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INFORMACIÓN
Titulo original: The Dressmaker
Año Producción: 2015
Nacionalidad: Australia
Duración: 118 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de  12 años
Género: Drama, Comedia
Director: Jocelyn Moorhouse
Guión: P.J. Hogan. Basado en la novela escrita por Rosalie Ham
Fotografía: Philippe Rousselot
Música: David Buckley, John Ottman
FECHAS DE ESTRENO
España: 18 Marzo 2016
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Vértice 360


SINOPSIS

Una joven diseñadora en París regresa al pueblo que la vio nacer, en pleno desierto australiano, para reconciliarse con su madre y de paso intentar reparar el pasado que le persigue. Ni corta ni perezosa se dispone a transformar a las mujeres del lugar para así vengarse de quienes le hicieron daño de joven...

INTÉRPRETES

LIAM HEMSWORTH, KATE WINSLET, HUGO WEAVING, SARAH SNOOK, JUDY DAVIS, CAROLINE GOODALL, KERRY FOX, REBECCA GIBNEY, HAYLEY MAGNUS, BARRY OTTO

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   Cuando en el año 2000 se publicó la novela 'The Dressmaker', a la productora, Sue Maslin, el nombre de su autora, Rosalie Ham, le resultó familiar. "Fui al colegio con una tal Rosalie Ham, que resultó ser la escritora", explica. "Las dos crecimos en un pueblecito llamado Jerilderie, en la parte sur de Riverina, en Nueva Gales del Sur, y fuimos juntas a un internado en Melbourne. De pequeñas teníamos que coger un autobús que tardaba cinco horas y media en llegar a Jerilderie y que nos dejaba allí en medio de la noche para que nos recogieran nuestros padres".
  Sue leyó la novela y enseguida se enamoró de ella, porque reflejaba, sin nostalgias ni sentimentalismos, algo puro, sincero, divertido y trágico sobre lo que supone crecer en un pueblo pequeño, "la clase de lugar donde todos conocen todos los chismes de los demás y donde se toleran las peores maldades y excesos siempre y cuando no te consideren un forastero".

  Rosalie Ham cuenta que fue “a un taller de escritura creativa donde te decían: 'Vais a escribir como ejercicio una novela, que probablemente no veréis publicada porque casi nadie consigue que le publiquen la primera novela que escribe'. Así que pensé, muy bien, meteré de todo en la novela y 'todo' terminó siendo todos los grandes temas: la muerte, el matrimonio, la traición".

  Así es como nacieron Tilly Dunnage, su madre Molly y el pueblo ficticio de Dungatar. El personaje de Tilly está inspirado, al menos en parte, en la madre de Rosalie. "Mi madre vivía en Jerilderie. Se divorció y eso generó un cierto escándalo en torno a ella. A partir de ese momento tuvo que ganarse la vida como costurera. Vi el contraste entre ella, costurera, y las señoras acomodadas del pueblo, que lo único que querían era que mi madre les hiciera trajes maravillosos. Lo que pretendía en la novela era contrastar a Tilly, como alguien aparentemente inferior, pero en realidad increíblemente hermosa y superior, con los habitantes del pueblo", cuenta Rosalie. "Me encantaba la idea de que pudiera volver al pueblo después de muchos años y fuera como esa piedra que lanzas al agua y genera alrededor de ella unas ondas que se van alejando cada vez más. Era una idea que captaba algo con lo que me identificaba", añade.
  Conseguir los derechos de la película, sin embargo, resultó un poco más difícil. Sue recuerda que se puso en contacto con Rosalie, “porque estaba deseando saber si había alguna forma de que pudiera hacerme con los derechos de la película, pero, desgraciadamente, ya se lo habían asignado a otra productora. De todas formas, quedamos y volvimos a retomar la relación de nuestra infancia. Por aquel entonces, no hablamos de cómo convertir el libro en una película, porque ya tenía los derechos otra productora, pero empezamos a jugar al golf. Las dos jugábamos muy mal, pero no hay nada mejor que estar en un curso de golf con una novelista hablando de la vida, de la muerte y del universo. Un día Rosalie, dando vueltas a mi alrededor, me dijo: 'Los derechos de The Dressmaker salen a la venta, ¿te interesarían?' y yo le conteste algo así como: '¡¡¡SÍ!!!".

