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CRITICA
Por: PACO CASADO
Will y Eden eran una enamorada pareja con un hijo. Tras la muerte de éste, Eden desapareció dejando a su marido. Tres años más tarde regresa con un nuevo esposo, con un carácter distinto y muy cambiada.
En una noche oscura en Hollywood Hill, Will vuelve a la casa en la que vivió invitado para una reunión con Eden, su novia Kira y un grupo de amigos que vivieron la tragedia.
Durante la cita, cada vez hay más síntomas de que algo se ha apoderado de Eden y al final lo que ocurre en esa casa transcenderá más allá de su puerta.
La cinta muestra cómo la muerte trágica de un hijo puede destruir a una pareja feliz e incluso cambiar a una persona por completo.
Will no acaba de recuperarse de la pérdida del hijo a pesar del paso del tiempo y Eden en cambio parece haberlo olvidado.
Lo que había hecho hasta ahora Karyn Kusama con sus tres mediocres películas anteriores, el drama boxístico 'Girlfight' (2000), la aventura de ciencia ficción A'eon Flux' (2005) y la juvenil 'Jennifer's Body' (2009) no había convencido, sin embargo aquí da un salto adelante con este film independiente de intriga, con actores prácticamente desconocidos en general, que están muy bien, superando con su labor los papeles a encarnar, conformando un grupo de viejos amigos que se reúnen unos años después de que el triste suceso azotara a Will y Eden, que tras separase tienen nuevos cónyuges. Will sospecha que algo pasa ya que determinados hechos no cuadran, hasta que finalmente estalla la violencia.
La cinta tiene una intriga de matices psicológicos perturbadores, un poco de terror y tensión desde el inicio, mientras el plano final queda abierto a posibles interpretaciones y a una crítica de la desorientación espiritual de la sociedad.
Toda la acción sucede dentro de la casa, como si fuera una obra teatral, en la que la tensión aumenta constantemente hasta el sorprendente clímax final.
El guion dosifica bien la información que va angustiando cada vez más, que es como la paranoia, el fanatismo y el miedo de una sociedad enferma en la Norteamérica de hoy día.
Lo fundamental es el planteamiento que va envolviendo al espectador sin estridencias, suavemente, y poco a poco, introduce los elementos que configuran la historia que aunque sea algo previsible sin embargo funciona bien y engancha al público.
De entrada no pasa nada pero el espectador sabe que algo sucederá lo que inquieta en todo momento debido a la atmósfera que se crea en la que lo que se está ocultando mantiene la tensión todo el rato con un ambiente opresivo.
La trama plantea cómo cada uno afronta la muerte de una manera distinta y sin embargo la historia aumenta a cada paso el interés de manera incómoda y desasosegante.
A la vista de los tres largometrajes anteriores de esta directora se esperaba menos pero ha mejorado un poco y obtiene con buen oficio su mejor película hasta el momento, con esta reunión de secta religiosa de por medio que desemboca en una auténtica orgía de sangre, que termina siendo entretenida, bien realizada y planificada de forma inquietante, con una buena fotografía de interiores por encima de una narración bien engrasada hasta el sorprendente final.
Premio de la crítica en el Festival de Neuchatel, Mejor film en el Festival de Sitges. Premio del jurado en el Festival de Estrasburgo.
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