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SINOPSIS
Después de que el documental "Una verdad incomoda" nos mostrara el cambio del clima en nuestro planeta, ahora con esta nueva incursión en el tema se nos demuestra que estamos muy cerca de la verdadera revolución energética...
INTÉRPRETES
Documental con AL GORE, BARACK OBAMA, DONALD J. TRUMP
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AL GORE Y LA CRISIS DEL CLIMA: 10 AÑOS DESPUÉS...
En 2006, año en el que el vicepresidente Al Gore se convertía en el centro de atención de la película galardonada con el Oscar de la Academia UNA VERDAD INCÓMODA, tenía que decidir qué hacer con su vida, después de haber llegado a la proverbial encrucijada: trazar un nuevo camino después de la agotadora y controvertida elección presidencial que tuvo lugar en el año 2000, y que dio lugar a una decisión del Tribunal Supremo sin precedentes. Acosado por la necesidad de seguir adelante de una manera que tuviera sentido, Gore abandonó la escena política y siguió sus instintos y su corazón, lo que le hizo adentrarse en territorio ignoto. Se consagró en cuerpo y alma, dando todo lo que tenía, toda su energía, intelecto, impulso y voz, a una descomunal y abrumadora misión cuya llama ardía en su interior desde hacía mucho tiempo: enfrentarse a la cada vez más alarmante perspectiva de una crisis climática mundial que pudiera, literalmente, amenazar al futuro de la civilización humana.
En aquel momento, la propia crisis climática estaba en una encrucijada. Se estaba creando un consenso científico sobre cuáles serían los costes humanos, económicos y planetarios del cambio climático si nadie hacía un esfuerzo, por mínimo que fuese, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por el hombre. El público estaba empezando a tener conocimiento del gran alcance de la amenaza, y la industria de los combustibles fósiles estaba ofreciendo una seria resistencia.
Pero eso ya es pasado. Y en los 10 años que han transcurrido desde entonces se han producido muchos cambios.
La emotiva historia de lo mucho que se ha avanzado en la lucha contra el cambio climático, y de los motivos por los que Gore afirma en la actualidad que la inercia es imparable, forma el núcleo de UNA VERDAD MUY INCÓMODA: AHORA O NUNCA. La película parte en una nueva dirección, para convertirse en una visión desde dentro del cambio positivo que se está produciendo, al exponer cómo se ha enfrentado Gore a fuerzas implacables y de qué modo ha capeado decepciones, para acabar recuperándose y llenando de energía a una oleada de personas dispuestas a hacer lo que sea necesario para que una de las más trascendentales misiones de nuestro tiempo llegue a buen puerto.
Las profundas transformaciones que se han producido desde 2006 han tenido lugar tanto en el plano personal como en ámbitos globales. Gore se ha convertido en una figura que ha trascendido a la política como ninguna otra, que promueve ideas que van más allá de cualquier partido y de cualquier cargo; UNA VERDAD MUY INCÓMODA: AHORA O NUNCA, junto con otros medios de comunicación, ha logrado que el cambio climático quede imbricado en el propio tejido de la cultura actual; y cuando se trata de detener la implacable subida de las temperaturas, se presentan grandes conceptos en el horizonte. Está surgiendo a un ritmo sin precedentes una economía con una reducida huella de carbono, impulsada por tecnologías innovadoras y unas crecientes ventajas económicas. De hecho, en 2016 se alcanzó el punto máximo de la historia en inversiones en energía renovable en todo el mundo.
Cuando la desesperanza amenazaba con imponerse, han empezado a sucederse las acciones correctivas. El revolucionario Acuerdo de París de 2015 ha unido al mundo en la tarea de abordar la reducción de los gases de efecto invernadero. Los países en vías de desarrollo han soslayado las viejas redes energéticas ineficientes y los combustibles a base de carbón, y han abrazado las alternativas sostenibles. Lo que resulta aún más elocuente, Gore ha dejado de ser la voz aislada que hace un esfuerzo sobrehumano para captar la atención, y ahora es la voz más alta y más clara en una sinfonía de voces crecientes, de todas las naciones, de todos los ámbitos sociales y de todas las ideologías políticas, determinadas a llevar a cabo profundos cambios en un tiempo récord.
Todo esto queda reflejado en una película rodada con un emocionante estilo de “cine directo”, que echa abajo el muro existente entre el público y el tema abordado. Las cámaras siguen a Gore en una odisea a través de Groenlandia, India, Europa, Asia y por todo Estados Unidos, mientras siguen sus pasos por los pasillos del poder y las trincheras donde se encuentran los supervivientes, científicos, líderes inesperados y personas normales que han sentido la llamada para realizar acciones excepcionales, tienen lugar situaciones espontáneas, no guionizadas, que nos permiten comprender mejor su vida, nuestra época y la realidad que Gore afirma que no podemos pasar por alto: ahora que sabemos que debemos cambiar y que podemos cambiar, tenemos que hacerlo más rápidamente.
En palabras de la co-directora Bonni Cohen: “Este es el siguiente capítulo de la historia de la crisis del clima, en el que somos testigos de la aceleración del cambio y de la aparición de nuevas batallas. La pregunta ya no es si tenemos que cambiar o no, sino si estamos cambiando suficientemente deprisa o no. Eso es lo que impulsa a Al todos los días. Con esta película hemos tenido la oportunidad de narrar la historia de lo que Al ha seguido haciendo todos estos años. Después de UNA VERDAD INCÓMODA, Al no se durmió en los laureles. Se preparó implacablemente para crear un ejército de personas que trabajasen en las soluciones, incluso en los momentos en los que se daba una situación de bloqueo en la política estadounidense. Es como el Lorax, defendiendo al planeta a contracorriente, solo que ahora buena parte del mundo está de su parte.”
Para el productor Jeff Skoll, el filántropo, emprendedor social y fundador y presidente de Participant Media, que ayudó a abrir camino a la primera película, la necesidad de un segundo largometraje era imperativa. Skoll comparte sus recuerdos con nosotros: “En 2010, después de un viaje a la Antártica, estaba convencido de que teníamos que volver a narrar la historia de UNA VERDAD INCÓMODA, pero esta vez con un objetivo diferente. Al y yo le dimos muchas vueltas a la idea de una segunda parte durante varios años, aunque no fue hasta principios de 2014 cuando empezaron a converger tres elementos primordiales que cristalizaron en la oportunidad ideal para poner en marcha el proyecto.”
Prosigue: “El primero es que llegar al décimo aniversario de la película nos aportaba una especie de autorización para remontarnos en el tiempo y comprobar en qué había acertado la primera película y en qué podíamos habernos equivocado. En segundo lugar y mucho más importante, sabíamos que ahora tendríamos una historia optimista que narrar, y que las personas se sentirían inspiradas por saber que gracias a sus acciones, existen soluciones que ahora sí que están realmente al alcance de la mano. Hace 10 años, nuestro reto creativo consistió en exponer ante el público un enorme problema que muy pocos conocían o entendían. En esta ocasión, teníamos la oportunidad de volver a narrar esa historia, pero con un final inspirador, con soluciones reales y que se pueden alcanzar. Por último, la primera película sirvió de inspiración para que millones de personas comenzasen a actuar. Una nueva película nos daría la oportunidad de mostrar en pantalla a la legión de activistas a la que Al había inspirado a lo largo del camino. Y una década después, habría una nueva generación que cuando se estrenó la primera película era demasiado joven para comprometerse y que ahora estaría muy motivada para participar en este tipo de resolución de problemas sociales.”
UNA VERDAD INCÓMODA fue la llamada de atención que ha logrado que ahora se cuenten por millones los que son plenamente conscientes de la situación. El resultado es lo que ha dado en denominarse Revolución de la Sostenibilidad, una revolución que Gore considera que tendrá un impacto de transformación tan profundo en todos los aspectos de la sociedad humana como las Revoluciones Industriales y Digitales que la han precedido, forjando nuevos valores y principios a la vez que se promueve la innovación en los mundos del diseño, el descubrimiento científico, la tecnología, el comercio, las finanzas, la conservación, la comunidad y otros campos. “Tiene el alcance de la Revolución Industrial y la velocidad de la Revolución Digital”, afirma.
Estos cambios ya están teniendo lugar. El impactante mensaje de Gore en 2017 es que, al contrario de lo que afirmaban los detractores pesimistas víctimas de la desesperanza, el tiempo no se ha agotado. Si actuamos con decisión, de manera heroica, aunando más voluntades políticas, más inversiones inteligentes y más pensamiento creativo, desde este mismo momento, las barreras para resolver la crisis del clima se derrumbarán. Con este optimismo que sirve de motor para el avance, Gore cree que nos encontramos en una encrucijada trascendental: Es nuestra última oportunidad de rehacer nuestro mundo, que es único e irremplazable, para que pueda soportar y sostener a la humanidad y todo el entramado vital.
El codirector Jon Shenk afirma: “Una de las cosas que más me llamó la atención mientras hacíamos esta película fue que parece que el optimismo de Al no conoce límites. Todos los días vemos a personas a las que Al consigue conmover, hasta el punto de tomar la decisión de cambiar de vida, y eso nos ha conmovido a nosotros mismos. Como él mismo te dirá, la historia va mucho más allá de lo que él hace, se extiende a las empresas energéticas, a los funcionarios de la administración, a los líderes juveniles, a los artistas y a muchas más personas, que se esfuerzan en formar parte del cambio. Por eso nos pareció que era tan importante salir al mundo con Al y levantar el velo para poder mostrar todo lo que está pasando, cosas que normalmente no vemos que ocurren pero que tienen consecuencias de muy largo alcance.”