  Rosalie Ham tuvo que enfrentarse al miedo natural de todos los novelistas al ‘ceder’ su trabajo. Sin embargo, la renovada amistad y el entendimiento mutuo con Sue Maslin lo hicieron más fácil. "Cuando alguien viene y te dice que quiere convertir tu libro en una película, te parece fantástico, pero también sientes miedo de que lo cambien", explica Rosalie. "Sin embargo, Sue entendía perfectamente de qué iba el libro. Había visto Road To Nhill (que Sue Maslin produjo en 1997) y me encantó, porque reflejaba las relaciones entre los personajes de una pequeña comunidad, y también la naturaleza humana. Así que cuando venció la opción de compra de los derechos y Sue me preguntó si quería hacer la película, se convirtió un hecho consumado".
 
  "Necesitaba a alguien capaz de captar la delgada línea que separa la comedia de la tragedia –explica Sue-, ya que es algo esencial en la historia, y la persona a la que recurrí fue Jocelyn Moorhouse, sobre todo teniendo en cuenta su fantástica película La prueba, una obra divertida y triste al mismo tiempo que ponía de manifiesto la extraordinaria directora que es. Fui a Los Ángeles para verla y tuvimos una larga conversación sobre la película, pero me dijo que no estaba preparada para hacerla en ese momento".
  La perseverancia fue fundamental. Jocelyn Moorhouse recuerda que "le sugerí otros directores a los que podía recurrir, pero Sue no admitía un no por respuesta. Cada dos meses me preguntaba: '¿Sigues ocupada todavía?', así que terminé por leerme el libro y enseguida me enamoré de él. Empecé a obsesionarme entonces con llevarlo a la pantalla".
  Jocelyn se unió al proyecto no solo como directora, sino también como guionista. La autora, Rosalie, confiesa que “sabía que cuando cediera los derechos, tendría que dejar marchar al libro, que dejaría de ser mi proyecto. Cuando Sue mencionó que le gustaría que Jocelyn escribiera el guion, sabía que haría un buen trabajo porque conocía La prueba. Es una película que no se me olvidará nunca".
  Los temores naturales seguían existiendo, pero Sue y Rosalie fueron a Warragul a ver a Jocelyn, que estaba en casa de sus padres. Rosalie sacó un montón de libros que le habían servido de referencia para escribir The Dressmaker. El entusiasmo que mostró Jocelyn al hojear los libros y decir: "¡Dios mío! Mira ese vestido" o "Es maravilloso, es un twill, así es como lo hacen" llevó a Rosalie a comprender que estaba convencida y que sus ideas sobre los colores, los diseños o la historia seguían el espíritu del libro.

