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SINOPSIS
Los X-Men libran una batalla por la supervivencia de la especie en dos periodos de tiempo diferentes. Los personajes originales de la trilogía unen sus fuerzas con ellos mismos años atrás en una batalla épica que deberá cambiar el pasado para salvar el futuro...
INTÉRPRETES
PATRICK STEWART, IAN McKELLEN, JENNIFER LAWRENCE, MICHAEL FASSBENDER, NICHOLAS HOULT, HUGH JACKMAN, PETER DINKLAGE, EVAN PETERS, JAMES McAVOY, ELLEN PAGE, ANNA PAQUIN, HALLE BERRY, SHAWN ASHMORE, BOOBOO STEWART, LUCAS TILL
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PREMIERE
SECUELAS:
X Men (2000)
X Men 2 (2003)
X Men 3: La decisión final (2006)
X Men orígenes: Lobezno (2009)
X Men: Primera generación (2011)
X Men: Apocalipsis (2016)
X Men: Fénix oscura (2019)
INFORMACIÓN EXCLUSIVA
La involucración de Singer en la franquicia desde la misma infancia de ésta ha generado lazos estrechos entre los equipos artístico y técnico que vuelven a encontrarse. En la nueva película coinciden de nuevo la productora Lauren Shuler Donner, que ha participado en todas las películas de ‘X-Men’; el guionista y productor Simon Kinberg, que intervino en la producción de ‘X-Men: Primera generación’; el galardonado director de fotografía Newton Thomas Sigel, ASC, que ha trabajado en siete proyectos con Singer; el diseñador de producción ganador del Oscar® John Myhre, creador del mundo original de ‘X-Men’; y el compositor y montador John Ottman. Shuler Donner tiene la sensación de que los temas de los argumentos de ‘X-Men’ atrajeron a Singer a ese universo. “Bryan es muy serio en todo lo referente a ‘X-Men’. Siempre ha comprendido que los temas subyacentes en los relatos imponían un tratamiento realista. Los personajes son imperfectos en una medida que permite a los espectadores identificarse con ellos.
Mientras producía en 2011 “X-Men: Primera generación”, Simon Kinberg comenzó a dar forma al concepto de la línea argumental del siguiente largometraje con el realizador Matthew Vaughn. Se inclinaban sin cesar hacia un relato que juntara a dos generaciones de ‘X-Men’.
Se inspiraron en el cómic original de “Días del futuro pasado” escrito por Chris Claremont, quien tiene un cameo en la película. “Creo que tiene toda la lógica hacer que el pasado esté ambientado a principios de los 70, cuando el mundo sufría un cambio y una agitación enormes”, afirma la leyenda del cómic. “Sin duda tenía lógica cronológica después de ‘Primera Generación’, que estaba ambientada en los 60”.
Para Claremont, el elemento más importante de la técnica narrativa es coger a los lectores por sorpresa. “Se trata de uno de los relatos más emblemáticos del conjunto de historietas”, afirmó Claremont. “Eso, unido al concepto de Bryan Singer y a un reparto de una impresionante diversidad y profundidad, ofrece un resultado espectacular”.
El viaje a través del tiempo es un componente clave tanto del cómic como de la nueva película, aunque Singer afirma que ‘X-Men: Días del futuro pasado’ tiene sobre el particular un punto de vista nada convencional. “La diferencia estriba en que no enviamos físicamente a nadie a una época anterior”, explica. “En vez de ello, enviamos la conciencia de un personaje a su propio yo cuando era más joven”.“Hay incluso una teoría de física cuántica que describe ese fenómeno”, continúa.
Mientras Singer estaba examinando la lógica y la física de los viajes a través del tiempo, Kinberg estudiaba la literatura y las películas de dichos viajes a la vez que trabajaba en el guión. “Lo que ‘Días del futuro pasado’ tiene de singular son las intersecciones e interacciones entre el pasado y el futuro”, dice Kinberg mostrando su acuerdo.
“Uno de los retos del proyecto era no sólo mantener intacta la lógica sino conservar ininterrumpido el sentimiento de emoción. La continuidad entre un personaje joven y una versión de más edad del mismo personaje creó un nuevo conjunto de criterios. Mantener lógico lo emocional, no sólo lo racional, era un reto tan grande como la física y la psicología de los viajes por el tiempo”.
