Nacido en el seno de una acomodada familia judía, abandonó sus estudios para dedicarse a ejercer el periodismo. Desde joven su pasión fue el teatro y, tras una breve etapa como crítico teatral, en 1919 debutó como actor y director.
Con ocasión del plebiscito del Sarre, al final de la Gran Guerra, eligió la nacionalidad francesa, pero durante los años veinte dirigió más de cien espectáculos en teatro y ópera en Alemania, Austria y Suiza. Mientras dirigió su propia compañía teatral en Berlín, el éxito del sonoro le acercó al cine y, después de una breve experiencia como ayudante de dirección de Anatole Litvak, en 1931, realizó su primera película.
Durante dos años simultanea teatro y cine, pero el éxito de 'La novia vendida' (1932), brillante adaptación de la ópera cómica de Bedrik Smetana, y en especial 'Amoríos' (1933), adaptación del drama de Arthur Schnitzler, que rodó en versión alemana y francesa, según la costumbre de una época en que todavía no se había comercializado el doblaje, le hicieron dedicarse en exclusiva a la realización de películas.
La llegada de los nazis al poder le obligó a abandonar Alemania, durante casi diez años donde trabajó en distintos estudios europeos y entre las producciones de este segundo período de su obra destacan 'Divina' (1935), sobre una historia de Colette, 'La tendre ennemie' (1936), sobre la obra teatral de André-Paul Antoine, 'Werther' (1938), sobre la novela homónima de J. W. Goethe, 'Suprema decisión' (1939) y 'De Mayerling a Sarajevo' (1940), que rodó en Francia; 'La signora di tutti' (1934), sobre un folletón de Salvador Gotta, que hace en Italia; y 'Komödie vom Geld' (1936), que realizó en Holanda.
El avance nazi lo empujó a emigrar a Estados Unidos, donde tras seis años de esperas, proyectos frustrados y soportar que el productor multimillonario Howard Hughes le expulsara del rodaje de 'Vendetta' (1950), una adaptación de Prosper Mérimée que acabó firmando el actor y director Mel Ferrer, consolidó una de sus mejores etapas de su cosmopolita carrera con 'La conquista de un reino' (1947), la genial 'Carta de una desconocida' (1948) adaptación de la novela homónima de Stefan Zweig, 'Atrapados' (1949) y 'Almas desnudas' (1949).
A principos de la década de los cincuenta se instaló en Francia para desarrollar la más coherente y mejor etapa de su filmografía.
En cinco años dirigió cuatro obras maestras: 'La ronda' (1950), brillante adaptación del drama teatral de Arthur Schnitzler, 'El placer' (1952), sobre tres cuentos de Guy de Maupassant, 'Madame de…' (1953), adaptación de la novela de Louise de Vilmorin, y 'Lola Montes' (1955), basada en el libro de Cecil Saint-Laurent; que narran refinadas historias románticas de época, mientras hace un lúcido análisis de un mundo en crisis a través de un personal estilo basado en largos, barrocos y elaborados planos, y unas eficaces interpretaciones de un amplio grupo de conocidos actores.