Para el productor Richard Berge, hay algo especialmente bello y esperanzador en el hecho de que la nueva película ofrezca más respuestas que la primera. “Lo que me parece más emocionante es que la película hecha hace 10 años era menos optimista que la actual”, afirma. “Ver que las cosas han cambiado tan rápidamente me ha llevado, a mí personalmente, desde una postura de honda preocupación a la confianza en nuestra capacidad para resolver esta situación”.
La productora Diane Weyerman, directora de Largometrajes Documentales de Participant Media, y productora ejecutiva de UNA VERDAD INCÓMODA, añade lo siguiente: “UNA VERDAD INCÓMODA nos puso en la senda del éxito para resolver esta crisis, pero todavía no estamos a salvo. Las alarmas siguen sonando a volúmenes cada vez más atronadores. Por ese motivo, tuvimos la impresión de que había dos historias que era necesario contar 10 años después: una, que había personas de todo el mundo que habían estado logrando cosas increíbles y, dos, que todavía había muchas más cosas que era necesario hacer y que unidos tenemos la esperanza de lograrlo. La urgencia es tan acuciante como siempre, pero lo que ha cambiado es una positividad real que no existía hace 10 años. Al, Participant y los cineastas teníamos el intenso sentimiento de que este era el momento para mirar adelante con renovada pasión y emoción.”
Skoll considera que la incesante perseverancia de Gore es en sí misma una fuente de fascinación e inspiración. “En UNA VERDAD MUY INCÓMODA: AHORA O NUNCA, se narra la historia de la bravura, valentía, resistencia y coraje de un hombre singular, con una capacidad sin igual para inspirar a los demás. Y después de todos estos años, no deja de sorprenderme haber sido capaz de descubrir nuevas cosas sobre mi amigo.”
Skoll prosigue: “El resultado: a lo largo de los 10 últimos años, entre estas películas, Al tuvo sobrados motivos para abandonar, y no lo hizo. Al perdió las elecciones presidenciales por un márgen mínimo, en las circunstancias más duras que quepa imaginar. Pero no abandonó. Al se enfrentó a una cultura de habladurías que promovía la política de destrucción sobre la política del servicio. Pero no abandonó. Al se ha reunido con críticos, escépticos, manipuladores, troles de twitter y negacionistas radicales. Pero no ha abandonado. Al ha luchado contracorriente, enfrentándose a una oposición cada vez mejor organizada y financiada. Pero no ha abandonado. Tenemos entre nosotros a alguien que se niega a ceder. Fue realmente uno de los primeros en comprender el peligro al que se enfrentaba nuestro planeta, y arriesgó todo, su reputación, su prosperidad, su seguridad, para colocarse en el lado correcto de la historia, y proteger nuestro único hogar. El trabajo que debe realizarse en este campo dista mucho de estar acabado, pero nunca he sido más optimista, puesto que creo que hemos avanzado mucho para garantizar que nuestro único hogar nos sobrevivirá, y prosperará. Y buena parte de mi optimismo surge del hecho de saber que Al Gore no ha renunciado, y no va a renunciar.”
CÓMO ACTUALIZAR UN FENÓMENO CULTURAL...
Son pocas las películas que llegan a tener la ocasión de penetrar en la cultura popular y alterar la conciencia pública. Sin embargo, UNA VERDAD INCÓMODA fue una de esas infrecuentes excepciones, absolutamente inesperada en su momento.
La película, dirigida por Davis Guggenheim, que asumió el enorme riesgo de que el público reaccionase ante lo que en esencia era la historia de un candidato presidencial fracasado con un mensaje de una catástrofe que se cernía sobre nosotros y un pase de diapositivas de contenido científico, pese a todo lo que cabía esperar, se convirtió en un éxito imprevisto, que sirvió de punto de inflexión catalítico. Nadie, ni siquiera Gore, había imaginado la masiva reacción que se iba a producir. No obstante, en cuanto fue proyectada, UNA VERDAD INCÓMODA empezó a provocar una conversación global, debate y elogios, así como también críticas virulentas, al convertirse en la representación simbólica del debate del calentamiento global tanto para partidarios como para detractores.
Tras su estreno, la revista Time dijo “UNA VERDAD INCÓMODA ha espoleado el debate sobre el calentamiento global más que ningún otro pronunciamiento en el pasado.” Un año después, una encuesta Nielsen / Oxford University descubrió que el 89% de los que habían visto UNA VERDAD INCÓMODA decían que había incrementado su concienciación sobre el cambio del clima y el 66% decían que había cambiado la forma de pensar sobre su existencia. Cuando Gore recibió el premio Nobel de la Paz en 2007, el Comité del Premio Nobel dijo que Gore “era probablemente la persona, individualmente considerada, que más había hecho para generar una mejor comprensión a escala mundial de las medidas climatológicas que era necesario adoptar.”
Desde un punto de vista cinematográfico, sin embargo, este éxito desproporcionado era una espada de doble filo. Significaba que cualquier cineasta que reviviese la historia tendría que enfrentarse a una situación que era precisamente la opuesta a la que tuvo que abordar la primera película: un legado extraordinariamente difícil de superar.
¿Había alguna historia tan espectacularmente acuciante que narrar una década después? El equipo de Participant Media, uno de los asociados de la primera producción, estaba seguro de que la respuesta a esa pregunta era un sí rotundo.
“Éramos perfectamente conscientes de que una segunda película tendría que conseguir destacar por sus propios medios a la sombra del enorme icono en el que UNA VERDAD INCÓMODA se había convertido”, dice Diane Weyermann. “Sin embargo, todos nosotros en Participant, y en especial Jeff Skoll, teníamos tanta confianza que dijimos, 'por lo menos tenemos que darle una oportunidad'. Veíamos el modo en que UNA VERDAD INCÓMODA había ayudado a poner en el mapa la cuestión de clima, pero también veíamos, a medida que pasaban los años, que el asunto había ido retrocediendo en la lista de prioridades políticas y ya no se hablaba tanto de él, ni con la misma sensación de imperioso apremio. Al mismo tiempo, me había mantenido en contacto con Al y sabía que estaba cada vez más ocupado, dando formación a más de 10.000 líderes climáticos. Teníamos la impresión de que esa era la historia... y cuando hablamos con Al, aceptó la idea con entusiasmo. Entonces, la pregunta principal era: ¿cuál es la mejor manera de narrar esta nueva parte de la historia?”
De acuerdo con Davis Guggenheim (que había pasado a rodar películas como A TODO VOLUMEN, ESPERANDO A SUPERMAN, y ÉL ME LLAMÓ MALALA) y con el equipo de producción de la primera película, Participant empezó a desarrollar la secuela. Guggenheim estaba comprometido con otros proyectos, por lo que se buscó una nueva voz, y se acabó recurriendo al equipo de Actual Films, una empresa de producción de documentales dirigida por el productor Richard Berge y el equipo formado por el matrimonio de cineastas Bonni Cohen y Jon Shenk, para idear un enfoque que destacase.
“Bonni y Jon son cineastas muy inteligentes, creativos y con un gran compromiso”, dice Weyermann. “Trabajar con ellos ha sido una experiencia increíble. El rodaje de esta película fue increíblemente complicado por una serie de razones y, no obstante, estaban totalmente libres de todo temor, con una visión muy nítida del lugar que ocupaban. Siempre se mostraban abiertos, siempre estaban dispuestos a asumir riesgos, y sin embargo, siempre eran capaces de llegar al fondo de las cuestiones, en el día a día, exponiendo la mecánica interna del mundo de Al. El mero hecho de seguir los pasos de Al es agotador, porque en esencia es como el conejito de Duracell, que no se para nunca. Hubo momentos difíciles, pero perseveraron y sacaron a escena sus voces artísticas en el proceso”.
Añade Jeff Skoll: “Bonni y Jon aportan una perspectiva radicalmente novedosa y una gran calidez a esta película”. Tienen una fascinante capacidad para fotografiar la realidad, y una humildad que es reconfortante encontrar en el mundo de la cinematografía. Esta no es la historia más sencilla para lograr una narración que capte el interés y pueda disfrutarse, pero ellos lo han conseguido. Equilibran dos líneas temáticas diferenciadas: la urgencia y el optimismo, a la vez que hacen que el espectador conecte con el lado humano de Al Gore. Ciertamente, no es una tarea sencilla adentrarse en una película que narra este tipo de historia, y tampoco es sencillo seguir el ritmo de Al y su frenética actividad. Bonni y Jon han hecho un trabajo fantástico en todos los frentes. También han establecido una magnífica relación con los miembros del equipo de la película anterior, que en esta ocasión han vuelto a implicarse como productores ejecutivos. Al combinar continuidad y nueva creatividad, hemos logrado una dinámica especial que se refleja en la película.”
El equipo ya se conocía, gracias a su película de temática climatológica THE ISLAND PRESIDENT, un laureado examen de la acuciante lucha que están librando las Islas Maldivas, el país del mundo con una menor altura respecto del nivel del mar, para sobrevivir a pesar del rápido ascenso del nivel del mar. Sin embargo, este proyecto se situaba en su propia categoría... y por un momento, la trascendencia del proyecto nos desconcertó.
“La primera película había sido, evidentemente, un éxito resonante imposible de repetir”, indica Richard Berge. “Así que llegamos a la conclusión de que la única manera de que la segunda pudiese llegar a funcionar exigía que encontrásemos nuestra propia dirección... y no tardamos en descubrir que había una historia que en la primera película no se hubiese podido narrar: la historia de lo que hicieron Al y otros para llevarnos hasta lo que, en la práctica, es un nuevo lugar en esta histórica lucha. También creíamos que teníamos la oportunidad de permitir que los públicos experimentasen algo que habitualmente solía quedar oculto a su mirada: que descubriesen cómo es la vida cuando eres un líder mundial que trata de movilizar a los habitantes de todo el mundo respecto de la cuestión más importante de nuestra era. Queríamos hacer una película que ofreciese un punto de vista sin precedentes al interior de la particularísima vida de Al: en la película podemos ver la rapidez con la que se mueve, lo que sucede entre bastidores, y las grandes aportaciones que hace y de las que normalmente no se habla.”