Kinberg aceptó encantado la oportunidad de trabajar con Singer en una película que combinaba el reparto de la trilogía cinematográfica original con el equipo de ‘X-Men: Primera generación’. “Estas películas giran en torno a un desplazado y al hallazgo de una familia de sustitución cuando la tuya propia no te acepta, y todo eso halla eco en Bryan”, asegura Kinberg.
Hugh Jackman es el vínculo que une los días del futuro y el pasado. Jackman ha interpretado el personaje de Lobezno en siete ocasiones a lo largo de 14 años, algo que él describe como un “regalo excepcional y extraordinario”. Es el personaje que ha definido su carrera pero que nunca lo ha limitado como actor. Jackman conoce a Lobezno mejor que nadie, y describe el regreso de Logan al universo de X-Men como un “renacimiento”.
La fotografía principal de “Días del futuro pasado” comenzó el 15 de abril de 2013 en Montreal. La sede de la producción estuvo en Mel’s Cité du Cinema (habitual y simplemente denominada “Mel’s”), unos estudios de 11 hectáreas situados en la Isla de Montreal, desde donde se domina el río San Lorenzo. Compuesta de siete estudios de sonido, que totalizan 11.000 metros cuadrados, además de 13.200 de espacio de oficinas, “Días del futuro pasado” transformó y mutó cada metro cuadrado de la Cité para satisfacer sus inmensas necesidades cinematográficas.
El diseñador de producción, doble ganador del Oscar, John Myhre, junto con su talentoso departamento artístico dirigido por la directora supervisora artística Michele Laliberte, y el decorador de platós ganador del Premio de la Academia Gordon Sim, tenían la gigantesca tarea de supervisar el diseño, la creación y la construcción de los cuarenta decorados levantados para la película, así como el diseño de producción y la dirección artística de los treinta y seis exteriores prácticos situados en la zona metropolitana de Montreal y sus alrededores.
A Myhre, que fue diseñador de producción en la primera versión de “X-Men” se le encomendó el diseño de la película de ‘X-Men’ más ambiciosa hasta la fecha, que se desarrolla en dos épocas: los años 70 y un futuro no muy lejano. Myhre lo concibió como tener que diseñar dos películas manteniéndose fiel al concepto de la totalidad.
Trató de representarse los cortes entre pasado y futuro y la forma como se complementarían estéticamente. Uno de los escenarios más grandes construidos era el Monasterio del Exterior, situado en el futuro, un antiguo claustro monolítico edificado en la ladera de una montaña. Singer observa que para el sancta sanctórum interior del monasterio se inspiró en el modelo de una capilla de la que había visto fotos.
Myhre y su equipo utilizaron cada milímetro de los 3.400 metros cuadrados del Estudio H de Mel’s para alojar al gigantesco plató donde Hugh Jackman, Halle Berry, Patrick Stewart e Ian McKellen vuelven a encontrarse en el relato. También es el lugar donde los mutantes se enfrentan a su mayor enemigo del futuro. Inspirándose en numerosas formas arquitectónicas asiáticas –chinas, japonesas, indias e indonesias entre otras–, Myhre diseñó este decorado como si la estructura completa hubiera sido tallada en una única roca por los antiguos monjes.
La segunda de las dos estructuras de decorados más grandes es el Césped Exterior de la Casa Blanca (de las escenas de 1973), donde se desarrolla la batalla culminante de la película. El decorado fue construido en el “plató de exteriores” de Mel’s (es decir, en un estacionamiento adicional de grava), y Myhre diseñó un decorado decididamente original. Él y sus equipos construyeron una “caja” cuadrada compuesta de 100 contenedores de carga –cinco contenedores de largo, con cinco apilados uno encima del otro en cada uno de los cuatro lados de la caja–, creando un suelo interior de 3.700 metros cuadrados, que fue cubierto de césped y ajardinado para que fuera el césped del 1.600 de la Avenida de Pensilvania. Elevándose a una altura de cuatro pisos, se utilizaron más de 9.000 metros de tela verde para pantallas para cubrir las paredes interiores, proporcionando un lienzo en el que la tecnología Simul-Cam pudiera proyectar una imagen del auténtico exterior de la Casa Blanca, mientras que las cámaras nativas de 3D estaban filmando metraje en directo del reparto.
