En su época de galán de películas de aventuras, Errol Flynn paseaba con unos amigos a altas horas de la noche. Y vieron que se acercaban unos desconocidos de no muy tranquilizador aspecto. Y los amigos miraron a Errol Flynn. Y éste dijo: "Bueno, un momento: no creáis que soy el personaje de mis películas".