Berge prosigue: “Mientras seguíamos a Al, sucedieron cosas increíbles ante nuestros ojos. Fuimos testigos de sus intervenciones en Groenlandia, en la India, en las Filipinas, en París y por todo Estados Unidos, y pudimos ver la asombrosa dinámica personal que subyace tras lo que está tratando de lograr. Y en la película también se descubre cómo es cuando baja la guardia: una persona muy divertida y espontánea.”
Cohen y Shenk tuvieron su propia combinación de experiencias yin-yang cuando se les ofreció la oportunidad de rodar la película. Por una parte, estaba la pura euforia y alegría de narrar una historia tan vital, pero también había un sentimiento igualmente grande de aprensión por lo que suponía seguir las huellas del éxito de Davis Guggenheim. Lo que más les impresionó, sin embargo, era que, como cineastas dedicados a captar la cruda realidad del momento, tenían una oportunidad sin igual de reflejar unos momentos que, con toda probabilidad, serán retrospectivamente considerados trascendentales por las generaciones venideras.
Esto desencadenó un quijotesco esfuerzo por seguir a Gore como nunca antes había sido seguido.
Cohen continúa: “Cuando nos reunimos con Al y averiguamos todo lo que estaba haciendo, nuestros engranajes se pusieron a funcionar de verdad. Nos dimos cuenta de que hasta ese momento nadie había entrado con las cámaras en una sala con un personaje como Al Gore, para ver de qué manera, en la práctica, negocia, y enseña y aprende y de qué forma inspira constantemente a los demás, en un esfuerzo por seguir desarrollando este movimiento global”.
La pareja también se dio cuenta de que contaban con algunas ventajas que solo el tiempo podía haberles dado. Para empezar, no era necesario que comenzasen desde la casilla uno, para explicar en qué consistía el problema del clima, como había tenido que hacer UNA VERDAD INCÓMODA. A estas alturas, el fundamento científico básico está tan asentado, que el ABC de la forma en que los gases de efecto invernadero atrapan el calor es conocido hasta por los niños de pequeños en edad escolar. Se han conectado los puntos que unen las emisiones generadas por el ser humano con los glaciares que se derriten, los mares cuyo nivel aumenta, las violentas tormentas, las pertinaces sequías, las inundaciones catastróficas y los refugiados que buscan desesperadamente lugares más seguros para sus seres queridos. De hecho, un grupo de documentos científicos sometidos a examen por otros científicos ha sugerido que los efectos de los gases invernadero sobre los modelos climatológicos pueden estar desplegándose a una velocidad aún más rápida, y con unas consecuencias aún más graves, de lo que se calculó originalmente, en vez de lo contrario.
“Participant y Davis Guggenheim nos hicieron un regalo fabuloso, porque antes de UNA VERDAD INCÓMODA la cultura de masas tenía muy poco conocimiento sobre el cambio climático y la gente realmente no sabía cómo interpretarlo”, destaca Shenk. “Ahora somos los beneficiarios de todo lo que han logrado esa película y otras que la siguieron. En nuestra película ya no era necesario que volviésemos a repetir los elementos esenciales del fundamento científico, porque a estas alturas prácticamente todo el mundo los conoce. De esa manera estuvimos en condiciones de hacer exactamente el tipo de película que realmente queríamos hacer: una mirada analítica, sin artificios, centrada en la forma en que Al Gore está trasladando su movimiento a un nuevo nivel.
Una de las primeras de las muy numerosas cuestiones trascendentes a las que tuvieron que enfrentarse Cohen y Shenk fue la de decidir si iban a hacer frente directamente a las respuestas extremas que había generado la primera película. En 2006, la maquinaria de relaciones públicas de la industria de los combustibles fósiles se puso a pleno rendimiento para atacar de frente a UNA VERDAD INCÓMODA. Hubo algunos intentos por encontrar tres pies al gato del fundamento científico en que se basaba la película (buena parte del cual ha sido ratificado desde entonces), pero la mayoría de los ataques más viscerales se dirigieron personalmente al propio Gore como mensajero.
S henk señala que Gore estaba dispuesto a reconocer la encarnizada batalla que tuvo que librar el movimiento en aquel peligroso momento. “Empezamos a hablar sobre la cuestión a la manera de ROCKY II, como cuando empiezas una película con un protagonista que ha sido maltratado y golpeado, y no puedes evitar apoyarle en su esfuerzo por recuperarse. Por ese motivo comenzamos la película con una recopilación de fragmentos de entrevistas, en la que se pueden escuchar estos implacables ataques a Gore, y después empezamos a mostrar lo mucho que se ha avanzado desde aquellos días.”
Richard Berge añade: “No todo el mundo sabe hasta qué punto fueron vitriólicos los ataques que sufrió Gore después de la primera película. Por ejemplo, Glenn Beck llegó a compararle con Joshep Goebbels. Teníamos la impresión de que la mejor manera de abordar esta cuestión en la película era exponerla en los primeros minutos, y después pasar a otros asuntos. En la actualidad, el negacionismo de la crisis del clima ha cambiado bastante. Las empresas de combustibles fósiles ya no siguen diciendo que no está pasando; en vez de negarlo, ponen en tela de juicio que sea posible, desde un punto de racionalidad económica, cambiar a una velocidad suficiente para lograr un efecto positivo. Sin embargo, en el ínterin, Al ha elaborado una argumentación económica muy convincente que respalda la idea de que, en realidad, lo que no nos podemos permitir desde un punto de vista económico es no cambiar. El cambio ya está ocurriendo, y la inversión en energías renovables va a ser cada vez con mayor claridad la elección más inteligente.”
Cuando Cohen y Shenk empezaron a prepararse en serio para la producción, comenzaron a hablar con Gore sobre el tipo de acceso sin precedentes que tenían la remota esperanza de que fuese a concederles. La pareja de cineastas tenía auténtica pasión por rodar en el más puro estilo documental, siguiendo la tradición del cine directo de precursores como los Maysles, D.A. Pennebaker y Frederick Wiseman. Al permitir que la cámara fuese un testigo directo de lo que ocurría, captando porciones auténticas de la vida real, diálogos naturales y eventos que se producen sin manipulación por parte del director, la idea que subyace tras el cine directo es que puede poner de manifiesto la complejidad de las relaciones humanas de una forma tan emocionante y espectacular como la ficción.
La absolutamente infrecuente oportunidad de rodar a una figura histórica contemporánea como el exvicepresidente Gore en este tipo de realidad transparente y sin control previo era fascinante... aunque también estaba claro que no iba a ser sencillo.
“No creo que Al hubiese permitido esto hace 10 años”, confiesa Shenk. “El motivo de que decidiese depositar su confianza en el proceso fue que con UNA VERDAD INCÓMODA se convenció de que una película podía ser el instrumento perfecto para llegar a mucha gente. Nosotros pudimos aprovechar ese sentimiento positivo, y estamos muy agradecidos por ello. Pero teniendo en cuenta los mundos por los que se desplaza Al, hubo muchas dificultades orgánicas. Una parte de ser cineastas observacionales consiste en que hay que tener un plan, pero también hay que saber dejar que tus planes salten por los aires... ¡y eso ha pasado muchas veces en esta película!”
El dúo consiguió una panoplia destacablemente amplia de tomas. Sorprendentes imágenes que van desde escenas de lo más íntimo (Gore quitándose unos calcetines empapados de agua después de andar por las calles de Miami anegadas por el océano, o Gore subiéndose a un abarrotado vagón del metro de París para evitar el tráfico) hasta la demostración de su dominio de los medios (Gore hablando con la periodista del Miami Herald Jenny Staletovich, con Chris Hayes de MSNBC o con Vanessa Hauc, de Telemundo), o a sus relaciones con el poder (reuniones privadas con el Fiscal General de Nueva York Eric Schneiderman, con el Secretario de Estado John Kerry y con la Directora de Cambio Climático de la ONU, Christiana Figueres, entre otros), o sus intervenciones para llevar consuelo a los afligidos (Gore escuchando devastadoras historias de los supervivientes del tifón en Tacloban, en las Islas Filipinas).
Cohen recalca que ni siquiera la disponibilidad de Gore les garantizaba siempre un fácil acceso a lo que querían rodar. “Al siempre estaba por la labor, pero las cosas se complican cuando tienes que lidiar con los equipos de seguridad y cuando vas a estar presente en reuniones muy delicadas con otras partes que tal vez no contaban con ser filmadas”, explica. “Hubo constantes negociaciones y en ocasiones tuvimos que defender los motivos por los que creíamos que la cámara tenía que estar presente en situaciones en las que su presencia era claramente un obstáculo. En cualquier caso, tengo que decir que Al tiene un sentido innato sobre la narración de historias; en la mayoría de los casos, comprendía los motivos por los que queríamos que la cámara siempre estuviese presente.”
Durante todo el proceso Gore se mostró absolutamente franco en el terreno emocional: tanto respecto de sus reveses personales y sus insatisfacciones como sobre los motivos por los que continuaba luchando, aún después de haberse encontrado en numerosos callejones sin salida a lo largo de la última década.
