Título:	X MEN: DÍAS DEL FUTURO PASADO
Tit. Orig.:	X MEN: DAYS OF FUTURE PAST
Nacionalidad:	EE.UU., INGLATERRA, 2014
Dirección:	BRYAN SINGER
Guión:	SIMON KINBERG. Argumento: JANE GOLDMAN, SIMON KINBERG, MATTHEW VAUGHN
Fotografía:	NEWTON THOMAS SIGEL
Música	JOHN OTTMAN
Interpretes:	HUGH JACKMAN, IAN McKELLEN, PATRICK STEWART, JAMES McAVOY, MICHAEL FASSBENDER, JENNIFER LAWRENCE, HALLE BERRY, ELLEN PAGE, PETER DINKLAGE, OMAR SY, EVAN PETERS
Censura:	NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 12 AÑOS
Duración:	131 MINUTOS

 Por  PACO CASADO

     La Marvel, en su afán de convertir en cine todas sus publicaciones sobre superhéroes, está inundando el mercado de esta clase de películas y mucho nos tememos que se corra el riesgo de que el espectador se canse de este género y se mate la gallina de los huevos de oro que ha sido hasta ahora tan fructífera.
 Una de estas series es la de los 'X-Men' que resulta ser de las más largas, que va ya por el sexto capítulo con esta, 'X-Men: Días del futuro pasado' (2014).
 Bryan Singer ha vuelto más de diez años después, tras haber dirigido las dos primeras entregas de la trilogía, dándole una mayor calidad y diversión, que ahora se cierra con la entrega más tenebrosa en la que se juntan los héroes clásicos encarnados por Ian McKellen y Patrick Stewart con los nuevos actores, entre los que se encuentran Michael Fassbender, Jennifer Lawrence y James McAvoy que hacen de esos mismos personajes en el pasado.
 Argumentalmente no acaba de convencer ese salto cronológico en el tiempo que arranca con una matanza de mutantes ocasionada por los Centinelas, que son el arma que acabará con ellos y que significan una amenaza para la Humanidad.
 Los mutantes han intentado conseguir el sueño de la paz y la integración con el resto de los mortales pero están en peligro de extinción debido a ello.
 Están convencidos de que matar no traerá la paz.
  El complejo guion lleva a cabo la historia en dos tiempos, el presente y la marcha al Nueva York de 1973, con dos generaciones unidas para evitar la creación de los Centinelas, que solo quieren la destrucción, tratando así de hacer prevalecer la justicia.
 Hay que hacer notar que no se lleva el cómic, publicado en 1981, al pie de la letra, en el que se le ha introducido un cierto matiz político que se hace alusión al asesinato de John Fitzgerald Kennedy y la presencia de Richard Nixon, como tampoco le saca mucho partido al tema de la guerra de Vietnam.
 Hay personajes que no tiene más que una presencia nominal y otros que incluso desaparecieron a la hora de hacer el montaje, como el de Anna Paquin.
 El film no es más que una metáfora de la segregación racial en la sociedad Norteamericana de ciertos elementos como en su día ocurrió con el racismo y más recientemente con los enfermos de sida.
 Esta vez Singer consigue su propósito únicamente a medias, aunque tiene más virtudes que defectos, con momentos muy logrados ayudados por los estupendos efectos especiales.
 Posiblemente sólo entretenga a los fans de esta serie, ya que el director ha confiado en el éxito de las dos primeras entregas, con un planteamiento cuando menos discutible, aunque al parecer ya está en proyecto un nuevo capítulo, que se titulará 'X Men: Apocalipsis', del que se nos ofrecen una breves imágenes tras los largos créditos finales.
 Tiene a su favor el estupendo reparto de nombres conocidos en sus respectivos e increíbles personajes con el añadido de los nuevos Michael Fassbender, John McAvoy, Jennifer Lawrence y el bajito Peter Dinklage que incorpora el malo en esta ocasión.
 La serie sigue siendo espectacular en lo referente a los efectos especiales y no es lo único que sigue funcionando, por ejemplo la potente banda sonora compuesta por John Otman.
 Hugh Jackman vuelve en el papel de Lobezno, que encarna por séptima vez, que regresa a los años 70 para evitar la catástrofe y así poder modificar el futuro. Producida por Carlos Reygada, Carlos Serrano Azcona, Jaime Rosales y Jaime Romandía, hace su ópera prima el guionista y director madrileño Carlos Serrano Azcona, que fue ayudante de dirección de Carlos Reygada en su primer largometraje, Japón.
Antes estudió Filosofía en la Universidad Complutense y dirección en la London Film School, pero poco aprovecharía el tiempo a juzgar por los resultados de su ópera prima.
 A la vista de quienes son los productores, del estilo de cine que suelen hacer, de la ayudantía de dirección con el que aprendió, no es de extrañar que el cine que lleva a cabo en su primera película este individuo sea exactamente igual que el de sus próceres, con las mismas características, de aburrido, de sin sentido, de sin argumento y de sin idea de lo que es el lenguaje cinematográfico en su afán de innovar o de epatar, siempre con la cámara a mano y pegada a la nuca del protagonista que deambula por las discotecas y las calles de noche, de día o duerme en un banco, sin la más mínima elipsis de tiempo.
 El protagonista se ha divorciado de su mujer pero quiere ver a sus hijas, cosa que tiene prohibido por ley y a pesar de ello se empeña en hacerlo. Ha trabajado fugazmente en la discoteca de un amigo pero es expulsado a las primeras de cambio y se vuelve a quedar en la calle sin nada que hacer. Termina acercándose a ver a su abogado que le vuelve a decir que no haga nada y acaba por querer tirarse de un puente y ahí se corta la historia, si es que a eso se le puede llamar así, que está mejor contada en estas cuatro líneas que en las insoportables imágenes de esto ya que no nos atrevemos a llamarle película.
 Esta misma técnica en las cintas de Reygada es aburrida, se ve crecer la hierba, observar íntegro un amanecer o una puesta de sol, pero al menos tiene una belleza que aquí no hay por ningún lado. Y se ponga como se ponga el director y sus patrocinadores esto es anticine, anticomercial y dudamos que encuentre quien lo estrene. Pasó por el Festival de San Sebastián en una de las secciones paralelas, que es donde se ha llegado a exhibir y los pocos que la vieron salieron echando pestes.