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NOTAS DEL DIRECTOR...
En la vida diaria no solemos pensar en las habitaciones o en el espacio que nos rodea, tanto si observamos como si nos observan, ya que estamos demasiado ocupados con nuestras tareas y pensamientos cotidianos. Pero cuando llega el momento de describir a un ser humano y su existencia, nos damos cuenta de la importancia del espacio. El espacio que le rodea describe su destino y su fortuna, su situación en la vida.
Uso el vocablo “habitación” en el sentido más amplio de la palabra, tal como se entiende en sueco; es decir, como espacio personal, con lo que puede existir tanto dentro como fuera de la casa. No podemos escapar de esa “habitación”. Es posible escoger en qué habitación vivir y, hasta cierto punto, cambiarla de acuerdo con nuestras preferencias. Este espacio nos sigue y revela nuestras ambiciones. Pero en la mayoría de los casos, nos encontramos dentro de una habitación que no controlamos en absoluto. Casi nunca acabamos en un espacio por voluntad propia.
Nuestro ambiente, nuestra “habitación” indica nuestro lugar en la sociedad y en la historia; las condiciones de nuestra vida, de nuestra existencia. Es el resultado de un proceso histórico en el que la influencia de nuestra voluntad tiene menos importancia de lo que nos gusta pensar.
En fotografía, pintura, instalaciones, la comprensión del espacio siempre ha sido obvia, y también ha servido para que nazca una mezcla de disciplinas. El cine, sin embargo, hace tiempo que abandonó el espacio a favor de un narcisismo no-histórico y seudosocial. Por algo se sigue asociando el cine con una “factoría de sueños”. El espacio define al hombre y revela los valores y condiciones de los sueños que tenemos. El espacio dice la verdad. No siempre lo vemos ni lo oímos; tradicionalmente, se ve y se oye aún menos en las películas.
LOS PERSONAJES:
“Si existe un hilo conductor entre los personajes, es su vulnerabilidad. Están muy expuestos a la vida diaria. Incluso el Rey es vulnerable aunque, según la Constitución, solo tenga que responder ante Dios. La sumisión de los que le rodean es absoluta. Muchos de los personajes tienen miedo a hacer el ridículo, lo que no significa que puedan evitarlo”.
SAM y JONATHAN:
Estos dos vendedores de artículos para fiestas han formado una amistad basada en la oposición. Ambos viven en un albergue que recuerda bastante a una institución social. El negocio no va bien y discuten sin cesar. Sam es el más fuerte de los dos, y a menudo demuestra una total falta de consideración hacia su socio Jonathan, un hombre sensible y frágil ante los ataques de la vida cotidiana. Sam y Jonathan están en el centro de la historia y son testigos de las experiencias de los otros personajes.
LA PROFESORA DE FLAMENCO:
“Me pareció importante que la persona que enseña flamenco fuera una mujer. Las mujeres también cometen abusos sexuales, aunque este caso no es así. La escena trata sobre todo del deseo. Mi objetivo era mostrar hasta dónde puede la gente llevar la gente el deseo, incluso en público”.
CARLOS XII DE SUECIA:
El joven e intransigente rey sueco (1697-1718) al que póstumamente se llamaría “el último de los vikingos” se encuentra en situaciones triviales camino y de regreso de Poltava, Rusia. Aquí se le ve de una forma poco habitual para un conquistador. Enseña un perfil más sensible y universal.