“Costó algo de tiempo que Al se acostumbrase al estrecho seguimiento al que le sometieron las cámaras”, observa Berge, “pero la contrapartida fue inmensa, en cuanto a ofrecer una imagen de Al que no se había visto nunca. Una cosa es hacer una película en la que sólo te hacen entrevistas, y otra completamente diferente es hacer una película en la que se hace un seguimiento de todos los movimientos que haces. Esto era una experiencia completamente nueva para Al. Algunas personas pueden llegar a ponerse muy nerviosas ante esa situación, pero con Al nunca tuvimos ese problema. Lo asumió sencillamente como una parte más de lo que tenía que hacer.”
Weyermann añade: “Una de las claves esenciales consistió en crear confianza. Al estuvo por lo general por la labor con algunas excepciones ocasionales, pero Bonni y Jon fueron muy insistentes y no cejaron, y gracias a esa insistencia pudieron conseguir cosas que prácticamente con total certeza no hubiesen sucedido de no haber sido tan implacables.”
También resultó de gran utilidad el hecho de que Shenk y Cohen fueran expertos en hacerse casi invisibles cuando la situación lo exige. El propio Gore admite que en muchas ocasiones llegó a olvidarse de que las cámaras estaban presentes. Berge lo resume: “Bonni y Jon son unos fantásticos cineastas observacionales. Como cineasta, Jon tiene una mirada muy penetrante, pero es capaz de desaparecer en el entorno en el momento adecuado, de manera que prácticamente no eres consciente de que está allí con la cámara. Bonni es muy buena entrevistadora, y tiene un sexto sentido para los conceptos, que sirve de referencia cuando la situación se vuelve imprevisible. Contar con ambos, en lugar de con un solo director, ha aportado a la película una gran combinación de perspectivas.”
EL GORE QUE TRASCIENDE A LA POLÍTICA...
Una cuestión profundamente humana que reverbera bajo la superficie de UNA VERDAD MUY INCÓMODA: AHORA O NUNCA es hasta qué punto ha cambiado Al Gore desde 2006, y cómo se ha reconciliado con lo que, él mismo lo reconoce, fue el Plan B para su vida. Resulta difícil negar que al personaje le rodea un aura de tragedia con tintes casi shakespearianos, una sensación de promesa truncada de lo que podría haber sido. Sin embargo, parece que Gore ha dejado atrás cualquier lamento interior que pudiera haber tenido para aceptar con los brazos abiertos una función mucho más amplia y ambiciosa en el mundo, en su condición de auténtico Padrino del movimiento en defensa del clima.
Hoy en día, Gore se refiere a sí mismo como “político en vías de recuperación que se esfuerza por no tener una recaída”, pero Bonni Cohen y Jon Shenk le ven como un personaje ha sido capaz de trascender realmente a la política, centrado en lo que es moral, en lo que es decente, en lo que es posible, y no en lo que es políticamente conveniente.
Shenk afirma lo siguiente: “En ocasiones parece que el hecho de que ya no esté atrapado por la política partidista del día a día le ha liberado para ser más eficaz. En cierto sentido, puede que haya nacido para este tipo de lucha a escala mundial. Creo que una parte de él tiene la impresión de que nació para hacer algo en un nivel superior, y puede que ésta fuese su misión, y no la de ser Presidente. Ciertamente, ningún otro Vicepresidente ha tenido este tipo de carrera en el escenario mundial, de la forma en que la ha tenido Al. Su importancia como figura histórica sigue estando todavía en fase de desarrollo.”
La vida pública ha formado parte de la existencia de Gore desde su nacimiento, puesto que su padre era en aquel momento Representante en el Congreso de Estados Unidos por el estado de Tennessee, y no tardó en convertirse en Senador, y su madre fue una de las primeras mujeres que se graduó en la Facultad de Derecho de Vanderbilt, en la década de 1930. Después de prestar servicio en el ejército en Vietnam, y de comenzar una carrera profesional como periodista de investigación, el propio Gore se convirtió en congresista por el estado de Tennessee a la edad de 28 años, y después fue senador de Estados Unidos. A los 39 años presentó por primera vez su candidatura a la presidencia, antes de convertirse en Vicepresidente a los 44 años y desempeñar dicha función durante ocho años. Su interés por el clima tiene una trayectoria casi igual de dilatada. Tuvo conocimiento por primera vez de los crecientes niveles de dióxido de carbono cuando era estudiante universitario, y en 1981 organizó las primeras audiencias que se celebraron en el Congreso de Estados Unidos sobre esta materia. En 1991, publicó el libro La Tierra en juego, y se convirtió en el primer senador de Estados Unidos que entraba en la lista de superventas de The New York times desde John F. Kennedy.
Sin embargo, cuando su vida como figura y fuente de inspiración despegó realmente fue en el momento en que Gore dejó atrás la política y comenzó una trayectoria que le diferencia de cualquier otra figura política de los tiempos modernos.
Diane Weyermann ha sido testigo de esta evolución. “La época durante la que rodamos UNA VERDAD INCÓMODA fue tremendamente dolorosa para Al”, recuerda. “Había sido un defensor del medioambiente durante toda su carrera política, pero estaba empezando a darse cuenta de que podía estar en una situación privilegiada para provocar el cambio a mayor escala. Desde aquellos días iniciales he visto como se convertía en una persona más enérgica, más centrada y más resuelta a alcanzar sus objetivos. Su energía es contagiosa. Por otra parte, está claro que no tiene ninguna necesidad de hacer nada de esto, y por descontado, no en la medida en que lo está haciendo. Podría pasar sus días en su espléndida finca de Tennessee. Sin embargo, su deseo de servir proviene de lo más profundo de su ser y una vez que se ha comprometido con este asunto, ese compromiso no deja de crecer. Se ha convertido en una especie de agente secreto que trabaja de manera encubierta, haciendo todo lo que está a su alcance para que sigan pasando cosas.
La vida de Gore después de abandonar la política tiene pocos precedentes. Otros políticos han participado en diversas cuestiones de política pública, crisis sanitarias globales y resolución de conflictos internacionales, así como proyectos de derechos humanos en las décadas posteriores al abandono de sus cargos, pero no ha habido ninguno que se haya alejado de la política para convertirse en el líder de un movimiento global no partidista.
“Me costaría mucho pensar, o incluso crear, un personaje cinematográfico mejor que Al”, afirma Shenk. “Es verdaderamente una persona única en todo el mundo. Formó parte de esa extraña anomalía de la historia de Estados Unidos en medio de la cual perdió la Presidencia por una formalidad técnica, y después tuvo que poner en tela de juicio toda su vida y su futuro, y rediseñarlos. Desde pequeño había sido criado de acuerdo con el ideal de que el gobierno puede mejorar las vidas de las personas reales y eso era lo que quería hacer, pero tuvo que crearse su propio segundo acto.”
Shenk prosigue: “Ser testigo del personaje en el que se ha convertido Al diez años después es verdaderamente fascinante. Es posible que en la actualidad sea una figura aún más inspiradora de lo que podría haber sido de haber llegado a Presidente. La forma en que aborda esta cuestión en la película es verdaderamente conmovedora, cuando dice que tenía un plan detallado para su vida, pero la vida tenía un plan diferente para él. Eso se convirtió en uno de los temas subyacentes de la película: La noción de que no sabemos qué nos aguarda en la vida, pero podemos hacer que sea verdaderamente importante.”
En UNA VERDAD MUY INCÓMODA vemos a Gore trabajando sin prestar atención a las líneas partidistas o a las fronteras que separan a un partido de otro, puesto que el cambio climático no tiene en cuenta ninguna de esas cosas.
En una memorable secuencia, el peculiar alcalde republicano Dale Ross, de Georgetown, Texas, le da la bienvenida a su pueblo, que a pesar de ser una de las ciudades más republicanas de un estado muy republicano, acababa de convertirse en la primera ciudad de Texas que utilizaba un 100% de electricidad renovable. Aunque sería muy difícil pensar en una figura más diferente de Gore en cualquiera de sus aspectos ideológicos, Ross se muestra intensa y desafiantemente orgulloso de la actuación que ha tenido para ayudar a su pueblo a alcanzar el éxito. Su animada conversación con Gore es un recordatorio claro, envuelto en humor, de que existe la esperanza de conseguir una cooperación no partidista frente a esta amenaza existencial que se cierne sobre todos nosotros.
“¿No es cierto que tiene lógica desde el punto de vista del sentido común?”, pregunta Ross. “Cuantas menos cosas viertas al aire, mejor será. Sentido común; no hace falta un debate científico sobre esa cuestión.”
Bonni Cohen dice lo siguiente: “Nos encantó su relación, y es un magnífico ejemplo sobre la forma en que personas que son tan completamente diferentes pueden realmente colaborar. Una de las cosas a la que creo que reacciona la gente cuando está con Al es a su carisma, que parece provenir de su forma de ser tradicional. Es una combinación de humor, encanto y claridad ética. No es un tipo que tenga las características de un tertuliano de televisión o de una celebridad. Es una persona a la que le gusta ir al fondo de los asuntos y esforzarse y me parece que para mucha gente representa la época en la que los personajes que estaban en la vida pública trataban de unirse para abordar los mayores desafíos a los que se enfrentaba la humanidad.”
Gore también sigue manteniendo consultas periódicas con científicos que están a la vanguardia de la investigación sobre el clima. En UNA VERDAD MUY INCÓMODA la cámara le sigue hasta el Swiss Camp en Groenlandia, un enclave de belleza arrebatadora, sobrenatural, pero con un aura ominosa, donde el Instituto de Cooperación en la Investigación de Ciencias Medioambientales ha mantenido una estación de investigación desde 1990 para supervisar el movimiento de las placas de hielo. En este caso, Gore es informado por el Dr. Konrad Steffen de que la propia estación se ha derrumbado varias veces a lo largo de la última década, porque el hielo sobre el que está anclada se funde de manera precipitada. Estos científicos están siendo testigos de unos cambios marcados y asombrosos que se producen a gran velocidad y que muy pocas personas pueden percibir, y ese es uno de los motivos por los que Gore se ha sentido obligado a convertirse en su voz, trasladando su acuciante mensaje al resto del mundo.