En un momento de la producción el equipo de Myhre incluía a trescientos artesanos: carpinteros, pintores, yeseros, escultores, diseñadores de decorados y decoradores, amén de personal de atrezo, entre otros. La escala sin precedentes del proyecto era evidente en cada aspecto del rodaje. Al crear accesorios como el casco de Cerebro, había que tener en cuenta muchos elementos una vez el diseño final fue aprobado: qué materiales se utilizarían en aras tanto de la comodidad como de la coherencia estilística; cómo quedaría en la cabeza de McAvoy; cómo atraparía o reflejaría la luz y cómo aparecería ante la cámara. El Cerebro de 1973 fue creado para reflejar un avance desde el original de ‘X-Men: Primera generación’. El Cerebro del futuro era más sencillo, más compacto, más funcional y muy ligero.
Los realizadores diseñaron la versión antigua de la silla de ruedas de Xavier para plasmar en ella las que ya habían existido en el universo de ‘X-Men’; y para la versión del futuro, la diseñadora colaboró con Myhre para idear algo único. Teniendo en cuenta la tecnología futura, llegaron a la conclusión de que la silla ya no necesitaba ruedas sino que podría, en vez de ello, moverse usando fuerza magnética.
La diseñadora de vestuario y su equipo, se prepararon durante cinco meses antes del inicio de la fotografía principal. Además de diseñar y construir, desde cero, todos los trajes de héroes de los actores principales, incluidos los inspirados en los años 70, Mingenbach recurrió a las existencias de más de diez empresas de alquiler de vestuario de EE. UU. y Montreal, y recorrió tiendas minoristas de artículos clásicos, así como muestras de ropas clásicas de un extremo a otro del país. Mingenbach y Singer definieron el futuro no tan lejano y tuvieron en cuenta la situación en la que entonces se encuentran los propios personajes.
Mingenbach diseñó y produjo tejidos personalizados; se tomaron las medidas de cada miembro del reparto y se le vistió; y cada detalle fue elaborado a mano y amoldado a las dimensiones de los actores. Meterse en ellos no se parecía en nada a ponerse un par de pantalones vaqueros holgados. Algunos de los trajes pesaban varios kilos, o más con el añadido de armas y accesorios. Había que ayudar a cada a actor a ponerse y quitarse estas complicadas piezas de guardarropa. De las casi dos docenas de vestidos de superhéroes confeccionados para esta película –cada uno a la medida de los poderes de mutante de su personaje–, el más difícil de hacer fue el del mutante que nunca antes había llevado un traje: el Profesor X.
El departamento de vestuario tuvo que montar una enorme tienda de campaña en uno de los estacionamientos próximos a los estudios para que contuviera un guardarropa del tamaño de unos grandes almacenes. Muchos de los días de rodaje el equipo tenía la tarea de vestir a 600 extras con prendas de época, actuando la tienda de campamento base. La tarea exigió una enorme organización no sólo para el departamento de vestuario, sino también para los de maquillaje, peluquería y atrezo.
En el año 2000, cuando “X-Men” fue estrenada, la tecnología necesaria para hacer algunas de las cosas que los realizadores habían imaginado no estaba, sencillamente, disponible. Catorce años más tarde, conseguir efectos reales y creíbles ya no es un problema. Por ejemplo, a los Centinelas, robots de 5 metros y medio de altura destructores de mutantes, idolatrados por los incondicionales de ‘X-Men’, no se les habría hecho justicia con tecnologías más antiguas de efectos especiales visuales. En la última década ha habido muchas películas de robots, pero lo que Singer quería lograr no fue posible hasta ahora. En “Días del futuro pasado”, Singer introduce dos versiones de los Centinelas: los del pasado y la versión evolucionada del futuro.
Mientras Myhre diseñaba a los Centinelas del Futuro, el supervisor de efectos especiales Cameron Waldbauer y su equipo eran los guardianes del Centinela que vemos en las escenas ambientadas en 1973, construido por Legacy Effects en Los Ángeles. Fueron necesarias ocho semanas para fabricar el Centinela de los 70, y todas sus piezas son móviles y ajustables. Aunque hay muchos centinelas en el pasado y en el futuro, sólo uno de los de los años 70 fue fabricado por unos cuantos motivos prácticos, aparte el coste. La figura real de cinco metros y medio ayudó al director de fotografía a encuadrar el fotograma y sirvió de indicador de proporciones relativas para el equipo de efectos especiales visuales, que simplemente multiplicaría los robots en la postproducción.
GALERÍA DE FOTOS
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