  "Cuando volvimos en coche a Melbourne desde Warragul", hace memoria Rosalie, "recuerdo que pensé 'Todo va a salir bien, será estupendo'". Sue Maslin asegura que "Rosalie ha sido nuestra piedra de toque. Le contó a Jocelyn lo que pensaba sobre los personajes, pero como una sugerencia, nunca fue algo forzado o impuesto en absoluto, confiaba plenamente en lo que estábamos haciendo".
  Jocelyn Moorhouse comenta que hubo muchas cosas que le llevaron a adaptar el libro. "La historia es en sí misma irresistible. Me encanta la venganza, la idea de lo que hace que una persona desee castigar a los malhechores por lo que han hecho en el pasado. Me encantaba el personaje de Tilly. Es una mujer fuerte que tiene un misterio en torno a ella y un pasado trágico. También me encantaba la relación madre-hija y la posibilidad de reunir a dos extraordinarias actrices en un duelo interpretativo fantástico. La historia de amor es muy hermosa y también triste y divertida, y tiene un carácter heroico en el plano emocional. Quería crear, tanto en el guion como en la pantalla, un ambiente de película del Oeste, un paisaje arquetípico, desolado e inhóspito en el que tenían que sobrevivir estas personas, pero al mismo tiempo hay mucho humor en todo esto y una cierta elegancia. Pretendía que tuviera los ingredientes de una fábula: un malvado pueblecito con un secreto intenta protegerse del ángel vengador que desciende sobre ellos".
  Cuando empezó la fase de elaboración del guion, a Sue Maslin le encantó el enfoque de Jocelyn, “tenía muy claro que si nos decantábamos únicamente por la comedia, podríamos caer fácilmente en la caricatura. Siempre que te enfrentas a una comedia, tienes que buscar un equilibrio del "pathos" para poder valorar cuáles son las emociones que mueven en todo momento a los personajes. Y Jocelyn entendía todo esto perfectamente. El nivel de detalle del guion es extraordinario, en muchos, muchos niveles.
  Recibí el guion y me senté a leerlo en mi mesita del salón", recuerda Rosalie. "Lo cogía de vez en cuando y lo hojeaba para asegurarme de que las escenas clave que quería que se mantuvieran estuvieran en el guion. Sue Maslin me telefoneó al día siguiente y me dijo: ‘Me estoy poniendo mala, no he tenido noticias tuyas desde ayer. ¿Qué te parece? Le dije: 'Es maravilloso, así que ¡adelante, haz la película!', pero no le confesé a Sue que no había leído el guion. Ya no era mío, era su proyecto y quería que me sorprendieran. No me agobiaba que pudieran hacer lo que consideraran necesario. Me preocupaba que siguieran estando los grandes temas y cuando supe que estaban, me puse muy contenta".
  Para Sue Maslin estaba claro desde el principio que no iba a ser una película de bajo presupuesto. Los decorados y el vestuario iban a ser de la época y no solo eso, sino diseños de alta costura de la época. "A esto se unía el hecho de que la película iba a ambientarse en el campo, cuidando de mil y un detalles, lo que suponía que iba a ser una de las películas australianas con un presupuesto muy alto".

  Para poder disponer de ese presupuesto, el reparto era fundamental. Sue y Jocelyn empezaron a pensar desde el principio en actrices de suficiente talla y tirón en la taquilla, y que tuvieran el talento y la variedad de registros que se necesitaban para interpretar a Tilly. Como la propia Jocelyn declara: "Desde que la vi en Criaturas celestiales, siempre he adorado a Kate Winslet y he deseado trabajar con ella. Cuando estaba escribiendo el guion y pensaba en quién podría interpretar a Tilly, Kate era mi preferida, por su fuerza, su belleza, su sensualidad y también por el hecho de que pudiera convertirse en un personaje tan complejo".

  Cuando Sue Maslin le envió el guion a Kate Winslet, Jocelyn recuerda que le dijo a Sue: "¿Cuál es el problema? ¿Que diga no? Pero también puede decirte que sí. En ese momento no éramos muy conscientes del tiempo que pueden tardar estas cosas, pero no nos importaba esperar y no le ofrecimos el papel a nadie más. Nos seguíamos preguntando si no deberíamos darnos por vencidas, pero no podía dejar de pensar en Kate Winslet interpretando el papel de Tilly, así que sugerí que siguiéramos esperando y, por fin, un día recibí un correo electrónico de Kate precioso y de lo más emotivo en el que me decía: 'Me encanta este personaje y sé cómo interpretarlo. Siento que la conozco. ¡Sí, voy a hacer el papel!"
  Kate Winslet recuerda: "la primera vez que leí el guion, lo que más me llamó la atención fue lo diferente que me parecía esta mujer de todo lo que había leído desde hacía un tiempo. Hay en ella una fuerza que es inquebrantable y casi agresiva en algunos momentos, porque tuvo que vencer muchas dificultes para poder seguir siendo fuerte y la persona que es. Además, es australiana y me encanta interpretar personajes que vienen de otros países. Lo que más me llamó la atención fueron los dungatarianos, que es como terminamos llamado a los habitantes del pueblo durante el rodaje. Su historia se desarrolla con un telón de fondo tan cómico, que la ironía de todo eso me impactó. Es una historia valiente, divertida, cómica, misteriosa y, en algunas ocasiones, extraña, con una intensa relación madre-hija en el centro de todo. En fin, que la combinación de todas esas cosas me enganchó".
  Al igual que Sue Maslin, Rosalie Ham y Jocelyn Moorhouse, DON MCALPINE, nominado al Óscar como mejor director de fotografía, creció en la Australia rural. Para Don, comprender el guion y dar forma a la realización visual de la película fue un proceso de absorción que comenzó años antes del primer día de rodaje.

