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CRITICA
Por: PACO CASADO
Sandy es una mujer de una gran personalidad, recién divorciada, que lucha por mantener la cordura cuando su ex se casa con Tina, una mujer más joven que ella; Miranda Collins es una presentadora estrella de una importante Cadena de TV cuya vida dará un vuelco cuando Kristin, la hija que dio en adopción siendo adolescente, vaya en su búsqueda; Jesse ama tanto a Russell, su marido hindú, que ha cortado la relación con su racista madre sacándola de su vida y ocultándolo debido a su raza; y Bradley teme que llegue el Día de la Madre ya que será el primer año que él y sus dos hijas lo vivan sin su esposa fallecida.
A pesar de las circunstancias de cada una de ellas, tendrán la oportunidad de redención y de mejorar sus vidas en la poderosa fuerza del amor en sus diferentes facetas.
El director Garry Marshall repite el esquema de historias de amor cruzadas en un día señalado, con un reparto cargado de estrellas, como ya lo hiciera en sus anteriores películas 'Historias de San Valentín' (2010) y 'Noche de fin de año' (2011).
Son modelos de las nuevas familias en las que están presente el divorcio, los celos con la nueva esposa del marido, la homosexualidad, el racismo, la nostalgia por la falta del ser querido o la alegría por recuperar a la hija que un día abandonó por determinados motivos como una locura de juventud.
Así Sandy ha de reconocer sus errores anteriores, Miranda dedicó su vida a obtener éxito en su carrera y olvidó lo más querido, Jess sacrificó el amor de su madre por el de su marido y Bradley habrá de refugiarse en sus hijas al faltarles su madre.
Es posiblemente la mejor de las tres comedias corales que ha hecho este director, con varias escenas divertidas, qué duda cabe, teniendo el formidable reparto de actrices, sobre todo, que tiene a su disposición, con algunas de las cuales ha coincidido con anterioridad, como el caso de Julia Roberts que lo ha hecho en cuatro ocasiones o con Héctor Elizondo que es su actor fetiche con el que ha trabajado en 18 de los títulos de su filmografía.
En muchas de las escenas el film provoca la sonrisa y el espectador empatiza con los personajes de forma simpática, lo que no quiere decir que sea una comedia conseguida, ya que con cierta frecuencia pierde el ritmo, lo cual no es muy acertado cuando se trata de una comedia.
Algunas escenas sin mucha gracia se podían haber suprimido y así aligeraban un poco el largo metraje de casi dos horas.
Tras el uso de la fórmula por tercera vez nos da la sensación de algo visto que ya no funciona igual en la taquilla.
Parece que el veterano Garry Marshall a sus 81 años ya se siente cansado y dirige de forma mecánica en el género que se siente más cómodo, la comedia, confiando además en su buen reparto.
El mismo montaje alternativo de las distintas historias tampoco ayuda mucho a conseguirlo, en las cuatro narraciones cruzadas todas ellas en torno a la familia, como tema común, que componen esta comedia romántica.
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