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CRITICA
Por: PACO CASADO
La comedia española vuelve a estar de moda a raíz de algunos aciertos recientes, aunque no todas están igual de logradas.
Carlos es un escritor de guiones de cine de unos 40 años frustrado profesionalmente. Irene tiene unos 30 y no se aclara qué hacer con su vida. Sobre ellos aún pesa la sombra de sus anteriores relaciones con María y Jorge, respectivamente.
Cuando Irene ve a Carlos en una librería-café, sin conocerle le propone un juego romántico: convertir sus vidas en una aventura.
Irene es una soñadora. Carlos ha olvidado cómo soñar. Sólo hay una regla: prohibido enamorarse.
En este primer encuentro no se dan sus nombres ni teléfonos, ni direcciones, ni se habla del pasado... solo hay citas en las que hablan de la vida, el amor, las relaciones de parejas.
Es una historia amorosa en clave de humor, un cuento de hadas contemporáneo que habla de las segundas oportunidades y de lo complicado que es a veces atreverse a ser feliz.
Se trata de una comedia romántica en la que los protagonistas vienen de anteriores relaciones, pero dependen mucho de la persona con la que se encuentran.
El director Miguel Ángel Lamata impregna a sus personajes de sus propias experiencias en esta oda al amor con cuatro personajes principales, que buscan su felicidad con un juego de engaños, mentiras y seducciones que forman parte de la trama con sus enredos aunque se centra fundamentalmente en Carlos e Irene, ambos con recelos de sus anteriores amantes.
La película posee unos diálogos imposibles, muy bien escritos para parecer brillantes, pero no para ser interpretados, que se hacen demasiado repetitivos entre la pareja protagonista, que igual podían decirlos en lo alto de un escenario cambiando los telones de fondo.
Es una pequeña vuelta de tuerca a la comedia romántica española sobre el amor, algo artificiosa, a la que se pretende darle aires de intelectualidad citando a autores como Truman Capote, Charles Bukowski o Paulo Coelho.
Es el cuarto largometraje de Lamata que trata de disimular que es un film de parejas cruzadas ensalzando la belleza de la ciudad de Zaragoza de la que lucen muy bien algunos escenarios realmente espléndidos en las veces que saca las cámaras a la calle.
Se nota que el guionista y director es natural de la capital maña y que está apoyado por toda la comunidad aragonesa con todas las entidades que figuran en los créditos iniciales.
Para que resulte mejor se ha rodeado de un reparto escogido de guapos actores de nuestro cine que están en el candelero.
Los cuatro protagonistas están bien en sus respectivos papeles, unos con más trabajo que otros, pero las apariciones de Fele Martínez, que precisamente están metidas para quitarle monotonía a los sucesivos encuentros entre Carlos e Irene, resultan exageradas, un tanto fuera de tono y pasado de rosca.
Desde luego no esperábamos mucho más de este realizador tras tener en su haber títulos como Una de zombis (2003) con la que debutó en la dirección, a la que siguieron 'Isi Disi, alto voltaje' (2006) y 'Tensión sexual no resuelta' (2010).
Posiblemente 'Nuestros amantes' sea su mejor cinta, hasta ahora, pero indudablemente está falta de ritmo y tiene mucho que mejorar.
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