De familia adinerada se traslada muy pronto a Estados Unidos, debutando en el cine a la edad de diez años.
Primero “niña prodigio” y después excelente actriz, su primer gran filme fue “Un lugar en el sol”, de George Steven, director con el que volvió a trabajar en “Gigante”.
Famosa por su amor a las joyas, a la bebida y a los narcóticos supo superar todos sus excesos y ser una de las más hermosas estrellas de Hollywood, causando su belleza una profunda impresión en la ceremonia de entrega de los Oscars de 1986.
Fue nominada al Oscar correspondiente a la mejor actriz en 1957 por “El árbol de la vida”, obteniendo nuevamente esta distinción en 1958 por “La gata sobre el tejado de zinc” y en 1959 por “De repente el ultimo verano”. Finalmente consiguió este preciado galardón por “Una mujer marcada”, lograndolo otra vez en 1966 por “¿Quién teme a Virginia Wolf?”.
Fue presidenta de la Fundación Norteamericana de Lucha contra el SIDA.