  "Yo sabía que Jocelyn estaba escribiendo el guion dos o tres años antes de que comenzara la fase de producción", comenta Don. "Con la mayoría de las películas, llego tres semanas antes de que empiece el rodaje, pero no fue este el caso. Me encanta la forma de hacer cine de Jocelyn y P. J. Hogan, (marido de Jocelyn y director cinematográfico). He llegado a un punto de mi carrera en el que escojo los trabajos que pienso que me van a reportar algo a cambio y este es uno de ellos".
  La primera tarea de Don, y algo que encarecería aún más el presupuesto de la película, fue encontrar Dungatar...

  Dungatar no es un pueblo real, es el compendio de la maldad, podría estar en cualquier país del mundo y, a pesar de su imagen fantástica y habitantes excéntricos, surge de las profundas verdades sobre el comportamiento humano. "Es la clase de pueblo al que nunca desearías volver, lleno de personas malvadas y secretos horribles. Todo el mundo sabe algo de los demás y eso los mantiene a raya", asegura Jocelyn Moorhouse.

  Es un pueblo que surgió de la fértil imaginación de Rosalie Ham y que el equipo creativo tenía que recrear. Cuando se pusieron en marcha camino de Victoria y Nueva Gales del Sur para encontrar un Dungatar ya construido, no imaginaban lo difícil que iba a resultar. Sue Maslin recuerda: "El primer viaje lo hicimos solo Rosalie y yo. Nos subimos al coche y salimos de Melbourne con dirección al oeste, a los campos de Victoria. Llegamos hasta lo que llamamos Mallee y Wimmera, dos regiones en las que predominan las llanuras abiertas. Fuimos allí en primer lugar porque es el tipo de paisaje en el que crecimos".
  Había muchos pueblos con posibilidades, pero siempre había algo que hacía que no fueran perfectos para Dungatar. Cuando Jocelyn entró a formar parte del equipo, concretó: Dungatar tenía que ser un pueblecito en medio de la nada rodeado de un cinturón de campos de trigo, pero con una sola montaña tras él; esto era algo esencial para la historia. Sin embargo, era algo casi imposible de encontrar, porque el paisaje de estas regiones consiste en kilómetros y kilómetros de llanura y, si hay una montaña, hay otras muchas alrededor.

  Sue continúa: "Jocelyn y yo estuvimos buscando casi tres años. En esos viajes nos llevamos a Don McAlpine y a Roger Ford, el director de producción". Don McAlpine recuerda: "Viajé durante unas dos semanas con Jocelyn y P.J. Hogan en la parte de atrás de mi coche por toda Nueva Gales del Sur, fijándonos en todos los pueblecitos y confiando en que lo encontraríamos". En algunos de los viajes, se les unió el director de producción Roger Ford, que conocía a Jocelyn por haber trabajado juntos en la película de P. J. Hogan Peter Pan: La gran aventura, "seguro que encontraríamos un pueblecito todo lleno de ladrillo que no nos serviría, así que empecé a pensar que deberíamos construir el pueblo, que era la única forma de conseguirlo", comenta. “Al final decidimos que construiríamos el pueblo. Así que, evidentemente, lo próximo era encontrar una localización cerca de un lugar donde hubiera servicios. Me llevaron a ver tres localizaciones y después a otras dos más, pero las rechacé personalmente. Les dije que la montaña era demasiado escarpada; había algo no funcionaba".
  Y de pronto, Sue recibió una llamada del departamento de localización de Film Victoria, la agencia estatal de Victoria, para preguntarle si los localizadores de exteriores habían ido a los You Yangs, una zona de montañas bajas a unos 80 km al sur de Melbourne. “No, iremos y echaremos un vistazo” –contestó-, y fue increíble. Detrás de los You Yangs está el Centro de Biodiversidad Mt. Rothwell. Desde allí puedes subir a una elevación y de repente a tus pies se extiende una vasta llanura que se pierde en el horizonte. Es un escenario donde estaban la montaña y las llanuras, y lo más importante, nos proporcionó esos farallones de granito increíbles y esos árboles muertos y nudosos. Así que dijimos: 'Aquí es donde debería haberse construido Dungatar'. Lo malo es que yo había presupuestado que encontraríamos un pueblo, no que tendríamos que construirlo", declara Sue. "Así pues, supuso muchas conversaciones con Roger Ford, que tenía unas ideas geniales sobre cómo podríamos construir el pueblo, y después, por supuesto, salir a buscar el dinero para hacerlo".
  Jocelyn Moorhouse ensambló algunos moodboards y empezó a hablar con Roger Ford sobre cómo se vería el pueblo en la pantalla, y terminó simplificándolo de tal forma que recordaba a los cuadros de Russell Drysdale. Tenían que imaginar cómo se integraría en el paisaje o cómo sería la calle principal. Jocelyn se sentía segura: "Roger Ford es capaz de mirar a un lienzo vacío e imaginar todas las posibilidades que hay".
  Sue Maslin subraya: "No es un lugar corriente, proviene de una fábula y tiene que parecerse a las fábulas. Es un pueblo que ha conocido mejores días y está bastante deteriorado. Aquí es donde empezaba el trabajo del departamento artístico, porque todo estaba recién construido y tendríamos que envejecerlo para que pareciera decrépito y azotado por el viento".