Gore sigue ofreciendo sus incendiarias conferencias cargadas de humor acerca del cambio climático con una frecuencia de hasta tres veces semanales, y dirige periódicamente sesiones de formación para enseñar a otras personas cómo ofrecer sus propias conferencias. Poco después del estreno de UNA VERDAD INCÓMODA, Gore organizó su primer seminario de formación para lo que denominó su Fuerza de Choque de Líderes de la Realidad del Clima en su hacienda familiar de Carthage, Tennessee. Ese programa de formación se ha ido desarrollando y en la actualidad forman parte de él más de 10.000 hombres y mujeres de muy variados orígenes y creencias de más de 135 países, y en la película Gore aparece dando sesiones de formación en Miami, Houston, Beijing y Manila, entre otros lugares.
Richard Berge afirma: “Es increíble ver a Al dando estas charlas, porque son algo vivo, que respira, algo en constante adaptación, y que él cambia y reescribe literalmente 15 minutos antes de salir a escena, para introducir la información más reciente. Cada vez que pronuncia una conferencia es algo completamente nuevo y relevante. Le hemos visto dar muchas de esas conferencias durante el rodaje de la película, y podrías pensar que sería algo aburrido, pero lo cierto es que todas y cada una de ellas resultaron hipnóticas.”
EL CAMBIO CLIMÁTICO EN LA ACTUALIDAD...
La situación de la crisis del cambio climático a principios de 2017 es un ejemplo clarísimo de buenas noticias / malas noticias, pero tal vez lo más intrigante sea que las buenas noticias están contrarrestando el argumento de que no se puede hacer nada y de que la economía no es capaz de sostener la adopción de medidas para mitigar la contaminación que genera el calentamiento global. Al contrario, en la actualidad operan imperativos económicos que cuentan con apoyo popular y político y que llevan a dar un impulso mucho mayor a las tecnologías energéticas limpias que en el pasado zozobraban sin encontrar quien las defendiese.
Jon Shenk afirma lo siguiente: “UNA VERDAD MUY INCÓMODA muestra que es probable que estemos más cerca del desastre de lo que piensa la mayoría de la gente en su vida cotidiana, pero la película también muestra que todos los días se hace mucho, mucho más de lo que la mayoría de la gente cree que se está haciendo o percibe que se está haciendo. Creo que Al transmite con mucha claridad que tenemos una elección ante nosotros en este preciso momento: podemos abordar esta cuestión de una forma racional, con detenimiento y reflexión, o podemos reaccionar como pollos sin cabeza cuando la realidad choque con el ventilador... cosa que indiscutiblemente ocurrirá. La primera de esas opciones es incuestionablemente mejor, y las personas a las que Al convence lo entienden.”
Con unos riesgos que siguen creciendo, muchos de ellos sacados a la luz pública en UNA VERDAD INCÓMODA, el peligro está más claro que nunca y sigue planteando una creciente amenaza tanto para el sistema ecológico del planeta como para el bienestar de la humanidad:
• Las temperaturas siguen aumentando 2016 fue el año más cálido desde que se lleva un registro de temperaturas, y fue el tercer año consecutivo que obtuvo esa distinción. Por otra parte, los acontecimientos climatológicos extremos se han convertido en la regla más que la excepción. Hoy en día se producen de manera habitual jornadas de temperaturas máximas récord; la frecuencia de días extraordinariamente cálidos ha aumentado en un 150% en los 30 últimos años. Con ese aumento de frecuencia se han producido sequías que destruyen las cosechas e incendios arrasadores en regiones vulnerables. Las temperaturas del océano también están aumentando, puesto que el 93% del exceso de calor de la atmósfera de la tierra queda atrapado en los océanos, y eso provoca que se evapore más agua del océano hacia el cielo, y que después sea transportada a la tierra por los ríos atmosféricos. El resultado puede apreciarse en el acaecimiento de lluvias torrenciales más intensas y destructivas, y en las inundaciones sin precedentes que siguen a esas lluvias torrenciales. Las tormentas tropicales y los huracanes han provocado catástrofes masivas, con devastadoras pérdidas de vidas y daños económicos en todo el mundo, Estados Unidos incluido.
• Prácticamente la mitad de los principales glaciares del mundo se están fundiendo y el hielo del océano Ártico se reduce a gran velocidad; en noviembre de 2016 se produjeron pérdidas mensuales récord en las mediciones de la extensión del hielo marino Ártico como Antártico, mientras que sólo en Groenlandia se están perdiendo una media de 250.000 millones de toneladas de hielo cada año. La velocidad del cambio ha asombrado incluso a quienes se dedican a estudiar las complejas interrelaciones entre los glaciares, los océanos y la atmósfera. Es posible que no falte mucho tiempo para que en los veranos árticos no haya hielo, según los datos del National Snow and Ice Data Center. Cuando los espectaculares glaciares se funden en los océanos, la altura del nivel del mar sube en todo el mundo, poniendo a los millones de personas que viven en zonas de escasa altura respecto del nivel del mar en peligro de sufrir una inundación irrecuperable. Aunque la predicción de la velocidad de esa subida del nivel del mar no es una ciencia exacta, los investigadores más respetados afirman que las tendencias actuales indican una subida del nivel de unos dos metros durante este siglo en algunas partes del mundo, lo que modificaría los mapas de formas prácticamente incomprensibles, dando lugar a cientos de millones de refugiados por motivos climáticos.
• Los niveles de dióxido de carbono superaron el umbral esencial de las 400 ppm en marzo de 2015; la última vez que se alcanzaron estos niveles los seres humanos no existían. Los investigadores científicos han sugerido que los niveles de CO2 deben reducirse hasta niveles inferiores a las 350 ppm para evitar los impactos extremos más desastrosos de la crisis del clima. Sin embargo, en el año 2016, el 81% de la energía producida en el mundo seguía proviniendo de combustibles a base de carbono.
• Hay un sinfín de crisis internacionales que han sido científicamente vinculadas al cambio del clima, incluidas las pérdidas de biodiversidad, con una estimación del 25% de las especies de tierra firme en peligro de extinción para 2050 a causa de la reducción de su hábitat. La diversidad genética se está reduciendo entre las especies que no pueden adaptarse a la velocidad suficiente para afrontar las cambiantes temperaturas. Esta reducción de la naturaleza provoca unos costes asombrosos, no sólo de la calidad de la naturaleza sino también de sus equilibrios naturales. La rápida difusión de enfermedades pandémicas, desde la fiebre del dengue hasta el Zika, ha sido imputada a microorganismos infecciosos, y a los mosquitos y otros “vectores” que los transportan, que ahora se expanden por latitudes más elevadas. Entre otros efectos que cada vez influyen más en la salud humana cabe citar la malnutrición como consecuencia de las cosechas arruinadas y el aumento de las enfermedades pulmonares derivado de la mayor contaminación del aire.
• Los costes económicos del cambio del clima no dejan de aumentar; este año, el Foro Económico Mundial de Davos indicó que la crisis del clima es la mayor amenaza individualmente considerada a la que se enfrenta la economía mundial. En 2015, la ONU estimó que los daños relacionados con el clima habían desplazado a 15 millones de personas de sus hogares, empeorando en gran medida la crisis de refugiados mundial, lo que a su vez ha sido una importante fuente de tensiones económicas y políticas, que ha llegado incluso a desestabilizar el equilibrio político y económico en Europa. El ininterrumpido conflicto sirio, que ha desplazado a millones de personas, costado miles de millones de dólares y abierto de par en par las puertas del infierno, estuvo inmediatamente precedido por la peor sequía regional que se había sufrido en 900 años, que destruyó el 60% de las granjas sirias y mató al 80% del ganado de Siria. Durante ese periodo, 1,5 millones de refugiados por causa del clima se desplazaron a los centros urbanos, recrudeciendo las llamas del conflicto civil.
La imaginería de tintes prácticamente bíblicos que tienen las consecuencias del cambio climático aparece actualmente en los titulares periodísticos de todo el mundo que Gore sigue a diario. Se ha sentido conmovido por las imágenes, varias de ellas compartidas en la película, de una mujer caída en medio de una carretera que se funde literalmente a sus pies en la India, de habitantes de Lousiana salvados de una muerte segura por ahogamiento en el último segundo después de que sus coches fueran arrastrados por la inundación, de enormes campos de hielo que se desgajan entre estallidos de cristales de hielo a causa del repunte de las temperaturas en Groenlandia, de peces de alta mar nadando en las calles de Florida, de “bombas de lluvia” dignas de ciencia ficción que caen torrencialmente sobre Arizona.
En cualquier caso, ninguna de esas imágenes ha enfriado las convicciones, el entusiasmo y la esperanza de Gore. Es indudable que ese optimismo proviene, al menos en parte, de su temperamento. Es una persona que siempre ha creído profundamente en el potencial humano, que ha basado toda su existencia en torno a ese ideal y a los valores que engendra.
Sin embargo, el optimismo mostrado por Gore también está basado en los hechos. La acción sostenida y consistente ya ha generado unos resultados extraordinarios en materia de estabilización de las emisiones de origen humano. Gore destaca que aunque puede que existan poderosas corporaciones, intereses arraigados y taimadas fuerzas políticas que operen en dirección contraria, el poder de esas fuerzas no es absoluto. La creciente presión económica y pública está teniendo resultados visibles. El cronómetro de la crisis del clima no ha dejado de avanzar, pero la carrera para superar la crisis está en marcha.
