INFORMACIÓN EXCLUSIVA
CARTA DE INTENCION DEL DIRECTOR...
La decisión de dirigir esta película me vino de una manera muy natural. Surgió a raíz de una reunión con John Ortiz, con quien iba a compartir cartel, y Bob Glaudini, el guionista. Nos habíamos reunido para hablar de la película y, al hilo de la conversación, John sugirió que me encargara de la dirección. En un principio, la idea de esta doble responsabilidad me intimidó un poco. Sin embargo, finalmente, esta opción me pareció que estaba más que justificada por mi extensa experiencia artística con John y Bob en la compañía de teatro LAByrinth, donde yo me encargaba de la dirección desde hacía diez años. Fue así como la aprehensión inicial se transformó rápidamente en un apetito entusiasta.
Varios aspectos de esta historia predominaban en el enfoque que yo quería proponer para la película. Sentía un deseo muy fuerte de dirigir mi mirada hacia un medio poco descrito, el de los trabajadores comunes de Nueva York. Vivo en esta ciudad desde mis tiempos de estudiante. Para mi, codearme cada día con personas que proceden de entornos muy distintos, con ocupaciones muy diversas, es una fuente inagotable de inspiración y creación artística. Para la película, tuve el privilegio de estar rodeado de un equipo excepcional. Todos se implicaron peronalmente en esta búsqueda de la representación perfecta de la belleza visual y la atmósfera característica de la ciudad de Nueva York, tanto en sus barrios modernos como en las zonas más antiguas.
Asimismo, quería preservar el misterio que esconde el argumetno, la auténtica naturaleza de lo que viven los personajes. Mantener tal misterio solo era posible conteniendo algo. Era importante no mostrar demasiado. Cuando Clyde ve a Cannoli en el restaurante, solo hay que sugerir la pena en su rostro, para no desvelar lo que la película revelará más adelante. Es este cúmulo de detalles lo que llega a los espectadores por oleadas sucesivas y lo que carga al film del impacto emocional que se vive, espero, en el desenlace. Resumiento, se podría decir qu "Una cita para el verano" es una película sobre las relaciones humanas, las esperanzas y los miedos que nos invaden ala hora de abrirnos a otra persona, de regalarle nuestra confianza, así como de todas las barreras que a veces construimos para evitar comprometernos con el otro. Y digo "construimos" porque estoy seguro de que los espectadores no se sienten lejos de los personajes, de que no sienten la tentación de juzgarloss ni enmarcarlos en un tipo determinado de persona con un tipo determinado de comportamiento. Por el contrario, he tratado de manterner un vínculo estrecho entre todos los personajes y nosotros, los que los observamos. He querido que lo vivido por cada uno de ellos se perciba como una experiencia íntima, verdadera, familiar para cualquiera que, al menos una vez en la vida, haya sentido la tubación vertiginosa, la compleja belleza y la felicidd inesperada del enamoramiento.