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CRITICA
Por: PACO CASADO
James Wan, cineasta de 38 años nacido en Malasia pero criado en Australia, está considerado como uno de los directores especialistas en cine de terror tras haber hecho títulos como 'Saw' (2004), 'Insidious' (2010) o la primera entrega de 'Expediente Warren: The conjuring' (2013), pero no sólo ha dirigido películas de este género ya que el pasado año nos dio uno de los últimos capítulos de la serie 'Fast & Furious 7' (2015).
En 1977 los investigadores paranormales Ed y Lorraine Warren viajan a Londres donde Peggy Hodgson, una madre soltera, cree que algo maligno hay en su casa.
Cuando Janet Hodgson Winter, la hija menor de Peggy, empieza a mostrar signo de posesión diabólica, ellos tratarán de ayudar a la niña de once años que estaba poseída.
Los supuestos hechos reales del caso Endfield sucedieron en Londres, Inglaterra, entre 1977 y 1979.
En este caso es el espíritu de un anciano que murió en la vivienda que ha vuelto buscando a su familia, ya fallecida, que se empeña en echar de su casa a los actuales habitantes de la misma en lo que se empeña machaconamente.
Secuela de la exitosa 'Expediente Warren' (2013), que fue un éxito inesperado, que lleva de nuevo a la pantalla otro caso de los expedientes de los famosos demonólogos Ed y Lorraine Warren.
En esta ocasión la historia comienza con un prólogo de un caso anterior en Amityville, en Norteamérica, tras el cual la iglesia católica le pide a ambos que viajen al norte de Londres para ayudar a esta madre soltera que tiene a su cargo cuatro hijos y que vive sola con ellos en una casa plagada de espíritus malignos, pero que no actúen, simplemente se dediquen a dar un informe de lo que allí ocurre.
Este matrimonio constituye una de las mayores celebridades del mundo de la parasicología. Él falleció ya en 2006. Fue soldado en la Marina y policía antes de ser demonólogo e investigador paranormal autodidacta, mientras que ella es médium y clarividente que aún vive.
El caso que inspira este film sugiere que el matrimonio exageraba los hechos para conseguir la atención de los medios de comunicación y la familia para que le dieran otra casa mejor, lo cual aunque fueran unos farsantes no les quita mérito a la cinta.
La primera recaudó 320 millones de dólares, y está considerada la más taquillera tras 'El exorcista' (1973, de William Friedkin, siendo su coste únicamente de 20 millones.
Su director se ha convertido en uno de los más destacados del género de terror, género en el que los actuales fantasmas del cine americano han cambiado debido a la influencia del cine japonés, ahora son espíritus violentos que persiguen a los vivos para matarlos o echarlos de sus casas.
James Wang lleva bien el control del ritmo, elige con acierto los escenarios, la ambientación de la época y los efectos especiales, además de manejar a los niños, logrando dar miedo, sin que tenga que haber sangre, simplemente a base de luces y sombras, de movimientos de cámara y colocación de los actores.
El guion abusa de repetir demasiado la presencia demoníaca para provocar los sustos y el miedo lo que hace que se alargue en exceso el metraje, se haga un tanto monótono con algo que ya hemos visto en muchas ocasiones anteriores, aunque los amantes de esta clase de cine tienen un ración abundante de lo que desean.
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