28 Octubre 2022. A su llegada a Seminci, el director Cristian Mungiu ha dicho: “Intento hablar de la naturaleza humana, pero sin imponer mis propias conclusiones”.
El cineasta rumano Cristian Mungiu ha ofrecido una clase magistral en la Sala Miguel Delibes del Teatro Calderón, con motivo del ciclo que le dedica la 67ª edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, en la que ha realizo un recorrido por su trayectoria, ha detallado su método de trabajo y ha analizado el futuro del mundo cinematográfico.
“Si empiezas tan alto, vas a tener que subir todavía más; tienes mucha presión y responsabilidad”, ha reconocido Mungiu, en referencia a su triunfo en el Festival de Cannes en 2007 con su segunda película, 4 meses, 3 semanas, 2 días, antes de asegurar que su propio estilo cinematográfico parte de la constatación de que obtiene su propia inspiración dirigiendo a partir de la realidad y no inspirado por el cine, ya que “el cine es ya una interpretación de la propia vida”. En esta misma línea, ha declarado que ese fue el motivo por el que se lanzó a crear un tipo de cine en el que “cada experiencia se rodara como un continuo”. “Todas mis películas son una línea continua”, ha concluido.
“Es muy importante decidir desde el principio qué tipo de film se quiere hacer y qué valores se quieren compartir a través del cine”, ha expresado el cineasta, ya que “sin tener claro esto, es muy difícil seguir”. Así, ha continuado explicando su manera de trabajar: “Intento hablar de la naturaleza humana, pero sin imponer mis propias conclusiones: presento el contexto en el que los personajes adoptan decisiones sobre cuestiones que me parecen importantes y dejo al publico que decida a partir de lo que ha visto en la pantalla”.
En esta misma línea, Mungiu, que ha declarado que siempre empieza sus proyectos a partir de sucesos reales, ha apuntado que una película “no es una tesis, no tiene que ser didáctica”. “Tengo unos personajes que, como todas las personas, son ambiguos, no son coherentes cien por cien. La cuestión no es colocar a los personajes en una línea coherente para transmitir el mensaje que quiero comunicar”, ha manifestado para después desvelar que, después de escribir el guion, lo que hace es releerlo para asegurarse de que no hay ningún personaje que sea totalmente coherente, para que así la obra deje ese espacio para la ambigüedad. “Si una película es verbalmente interpretable solo de una manera unidireccional, no es buena”.
Cristian Mungiu también ha explicado la particular manera que tiene a la hora de trabajar con los actores que participan en sus proyectos. “En el casting intento encontrar personalidades que estén próximas a lo que yo he imaginado”. Así, ha explicado que realiza una primera selección de 50 candidatos, que después se reduce hasta la decena. “Lo más importante es que entiendan el subtexto que hay en el diálogo, que al final es lo que quiero comunicar; si el actor entiende este subtexto, se puede trabajar con él”. Asimismo, ha asegurado que esta técnica de trabajo también tiene dificultades: “No todos los intérpretes pueden trabajar con este nivel de precisión”.
Asimismo, ha desgranado cuáles han sido otros de los elementos que ha adoptado a lo largo de su carrera, los cuales otorgan a sus films esa distinción cinéfila. En relación con la ubicación de la cámara en los rodajes, Mungiu ha explicado que lo que persigue es “que los espectadores sepan lo mismo que sabe el personaje”, de tal forma que su papel como director quede en un segundo plano: “El cine es un idioma muy manipulador, así que cuanto menos interfiera, mejor”. “Mi reto es conseguir un nivel de tensión y vibración, pero siendo fiel al estilo que yo había inventado”, ha expresado.
Respecto al futuro del mundo cinematográfico, ha expuesto que el cine está cambiando “de forma espectacular” por las influencias de Internet, las plataformas, los móviles…, un hecho que muestra como “la audiencia está experimentando formatos muy cortos y fuera de las salas tradicionales”. “No creo que el público tenga que adaptarse a lo correcto; es el cineasta el que tiene que comprender cómo están cambiando la situación y adaptarse a lo que hay”, para reconocer que “este tipo de cine de autor está próximo a su fin”.
Preguntado por su futuro y la intención de continuar trabajando en su país narrando aquello que pasa a su alrededor, el cineasta ha asegurado que, como director, lo más importante es describir situaciones que conoce bien; motivo por el que sigue en Rumanía haciendo películas. No obstante, ha apuntado que, aunque sus obras están ambientadas en su país natal porque entiende mejor a las personas y el contexto, “la mayor parte de las situaciones que ocurren se pueden comprender en otros lugares”. “No me interesa hacer un film en inglés solo por pensar que voy a tener un público más amplio; lo que necesito es mantener la interioridad y la verdad que tengo cuando ruedo en Rumanía”.