C  uando vio el pueblo terminado por primera vez, Rosalie Ham recuerda: "Fue muy emocionante. Me bajé del autobús en Dungatar. Era un día de mucho viento, frío y deprimente y allí estaban las casas, el pueblo entero, era algo real. Me emocioné. Me asomé al porche de Molly y miré hacia la montaña y al resto del pueblo. Era perfecto. Recuerdo que me volví y señalando con la mano, dije: '¡Mira, Dungatar!'"

Reflexiones del diseñador de producción Roger Ford:

   "En primer lugar, tengo que decir que tenía referencias fantásticas de Jocelyn, la mayor parte de ellas sacadas de otras películas, de westerns como Conspiración de silencio y Sin perdón, y de los spaghetti westerns de Sergio Leone.
  Jocelyn quería que el público sintiera que Tilly Dunnage vuelve con un profundo deseo de venganza, como esos pistoleros que vuelven al pueblo. Quería que la película tuviera un toque de western, así que el pueblo tenía que ser sucio, feo y algo peligroso. Los colores tenían que ser apagados y tenía que haber por todas partes hierros oxidados y madera, una madera desgastada. No podía haber asfalto en la calle, una calle de gravilla áspera y sucia; así pues, el tener que construirla nos dio esa posibilidad.
  Conseguimos esa gravilla de color anaranjado, la esparcimos por la calle y el pueblo empezó a parecer un pueblecito mugriento de verdad.
  La época en la que nos basamos no fue la década de los 50, sino que retrocedimos un poco más en el tiempo, porque queríamos lograr el impacto de la llegada de Tilly de Europa con sus fantásticos trajes de los años 50 y el tremendo contraste con ese pueblo cochambroso. Por eso, conservamos los colores apagados y unas construcciones muy simples".
  Y para acentuar ese aspecto estilístico, el director de fotografía utilizó el gran angular de forma exagerada.

La directora Jocelyn Moorhouse comenta:
   "Una amiga mía diseñadora me dijo en una ocasión que la alta costura es un arma, y se me quedó grabado. Me gusta la idea de que una mujer sea capaz de usar sus dotes para diseñar una ropa que transforma a la gente que la lleva puesta y utilizar eso como un arma contra esas personas".
  El vestuario es un elemento esencial en La modista; es fundamental en cualquier película, pero aquí adquiere más importancia todavía. Rosalie Ham tenía los trajes en mente cuando escribió el libro en el que se basó la película: "La idea de la ropa como disfraz, como algo que sirve para tapar los defectos del cuerpo, era algo que quería explorar, pero, en este caso, acentúa los defectos de la gente, sentimientos como la vanidad o los celos; así que todo nace de ahí".
  La moda en La modista tiene que ver con los disfraces. Tilly Dunnage se aprovecha de las mujeres del pueblo y apela a su sentimiento de competencia y de vanidad. Las mujeres de Dungatar llevan mucho tiempo sin sentirse bien o guapas, por eso, es una forma de seducirlas y darles un falso sentimiento de esperanza. Tilly simplemente les da cuerda –o cinta– suficiente para ahorcarse. Les "descose las costuras", siguiendo el juego de palabras de Rosalie.

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