Entre las historias de éxito rotundo frente al cambio climático de las que Gore ha sido testigo o partícipe recientemente destacan las siguientes:
• Por primera vez ciudades de todo el mundo están alcanzando el objetivo de emplear un 100% de electricidad proveniente de fuentes renovables, como ocurre por ejemplo en Rockport, Missouri, Greensburg, Kansas, Burlington, Vermont, Aspen, Colorado, Columbia, Maryland y Kodiak Island, Alaska, en Estados Unidos. Muchas otras se acercan rápidamente a ese objetivo. En varios países de Europa ha llegado a haber días en los que el 100% de sus necesidades de electricidad han sido satisfechas por fuentes renovables, principalmente eólicas y solares. Más de un tercio de la electricidad de Alemania está generado habitualmente por fuentes renovables. En muchos lugares del mundo, en la actualidad ya es más barato obtener electricidad de fuentes eólicas y solares que de combustibles fósiles.
• Las inversiones globales en generación de electricidad de fuentes renovables han superado en la actualidad a las inversiones en combustibles fósiles. La rápida expansión de las inversiones en energía solar y eólica, en tecnología de baterías y en vehículos eléctricos está reduciendo a gran velocidad la dependencia de los combustibles fósiles y ofrece una extraordinaria promesa de nuevos avances revolucionarios. Los mercados están dando la espalda cada vez en mayor medida a los combustibles fósiles y las empresas eléctricas han empezado planificar un futuro con una reducida huella de carbono que sea económicamente viable. Aunque la economía por sí sola no resolverá la crisis del cambio climático con la rapidez suficiente, las tendencias económicas lanzan un mensaje inequívoco: el futuro pertenece a las renovables.
• Las energías eólica y solar han superado todas las expectativas, con un crecimiento exponencial. En el año 2000, las previsiones eran que para el año 2010 en el mundo habría instalados 30 GW de capacidad de energía eólica. En 2015, la capacidad instalada multiplicaba esa cifra por 14. La energía solar ha superado las previsiones por un margen aún mayor. Las expectativas eran que para el año 2010 pudiese haber instalado un GW al año de energía solar. La previsión para el año 2016 multiplica esa cifra por 70. El coste de las células solares se ha reducido en un 85% en los 10 últimos años. En una cantidad cada vez mayor de regiones la energía solar ha alcanzado la paridad de la red, el punto en el cual el coste se iguala al, o queda por debajo del, coste de la electricidad de combustibles fósiles convencionales. Chile ha pasado de 11 MW de energía solar en 2013 a 400 MW de energía solar en 2014 y a unos asombrosos 850 MW en 2015, y se encuentra ahora en medio del proceso de incorporar 13,3 GW de capacidad de energía solar. Mientras tanto, en Estados Unidos, hay claros indicios de que el deseo público y la demanda de energía solar y eólica están aumentando; es la falta de acceso la que ha restringido un mayor crecimiento.
• La mayor expansión de los combustibles renovables se está produciendo en los países en vías de desarrollo. Los países en los que en la actualidad no hay importantes redes eléctricas ni infraestructuras basadas en los combustibles sólidos han aprovechado la oportunidad de lanzarse directamente a las tecnologías sostenibles, como la solar y la eólica. Algo muy similar a lo que hicieron esos mismos países cuando adoptaron rápidamente la telefonía móvil sin construir previamente una red telefónica por cable convencional. Si bien será necesaria la cooperación a escala global para que funcione, hay una gran oportunidad para que los países establezcan nuevos modelos de negocio que superen las metodologías desfasadas y reduzcan drásticamente las emisiones a la vez que se sigue promoviendo el desarrollo.
• El observatorio Deep Space Climate Observatory (DSCOVR), que fue lanzado en 2015, va a aportarnos datos climatológicos sin precedentes. Este lanzamiento fue un sueño hecho realidad para Gore, que en 1998 propuso por primera vez un satélite exclusivo que realizase un seguimiento de los cambios experimentados por el planeta. Ofrecerá panorámicas de la “canica azul” que es nuestro planeta, advertirá sobre tormentas solares y aportará datos que harán posible la elaboración de modelos de cambio climático más exactos y que aumentarán nuestra comprensión sobre el equilibrio energético del planeta.
• El Acuerdo de París de 2015, cuya elaboración requirió décadas de trabajo, se convirtió en uno de los mayores logros internacionales de nuestra época. En este histórico acuerdo, 195 países de todo el mundo, prácticamente todos los países de la tierra, decretaron que las naciones adoptarán rápidas reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero. Entre los objetivos destaca el de mantener las temperaturas en un nivel que suponga un aumento de no más de 2 °C respecto de los niveles pre industriales, a la vez que se hace un esfuerzo para que ese aumento no sea superior a 1,5 °C, o el de conservar los ecosistemas naturales como bosques y suelos que puedan convertirse en sumideros de gases de efecto invernadero, aumentar la escala del apoyo financiero a los programas de atenuación del cambio climático y de adaptación de energías renovables y promover que los países desarrollados ayuden a los países vulnerables a superar las pérdidas y daños derivados del cambio climático.
UN PASAJE A LA INDIA - DE CAMINO A PARÍS...
Cuando el equipo de UNA VERDAD MUY INCÓMODA empezó a seguir a Al Gore, Gore se estaba preparando para algo que había venido anticipando durante una gran parte de su vida: el acuerdo mundial más amplio sobre el cambio climático que se había alcanzado en la historia, que haría que prácticamente todos los países se comprometiesen a mantener la temperatura de la tierra en un nivel inferior a 2 °C sobre las cifras anteriores a la revolución industrial, umbral que muchos líderes han llegado a considerar como el objetivo más viable. (Aunque esa subida inferior a 2 °C puede tener considerables efectos globales, cualquier cifra superior a esa supondría incurrir en unos riesgos muy superiores de impulsar el sistema climático a un nivel que supusiera superar el punto de inflexión, más allá del cual las consecuencias catastróficas para la humanidad amenazarían con el final de la civilización.)
Antes de UNA VERDAD INCÓMODA se hacían comentarios en voz baja, deseando que un día llegase a forjarse un tratado global que protegiese al mundo del cada vez más claro impacto de los gases de efecto invernadero. En 1992, Estados Unidos y otros 196 países firmaron la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la primera que obligaba a los países a evitar la interferencia de origen humano en el clima, aunque carecía de aspectos específicos. En 1997, 192 países firmaron el Protocolo de Kioto, un compromiso para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta unos objetivos establecidos, pero Estados Unidos no llegó a ratificar el tratado. En 2009, la Cumbre de Copenhague sobre el Cambio Climático fracasó presa del caos y no pudo llegar a ningún acuerdo significativo.
Gore estuvo en todas ellas, pero como afirma en la película, “el mundo tuvo problemas para organizarse”, y aunque Gore no perdió la esperanza, sí que se enfrentó a la intensa y dolorosa frustración de no haber sido capaz de ayudar a que el proceso avanzase más rápidamente, a pesar de haber estado convencido todo ese tiempo de que podría haberse logrado.
No obstante, en 2016 la antiguamente soñada posibilidad acabó por convertirse en una emocionante realidad cuando el mundo ratificó formalmente el histórico acuerdo negociado a finales de 2015. Ocurrió durante la Cumbre del Cambio Climático COP 21 de Naciones Unidas en París, la mayor reunión de jefes de estado desde 1948. Se reunieron representantes de todos los países preparados para alcanzar un acuerdo global sobre el clima, por muchas noches en vela, reuniones a medianoche y sesiones de emergencia que hicieran falta. La nueva Directora de Cambio Climático de Naciones Unidas, Christiana Figueres, una portentosa diplomática costarricense que participó en uno de los primeros seminarios de formación en Liderazgo sobre Realidad Climática de Gore, se mostró decidida a alcanzar el éxito donde otras conferencias no habían estado a la altura de lo esperado y demostrar al mundo que iba en serio.
Nadie sabía que iba a ocurrir cuando llegó a la conferencia, y menos que nadie los cineastas. Nadie podría haber anticipado hasta qué punto la conferencia iba a ser una olla a presión, ni que fuese a haber un demoledor atentado terrorista en París dos semanas antes de la cumbre, ni que Gore fuese a desempeñar una función inesperadamente esencial en las negociaciones de última hora que permitieron alcanzar el éxito.
Durante los preparativos para la conferencia, Gore hizo un viaje a Delhi, en la India, que resultó ser muy oportuno desde el punto de vista cronológico, y allí se reunión con Piyush Goyal, el Ministro de Energía de la India, y con el Ministro de Medioambiente, Prakash Javadekar. Su intención era convencer a la India de que se uniese con entusiasmo a los otros importantes países en el compromiso de reducir las emisiones de carbono, en parte destacando los competitivos precios de la energía solar.
La India es el tercer país en la clasificación de principales emisores de dióxido de carbono (detrás de China y de Estados Unidos), por lo que es un elemento esencial de cualquier solución a la crisis del clima. No obstante, la India también se encuentra ante un grave dilema. El rapidísimo desarrollo económico del país durante las últimas décadas se ha basado principalmente en un combustible como el carbón, que suministra el 65% de la energía del país. Por otra parte, 300 millones de personas, en un país con una población de 1.200 millones de habitantes, siguen viviendo sin tener ningún tipo de electricidad en sus hogares.
Las esperanzas que tienen esos millones de personas de conseguir un futuro mejor dependen del crecimiento de la economía de la India, y de la creación de puestos de trabajo que puedan elevar los niveles de vida. Por lo tanto, en lo tocante a las presiones para reducir las emisiones de carbono, muchos políticos indios tienen la impresión de que se encuentran ante un flagrante ejercicio de injusticia. Después de todo, Estados Unidos construyó sus deslumbrantes ciudades y su prosperidad económica quemando carbón. ¿Por qué no deberían tener la India y otros países la misma oportunidad?
