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CRITICA
Por: PACO CASADO
La enfermedad es un tema que con cierta frecuencia se ha llevado a la pantalla en las distintas cinematografías, por ejemplo el cáncer, el alcoholismo, el alzheimer, las drogas...
En este caso esta coproducción sueco-germana ha elegido una muy moderna, de plena actualidad en la sociedad de hoy: la anorexia, dado los cánones de belleza de la mujer actual que es en quien se da con mayor frecuencia y a veces con consecuencias muy imprevisibles.
Cuando Stella, de 12 años, entra en el apasionante mundo de la adolescencia, descubre que su admirada hermana mayor Katja, que es su modelo a seguir y a la que sus padres adoran, esconde un trastorno alimentario, una enfermedad que destrozaría poco a poco a la familia, guarda celosamente su secreto, a lo que se ve obligada, entre otras cosas porque es objeto de chantaje.
Es la honesta ópera prima de la directora sueca Sanna Lenken que debuta en el largometraje con esta película sobre la anorexia, enfermedad que ella misma padeció de joven, que ha declarado que aún no se acaba de explicar porqué le sucedió y que aquí trata de denunciar al ver a muchas chicas adolescentes padecerla. Está contada desde el punto de vista de la pequeña que físicamente es totalmente diferente, ya que Stella tiene sobrepeso para su edad, es gordita y al contrario que su hermana no es una buena deportista, que ve en ella a una guapa patinadora como ejemplo a seguir.
Esta historia sobre los celos, el amor, la pérdida de la inocencia, el primer amor, la amistad, la mentira y la traición está contada con calidez y profundidad.
Las niñas con frecuencia se enfrentan a la bulimia y la anorexia y deben ser protegidas, algo sobre lo que esta coproducción sueco-germana, trata de llamar la atención abordando el complicado problema de los trastornos alimentarios en la juventud.
El film refleja bien los momentos de fraternidad y rivalidad entre las dos hermanas, denota la desorientación de los padres para hacer frente a este problema, los patrones de belleza que impone la sociedad a las mujeres y las exigencias para practicar un deporte como el patinaje artístico.
Al igual que los padres admiran a Katja, a la que protegen y de la que están orgullosos, al mismo tiempo desatienden a Stella, que es el patito feo de la familia, que está demasiado gruesa para su edad y no se preocupan de que haga alguna dieta para corregir una posible enfermedad que es la otra cara de la otra.
Buen debut de la directora con esta pequeña historia que habla de la relación entre hermanas y la admiración que se establece entre ellas, siendo la chica la que tiene más sentido común de la familia, al tiempo que retrata con sinceridad este problema llevando el relato a buen ritmo e interesando en todo momento al espectador con el pequeño suspense que se estable a lo largo de la trama.
No está mal y el tema lo trata de forma diferente a como es habitual en este tipo de cine y es interesante la visión de la joven actriz Rebecka Josephson (nieta de Erland Josephson) que soporta buena parte del peso de la cinta a pesar de sus pocos años, que hace un buen trabajo.
Oso de cristal en el Festival de Berlín al mejor film. Premio Ciudad de Gotemburgo y del público. Premio al guion, Fipresci y del público en el Festival del cine europeo de Lecce.
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