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CRITICA
Por: PACO CASADO
Fatima vive sola, tras haber sido abandonada por su marido, es una mujer musulmana inmigrante de origen árabe que es madre de dos hijas: Souad, una rebelde adolescente de 15 años y Nesrine, una joven de 18 que está empezando en la universidad y quiere ser médico.
Habla francés mal y está constantemente frustrada por sus diarios problemas con sus hijas. Su orgullo y alegría también son una fuente de preocupación.
Para garantizar el mejor futuro para ellas trabaja algunas horas como mujer de la limpieza y no desea que a sus hijas les ocurra lo mismo, sino que sean unas auténticas francesas.
Un día se cae por una escalera y durante su baja empieza a escribir a sus hijas en árabe lo que nunca ha sido capaz de expresar en francés. Se hizo muy popular al trasladar sus sentimientos a un poemario que se vendió muy bien en Francia.
Así surgieron sus escritos 'Prière à la lune' y 'Enfin, je peux marcher seule' de Fatima Elayoubi, en los que se basa el guion.
Fue una sorpresa en los César esta historia real de esa mujer argelina, una heroína invisible de nuestro tiempo, en un entorno clasista, no siempre favorable, de franceses machistas y xenófobos o musulmanes intransigentes.
La mayor es más responsable y seria, a la que le paga la universidad, mientras que la pequeña es rebelde y no se lleva bien con la madre porque la cree una sumisa esclava.
Tiene el problema de que ella les habla en árabe y las niñas le contestan en francés.
Es una reivindicación de todas las mujeres trabajadoras de esta clase que sostienen de alguna manera la sociedad y sin embargo son ninguneadas y no reconocidos sus méritos en la mayoría de las ocasiones y que incluso a veces son puestas a prueba en su honradez. Pero también hay otros temas como la inmigración, la cultura, el idioma, la religión, la integración en una tierra y costumbres distintas, la diferencia generacional, el color de la piel, la intolerancia racista.
Fatima representa a otras muchas mujeres que de manera anónima dejan atrás su raíces para instalarse en una nueva tierra para dar mejor futuro a sus hijos que notan el reflejo de sus padres en el aroma de la comida, la forma de expresarse, en el amor que les dan y así saber de dónde vienen, en una sociedad en la que hay que ser fuerte para salir adelante, sin perder los lazos de sangre, sencillez, dignidad y fuerza.
El film habla de la integración y recoge los pensamientos de la autora de una manera muy natural dándole una evolución fílmica, sin desnaturalizarlos a través de una ficción de cine.
Cinta pequeña, sencilla, honesta, poca cosa, que nuestra la personalidad de esta mujer de cultura árabe que sale adelante a pesar de que le cuesta integrarse. Una señora muy sencilla con las ideas muy claras de lo que desea. Una madre coraje.
Fue rodada en apenas 34 días, con un escaso presupuesto, con sobriedad y eficacia, por el director nacido en Marruecos, hijo de un militar francés, Philippe Faucon, con media docena de títulos pero desconocidos en España, a la que le falta tensión dramática, le sobran algunos tópicos y un algo del maniqueismo antiburgués.
Está interpretada por actrices no profesionales entre ellas el papel de Fatima encarnado por un auténtica limpiadora, que no es la autora del poemario, sino una excelente Soria Zeoual.
Una película conmovedora sobre la dificultad de integración, pero igualmente por la perseverancia y el coraje de esta persona por superar las dificultades que resulta más interesante por el mensaje que transmite que por la estética del mismo.
Ganó tres premios César: Mejor película, guion adaptado y actriz revelación Zita Hanrot. Premio Lumiere al mejor guion.
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