En su época de mayores triunfos en el cine, recibió un elogio apasionado. Un admirador le dijo: "Usted es más actor que Spencer Tracy". Mickey Rooney se quedó callado y tras un rato: "He estado pensando en lo que acaba de decirme usted, y nada, no puedo admitirlo. Ni echando mano de esa gran vanidad, allá en el fondo, que tenemos todos".