Tal y como indicó el ministro Goyal a Gore acerca de las inversiones en energía solar: “Yo haré lo mismo cuando hayan pasado 150 años. Una vez que haya empleado todo mi carbón. Una vez que haya conseguido puestos de trabajo para toda mi gente. Después de haber creado mi infraestructura...”
Gore es consciente y valora los argumentos sobre la responsabilidad histórica respecto del cambio climático, la necesidad de una mayor justicia, y la atención que debe prestarse a los cientos de millones de personas en todo el mundo que viven en la pobreza más absoluta. Pero también es consciente de que, sea justo o no, la India padecerá y tendrá que afrontar los destructivos efectos del cambio climático, y de que el país no cuenta con los mismos recursos que tienen los países más ricos para mitigar el sufrimiento derivado de las pérdidas y la destrucción. Si bien el pasado no se puede deshacer, en este momento Al está convencido de que los países en vías de desarrollo como la India podrían tener la opción real de desplegar las tecnologías de energía renovable de una forma mucho más rápida que los países en los que las industrias de los combustibles fósiles y las instituciones que las apoyan están firmemente arraigadas y ejercen una poderosa influencia en el campo político.
Gore señala el ejemplo de la telefonía móvil, que ha sido adoptada con una velocidad vertiginosa en países que nunca habían sido capaces de llevar la red telefónica por cable convencional a extensos y remotos núcleos de población. También señala el caso de Bangladesh, uno de los países más pobres del mundo que simultáneamente es uno de los mercados de energía solar de mayor crecimiento del planeta. En algunas zonas rurales de Bangladesh es algo habitual ver los mini-paneles solares más avanzados instalados sobre cabañas con techos de paja. Millones de habitantes de Bangladesh que nunca habían tenido conexión a la limitada red eléctrica nacional están ahora conectados a paneles solares.
Gore cree firmemente que los países como la India pueden hacer más, siempre que otros países estén dispuestos a cooperar con ellos. No obstante, también es consciente de que tiene que librar encarnizadas batallas con las dos partes para lograrlo. “En las reuniones con los ministros indios la situación llegó a ser bastante tensa, pero lo bueno para nosotros, como cineastas, es que en ciertos momentos las partes de la negociación se olvidaron por completo de que las cámaras estaban allí rodando. Es un testimonio inapelable de la destreza que tienen Bonni y Jon para rodar sin llamar la atención sobre su presencia”, afirma Berge acerca de las escenas rodadas en Delhi.
Con el paso del tiempo resultó que esa tensión fue aún mayor en la propia conferencia de París.
TRAGEDIA Y TRIUNFO EN PARÍS...
Dos semanas antes del inicio de la Conferencia COP21, Gore viajó a París, llevando a remolque al equipo de rodaje de UNA VERDAD MUY INCÓMODA. Tenía planificado despertar más atención entre el público con su 5º maratón de webcast anual de 24 horas de duración y un concierto titulado “24 horas de realidad” como parte de los preparativos para la conferencia del clima.
Sin embargo, cuando sólo habían transcurrido cuatro horas de la emisión el 13 noviembre, la conferencia en directo tuvo que suspenderse súbitamente. De repente, la ciudad se vio sumida en un espantoso ataque terrorista en el que hubo múltiples terroristas armados y bombas. Estos ataques acabaron cobrándose la vida de 130 personas inocentes, incluidas 89 que asistían a un concierto de rock el viernes por la noche en la histórica sala parisina Bataclan. Fue el ataque más mortífero que sufría la Unión Europea desde las bombas de los trenes de Madrid de 2004. Cuando comenzaron a llegar las noticias al mundo exterior, el corazón de la humanidad se detuvo ante la ignominiosa crueldad de los actos.
En medio del caos, en un momento en el que reinaba la confusión, los miembros del equipo de seguridad iban de un lado al otro y todo el mundo se lanzaba a Internet en busca de información actualizada sobre la tragedia que estaba teniendo lugar, Gore pronunció un discurso improvisado antes de suspender la producción. Visiblemente abrumado por la emoción, Gore conectó el creciente auge del terrorismo con la falta de criterios morales y habló sobre la imperiosa necesidad de que la gente se uniese y mostrase su profundo respeto e interés por el futuro.
Era uno de esos momentos que los cineastas de documentales no se esperan pero que siempre están dispuestos a captar: esos escasos segundos de espontaneidad en los que las personas muestran de qué pasta están hechas.
Bonni Cohen destaca lo siguiente: “En ese momento se aprecian con claridad los rasgos de liderazgo de Al. En medio de una crisis, es una de esas personas capaces de sobreponerse y crecerse. Era un momento espeluznante y sobrecogedor para todos, y Al fue capaz de reflexionar seriamente sobre lo que estaba ocurriendo y al mismo tiempo inspirarnos a todos a querer redoblar nuestros esfuerzos. En aquel momento no parecía un político ni un activista, simplemente un ser humano que mostraba su profunda sensibilidad y solidaridad.”
Richard Berge recuerda: “Al quedó profundamente conmovido por lo que estaba sucediendo, y todos nos dimos cuenta. Estábamos todos un poco asustados y confundidos, porque la policía nos dijo “no salgan de aquí, les tenemos rodeados”. En un primer momento, nos pareció muy lamentable tener que suspender la emisión, pero cuando descubrimos lo que estaba ocurriendo en la ciudad quedamos devastados. Cuando Al realizó la conexión entre el malestar y la inestabilidad existentes en el mundo y la necesidad de que nosotros contrarrestásemos ese descontento cuidando unos de otros, todos nos sentimos verdaderamente inspirados.”
A juicio de Diane Weyermann, que también estaba en París, este acontecimiento reveló una dimensión de Gore que le diferencia de los demás. “Evidentemente, Al es una persona con gran fundamento científico y que se basa en los datos. Sin embargo, en esta ocasión también se aprecia la profundidad de sus emociones y su capacidad para tocar la fibra sensible de los demás. Una de las cosas que creo que el público va a apreciar con más claridad en esta película es no sólo a Al Gore como fuerza global, sino también a Al Gore como ser humano.”
París y el resto del mundo seguían conmovidos por la tristeza y la ansiedad en el momento en el que la conferencia COP21 se puso en marcha el 30 noviembre, pero Gore tuvo la impresión de que el pesar unificado de tantas personas también podía convertirse en un acicate para emprender una acción sustancial. Se puso manos a la obra. No pasó mucho tiempo hasta que sus esperanzas, y las de toda la conferencia, tropezaron con un nuevo obstáculo: las conversaciones se bloquearon en el momento en el que la India argumentó que los países en vías de desarrollo tenían derecho a seguir el modelo de los combustibles fósiles para alcanzar la prosperidad.
En aquel momento Gore asumió un nuevo papel, a petición del Ministro de Asuntos Exteriores francés que presidía la conferencia, Laurent Fabius, y de la Directora de Cambio Climático de la ONU, Christiana Figueres, que no había sido revelado hasta ahora: el de negociador de último minuto que ayudó a convencer a la India de que podrían tener un acceso económicamente viable a la tecnología energética alternativa más avanzada.
En una secuencia cargada de auténtica intriga, suspense y maquinaciones políticas ocultas, y que tiene lugar con un telón de fondo de inundaciones mortales que anegan la importante ciudad india de Chennai, puede verse a Gore esforzándose por convencer a los prestamistas para presentar una forma de ampliar los créditos concedidos a la India para adquirir tecnología de energías renovables. Posteriormente, en julio de 2016, el Banco Mundial anunció la concesión de financiación por importe de mil millones de dólares destinada a apoyar y acelerar los planes de la India para construir una avanzada infraestructura solar y llevar al mercado las tecnologías solares e híbridas.
Sin embargo, en medio de la crisis, cuando más se necesitaba un incentivo, Gore planteó una gran idea que ayudó a salvar el escollo: un acuerdo con SolarCity, el mayor proveedor estadounidense de productos y servicios de energía solar.
En una conferencia que no se hizo pública con Lyndon Rive, consejero delegado y cofundador de SolarCity, Gore propone que la empresa intervenga de manera heroica anunciando que cederá su revolucionaria tecnología de células solares a la India, gratuitamente, satisfaciendo de esa manera su exigencia de acceso a la tecnología occidental.
Cohen y Shenk ya estaban muy familiarizados con las tensiones sin resolver entre los países desarrollados y en vías de desarrollo a cuenta del cambio climático; una cuestión que se manifiesta con claridad en THE ISLAND PRESIDENT.
Shenk afirma lo siguiente: “Se trata de uno de los dilemas centrales del mundo del cambio climático: a medida que aumenta el número de países que aceptan evolucionar hacia la energía sostenible, ¿quién se va a encargar de asumir el coste? Cuando la India afirma que ellos no han provocado el problema y que no entienden por qué deberían pagar para resolverlo, plantean un argumento muy convincente. Pero al mismo tiempo, en este momento ya no hay elección, y esa es la realidad que intenta transmitir Al. Estamos todos a bordo del Titanic y podemos quedarnos sentados en el buque y discutir sobre quién ha creado la situación mientras avanzamos directos hacia el iceberg, o podemos tratar de cambiar la dirección del buque.”
La concertación se impuso en última instancia en París, cuando el ministro indio Javadekar anunció la decisión trascendental de la India de firmar el acuerdo con las siguientes palabras: “Acabamos de escribir un nuevo capítulo de esperanza en las vidas de 7000 millones de personas del planeta”.
EL CINEMA VERITÉ CONOCE AL CAMBIO CLIMÁTICO ...
