pero hay algo agazapado dentro de él, algo que tiene el rostro de Sylvie y que espera su momento.

Sylvie aparece y desaparece de pronto, fugazmente...

- Charlotte Gainsbourg es así, se escapa. Ocupa el tiempo y el espacio de forma muy singular, pero da la impresión de que puede desaparecer en un momento. Su presencia es como una aparición, tiene algo muy poderoso y evanescente a la vez. Un auténtico encanto en el pleno sentido de la palabra.

'Tres corazones' juega mucho con los tiempos novelescos...

- Son los tiempos del corazón, no obedecen a las leyes del calendario normal y rompen con las reglas clásicas del relato. En esta película hay saltos temporales, incluso de varios años, y momentos muy detallados.

¿Tienen algo que ver las óperas que pone en escena desde hace varios años?...

- Más bien practico la atenuación; la ópera me ha permitido salir de cierta reserva, de superar límites que me imponía en la expresión física y la formulación de sentimientos. El arte lírico contiene un arrebato muy particular y muy violento del canto y de la música que, hoy en día, han incidido en el cine que hago. No es una casualidad que el tema de 'Tres corazones' sea melodramático.

'Tres corazones' puede calificarse de melodrama, pero también de thriller sentimental...

- Desde luego. No considero que una película esté lograda si no consigue salir del género. En ningún momento, durante el rodaje, me dije a mí mismo: “Vamos a hacer un melodrama”. De ser así, hubiera indicado que algo no funcionaba. Es verdad que la película describe una situación melodramática, pero vista a mi manera.

Parece que cada película es un nuevo reto para usted...

- Si siempre rodase lo mismo, como se clava eternamente el mismo clavo, mi preocupación sería eternamente la misma. Mis películas son como protocolos de una experiencia: la experiencia sigue su curso, pero los protocolos cambian y cualquier oportunidad es buena.

¿Enfrentarse a un protagonista masculino era parte de un nuevo protocolo?...

- ¿Cómo filmar a un hombre cuando se tiene la reputación de filmar a mujeres y, más aún, de pasarse la vida con las actrices con las que se trabaja? ¿Podía una película mía adaptarse a la presencia de un actor? Sentía curiosidad por saber cómo funcionaría y si funcionaría.

¿Siempre tuvo en mente a Benoît Poelvoorde para el papel de Marc?...

- Al principio no. Primero pensé en un amigo mío, pero los dos comprendimos muy pronto que nuestra cercanía podía ser molesta. Ya habíamos rodado dos películas juntos y tenía la sensación, quizá equivocada, de saber de antemano lo que haría. Alguien desconocido me ofrecía la libertad de descubrir otras emociones. Y descubrir cosas en el cine es inventarlas. ¿Cuál era el actor que más me impresionaba y con el que más me apetecía rodar? Y pensé en Benoît.

¿Cómo fue rodar con él?...

- Siempre hay un lado desconocido en Benoît. ¿Qué hará? ¿Cómo estará, exaltado o totalmente deprimido? Incluso el uso que hace del idioma es especial, muy articulado y escueto. Nunca se sabe con qué pie bailaremos filmando a Benoît.

¿Por qué decidió que el personaje sería un inspector de Hacienda y, más aún, por qué hace una apología de la profesión?...

- He conocido a algunos y son personas apasionantes. Un viejo amigo mío, un marchante, tuvo una importante inspección fiscal que duró mucho tiempo. Los dos inspectores que se encargaban de su caso, que además eran pareja, se convirtieron en sus mejores amigos. Los inspectores de Hacienda conocen a más especímenes humanos que un inspector de policía; se les da muy bien evaluar a las personas. Entran de forma íntima y legal en la vida de terceros, deben tener olfato.

El espejo que compra Sylvie en una subasta acaba en casa de la pareja y sirve para que Marc se comunique con la mujer amada...

- El espejo juega un papel importante, es casi una idea del cine fantástico. Sylvie se enamoró del espejo, lo compró y lo dejó en la tienda. En cierto modo, el espejo ha guardado su imagen, la conserva. Al tener el espejo en su casa, Marc vive con el fantasma de Sylvie.

Charlotte Gainsbourg y Chiara Mastroianni son tremendamente creíbles en el papel de las dos hermanas...

- Porque tanto una como otra se lo creyeron. Pensé enseguida en Charlotte cuando empecé a escribir 'Tres corazones'. Entre las grandes actrices es una de mis preferidas y nunca había trabajado con ella. La idea de Chiara llegó más tarde porque pensaba que Sophie, su personaje, debía ser más joven que Sylvie. Cuando se lo dije a Charlotte, estaba encantada.

No se ha visto a Charlotte Gainsbourg en muchos papeles de este tipo. Aporta una dimensión novelesca a la película...

- Por su manera de ser, sincera, directa y que, paradójicamente, sugiere un lado secreto. Chiara es de esas actrices que se entregan al personaje como si se tratara de descubrir su misterio, lo que da a su interpretación un tono muy íntimo, un acento de autenticidad. Me atrae su interpretación, sé que siempre va a sorprenderme.

Vuelve a trabajar con Catherine Deneuve...

- Teníamos ganas de volver a trabajar juntos. Reconozco que sin Edouard Weil, el productor, no me habría atrevido a proponerle un personaje que no tiene el protagonismo absoluto. Pero Catherine aceptó enseguida.
En el plató no solo fue la madre que acoge a sus dos hijas y a Marc, y la actriz a la que se rueda con sus compañeros, se convirtió en la dueña de la casa. Participó con el atrezista en la elaboración de los platos que se sirven en la película, y hay muchas comidas. Le sirvió para encontrar una libertad de interpretación y de composición muy sutil que aporta una importancia decisiva a su papel. Hay miradas, frases, tonos determinantes y que ayudan a los demás actores. Charlotte, Chiara y Benoît se quedaron impresionados con Catherine.

Como ocurre a menudo en sus películas, la naturaleza, los jardines, el bosque ocupan un sitio particular...

- Del mismo modo que los personajes deben encontrar sus intérpretes, me gusta que las escenas encuentren su sitio.

E
nseñaba Versalles en 'Adiós a la reina', y enseña los jardines de Las Tullerías en 'Tres corazones'. ¿Se filma una película de época del mismo modo que una contemporánea?...
-
No me planteo filmarla de forma diferente. Pero las distancias, los acercamientos y los ángulos no son necesariamente iguales. La luz no es la misma en el siglo XVIII que en el XXI, ni la forma de vestirse o de desvestirse. Pero siempre me he esforzado para que mis películas de época sean modernas. En cuanto a 'Tres corazones' , me empeñé en mantenerla anclada en el presente, con todas las señales del presente.

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