A pesar de la vital trascendencia que UNA VERDAD MUY INCÓMODA tiene para la historia de la crisis del clima, los cineastas Bonni Cohen y Jon Shenk también estaban decididos a realizar una obra cinematográfica por derecho propio. Al encontrarse ante la oportunidad única de seguir a Gore de manera íntima, percibieron la ocasión de ofrecer al público una absorbente y cautivadora experiencia de los pormenores del cambio global que sería imposible que la mayoría de las personas pudiesen ver en acción con tal grado de cercanía. La película está estructurada de modo que transmite la sensación de que el espectador está presente en la escena, pero lo más destacable es que se está presente en un momento que podría estar marcando el rumbo de los acontecimientos futuros.
“Para mí, las partes más satisfactorias de esta película son los momentos absolutamente inesperados de cruda realidad”, afirma Shenk. “Es la trayectoria desconocida que se manifestó cuando Al fue a la India, después fue a París, estuvo presente en París durante los ataques terroristas y durante la conferencia de París, y acabó manteniendo una nueva reunión con la India. No hay muchas oportunidades de ver cómo se lanza un guerrero moderno a librar una batalla, con todo su conocimiento y capacidades, y de ser testigo de su éxito en directo... y eso es lo que pudimos ver mientras rodábamos esta película. Ser testigo de algo así en el momento en que está ocurriendo es algo extraordinario.”
Para Cohen y Shenk hubo dos fases igualmente importantes en la película: el propio rodaje, que exigía una gran sensibilidad hacia lo que estaba sucediendo en cualquier estancia en la que estuviesen presentes con Gore; y el montaje y edición, durante los cuales unieron enormes cantidades de metraje siguiendo una línea emocional que exploraba el proceso de evolución experimentado por Gore para superar la frustración y apasionarse hasta la hiperactividad con la crisis del cambio climático. Para mantenerse a la altura del constante movimiento de la vida de Gore, la pareja decidió hacer algo que nunca habían hecho antes: empezar a montar la película sobre la marcha. Cuando no estaban rodando, se dedicaban a tareas de montaje, y viceversa.
“De esa manera el montaje fue lo más eficiente que era posible en un proyecto de este alcance, pero aún más importante es el hecho de que nos permitió reaccionar en el rodaje ante lo que estábamos viendo en la sala de edición día a día,” afirma Shenk. “Para nosotros fue una manera muy interesante desde un punto de vista artístico y creativo de dar forma a la película mientras la estábamos haciendo.”
Mientras montaban la película, tuvieron que adoptar la importante decisión de si debían o no incluir escenas de las presentaciones públicas que daba Gore, y que habían conformado el núcleo de la anterior película, UNA VERDAD INCÓMODA. “No queríamos que las charlas de Al fueran el eje sobre el que pivotaba esta película”, explica Cohen. “Pero teníamos la sensación de que se podían utilizar como piedra de toque. Mientras le seguimos por todo el mundo, sus charlas y conferencias son una forma de volver una y otra vez a estos hechos concretos y esenciales sobre lo que está ocurriendo en este momento con el clima. En la película ves cómo extiende todos estos diferentes tentáculos para conseguir que pasen cosas, y después también puedes ver cuál es el fundamento de todo. Ofrece una idea sobre la forma en que se combinan el conocimiento y la acción.”
Recrear la vida diaria de Gore planteó un nuevo desafío en la sala de montaje, donde se confiaba en poder hacerse eco del ritmo implacable y un frenesí digno de una montaña rusa, que nos lleva a ver a Gore en un momento enfundado en un equipo de protección para bajas temperaturas hablando en medio de un glaciar sobre la ciencia del hielo con glaciólogos, para en el minuto siguiente verle en la parte de atrás de un coche centrado en sus investigaciones mientras se dirige a una conferencia, para pasar a ver cómo se hace el nudo de la corbata en solitario en su habitación del hotel antes de una reunión con los líderes mundiales en París. “Su vida es realmente así”, dice Diane Weyermann, “y la película te permite entrever esa realidad.”
Para captar todo eso con dinamismo y de manera atractiva, Cohen y Shenk cooperan estrechamente con un equipo de montaje compuesto por Don Bernier y Colin Nusbaum. Bernier, que también había colaborado con Cohen y Shenk en AUDRIE & DAISY, ganó un Emmy por el montaje del documental de televisión THE BOTANY OF DESIRE, basado en el bestseller de Michael Pollan, y ha cosechado excelentes críticas por su reciente trabajo en el documental de Banker White sobre el Alzheimer, THE GENIUS OF MARIAN. Nusbaum rodó y montó THE SHEIK AND I, y recientemente ha montado TO THE EDGE OF SKY, que narra la lucha librada entre padres y la FDA en torno a nuevos medicamentos para tratar la distrofia muscular.
“El montaje aportó mucho al proceso creativo”, dice Cohen. “Tras el montaje contamos con un equipo verdaderamente maravilloso que nos ayudó a dar los toques finales a la película, como nuestro compositor Jeff Beal [HOUSE OF CARDS, BLACKFISH] y Scott Grossman, que realizó un gran trabajo con la animación y los gráficos. Con este equipo la película pudo crecer y cambiar, casi como si fuese una película de ficción, en vez de un documental”.
A lo largo de un rodaje que frecuentemente era imprevisible, el equipo tenía la impresión de que se apoyaba en todo momento en una base sólida, gracias al apoyo que recibían de Participant y, en especial, de Diane Weyermann. Shenk afirma lo siguiente: “Trabajar con Diane ha sido una experiencia auténticamente increíble, damos gracias a Dios todos los días por haber contado con su colaboración. Es una de las mentes más maravillosas que he encontrado en el mundo cinematográfico y ama tanto el cine como la propia vida. Además, tenía los recursos necesarios para confiar en nosotros cuando necesitábamos que confiasen en nosotros, para protegernos cuando necesitábamos que nos protegiesen y para alzar la voz en nuestra defensa cuando era eso lo que necesitábamos.
Richard Berge, de Participant, comenta: “Una de las cosas que consigues cuando trabajas con Participant y que no suelen tener la mayoría de los documentalistas son sus increíbles recursos. Saber que hay tantas personas en la empresa que se esfuerzan para conseguir que la película salga lo mejor posible es realmente estimulante.”
En el momento en el que la postproducción se acercaba a su final, tuvo lugar otro evento de rápida evolución que alteró el contexto de la película: La elección de Donald J. Trump a la presidencia de Estados Unidos. Trump había afirmado que el cambio climático no era importante durante la campaña política, y sugirió que tal vez no se adhiriese al Convenio de París, aunque sus posiciones oficiales sobre el cambio climático están aún por ver. El 5 diciembre 2016 Gore se reunió con el presidente electo Trump para comentar cuestiones sobre el clima, indicando que tenía intención de seguir avanzando con Trump, a pesar de que no sabía qué resultados se alcanzarían al final.
“Hablamos mucho con Al después de las elecciones y descubrimos que para él no había cambiado nada en absoluto”, afirma Cohen. “Sigue siendo el eterno optimista, y su compromiso personal le exige seguir avanzando hacia adelante, sean cuales sean los obstáculos que puedan aparecer. Está tan convencido como siempre de que el único comportamiento económicamente racional será apoyar las tecnologías sostenibles y que este proceso continuará, y que de hecho está continuando claramente, en todo el mundo, a pesar de los cambios de liderazgo que se produzcan.”
Jeff Skoll, al igual que Gore, considera que los resultados electorales no hacen sino subrayar la necesidad de seguir avanzando con velocidad, optimismo y determinación. “El cambio de liderazgo político influirá, indudablemente, en la dirección que sigamos en el futuro para dar forma a la revolución de la energía limpia”, reconoce Skoll. “Por muy desalentadoras que hayan sido la retórica y las acciones de la reciente política de Estados Unidos, no hay nadie en este mundo que por sí solo pueda deshacer el impulso acumulado por la transición hacia una economía de energía limpia.”
“En esta ocasión los mercados están de parte del planeta”, señala Skoll. “Sean cuales sean tus preferencias políticas, es todo un espectáculo ver cómo la visión de una energía limpia, segura, económica, asequible, renovable, une a la gente. El último año, la energía solar generó más puestos de trabajo que la producción combinada de electricidad usando como combustible el carbón, el gas y fueloil. Sigo siendo optimista respecto al futuro de nuestra energía limpia, porque tiene sentido económico, y cuando las cosas tienen sentido económico, se suelen adoptadar rápidamente. Simultáneamente, tenemos que mantenernos alerta, emprender acciones y conectar con personas de todos los ámbitos sociales para promover esta cuestión. Tenemos que seguir luchando como si nuestro planeta dependiese de ello”.
Si hay en UNA VERDAD MUY INCÓMODA una imagen destacada que pueda encapsular el lugar que Gore ocupa en el mundo en el año 2017, Cohen tiene una idea de cuál puede ser.
“Tuvo lugar mientras rodábamos en el Glaciar Russell, en Groenlandia. Estábamos solos nosotros con Al, así que nos acercamos al borde de este caudaloso río ártico. Recuerdo que Al se quedó allí un rato, fijándose en todo lo que le rodeaba, el hielo desgajándose y el río fluyendo hacia el océano... y después dijo que podía apreciar que el glaciar cada vez se derretía más rápidamente, que era peor que la última vez que había estado allí. Se podía apreciar que estaba sobrecogido, como si estuviese viendo esta realidad por primera vez, y de repente, ese sobrecogimiento se transformó en resolución. Ese momento fue una cristalización de auténtico poderío, manifestado en la persona que miraba de frente a la inmensidad del glaciar, y parte de la belleza de ese momento era que no estaba atemorizado. Estaba decidido.”
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